Violencia machista
Cifras que causan efecto de impunidad: solo el 22% de las denuncias acaba en condena
Un informe de feminicidio.net alerta sobre el efecto generador de impunidad cuando se atiende al porcentaje de condenas en relación a las denuncias. La media estatal es del 13,51% condenados entre los enjuiciados en los juzgados especializados y un 11,07% en los de lo Penal.

El porcentaje de condenas por violencia de género en relación a las denuncias presentadas es del 13,51% en los casos que llegan a los Juzgados de Violencia de Género y del 11,07% en el caso de los Juzgados de lo Penal, unas cifras que para feminicidio.net deben llamar la atención sobre el efecto generador de impunidad para las víctimas.
Madrid, Barcelona, Girona, Málaga, Sevilla, Valladolid, y Melilla son las provincias en las que el porcentaje de condenas con respecto a las denuncias es menor, con un 14,14%, 16,90%, 17,08%, 14’95%, 15’67%, 14’43% y 12’65%.
Son los territorios que el informe ‘Análisis de datos estadísticos del CGPJ sobre violencia de género’ marca en rojo. “Atender al porcentaje de condenados en función del número de denuncias por provincias nos indica los territorios, donde peor se trata la violencia de género”, indica este documento.
El único territorio “verde”, con más de un 40% de condenas, es Huesca, donde el 43’21% de las denuncias acaba en condena.
Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer y los Juzgados de lo Penal dictaron sentencia condenatoria en el 21,69% de las denuncias, un porcentaje mayor que en 2015.
Si miramos el total de las denuncias que llegaron a juicio, que es el dato que suele destacar el Consejo General del Poder Judicial, los datos indican que los juzgados especializados condenaron all 81,95% de los enjuiciados (11,07% del total de denuncias); un porcentaje 5,34 puntos superior a 2015 (76,61% de los enjuiciados), mientras que en los Juzgados de lo Penal condenaron al 54,87% de los sometidos a juicio (10,62% respecto del total de denuncias), el porcentaje es 5,67 puntos mayor que en 2015 (49,20%).

En cuanto a la evolución interanual de la tasa de denuncias por cada 10.000 mujeres, la tasa máxima desde 2002 se produjo en el año 2008, con 60,97. De 2008 a 2013 se redujo, alcanzando un mínimo de 52,18; en 2014 empezó a cambiar la tendencia, y en 2016 la subida es más clara y alcanza las 60,24 denuncias por cada 10.000 mujeres.
El porcentaje de renuncias de la víctima, que en años anteriores se mantenía alrededor del 12%, por segundo año consecutivo se reduce más de medio punto: desde el 11,86% de 2015 y baja al 11,28% en 2016. Asimismo, se han continuado archivando más del 40% de las denuncias, en concreto el 40,80%, empeorando la cifra del año anterior (40,07%), aunque menos de un punto, según este informe.
Mejoras en las medidas de alejamiento
En 2016 se registraron 20.469 delitos de quebrantamiento. La cifra, que más del el doble que en 2015 (cuando fueron 8.733), es consonante con el total de denuncias registradas. Así, a nivel estatal la proporción de quebrantamientos fue del 14,32%, frente al 6,76 del 2015.
La Ciudad de Melilla es el territorio que menos quebrantamientos ha registrado en 2016 (3,65% en relación con las denuncias). Le siguen las Comunidades Autónomas de Aragón (8,01%), Galicia (8,59%), Canarias (10,92%) y Castilla y León (12,24%). Los mayores porcentajes de quebrantamientos en proporción a las denuncias, se registraron en Cantabria (34,70%), Ceuta (22,99%), Asturias (20,75%) y Euskadi (19,90%).

Territorios como la Comunidad de Madrid, la Ciudad de Ceuta o la provincia de Sevilla, que en 2015 presentaban tasas bajísimas en quebrantamiento, en 2016 parecen haber trabajado para corregir la situación de subregistro y/o falta de persecución de este delito.
Son unos datos que indican que en 2016 ha mejorado de forma importante la atención a las situaciones de incumplimiento por los victimarios de las prohibiciones de acercamiento y de comunicación con las víctimas, concluye el informe de la plataforma. La mejora, continúa, puede relacionarse con una “intensa labor” del movimiento feminista, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación comprometidos con la erradicación de las violencias machistas. “Dichos seguimiento, vigilancia y pedagogía poco a poco va calando en la sociedad”, concluye su análisis.
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