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Violencia sexual
Supervivientes trans* y nobinaries de abuso sexual: ¿nos organizamos?
Soy una persona trans nobinaria superviviente de abuso sexual en la infancia. Y, somos muches en el Estado español, aunque no conozco ninguna investigación que hable sobre nosotres.
Según la ONG estadounidense FORGE, entre el 50% y 66% de las personas trans* han sufrido abuso o violencia sexual al menos una vez en su vida, muches varias veces. Si aceptamos que, según El Español, “las publicaciones académicas estiman que la población trans y no binaria oscila entre el 0,1% y el 2% entre adultos”, esto supone que entre 47.430 y 950.000 personas en el Estado español son trans y no binarias, y entre 25.000 y 475.000 son supervivientes trans* y no binarias de abuso sexual.
No somos poques, pero no existen servicios específicos para nosotres, ni materiales específicos en castellano. Nada. Absolutamente nada. O, ¿conoces algún recurso específico para nosotres?
Nuestra situación es muy distinta a la de las supervivientes cis de abuso sexual. Como dice una guía para supervivientes trans* de abuso sexual de la ONG estadounidense FORGE (original en inglés), “como superviviente transgénero o de género no conforme de un abuso sexual, puede que sientas que tu experiencia es demasiado compleja para que la gente —posiblemente incluso tú— la entienda. Las agresiones sexuales ya mezclan de forma inextricable cuestiones de sexo, género, imagen corporal, poder y autoimagen sin la complicación de las cuestiones de identidad de género; si añades esto, puede parecer que la gente no lo entiende. Y puede ser cierto que antes no haya encontrado gente capaz de entenderlo”.
Hay poques psicologues formades en atender a personas trans* y nobinarias supervivientes de abuso sexual y, si dependemos de la salud mental pública, una atención adecuada es muy poco probable
A esto tenemos que añadir que hay poques psicologues formades en atender a personas trans* y nobinarias supervivientes de abuso sexual y, si dependemos de la salud mental pública, una atención adecuada es muy poco probable, y no podemos elegir quien nos atiende (si alguien nos atiende). Si somos suficientemente afortunades para poder permitirnos pagar a une psicologue, tampoco tenemos garantizado encontrar una atención adecuada. Desafortunadamente, todavía hay muches psicologues que no solo no tienen ninguna formación sobre personas trans* o identidad de género, peor aun, todavía hay muches que nos patologizan, que piensan que tenemos un problema de salud mental por ser trans* o nobinarie.
De alguna manera me siento afortunade. Encontré a una psicóloga con formación no solo en abuso sexual, sino también en identidad de género y personas trans*, pero además hablo inglés y encontré materiales en inglés que me ayudaron en mi propio proceso para superar o aprender a vivir con mi trauma. A mí me ayudó mucho poder apoyarme en estos recursos. Pero, ¿y si no hablas inglés? Y, además, ¿tiene sentido que tengamos que utilizar recursos en otros idiomas, de otros países y para otras realidades? No lo creo.
Los servicios para supervivientes de abuso sexual se centran en lo general en mujeres supervivientes. Es entendible, dado que lo que existe hoy es resultado de las luchas feministas de las últimas décadas. Cuando miré la primera vez, hace más de seis años, ni siquiera encontré servicios para hombres supervivientes de abuso sexual. De servicios para personas trans* y nobinarias, ni hablar.
Les supervivientes trans* y no binaries existimos y tenemos necesidades; somos supervivientes y tenemos derechos
Es tiempo para organizarnos, para hablar de nuestras realidades como supervivientes trans* y nobinaries de abuso sexual en la infancia, y para exigir una atención adaptada a nuestras realidades y necesidades específicas. Me gustaría saber de ti. ¿Qué te ha ayudado en tu proceso? ¿Qué te faltaba? ¿Qué necesitamos?
No soy psicologue. No se trata de formar un grupo centrado en el apoyo mutuo para personas trans* y nobinarias supervivientes de abuso sexual. Más bien, se trata de organizarnos, de exigir la atención a nuestra salud mental que merecemos, y no una de segunda o tercera clase. Se trata de poner encima de la mesa que existimos, les supervivientes trans* y nobinaries, y que tenemos necesidades. Somos supervivientes. Tenemos derechos. Exigimos nada más y nada menos que una atención adecuada.