Albania
Un algoritmo en el gobierno: Albania nombra ministra a una IA para tapar la corrupción institucional

Se llama Diella y tiene la apariencia de una mujer. Hace unos días fue presentada en un acto oficial en Tirana como la nueva ministra del Gobierno de Albania. Diella apareció en el escenario vestida con un traje tradicional albanés, y con voz robótica y gestos repetitivos prometió que gracias a ella las licitaciones públicas firmadas en el país estarán “100% libres de corrupción”. Diella, se convirtió así en la primera ministra del mundo creada íntegramente con inteligencia artificial.
El primer ministro albanés, Edi Rama, ha destacado que Diella supone un avance tecnológico sin precedentes, y en sus declaraciones ha incidido en la idea de modernidad y transparencia en un país donde la corrupción y las redes clientelares están totalmente sistematizadas. Albania busca formar parte de la Unión Europea en los próximos cinco años —es candidato desde 2014 y se encuentra en proceso de preadhesión desde 2022—. Sin embargo, la oposición en seguida mostró su escepticismo, denunció el gesto como una maniobra de propaganda y una “fachada virtual”, y advirtió de que ni la Constitución ni las leyes de Albania contemplan que pueda haber un cargo público creado por IA que tome decisiones vinculantes.
De ‘chatbot’ a ministra
Diella (Diellë, sol en albanés) fue lanzada a principios de 2025 como el asistente virtual de la plataforma e-Albania, un portal desde el que los ciudadanos pueden hacer trámites con la administración. Diella ayudaba a los usuarios a resolver dudas, acceder a distintos servicios públicos online, o a enviar documentos y solicitudes de forma telemática.
Ya en septiembre, se firmó un decreto presidencial que autorizaba a Edi Rama a supervisar la creación de un ministro virtual, sin ningún tipo de consulta pública ni proceso electoral. Fue entonces cuando Diella fue formalmente nombrada ministra para la Contratación Pública, y adquirió plenos poderes para desempeñar un cargo de gobierno.
“Poner al frente de un ministerio a una inteligencia artificial es un elemento populista más, otro de los delirios de Edi Rama”, dice el politólogo experto en los Balcanes Alejandro Esteso Pérez
Diella sigue operando sobre la infraestructura de la plataforma e-Albania, pero ahora utiliza tecnología de Microsoft a través de Azure, que proporciona modelos de lenguaje de OpenAI. Su principal responsabilidad es aplicar un algoritmo para revisar y adjudicar las licitaciones públicas para que los procesos sean más transparentes y estén libres de corrupción, acercando a Albania a los estándares de la UE.
“Poner al frente de un ministerio a una inteligencia artificial es un elemento populista más, otro de los delirios de Edi Rama”, dice el politólogo experto en los Balcanes Alejandro Esteso Pérez. Desde su punto de vista “hay una ambición de querer posicionar a Albania en una especie de vanguardia tecnológica viral, cuando los recursos del país, hablando en términos tecnológicos, de capital económico, y sobre todo de capital humano son bastante limitados”.
El algoritmo que hay detrás de Diella tampoco es transparente: no existe ningún tipo de supervisión sobre cómo funciona, ni se ha aclarado sobre quién recaen las responsabilidades
El Gobierno albanés sostiene que delegar en la IA la adjudicación de contratos dota de objetividad al proceso, y evita que los funcionarios sean susceptibles de corromperse aceptando sobornos o devolviendo favores. No obstante, los detractores de la medida argumentan que transferir competencias tan sensibles a una IA, sin debate público ni marco legal alguno solo aumenta la opacidad, facilita la manipulación desde el poder y compromete la rendición de cuentas.
“Si el algoritmo de esta ministra está manipulado para favorecer a ciertas instituciones, a ciertas empresas o para hacer la vista gorda con ciertas inconsistencias que pudiesen estar ligadas a corruptelas, sin ese factor humano que supervise es mucho más difícil depurar responsabilidades”, comenta Esteso. Aun así, afirma que el primer ministro, Edi Rama, “conoce muy bien esta situación, y está poniendo en marcha el algoritmo con ese conocimiento”.
