Un empresario que intentó que un trabajador sin contrato ocultara su accidente laboral grave es detenido en Alacant

El trabajador accidentado accedió a dar en el hospital la versión propuesta por su jefe de que se trataba de “un accidente doméstico” cuando este le dijo que podía tener problemas con extranjería si decía que fue en el trabajo. Hacía jornadas de más de 9 horas diarias por menos de 800 euros sin ningún tipo de prevención de riesgos laborales, lo que derivó en una caída de tres metros de altura con fractura cerebral y lesión medular.

Se trata de un nuevo capítulo de la esclavitud del siglo XXI: un chico de 22 años de origen venezolano y en situación irregular empieza, desde hace dos meses, un nuevo trabajo para instalar aires acondicionados y conductos. Trabaja sin ser dado de alta en la Seguridad Social, nueve hora diarias —a veces se suman jornadas los sábados— por 180 euros a la semana. Unos 720 al mes. Sin ningún tipo de prevención de riesgos laborales, durante la instalación de unos conductos en un taller cerrado al público, el joven cae desde tres metros de altura con el resultado de fractura cerebral y lesión en la médula. Tras encontrarle en el suelo sin poder moverse, su jefe le traslada al hospital y le invita a que cuente al personal que ha sido un accidente doméstico porque si dice que ha sido en el trabajo, le asegura, “puede tener problemas con extranjería”.

Cuando llega al centro médico, el trabajador accede a ocultar que fue un accidente laboral. Su compañero de piso recibe la llamada de que está grave y le avisan de que deben pagar los gastos sanitarios. Ante esto, el amigo del accidentado llama al empresario explotador y él asegura que se hará cargo de los gastos, pero no vuelven a tener noticias. Vista la situación, el accidentado pide a su amigo que llame a la Policía para contar los hechos reales. 

La Policía inicia una investigación junto a Inspección de Trabajo que determina que “el empresario, concretamente su pareja también detenida por este asunto, solía captar a través de redes sociales, a trabajadores extranjeros de su empresa, aprovechando su condición irregular para pagarles un paupérrimo salario de 30 euros diarios y, con escasa preparación, hacerles trabajar jornadas de hasta nueve horas diarias, sin ningún tipo de protección individual de riesgos laborales”.

Del mismo modo, la investigación también certifica que “el empresario carecía incluso de cualquier tipo de licencia que le faculte para realizar instalaciones de aparatos de refrigeración”. Tanto él como ella han sido detenidos acusados de un delito contra la seguridad de los trabajadores y por un delito de lesiones graves por imprudencia.

Accidentes laborales
Trabaja deprisa, muere joven
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