Opinión
Lugares que son una tregua

La justicia restaurativa es un proceso que trata de ofrecer a las personas afectadas y a las que las han agredido un diálogo mediado por profesionales o voluntarias que se han formado para ello.
Soto del Real
David F. Sabadell Cárcel de Soto del Real, en Madrid
7 ene 2024 06:00

La película se llama Je verrai toujours vos visages (traducida como Las dos caras de la justicia) y está escrita y dirigida por Jeanne Herry. Trata sobre la justicia restaurativa. A partir de dos situaciones (robos con violencia y abuso sexual) la película explica que la justicia restaurativa es un proceso que trata de ofrecer a las personas afectadas y a las personas que las han agredido un diálogo mediado por profesionales o voluntarias que se han formado para ello. La idea es reparar un daño que, para algunas afectadas, no se ha logrado ni con la cárcel ni con otras medidas punitivas por las que están condenados sus agresores.

Después de 1h 58min, queda claro que la justicia restaurativa tiene como objetivo compensar el daño y repararlo haciendo que las personas que han cometido agresiones se responsabilicen de lo que han hecho. En Francia se introdujo con algunas experiencias en el sistema de justicia penal en 2014.

Aquí también hay algunos ejemplos. Uno de ellos está reflejado en otra película, Maixabel, de Icíar Bollaín, donde se habla de otro proceso de justicia restaurativa en el que Maixabel Lasa se encuentra con una de las personas que mató a su marido, Juan María Jaúregui, asesinado por ETA.

La justicia restaurativa requiere tiempo. Quizás por eso no se hace más en este mundo lleno de barullo y prisa

Reflexioné y charlé mucho después de ver cada una de estas dos películas. Son situaciones diferentes de personas que han sufrido de manera distinta. Pero, en todas ellas, cuentan que las personas afectadas se han sentido más reparadas, mejor, después de ese proceso.

Yo estoy convencida de que es así, que no es que los guiones hagan hincapié en que es posible. Creo que, simplemente, la escucha y el diálogo son capaces de conseguirlo.

Lo he visto de otro modo trabajando con adolescentes en procesos de mediación. También lo he leído de formas en las que otras comunidades entienden la resolución de los conflictos y la justicia, y en la aplicación de los protocolos en casos de abuso de poder y comportamientos violentos que tienen algunas organizaciones sociales. Quizás por eso cabe preguntarse por qué no se promueven más procesos de este tipo.

Hace mucho más ruido la palabra cárcel o la palabra castigo que la idea de compensar y reparar

La justicia restaurativa requiere tiempo. Quizás por eso no se hace más en este mundo lleno de barullo y prisa. Pero puede que también sea porque el sistema judicial se rige por normas hechas por hombres blancos y con poder. Leyes que son como una serpiente que hace más daño a quienes van descalzos. Leyes que no tienen ningún interés en restaurar.

Hace mucho más ruido la palabra cárcel o la palabra castigo que la idea de compensar y reparar. Quizás tenemos que buscar más esos lugares que suenan pero que no hacen ruido. Como caminar por una pradera de alta montaña donde hay sonidos que no dañan. Lugares que muestran que las personas somos capaces de ponernos en el lugar de las otras, incluso en situaciones muy difíciles, cuando hay gente que ayuda en ese proceso.

Y es así como, poco a poco, mediante una cultura dialógica, podemos seguir construyendo lugares donde las personas se responsabilicen de los comportamientos violentos o abusos de poder y haya justicia restaurativa para las personas afectadas. Lugares donde el grupo o el entorno también se responsabilizan de detectar la violencia estructural, de corregirla y repararla.

Lugares que se convierten en otra forma de afrontar los conflictos. Lugares que son una tregua en medio de la barbarie.

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