Análisis
Ciudades portuarias contemporáneas: entre presiones logísticas y emancipación ciudadana

Las decisiones de las autoridades portuarias ya no están necesariamente alineadas con las necesidades de las ciudades y sus ciudadanos, lo que crea una subordinación de la ciudad al puerto.
Puerto de Valencia
Puerto de València. Fotografía cedida por la Comissió - Ciutat Port

Doctora en geografía humana e investigadora sobre espacios entre la tierra y el mar desde las perspectivas de la geografía crítica y la ecología política. Fundadora de ConestedPorts, una plataforma dedicada a los conflictos entre los puertos y el espacio urbano.


Estudiante de Sociología y Ciencia Política y de la Administración Pública en la Universitat de València. Miembro de la Comissió Ciutat-Port y del Bloc d’Estudiants Agermanats.


29 abr 2023 07:00

¿Pueden los puertos crecer hasta el infinito? A pesar de que la respuesta parece bastante obvia, la cuestión es algo más intrincada. Muchos colectivos ciudadanos, en las diversas ciudades portuarias del mundo, están contestando en la actualidad la inexorable expansión de los puertos y la intensificación de sus actividades.

Tradicionalmente, el puerto ha sido terreno de lucha social. Las huelgas de los estibadores han estado y siguen contestando el deterioro de los derechos laborales, desatado por la aceleración del régimen neoliberal y la imparable automatización logística. Estas luchas han formado frentes de solidaridad transnacionales, aprovechando que el puerto también es un cuello de botella, pues el bloque coordenado tiene potencial para interrumpir las cadenas de suministros.

En la actual fase de expansión logística global, otras voces de protesta se escuchan alrededor de los puertos. Movimientos ciudadanos han surgido en decenas de ciudades portuarias del mundo durante la última década, en rechazo a la agresión territorial provocada por una infraestructura portuaria que se ha vuelto más depredadora y menos democrática. La expansión logística sin límites necesita, y va a necesitar siempre, más recursos; como puede ser espacio terrestre y marítimo, aire, agua o recursos financieros públicos, produciendo impactos sobre los ecosistemas terrestres y marinos de los que dependen las ciudades.

En Civitavecchia, una ciudad portuaria y destino de cruceros cerca de Roma, las personas que viven a 500 metros del puerto tienen el 31% más de probabilidad de morir por cáncer de pulmón, y el 51% de enfermedad neurológicas

Estos impactos agravan las expresiones de las crisis climáticas a escala múltiple, acelerando la erosión costera, la depauperación de los ecosistemas marinos o el calentamiento global a través de las emisiones atmosféricas. A su vez, la actividad portuaria es una importante fuente de preocupación ciudadana, pues afecta directamente a la salud física de las personas: un estudio reciente muestra como en Civitavecchia, una ciudad portuaria y destino de cruceros cerca de Roma, las personas que viven a 500 metros del puerto tienen el 31% más de probabilidad de morir por cáncer de pulmón, y el 51% de enfermedad neurológicas.

A pesar de las evidencias, la gestión de los crecientes impactos de la infraestructura portuaria es una cuestión espinosa, que requiere de una voluntad política fuerte. Las expansiones son frecuentemente llevadas a cabo con total falta de diálogo con la ciudadanía, muchas veces con irregularidades en su evaluación de impacto ambiental. Se trata de una muestra de las expresiones de intoxicación en la relación entre el puerto y la ciudad, donde la gestión del puerto está ahora marcada por desequilibrios de poder.

Incorporados como piezas centrales en la compleja maquinaria de la logística global, los puertos se han vuelto infraestructuras más automatizadas, privatizadas y corporativas. Sus relaciones con las ciudades que los acogen se han disgregado espacialmente, socialmente y también económicamente. La adopción del contenedor empezada en los Estados Unidos en los años 50 ha estandarizado rápidamente las operaciones en los puertos alrededor del globo. Las terminales de contenedores empezaron a expandirse ocupando más línea de costa, a veces expulsando a comunidades marítimas o privándolas del acceso al mar. Los acuerdos comerciales e internacionales de los años 80 y 90, desarrollados en un marco de políticas neoliberales, llevaron a una reestructuración espacial y financiera de la logística global, generando una ola global de privatizaciones en los puertos.

