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Tribuna
Votar sin miedo: primarias y el reto municipalista madrileño
El autor defiende la oportunidad de lanzar un proyecto municipalista “que no se mire en el ombligo de las instituciones —como ha sucedido en los últimos años—, sino que se entienda como parte cómplice de las luchas de la ciudad, de sus tejidos activos”.
En la ciudad de Madrid se está consumando poco a poco un proceso que comenzó hace ya cinco años. A pesar del giro conservador emprendido entre algunos actores del cambio —capitaneados en la ciudad de Madrid por su alcaldesa— y más allá de la nueva adicción al pelotazo urbanístico y a la ciudad marca que padecen algunos sectores de la izquierda, podemos dar por consolidada una vía de escape de cara a las elecciones de mayo de 2019.
El lunes se conocieron los resultados de las primarias de la nueva candidatura municipalista de la capital. Madrid en Pie, coalición formada por Bancada Municipalista, Anticapitalistas e Izquierda Unida anunciaba que en sus primarias habían participado más de 3.700 personas y que Carlos Sánchez Mato sería su cabeza de lista.
Lejos de lo que pudiera preverse, entre los cinco puestos de salida se han colado tres miembros de La Bancada municipalista, en números Izquierda Unida acumulaba en su cabeza de lista 1.600 puntos (48%), La Bancada otros 1.152 (34,5%) y Anticapitalistas cerraba con 542 (16,29%) para la suya. Pero si a estos resultados les eliminamos las cabezas de lista y comparamos los votos equivalentes por listas, vemos lo que ha sucedido en las listas. Haciendo este cálculo vemos como La Bancada logra 1028,2 votos de media, Izquierda Unida 1025,1 y Anticapis 575,4.
La pregunta es ¿cómo es posible que Bancada Municipalista —un proceso de reciente constitución—, haya logrado estos resultados? Este hecho es difícil de entender si tenemos en cuenta que del otro lado están organizaciones mucho más consolidadas y de mayor trayectoria, pero podemos explicarlo atendiendo a las especificidades de una buena parte de los movimientos de la ciudad y la forma en que se han reactivado de cara a este proceso municipalista que nació hace poco.
De Municipalia a Madrid en Pie Municipalista
Muchas veces la memoria es frágil, pero la hipótesis municipalista madrileña —como sucede en muchas ciudades y pueblos desde 2015—, ha contado con un ingrediente movimentista, esto es, de gentes venidas netamente desde procesos de movimientos sociales (centros sociales, movimientos de vivienda, feminista, ecologistas y de barrio) que ha sido determinante para dotar a las candidaturas de nuevos anclajes en sus territorios. Lejos de participar en este ámbito por confiar en las instituciones, desde muchos sectores se entendía que era el momento de conquistar algunas posiciones institucionales que expresasen de manera clara y directa en el ámbito institucional el programa político que en las calles, colectivos y organizaciones se venía peleando décadas atrás.Este fue el propósito en 2014, cuando un proceso madrileño denominado “Municipalia” trató de recoger gran parte de ese espíritu movimentista y quincemayista —tradicionalmente más abstencionista que otra cosa—, para darle forma a través de una propuesta municipalista que se apoyaba en el afuera del ámbito institucional y que se entendía como construcción de contrapoder, esto es, de consolidación de movimientos autoorganizados y de luchas.
Desde 2015 esa idea quedó desdibujada y defendida dentro del Ayuntamiento de Madrid por los sectores de Ganemos Madrid. Expresada por seis concejales que han mantenido la posición y mostrado de manera clara que el camino que nos fijamos en mayo de 2015 no era el que había tomado el gobierno de la ciudad, que era necesario apostar con mayor determinación por las políticas de nuestro programa electoral.
Las votaciones divididas de Ahora Madrid en el pleno, la fuerte oposición a macro-operaciones urbanísticas, la defensa de las remunicipalizaciones o la implementación de políticas de vivienda realmente efectivas, han sido algunos de los caballos de batalla de estos años. Y sin duda, esta posición ha sido central para que muchos de los procesos de movimiento de la ciudad de Madrid —claramente desencantados con políticas centrales del Ayuntamiento de Madrid— encontrasen en el discurso de los concejales díscolos cierto lugar de reconocimiento.
Sin embargo, pese a las batallas de estos años y de hacerse evidente que dentro de Ahora Madrid latían dos proyectos distintos, aún en el otoño de 2018 la mayoría de actores de la ciudad permanecían en una posición ciertamente pasiva. Con ellos se asumía en cierto modo la hegemonía impuesta por el Carmenazo, mientras el proyecto municipalista madrileño se derrumbaba y la mayoría de sectores activos o afines del movimiento municipalista se empezaban a marchar con cierta resignación a sus casas.
Sin duda, el gran acierto en esos tiempos en los que parecía que la izquierda estaba condenada a ser representada en mayo de 2019 por sus sectores más conservadores, fue lanzar una iniciativa que recuperaba el espíritu de 2015. En otoño de 2018 nacía La Bancada, que habilitaba en la ciudad la posibilidad de presentarse a las elecciones de mayo de 2019 fuera del manto de encantamiento que parecía producir el carmenismo. Recuperando un programa político basado en pararle los pies a las élites financieras de nuestra ciudad.
En diciembre de 2018 se producía la primera asamblea abierta convocada por La Bancada donde participaron 430 personas y donde se volvió a hablar de un programa político que debía afrontar con valentía los retos de nuestra ciudad. De nuevo, numerosos actores movimentistas se volvían a juntar para no dejar de lado las políticas municipales, para pensar de nuevo cómo mantener las posiciones conquistadas en 2015. Este proceso de reagrupamiento de sectores en dispersión afines al municipalismo es lo que se ha expresado en los resultados de La Bancada en estas primarias, incluso en un contexto donde en general los partidos políticos han ganado hegemonía y algún que otro rodillo en los procesos.
Sin embargo, el reto comienza ahora. Tenemos la oportunidad de lanzar un proyecto municipalista que no se mire en el ombligo de las instituciones —como ha sucedido en los últimos años—, sino que se entienda como parte cómplice de las luchas de la ciudad, de sus tejidos activos, que esté a las órdenes de los movimientos y sea capaz de impulsar y amplificar las luchas, también de dotarlas de cierta infraestructura.
Nadie debe pensar que el avance de la derecha en nuestra ciudad se va a detener realizando su programa político, como ha sucedido en materia de urbanismo, tampoco construyendo marcas electorales que nada saben ni quieren saber del trabajo a pie de obra, ni mucho menos abandonando el barco si se perdieran las elecciones. A partir de mayo —como siempre— nuestra ciudad se juega palmo a palmo en la calle y en las instituciones.
Ahora viene una campaña dura, pero el primer objetivo de reagrupar, imaginar la posibilidad de una alternativa al carmenismo y recomponer la desdibujada imagen que el municipalismo madrileño tenía hace tan solo tres meses ha sido una misión colectiva donde La Bancada ha jugado un papel determinante. Con la generosidad de todos y todas, nos toca ahora poner a Madrid en Pie.
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