València
Las dificultades económicas y la crisis de identidad marcan la gestión de la Hispanic Society
La tarde del pasado 30 de octubre, un selecto grupo de invitados, entre quienes se encontraban varios representantes de la Generalitat, llegaron a la sede de la Hispanic Society en el distrito de Upper Manhattan de Nueva York para asistir a su gala anual. A las puertas de la elegante velada les esperaba un grupo de empleados que denunciaban las duras condiciones que la dirección quiere imponer a los trabajadores en las negociaciones del nuevo convenio.
El malestar de los trabajadores es evidente. La dirección les ha ofrecido un aumento salarial por debajo de la inflación. Además, quiere aprovechar la negociación del convenio para reducir sus aportaciones al seguro médico, un asunto crucial para los trabajadores estadounidenses al carecer de servicio público de salud. Esto implicará que los empleados estarán obligados a aportar más para el pago de ese seguro, lo que en la práctica supondría una bajada en sus salarios reales.
La dirección descarga sobre los trabajadores la delicada situación financiera que atraviesa el museo, que cerró 2024 con un déficit de 106.000 dólares
La dirección, de este modo, descarga sobre los trabajadores la delicada situación financiera que atraviesa el museo, que cerró 2024 con un déficit de 106.000 dólares. El desfase es significativo ya que se produce después de que las instalaciones permanecieran cerradas más de una década, hasta 2023, por un ambicioso proyecto de reformas, cuya última fase, todavía en ejecución, implica una inversión de unos 50 millones de dólares.
En este contexto, la inyección de más de 1,15 millones de euros anuales que esperaba recibir durante los próximos quince años de la Generalitat Valenciana, es un auténtico maná caído del cielo. Aunque no es el único. Otro recurso que la dirección encabezada por Guillaume Kientz, ha puesto en marcha en los últimos tiempos es la venta de parte de sus fondos. La última se celebró el pasado octubre con la subasta en Christie’s de cuarenta y cinco obras por las que la Hispanic ingresó más de 2,1 millones de euros.
Estas iniciativas son seguidas con recelo por los trabajadores. No solo porque se sienten marginados de la toma de decisiones y de la distribución de los nuevos ingresos, sino también porque existe el temor a que detrás haya una profunda revisión de la identidad del museo. Fundada en 1904, la Hispanic fue la gran contribución del magnate Archer Milton Huntington a la difusión de una cultura española por la que sentía fascinación. En sus mejores momentos, el museo llegó a recibir 50.000 visitantes al año, pero hoy su declive es evidente, especialmente tras su reciente y prolongado cierre.
Esta influencia latina y el influjo de las corrientes decolonizadoras, chocan con el espíritu “español” que ha caracterizado a la Hispanic Society desde sus orígenes
Alejado de las rutas turísticas de Nueva York, uno de los objetivos de Guillaume Kientz al asumir su dirección, fue revitalizar el museo implicándolo en la comunidad local. La Hispanic está ubicada en un distrito con fuerte implantación latina, especialmente dominicana. Esta influencia es tan determinante que la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, decidió elegir el pasado 8 de junio, Día de Puerto Rico, para anunciar una ayuda de 2 millones de dólares para la adecuación de los accesos a las terrazas del museo.
Esta influencia latina y el influjo de las corrientes decolonizadoras, chocan con el espíritu “español” que ha caracterizado a la Hispanic Society desde sus orígenes. Para contrarrestarlo, la dirección ha lanzado diferentes guiños, como la exposición de artistas dominicanos organizada el pasado año, o la muestra de la brasileña Adriana Varejãocon el significativo título de No olvidemos que venimos de los trópicos. Pero más allá de una necesaria revisión crítica, hay quien ve en algunas polémicas decisiones de la Hispanic un intento de marcar distancias identitarias con esa “españolidad”.
Esto explicaría, por ejemplo, la decisión de vender algunas piezas de especial importancia para un museo dedicado a divulgar el arte español. Es el caso de Santo Domingo rezando, réplica exacta del original del Greco que, en 2013, se convirtió en el cuadro antiguo más caro del mundo al superar su venta los 10 millones de euros. El cuadro de la Hispanic, que algunos expertos creen que podría tratarse de una copia realizada por el propio Greco, fue subastado en Christie’s con un precio de salida de 150.000 dólares y acabó adjudicándose por más de un millón.
Y lo mismo ocurriría con el acuerdo firmado con la Generalitat. Aunque la Hispanic mantiene en su museo los grandes paneles de Visiones de España, el acuerdo implicará la cesión de la práctica totalidad de sus fondos de Sorolla que hasta ahora eran una de las joyas de su colección y uno de sus principales reclamos.
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