Sin regulación ni límites legales
El nombramiento de Diella como ministra ha abierto un debate sobre su legitimidad jurídica y los posibles riesgos y problemas que puede acarrear. Albania carece de un marco legal que regule la designación de una inteligencia artificial como ministra, y la Constitución tampoco contempla la posibilidad de que entidades no humanas ejerzan funciones de gobierno.
Aunque Albania está en proceso de alineación con el Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea (AI Act), aún no ha implementado sus directrices. Con todo, el documento establece un marco normativo para el uso de la IA en los Estados miembros, pero no aborda específicamente la creación de cargos gubernamentales no humanos.
El algoritmo que hay detrás de Diella tampoco es transparente. No se ha hecho público, no existe ningún tipo de supervisión sobre cómo funciona, ni se ha aclarado sobre quién recaería la responsabilidad o cómo se introducirían cambios en el caso de que se produzcan errores o abusos.
“La IA y otros algoritmos utilizados en las administraciones públicas de numerosos países tienen un largo historial de opacidad y discriminación”, comenta Blue Tiyavorabun, asesor de políticas públicas en la Asociación Europea de Derechos Digitales (EDRi). Tiyavorabun advierte de que “la supuesta eficiencia no debe ir en detrimento de los derechos fundamentales”, y critica “que se pongan los procesos de toma de decisiones públicas en manos de tecnologías creadas por empresas privadas, que a menudo no funcionan, ni están bien probadas”.
Corrupción institucionalizada
Edi Rama gobierna Albania como primer ministro de manera ininterrumpida desde septiembre de 2013, algo inédito en el país desde el final de la etapa comunista a principios de los años 90. Durante sus doce años en el poder, Rama ha revalidado mayorías parlamentarias y ha construido una red clientelar fuerte que le ha permitido controlar no sólo el Gobierno, sino también gran parte de la policía y la judicatura y amplios sectores económicos.
Varias figuras relevantes del entorno de Rama han sido investigadas y arrestadas por corrupción, como el exministro de Bienestar y exalcalde de Tirana, Erion Veliaj
El control de los medios de comunicación es otro de los puntos qué más alarma despierta a nivel internacional. En Albania son habituales las presiones a periodistas, la autocensura y una cobertura sesgada y siempre favorable a Rama y su Ejecutivo. La Comisión Europea ha señalado problemas persistentes relacionados con la independencia judicial y la libertad de prensa, ambos indicadores relevantes de la tendencia autoritaria del gobierno albanés.
El Ejecutivo de Rama está también salpicado por graves denuncias de corrupción y vínculos un tanto oscuros. Varias figuras relevantes de su entorno han sido investigadas y arrestadas por corrupción, como el exministro de Bienestar y exalcalde de Tirana, Erion Veliaj. El propio Rama ha sido señalado en el caso McGonigal, que sacó a la luz conexiones con el exagente del FBI Charles McGonigal en tramas de lavado de dinero y tráfico de influencias. Otros políticos del partido gobernante han estado ligados a escándalos en el sector de las incineradoras, o relacionados con la adjudicación fraudulenta de obras públicas o irregularidades en las licitaciones.
Albania sigue siendo uno de los países más corruptos de Europa. Según el Índice de Percepción de la Corrupción, el país ocupa el puesto 80 de 180, con una puntuación de apenas 42 puntos sobre 100, muy inferior a los estándares europeos. Precisamente las licitaciones y la contratación pública son uno de los focos de corrupción más activos, donde los sobornos, el clientelismo y los favoritismos en los concursos públicos forman parte estructural del sistema político y económico.
