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Derecho a la vivienda
La crisis de vivienda alimenta el auge de la extrema derecha en Europa
Las dificultades de millones de familias de clase media o baja para acceder a un piso no son exclusivas de España. En menor o mayor grado, la crisis de vivienda recorre toda Europa. Los precios de la vivienda han aumentado, de media, un 47% entre 2010 y 2022, según el Eurostat, y el precio del alquiler un 18% en el conjunto de los 27 miembros.
El auge de los precios ha sido casi tan espectacular como el ascenso de la extrema derecha, que por primera vez en la historia sumaría más de un quinto de los escaños en juego en las elecciones europeas del 9 de junio. Según los sondeos, estas fuerzas ultraconservadoras conseguirían un primer puesto en votos en cuatro países de la región —Francia, Italia, Bélgica y Países Bajos— y podrían disputar esa primera posición en otros cinco —Austria, República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia—.
“Las transformaciones urbanas de la última década y el aumento del precio de la vivienda aportan la pieza que faltaba para entender el crecimiento de estos partidos de extrema derecha”
Estos dos fenómenos corren paralelos, pero existe un nexo de unión entre ambos, según el estudio Los riesgos del mercado de alquiler y el apoyo a la extrema derecha. La precarización laboral, “una fuente de ansiedad” constante para una población que ha ido perdiendo poder adquisitivo y seguridades, no explica por sí solo el crecimiento de estas formaciones. Para Tarik Abou-Chadi, Denis Cohen, Thomas Kurer, investigadores de las universidades de Oxford, Mannheim y Zurich respectivamente, las transformaciones urbanas de la última década y el aumento del precio de la vivienda aportan la pieza que faltaba para entender el crecimiento de estos partidos que se autodenominan “antisistema”.
“Nuestros resultados sugieren que el desarrollo urbano, al igual que la transformación del mercado laboral, representa una fuente importante y hasta ahora desatendida de inseguridad económica y preocupación social con importantes implicaciones políticas”, resumen.
El caso holandés
La vivienda estuvo entre las principales preocupaciones de la población holandesa antes de las elecciones de noviembre de 2023, en las que el ultraderechista Partido de la Libertad (PVV) alcanzó la victoria. En este país, el precio de la vivienda se ha duplicado en la última década, y las rentas se han disparado: el alquiler de una habitación puede llegar a costar casi mil euros y el de una vivienda con tres habitaciones 3.500 euros al mes, según The Guardian.
La escasez de viviendas —faltarían casi 400.000 para cubrir la demanda—, la competencia por conseguir un piso y unos precios inasumibles en relación al ingreso medio se han convertido en combustible para un partido que basó su campaña en el “odio al otro”, según palabras del Relator Especial sobre Vivienda de la ONU, Balakrishnan Rajagopal. Los partidos de extrema derecha prosperan, señaló este abogado, cuando “pueden explotar las brechas sociales” por falta de inversión y políticas adecuadas y “culpar a los de afuera”.
En el pacto de Gobierno alcanzado este 15 de mayo entre el antiislamista PVV y otros tres partidos de derecha se incluye el compromiso de construir más viviendas, recortar el derecho de asilo y deportar decenas de miles de migrantes
En el pacto de Gobierno alcanzado este 15 de mayo entre el antiislamista PVV y otros tres partidos de derecha se incluye el compromiso de construir más viviendas, pero también de llevar a cabo una política de asilo mucho más estricta, así como deportar a todas las personas que no tengan un permiso de residencia válido, “incluso por la fuerza”.
El líder del PVV, Geert Wilders, que ha renunciado a ser presidente para llegar a un acuerdo con el centroderecha, centró su campaña en un discurso contra los migrantes, a quienes acusaba de instalarse en los Países Bajos —“el idiota de pueblo de Europa”— para conseguir “vivienda y sanidad gratis”.