Las navieras empiezan a comprarse las terminales y a fundirse entre ellas para crear economías de escala, transportando más mercancía para bajar los precios y ser más competitivas. La fusión de estas corporaciones del transporte marítimo ha formado un oligopolio: tres alianzas de corporaciones controlan el 83% de la geografía global del comercio marítimo (cuando el 90% de todo lo que consumimos es transportado vía mar). Controlando también numerosas terminales portuarias, estas corporaciones han desarrollado mucha influencia sobre la gestión y producción de los puertos, ya que pueden amenazar a los poderes políticos con abandonar su actividad si no se les proporciona la infraestructura y los recursos que demanden.

Además, las decisiones de las autoridades portuarias ya no están necesariamente alineadas con las necesidades de las ciudades y sus ciudadanos, lo que crea una subordinación de la ciudad al puerto. Este desajuste de gobernanza 'glocal', como le llama el director del Forum Internacional del Transporte Olaf Merk, produce una crisis de distribución de costes y beneficios, con costes ambientales y otros impactos socializados localmente, mientras que los beneficios van a unos pocos actores privados.

El gigantismo naval, acelerado por mecanismos de competición de las corporaciones, que piden más recursos a la ciudad, se traduce en un traspaso de dinero público a manos privadas, asumiendo así el Estado el coste de la depredación del territorio

La renovación de la infraestructura es continua, ya que se le pide adaptarse al continuo crecimiento de la dimensión de los barcos: desde 1956 hasta hoy los barcos han pasado de transportar 500 contenedores como medida estándar a 25.000, con barcos que hoy alcanzan 400 metros de largura y 35 de profundidad. Este gigantismo, acelerado por mecanismos de competición de las corporaciones, que piden más recursos a la ciudad, se traduce en un traspaso de dinero público a manos privadas, asumiendo así el Estado el coste de la depredación del territorio. La imagen más clara de esta situación fue la de la nave Evergreen encallada durante 6 días en el Canal de Suez en el año 2021, que dio la vuelta al mundo al provocar una crisis en el comercio internacional.

El gigantismo naval e infraestructural es uno de los fenómenos más destructivos de los últimos decenios; las petroleras y los portacontenedores se han vuelto enormes plataformas, y los cruceros, que tienen una trayectoria parecida en términos de concentración de la industria y privilegios fiscales, son ciudades flotantes. El problema del gigantismo adquiere así muchas dimensiones. La intoxicación del medioambiente y de la salud pública y la alteración de metabolismo de las ciudades, como en el caso del turismo de cruceros, son expresiones de una lucha de recursos entre el puerto y los territorios.

El gigantismo también tiene repercusiones económicas negativas en cuanto que produce una crisis de sobrecapacidad, desestabilizando las cadenas de suministro globales y sobredimensionando las infraestructuras portuarias. De hecho, como explican los politólogos y economistas Alex Colás y Liam Campling, el crecimiento del sector del transporte marítimo no es una respuesta a una demanda en el comercio internacional, sino todo lo contrario: reduce los precios del transporte, lo que genera nuevas estrategias de lucro no impulsadas por el mercado.

Estas ampliaciones son promovidas a través de imágenes ficticias de creación de trabajo y comercio, pero casi nunca están acompañadas por análisis precisos de costes y beneficio

En la actualidad hay terminales construidas durante la última década que costaron miles de millones de euros y se encuentran vacías o infrautilizadas. Esto recalca dos cuestiones. Por una parte, la continua expansión de la infraestructura portuaria no responde a necesidades de los territorios, sino que está determinada por el carácter desregulado de la cadena de suministro; por otra,  la expansión no atrae automáticamente comercio. Estas ampliaciones son promovidas a través de imágenes ficticias de creación de trabajo y comercio, pero casi nunca están acompañadas por análisis precisos de costes y beneficios. El gigantismo es un paradigma grotesco, que ignora la crisis ecosocial. Es abanderado por políticos que quieren espónsores, autoridades portuarias y corporaciones que se han olvidado de que la infraestructura también tiene un rol social y una completa obviedad por parte de todos los actores de la situación de crisis climática a la que se enfrenta el planeta.