La mayoría de la población percibe que sus opciones pasan por emigrar o colaborar con el sistema corrupto, y desde 1990 más de un millón de albaneses —cerca de la mitad de la población actual— ha emigrado fuera del país debido a la falta de oportunidades. El salario medio es de los más bajos de la región y el desempleo roza el 9%, profundizando esa dependencia de las mafias y las redes clientelares.
La imagen de modernización y apertura que Edi Rama pretende mostrar en la UE, reflejada en proyectos urbanos megalómanos y una diplomacia que mira hacia Bruselas, contrasta con una profunda erosión democrática. En el verano de 2024 estallaron una serie de protestas masivas contra su Gobierno. Varios manifestantes lanzaron cócteles molotov frente al parlamento y la alcaldía de Tirana, exigiendo la dimisión de Rama y acusándolo de corrupción. La oleada de manifestaciones surgió tras la detención del líder opositor y antecesor de Rama, Sali Berisha, que actualmente se encuentra en procesos judiciales por corrupción durante su mandato.
Para Esteso hay varios aspectos que explican por qué la Unión Europea respalda a un gobierno como el de Rama, a pesar del malestar social, los continuos problemas de corrupción y los evidentes déficits democráticos que arrastra Albania bajo su mandato. “El primero es el apoyo albanés a la Unión Europea y la OTAN. Rama siempre se ha posicionado como uno de estos líderes de la región que más apoyo público brinda a este tipo de multilateralismo”.
En segundo lugar, el experto habla de una posición acomodaticia por parte de la Unión Europea: “en Bruselas ya están acostumbrados a él, ya lo conocen, y Rama proporciona estabilidad a nivel interno. Es un líder que no tiene una oposición relevante ni dentro ni fuera de su partido, y es una personalidad a la que Albania está ya acostumbrada y que está dotando al país de estabilidad política”.
Por último, Esteso apela a la capacidad del primer ministro para “esquivar o para navegar las disputas bilaterales con sus vecinos en la región. […] Es cierto que hace relativamente poco saltaron pequeñas chispas con Grecia, pero el propio Rama salió a solucionar el problema y evitar que fuera a más”.
Todo esto explicaría, según el politólogo, por qué la UE, a pesar de ser consciente de la situación política y social en Albania, no mete a Rama en el saco de los líderes autócratas como si lo hace con otros líderes como el presidente de la República Serbia de Bosnia, Milorad Dodik, o con el presidente Serbio, Aleksandar Vučić.
“Creo que Rama está siguiendo el modelo de Giorgia Meloni”, apunta Esteso. Es verdad que Rama lleva mucho más tiempo en el gobierno que Meloni, pero podemos trazar analogías entre ambos líderes. […] En Meloni vemos que puede desplegar una agenda reaccionaria y de extrema derecha que atenta abiertamente contra los derechos humanos, y que Albania opera, de facto, en un sistema prácticamente de partido único. Sin embargo, mientras ambos países estén de parte de la Unión Europea, Bruselas los va a aceptar”.
Control disfrazado de seguridad
Aunque Diella es un caso único en el mundo, utilizar la inteligencia artificial en las administraciones públicas no es nada nuevo. Países como España, Reino Unido, Estonia o Singapur utilizan sistemas basados en IA para la automatizar y agilizar procesos como la recaudación de impuestos o los trámites con la seguridad social. Aunque en estos casos la tecnología sí ha ido acompañada de regulación legal y marcos técnicos, hay vacíos y errores en el ajuste del algoritmo que perjudican a amplios sectores de la población.
“La implementación de IA por parte de gobiernos y administraciones públicas tiene riesgos evidentes”, asegura Alberto R. Aguiar, periodista experto en información tecnológica y autor de la newsletter La conquista del feed. Aguiar explica que en 2020 un tribunal neerlandés dictaminó que un algoritmo predictivo que el Gobierno de Países Bajos estaba empleando para localizar a los ciudadanos que “más probabilidades” tenían de cometer fraude a la hora de pedir ayudas o subsidios estaba estigmatizando a la población más vulnerable.
