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Ferrocarril
Orwell y el tren de Extremadura
La no adhesión de las principales plataformas ciudadanas por un tren digno a las movilizaciones promovidas por la Junta de Extremadura y los principales partidos políticos, ha suscitado los reproches de algunos responsables socialistas a estas organizaciones.
Ofende ver y leer opiniones como las vertidas en las redes sociales de Internet por la autoproclamada “Portavoz De Izquierda Socialista De Extremadura”, en cuyo portal de facebook, apenas 24 horas después de la manifestación en Cáceres por el Tren digno, ha expresado, sin pudor alguno:
“La Milana por su narcisismo perdieron (sic) el tren, ayer no quisieron mojarse, esto era lo serio, lo suyo si bien simpático no deja de ser charanga y pandereta, boina y chambra”.
El post no solo daña la vista por su mala e imposible sintaxis, sino también por su soterrada inquina contra una organización, Milana bonita, que, de modo atrevido, altruista e imaginativo, inició una protesta que ha logrado poner en el punto de mira nacional la realidad del tren de Extremadura, ahora aprovechada por el PSOE extremeño -en el gobierno de la región-, el PP -en la oposición-, y otras organizaciones sindicales y ciudadanas que le bailan el agua a las dos anteriores, sobre todo a la primera, y que pretenden obtener -tanto unas como otras- de esta reivindicación un pingüe beneficio electoral, haciendo de ello bandera regionalista que pueda unir a todos los extremeños y extremeñas, con la vista puesta en la cercana cita electoral.
Milana bonita, que, de modo atrevido, altruista e imaginativo, inició una protesta que ha logrado poner en el punto de mira nacional la realidad del tren de Extremadura
Es de sospechar que, para esta ocasión, el PSOE extremeño y las diversas corrientes que emanan (y maman) de él, habrá movilizado no ya a sus bases ideologizadas, que deben ser exiguas y andar esquilmadas por la traición continuada durante tantos años a la misma ideología, sino también a quienes forman parte de las redes clientelares que ha sabido tejer durante décadas de gobierno en Extremadura. Así lo hizo también cuando años atrás “obligaba” (las comillas sobran) a todo aquel extremeño o extremeña que tuviera algo que agradecerle en materia laboral, a asistir a las manifestaciones a favor de la implantación de una refinería en Tierra de Barros. Por aquel entonces también las mismas organizaciones sindicales que el domingo pasado se manifestaron en Cáceres supieron estar a la vera de su señor, en primera línea de un frente de batalla que abogaba por satisfacer los intereses económicos de un plutócrata a costa de joder buena parte de la tierra que pisamos y el aire que respiramos.
Nada más empezar, en su distopía 1984, George Orwell narra el singular evento que el Partido organiza a diario entre sus funcionarios y la ciudadanía en general: los dos minutos de odio.
Durante dos minutos se proyecta en una gran telepantalla la imagen del odiado Goldstein, antes significado miembro del Partido y ahora traidor confeso y repudiado, para que los televidentes puedan expresar su odio contra él y así satisfacer su ira. Más allá del significado político de la propaganda que convierte al Gran Hermano en salvador de la patria, cuya cara dulce y amistosa aparece tras el rostro de Goldstein, de rasgos semejantes a una rata, subyace la crítica de Orwell a un partido totalitario capaz de organizar y orientar las manifestaciones entre la ciudadanía, con intención de sofocar probables rebeliones contrarias a sus intereses antes de que broten, desviando el descontento de la misma. Como sabe bien quien haya leído la novela, hacia el final se descubre que el mismo Partido organizaba la disidencia.
Venderán como humo su indignación regionalista sin acompañarla de acciones concretas, mientras inventan un espacio de protesta inocuo que satisface el deseo de movilización de un rebaño desconcertado que ha olvidado cómo se brama y pisotea
Solo uno o dos días después de la manifestación en Madrid y en Cáceres del PP y del PSOE extremeños (y adláteres), el tren de Extremadura ha vuelto a sufrir retrasos e incidencias varias. Mientras las sufra ambos partidos tendrán un motivo claro y rentable para hacer un discurso vacuo e inútil sobre sus aspiraciones como adalides de una tierra, la extremeña, a la que los políticos han prestado siempre flaco favor, más pendientes del rédito electoral que del beneficio de la gente de boina y chambra, a la que critica la portavoz de Izquierda Socialista. Esto es lo que tenemos y esto lo que nos espera. Venderán como humo su indignación regionalista sin acompañarla de acciones concretas, mientras inventan un espacio de protesta inocuo que satisface el deseo de movilización de un rebaño desconcertado que ha olvidado cómo se brama y pisotea.
Ya lo dejó escrito George Orwell:
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Chema, excelente artículo que describe muy bien la realidad caciquil extremeña