Frente a esta situación, una multiplicidad de colectivos ciudadanos, sociales y ecologistas han tomado las calles de muchas ciudades portuarias del mundo, denunciando los diversos impactos de la expansión portuaria y la consecuente pérdida de calidad de vida. La plataforma online ContestedPorts.com muestra la geografía global de estos conflictos, exponiendo como las luchas en las diferentes localidades están entrelazadas por las raíces del mismo fenómeno, en lo que el expansionismo logístico sin límites materializa múltiples formas de mercantilización de los recursos y desposesión en los territorios costeros.

Estos grupos sociales reclaman el derecho a habitar sus territorios, desarrollando discursos sobre un cambio de paradigma y justicia ambiental, y cuestionando el actual modelo de crecimiento ilimitado capitalista. Algunos ejemplos de esta contestación son las protestas de las comunidades de pescadores en Sri Lanka, cuyo sustento ha sido puesto en peligro por la destrucción de tierra desde el mar para el proyecto Port City Colombo; o los colectivos ciudadanos de Venecia, que contestan el gigantismo naval y el modelo portuario de cruceros que ha acelerado la crisis ecológica de la laguna y de la habitabilidad en la ciudad. Otros casos se encuadran en los colectivos de Los Ángeles que ganaron luchas en contra de la contaminación atmosférica del puerto; los colectivos del Pireo, en Grecia, que protestan en contra de la expansión del puerto, privatizado en el 2016 por las políticas de austeridad; los residentes de Durban, África del Sur, unidos en una alianza orientada por la justicia ambiental frente a la gran expansión de un polo portuario petroquímico; o  la lucha ciudadana en Cozumel, México, que ha suspendido temporáneamente la construcción de una nueva terminal de cruceros.

Las plataformas que han plantado cara a las expansiones portuarias han conseguido poner encima de la mesa un debate que, más allá de darse entre la generalidad de la ciudadanía, atraviesa en la actualidad el seno de la ecología política organizada

Enmarcados en lo que el filósofo Francisco Fernández Buey acuñaba como movimientos “rojos, verdes y violetas”, las plataformas que han plantado cara a las expansiones portuarias han conseguido poner encima de la mesa un debate que, más allá de darse entre la generalidad de la ciudadanía, atraviesa en la actualidad el seno de la ecología política organizada. Se trata de la disyuntiva entre colapsismo o anti-colapsismo, pero también entre decrecimiento y crecimiento ilimitado. Desde la experiencia de los territorios arrasados por las ampliaciones de infraestructuras portuarias, este debate emerge e impregna todas las cuestiones que suscitan discusión, abre la vía a modificar el orden existente de las cosas, a imaginar una realidad alternativa donde imperen relaciones no mercantilizadas, donde la política de hechos consumados y tierra quemada de las autoridades portuarias sea eco de un pasado que no volverá a repetirse.

El polo discursivo que han generado los movimientos sociales frente a estas problemáticas se orienta a una crítica radical de la normatividad del ecologismo institucionalizado. Pretende exponer que las políticas de supuesta sostenibilidad que se quieren poner en marcha no son reflejo de la buena moralidad y despertar a la realidad por parte de las grandes corporaciones y gobiernos. Hablar de sostenibilidad por parte del Estado responde a la necesidad de mantener unas cadenas de valor y logísticas a nivel internacional que cada vez se encuentran más deterioradas. Una sostenibilidad impuesta que se orienta a soluciones tecnocráticas de la crisis climática, donde la ciudadanía es un sujeto pasivo que no tiene nada que decir.

El modelo de gestión portuario en el Estado español, la insistencia de llevar a cabo grandes ampliaciones como la del Puerto de València, a pesar de la grave depredación del territorio que comporta, la opacidad de las autoridades portuarias y la política de concesiones al sector privado para la explotación de los recursos públicos y comunes apunta a esta dinámica estructural mercantilizadora de la naturaleza y a la externalización de los costes que la actividad portuaria genera des del Norte Global hacia el Sur.

