Opinión
Cayetana Álvarez de Toledo o Ivan Espinosa: Cuando los señoritos se presentan como líderes de los jornaleros
Ahora que la derecha trata de capitalizar y dirigir las protestas del campo, resulta imprescindible poner en su sitio determinadas “defensas al campo español”, como la que personifican estos destacados miembros de partidos de la derecha, emparentados directamente con grandes propietarios y terratenientes.

No hubo en las pasadas movilizaciones de Don Benito una metáfora más perfecta de la situación del campo en Extremadura y de la demagogia de los señoritos de nuestra región que la brindada por un diputado de VOX Extremadura: estaba haciéndose fotos con la patronal agraria mientras la policía apaleaba jornaleros.
Por eso, en plena ebullición del campo, y ahora que la derecha trata de capitalizar las protestas de los jornaleros y las agricultoras en nuestro país, resulta imprescindible poner en su sitio determinadas “defensas al campo español”, tal y como vienen haciendo Cayetana Álvarez de Toledo o Espinosa de los Monteros como fieles representantes de sus respectivos partidos en los últimos días.
Cayetana Álvarez de Toledo comparte árbol genealógico con Alonso Álvarez de Toledo, marqués de Valdueza, quien es poseedor de fincas como La Azagala (Alburquerque) y Perales (Mérida)
Conviene pues, por la mediatización efervescente de un problema estructural, explicar con datos y desde una perspectiva de clase por qué Cayetana, el Partido Popular, Espinosa de los Monteros, VOX, los que coleccionan una ristra interminable de apellidos o, en definitiva, los hijos políticos de los terratenientes y caciques que han sometido históricamente a los trabajadores y trabajadoras de la tierra, nunca serán solución a los problemas del campo.
Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, hija del matrimonio entre Juan Illán Álvarez de Toledo y Giraud y Patricia Peralta-Ramos y Madero es, entre otras distinciones, XIII marquesa de Casa Fuerte, título de la nobleza española ostentado por capitanes, virreyes y otorgado hace siglos por el rey Felipe V de España. Comparte árbol genealógico con Alonso Álvarez de Toledo, marqués de Valdueza y amigo de Juan Carlos I, y poseedor de fincas como La Azagala en Alburquerque (Badajoz) y Perales (Mérida). Poseedores de más de 7000 hectáreas, el apellido de Cayetana, de alta alcurnia nobiliaria y aristocrática, también está estrechamente ligado con la Casa de Alba.
Por su parte, Iván Espinosa de los Monteros y de Simón es familia de aquellos nombres ligados a las esferas que habían acaparado el poder y personificado las élites políticas del primer tercio del siglo XX también en nuestra región. Sus apellidos también se difuminan en un árbol genealógico inacabable. Casado con Rocío Monasterio San Martín, hija de otro latifundista -favorecido por el dictador cubano Fulgencio Batista- que explotaba azúcar en Latinoamérica. Ambos comparten linaje inabordable: desde políticos, aristócratas, nobles y marqueses hasta militares y embajadores en la Alemania de Hitler.
Iván Espinosa y su mujer comparten linaje inabordable: desde políticos, aristócratas, nobles y marqueses hasta militares y embajadores en la Alemania de Hitler
Tanto Cayetana como Espinosa, burgueses de renombre, acaparan tierras del mismo modo que homólogos multimillonarios como Juan Abelló (400 km2 -unos 60.000 campos de fútbol-), Samuel Flores (230 km2 -más de 30.000 campos de fútbol-) o la Casa de Alba (340 km2 -casi 50.000 campos de fútbol-). Entre estos tres últimos tienen más tierra que 45.000 pequeños agricultores de Extremadura y Aragón.
Juan Abelló, Samuel Flores y la Casa de Alba tienen juntos más tierras que 45.000 pequeños agricultores de Extremadura y Aragón
Y es que la estructura de la propiedad de la tierra hace que la pequeña explotación represente más del 52% del total, pero solo el 4,35% de la superficie. Mientras que la propiedad latifundista acapara el 18% de la superficie suponiendo tan solo el 0,44% de las explotaciones.
En la distribución de tierras, somos la comunidad con un coeficiente más elevado (0,812), por tanto, con una distribución más desigual. El 94% del total de las fincas son propiedad de personas físicas, ocupando un 70% de toda la superficie.

Esto supone que la PAC sea perversa, puesto que reparte subvenciones en función de las superficies (a quien posee la tierra) y no del rendimiento (a quienes la trabajan). Más del 10% de perceptores reciben casi el 80% de subvenciones. Tan sólo 264 perceptores (0,03% del total) reciben más fondos que el 45% del total de los receptores.
La PAC es perversa puesto que reparte subvenciones en función de las superficies (a quien posee la tierra) y no del rendimiento (a quienes la trabajan). Más del 10% de perceptores reciben casi el 80% de subvenciones


El motor de la historia del campo en Extremadura también es la lucha de clases, y aquí conocemos muy bien a los caciques y terratenientes como para darnos cuenta de quién defiende el campo y quién sus intereses privados y monopolísticos.
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