En las elecciones de noviembre, el PVV obtuvo el 23% de los votos. Pero si solo hubieran votado los holandeses de entre 18 y 35 años el Partido de la Libertad hubiera obtenido cuatro escaños más, según Ipsos. Tampoco es casualidad. Al igual que en España, la población más afectada en Holanda por la crisis de vivienda es la joven. También ha sido el segmento de población en donde más influyó una campaña que vinculaba migración y vivienda.
“Miedo a perder el estatus"
Según la investigación de Tarik Abou-Chadi, Denis Cohen, Thomas Kurer, el “miedo a perder estatus”, ha sido y está siendo uno de los motores del auge del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD). La precariedad laboral y las dificultades para acceder y pagar una vivienda forman parte, dice este análisis, de un “paquete de amenazas que alimentan la ansiedad” y llevan a un aumento del apoyo a la derecha radical.
Este estudio, que analiza cómo el mercado del alquiler afecta al comportamiento político, demuestra en el caso de Alemania que los aumentos de precio se traducen en más apoyos individuales a la extrema derecha, especialmente entre los votantes de bajos ingresos que “carecen de un colchón financiero para absorber un posible aumento de alquiler”.
No hacen falta “experiencias de dificultades económicas” para empujar a los votantes hacia la derecha. Sobra para ello “la amenaza inminente de declive económico inminente en forma de riesgos económicos latentes”
Y no se trata solo de los hogares que han sufrido estos aumentos, sino también del “riesgo” a sufrirlos. Esto ocurre a menudo, explican los autores, también en regiones “en declive, donde no se han producido los mayores crecimientos de precio, pero donde se repiten los mismos esquemas de “miedo a perder el estatus”, a no poder pagar la vivienda o a tener que mudarse a un barrio o ciudad más barata. Según esta investigación, no hacen falta “experiencias de dificultades económicas” para empujar a los votantes hacia la derecha. Sobra para ello “la amenaza inminente de declive económico inminente en forma de riesgos económicos latentes”.
En respuesta a estos riesgos del mercado del alquiler, que suponen “una amenaza importante para la situación social y económica de las personas”, los votantes pueden recurrir a actores políticos que “desafían abiertamente el statu quo político”, analizan.
En España, la derecha y la extrema derecha han centrado sus discursos sobre vivienda en los derechos de los propietarios, en la ocupación y en la criminalización de los migrantes y la población más vulnerable con propuestas para aumentar la seguridad jurídica, acelerar los desahucios y endurecer las penas para las personas que habitan un piso sin contrato.
Los vínculos entre problemas de vivienda y migración han sido utilizados recientemente por Vox, que lanzó en abril una propuesta legislativa para reclamar “prioridad nacional” en el acceso de las ayudas sociales y los programas de vivienda, reforzando el bulo de que la población migrante tiene ventajas sobre la española a la hora de pelear por un casi inexistente parque público. España tiene solo un 2,5% de viviendas públicas frente al 30% en Países Bajos.
“Si queremos detener el ascenso de la extrema derecha, privarla de algo de oxígeno, cosas como la vivienda deben considerarse derechos fundamentales”, declaraba el relator de la ONU Rajagopal.
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Repetimos los errores. Si dejas a la población indefensa frente al Anarco-Capitalismo (Neoliberalismo, Capitalismo de Libre Mercado, libre para explotar a la gente como mercancía sin ninguna regulación), la población explotada abandonará la democracia. Cf. Karl Polanyi, La Gran Transformación, 1944.
Qué lógica guía el razonamiento que lleva a votar a los causantes del problema para que solucionen el problema?
Votar ultraderecha no tiene lógica. Es completamente emocional: dañar a otros a los que se odia, proteger el mundo que conocieron de pequeños (aquel que, en realidad, ya ni existe), obligar otros a comulgar con sus creencias, el miedo a lo que no conocen ni comprenden. Puede que, los más ignorantes, crean de verdad que se va expulsar a los extranjeros, y así habrá más trabajo y más servicios. Éstos son los que votan con lógica (aunque equivocada: nada de eso va a suceder; ningún empresario quiere que los extranjeros se vayan).