En el fondo, el capitalismo se expresa como un sistema de revalorización permanente que funciona en base a la plusvalía social que extrae. Le es indiferente de dónde sacar esta plusvalía. Apercibido el ecologismo social de esta constante, las narrativas que contestan las expansiones portuarias tienen siempre en mente ese ser “los de abajo”, donde una crítica al crecimiento económico y logístico que no tenga en mente pensar un escenario sin mercancías, sin trabajo asalariado, sin cadenas de valor globales que condenan al Sur a ser esclavo del Norte, es una crítica estéril y continuista. En esta parte de la crítica se ubican posiciones ecosocialistas muy potentes y rompedoras con el reproductivismo del sistema como la de Kohei Saito o Yayo Herrero, que los colectivos ciudadanos han hecho sus herramientas de trabajo para transformar la realidad.

La lucha contra la depredación territorial de los puertos ha contribuido a posibilitar una discursividad diferente sobre el modelo de gestión portuario vigente, y para imaginar y exigir democracia de una forma mucho más radical en todos los espacios sociales que habitamos. Democracia que es, siguiendo las tesis del sociólogo Álvaro García Linera, práctica, acción colectiva, participación en la administración de los comunes que tiene una sociedad. Existe democracia si la ciudadanía participa en la toma de decisión de sus activos esenciales: desde cómo consumimos los productos que compramos hasta cómo se gestionan estos productos en nuestras fronteras, el caso de los puertos.

La lucha contra la depredación territorial de los puertos ha contribuido a posibilitar una discursividad diferente sobre el modelo de gestión portuario vigente, y para imaginar y exigir democracia de una forma mucho más radical en todos los espacios sociales que habitamos

Ha posibilitado también recuperar viejas luchas que se creían olvidadas, acompañar a las afectadas de las grandes expropiaciones llevadas a cabo por autoridades portuarias en base a un interés general del que no formamos parte, sino que nos margina a una vida sin medios propios con los que llevar a cabo nuestra reproducción social y colectiva. como el caso de las vecinas de La Punta o Nazaret, al sur de la ciudad de València.

Si para algo ha servido hasta ahora la tarea que los movimientos ciudadanos contra las ampliaciones portuarias han asumido es para dar voz al subalterno. Conversar, resignificar, tratar de imponer una nueva normatividad. Romper la discursividad hegemónica sobre lo que los puertos y su expansión significan en el imaginario social. Tratar de restaurar el equilibrio y balance entre los puertos y las ciudades por medio de un ejercicio de movilización y transformación social que sea capaz de crear ideas fuerza articuladoras que generen un foco de esperanza colectivo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Desigualdad ¿Millennials Vs boomers? ¡No, es lucha de clases, amigo!
Aunque el discurso habitual enfrenta a los millennials con los baby boomers, este panorama general oculta la disparidad económica dentro de la generación de los millennials.
Análisis
Análisis Del ‘PfizerGate’ al ‘PieperGate’: Von der Leyen, el enchufismo y el poder del dinero
A sesenta días de las elecciones europeas, la candidata del PPE para ser reelegida Presidenta de la Comisión Europea enfrenta dos nuevos escándalos por presunta corrupción.
Análisis
Análisis Cautela en la derrota de Erdogan
El CHP secular vence en las elecciones municipales, pero la fragmentación del islamismo está expandiendo los discursos de extrema derecha.
Laboral
Laboral CC OO, UGT y USO rechazan firmar el convenio de Decathlon al no incluir la cláusula de garantía salarial
Decathlon ha firmado el acuerdo con el sindicato mayoritario, SGICD, auspiciado por la propia empresa. El convenio para 2024-26 incluye un incremento salarial del 15%, que recupera la pérdida del 12% de los dos anteriores.
Italia
Italia El gobierno Meloni allana el camino a los antiabortistas
La Cámara de Diputados italiana ha aprobado por amplia mayoría una ley que permite a las organizaciones anti-elección entrar a los centros de asesoramiento público donde acuden mujeres que están pensando en interrumpir su embarazo.
Especulación urbanística
Turistificación Canarias dice basta: activistas organizan una movilización histórica en las islas frente a la turistificación
Precarización, pobreza, desigualdad y dificultad de acceso a la vivienda, así como la enorme contaminación de los espacios naturales causada por el modelo turístico, son algunas de las problemáticas por las que Canarias sale a la calle el próximo 20 de abril.
Ley de Memoria Histórica
Memoria democrática La ofensiva legislativa de PP y Vox contra la verdad, justicia y reparación
Las asociaciones memorialistas del estado hacen frente común en la Unión Europea y no descartan acudir a los tribunales para defender los derechos de las víctimas del franquismo.