En el caso español, el Gobierno aprobó en mayo de 2024 su Estrategia de Inteligencia Artificial para “promover la aplicación práctica de la IA en la administración pública y en misiones estratégicas nacionales”. La Junta de Castilla y León es pionera en incluir IA a trámites administrativos. En 2023 implementó un proyecto con la empresa DXC Technology para automatizar procesos de contratación pública y agilizar la gestión de licitaciones y comunicaciones, pero cuenta con supervisión humana y se ha establecido que el software no tome decisiones de forma autónoma.
Sin embargo, estos contrapesos no siempre se aplican o no siempre funcionan. Aguiar pone como ejemplo el caso del algoritmo Veripol, utilizado por la Policía Nacional hasta el año pasado. “La herramienta pretendía indicar si había indicios de que una denuncia por robo fuese falsa, con los gravísimos problemas que ello supone. Para empezar, porque la máquina no interpretaba la voz del denunciante, sino únicamente lo que el policía escribía a raíz del testimonio”.
Hace unas semanas la fundación Civio, que investiga asuntos de la administración pública, también logró que el Tribunal Supremo condenase al Gobierno a hacer público el algoritmo BOSCO, que ayuda a dictaminar qué personas pueden percibir el bono social para hacer frente a la factura de la luz.
En la otra cara de la moneda están los regímenes autoritarios, que utilizan la IA para reforzar el control social y la vigilancia con el pretexto de la seguridad, socavando en muchos casos los derechos humanos. Conocidos son los casos de China, Emiratos Árabes Unidos o Rusia, que han desplegado sistemas avanzados que emplean IA para vigilar a su población, controlar la disidencia política y alinear a la opinión pública con el discurso oficial.
En China, la IA alimenta un sofisticado Estado digital que incluye el polémico “sistema de crédito social”, que vigila el comportamiento de los ciudadanos y aplica castigos o recompensas en función de si éste es bueno o malo para los estándares del Partido. El gigante asiático también posee plataformas masivas de reconocimiento facial y análisis de datos biométricos para detectar a disidentes y controlar protestas.
Rusia utiliza algoritmos para manipular opiniones en redes sociales y censurar voces críticas, mientras que los Emiratos Árabes Unidos aplican tecnologías de vigilancia para hostigar a activistas y periodistas. A través de estas tecnologías los regímenes autoritarios consolidan su poder sin tener que recurrir a la violencia explícita, ejerciendo un control digital que resulta mucho más difícil de esquivar.
En países plenamente democráticos también hay preocupación por las alianzas, cada vez más habituales, entre gobiernos y gigantes tecnológicos, sobre todo por cuestiones relacionadas con el tratamiento de datos personales y las brechas en la protección de derechos fundamentales.
“Lo de la ministra creada con IA es una chorrada como un castillo, comenta Aguiar, que insiste en que “la ideología que subyace es lo que verdaderamente debe preocuparnos: el tecnosolucionismo desenfrenado”. El experto hace hincapié en la necesidad de crear un registro de algoritmos públicos, y que el código de los algoritmos utilizados por herramientas de la administración se someta a auditorías externas de manera periódica.
En esa misma idea de dejarlo todo en manos de la IA incide Tiyavorabun: “La tecnología, y en particular la IA, se presentan a menudo como la panacea para todos nuestros problemas. Sin embargo, los gobiernos deben anteponer la defensa de derechos fundamentales como el derecho a la privacidad y a la no discriminación”.
“Es técnicamente viable que el código se someta a auditorías externas, que estas tecnologías no sigan lesionando derechos fundamentales”, explica Aguiar. No obstante, “Es una idea difícil de vender en términos políticos y electorales, a pesar del enorme calado que tendría”.
Albania
Albania: más de 30 años de democracia corrompida
Relacionadas
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!