Últimas

País Vasco
Los audios del PNV Las presiones de Unai Rementeria a un alcalde: “Le tienes que exigir que se pringue"
Hordago destapa nuevos audios sobre una operación del PNV para torcer el brazo de un funcionario de la administración local y un técnico de la Diputación Foral de Bizkaia y revestir de legalidad contrataciones públicas.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
EH Bildu
Elecciones vascas EH Bildu se abre a un pacto abertzale en campaña electoral que no convence al PNV
Los ofrecimientos de la izquierda abertzale han sido constantes estas dos semanas y, frente a ello, los jeltzales han mantenido una postura beligerante. En la práctica, ambos partidos se han entendido en distintas materias.
Personas sin hogar
Personas sin hogar “Una noche por todas sus noches” en protesta por las personas sin hogar en Granada
El cierre de un centro de acogida nocturno en el centro de la ciudad, que acogía a más de 50 personas, ha agravado la ya precaria situación de acogida de las personas sin hogar
Formación El Salto
Formación El Salto Las Otras Economías: hay vida más allá del capitalismo
Entre el 14 de mayo y el 4 de junio, nuestra sección de economía El Salmón Contracorriente desarrolla un curso para aprender y practicar economías alternativas a la dominante.
Más noticias
Cine
Cine RTLM, la radio del odio que alentó el genocidio en Ruanda
Cuando se cumple el 30º aniversario de la tragedia en Ruanda, llega a las pantallas ‘Hate Songs’, que se estrena el viernes 19 de abril, una metaficción que transcurre en los estudios de la emisora controlada por los hutus.
Ciencia
Ciencia Ideología en la ciencia, y en su divulgación
La formación de una ciudadanía crítica también involucra aprender a identificar y cuestionar los componentes ideológicos enraizados en la práctica científica, y en la comunicación de la ciencia hacia los públicos no expertos.
País Vasco
Los audios del PNV El modus operandi del PNV en Mundaka: “Invita a tres personas, el resultado va a ser uno”
Hordago revela grabaciones exclusivas en las que el presidente de la Junta Municipal de la localidad de Busturialdea pide al entonces alcalde, Mikel Bilbao, que favorezca la contratación como asesor externo de un barón del partido.
Galicia
Altri Vecinos, ecologistas y científicos saltan a Bruselas para frenar la celulosa que amenaza el corazón de Galicia
Las plataformas de vecinas afectadas y ambientalistas han podido reunirse con altos funcionarios de la Comisión Europea especializados en normativa medioambiental aupados por la eurodiputada del BNG Ana Miranda para seguir defendiéndose de Altri.

Recomendadas

Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
País Vasco
País Vasco “En Osakidetza nos la van a dejar morir, vámonos a la privada”
Las listas de espera que reconoce el Departamento de Salud en respuesta parlamentaria no se corresponde con las citas que ofrece. Tampoco hay coincidencia con el dato público del número de médicos que compatibiliza la sanidad pública con la privada.
Cárceles
Carabanchel Tele Prisión, memoria audiovisual de una cárcel
Además de varias películas que se han acercado a la cárcel de Carabanchel, Tele Prisión fue un canal de televisión interno en el que participaron numerosos reclusos y algunos educadores de esa prisión madrileña. Emitió de 1985 a 1987.
Historia
Historia Rubén Buren: “La memoria debe ser aquello que nos construye y nos une como ciudadanía”
El historiador y polifacético Rubén Buren coordina el libro 'La Segunda República', una oportunidad para dar a conocer este periodo a un público no especializado.