Salamanca
Isótopos bursátiles, o cómo enriquecerse con el uranio pobre de Salamanca

Retortillo (Salamanca) tiene 204 habitantes, cuatro concejales del PP y uno del PSOE, un balneario a orillas del río Yeltes, una zona de especial protección para las aves y una compañía minera australiana que no le quita el ojo de encima. Berkeley cotiza en bolsa y desde que la pasada semana el alcalde del PP le concedió el permiso de obras para su proyecto de mina de uranio a cielo abierto, las acciones de la empresa se dispararon, hasta los 0,47 euros que marcaban ayer.
“La concesión de la licencia es un hito significativo en materia de permisos para Berkeley y un paso positivo en el desarrollo del proyecto”, indicó la compañía en una nota a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
El texto recoge la esencia especulativa de la empresa y cómo en los últimos meses ha conseguido multiplicar por tres su valor interanual en el Mercado Continuo —una especie de Ibex 35 ampliado—: el 21 de agosto de 2019 una acción apenas costaba 0,15 euros. Lo importante no es el uranio de escaso valor que albergan algunas rocas de Salamanca, sino cómo vender la moto en un mercado ávido de compraventas.
Lo importante no es el uranio de escaso valor que albergan algunas rocas de Salamanca, sino cómo vender la moto en un mercado ávido de compraventas
Las cinco principales organizaciones ecologistas del Estado —Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF— reclaman al Ministerio para la Transición Ecológica que no renueve la autorización previa para la construcción de la planta de fabricación de concentrados de uranio, un permiso que la multinacional consiguió hace cinco años con el informe favorable de la Junta de Castilla y León (gobernada por el PP), pero que obtuvo con “una declaración de impacto ambiental que no tenía en cuenta las consecuencias de la fabricación de concentrado de uranio, ni tampoco el almacenaje de residuos radioactivos que genera la producción de yellow cakes”, alerta Carlos Bravo, consultor de WWF.
El Ministerio para la Transición Ecológica aún no ha tomado una decisión sobre Retortillo e indica que la autorización previa expira a final de año, debido a la prórroga del confinamiento
El permiso expiraba a primeros de septiembre, pero con la prórroga debido al confinamiento caducará “a finales de año”, indica el Ministerio, que se encuentra “evaluando la solicitud y las circunstancias y aún no se ha tomado una decisión”, explican a El Salto. Han rechazado detallar con qué documentación cuentan para valorar la renovación o suspensión de la autorización previa.
exceso de Uranio en el mercado
Bravo recuerda que los planes para obtener uranio nacional se remontan a la dictadura, cuando España pretendía erigirse como potencia nuclear y, con la ayuda de aviones estadounidenses para la prospección visual, el régimen buscó uranio y abrió pequeñas minas. Las más conocidas, las de La Haba en Badajoz y Saelieces El Chico (Salamanca).
Pronto comprobaron que la riqueza del uranio español es muy baja. “Las minas más importantes se encuentran en Australia y Canadá, principales productores del mundo”, explica el experto, quien recuerda que, en este momento, “hay exceso de uranio en el mercado”. Tras el desastre de Fukushima, Japón decidió cerrar todas sus centrales y, por su parte, España acordó el pasado año con las principales compañías eléctricas el cierre progresivo de todas las nucleares, “por lo que es poco probable que un uranio de mala calidad tenga salida”, indica Bravo.
Las yellow cakes, tortas amarillas o concentrados de uranio que podrían producirse en Retortillo, tendrían una concentración del 99,3% del isótopo de uranio 238, y del 0,3% del número 235. El 235 es el isótopo bueno, el que cuenta con la fuerza necesaria para dividirse cuando es bombardeado por un neutrón y crear la energía necesaria para el funcionamiento de las centrales nucleares. Para enriquecer ese compuesto, Berkeley debería enviar las tortas a una fábrica extranjera de enriquecimiento de uranio, una planta que requiere de una autorización militar para la que España no tiene rango.
“Berkeley no es una empresa minera en Australia, sino que se dedica a la compra de yacimientos y a especular con ellos, por ello el proyecto de Retortillo está orientado a generar expectativas y beneficios bursátiles”, concluye el consultor de WWF
Mientras, en las notas a sus accionistas y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Berkeley se jacta de contar con el beneplácito del Comité de Ciencias Nucleares (NSC, en sus siglas en inglés): “En julio de 2020, el NSC emitió un informe favorable para la extensión de la validez de la autorización previa para la planta de concentrado de uranio como instalación radiactiva”, organismo con el cual, según la compañía, han mantenido a lo largo de los últimos meses varias reuniones telemáticas.
Cada permiso y cada paso positivo han sido publicitados adecuadamente, forjando la imagen de que el proyecto de minería se llevará a cabo, aupando la cotización en bolsa. A pesar de que los tres promotores de este proyecto crearon pérdidas por valor de 2.500 millones al Gobierno francés con su empresa UraMin, que pretendía explotar uranio en Namibia.
En España, la Empresa Nacional de Uranio (Enusa) decidió al comienzo del proyecto no participar en él y no cometer los mismos errores que su homóloga francesa.
El portavoz de la Plataforma Stop Uranio, José Ramón Barruecos, que vive en el pueblo de al lado de Retortillo, Villares de Yeltes, indica que “la licencia urbanística parcial que obtuvo la semana pasada es muy importante, porque con ella puede iniciar las obras. Nosotros también pensamos que es una especulación bursátil, pero no podemos estar seguros y siempre nos queda la duda de que, dependiendo del precio del uranio, puedan llegar a abrir la mina”. El próximo sábado 22 de agosto a las 13h., en el cruce de la fuente de San Esteban, han convocado su concentración anual de protesta.
Esta plataforma lleva años luchando contra el macroproyecto de minería que, de momento, ya ha talado 2.000 árboles para llevarlo a cabo, entre ellos, encinas centenarias. Barruecos recuerda también que “hubo gente que se empadronó en el pueblo ante la publicidad de la empresa de que iba a contratar a 2.500 personas”. Ese reclamo, junto con una inversiónd de 250 millones de euros, es el que describen en su sinopsis en la bolsa de Madrid. Omiten que para llevar a cabo el proyecto, Portugal ha solicitado información al Gobierno español. La proximidad del río Duero a esta mina de uranio hacen muy probable la contaminación del agua por escorrentía y por el polvo radioactivo que genera la explotación, advierten las organizaciones ecologistas.
“Berkeley no es una empresa minera en Australia, sino que se dedica a la compra de yacimientos y a especular con ellos, por ello el proyecto de Retortillo está orientado a generar expectativas y beneficios bursátiles”, concluye el consultor de WWF.
Ahora, la pelota está en el tejado del Ministerio para la Transición Ecológica. Su negativa no alteraría la vida de estos pueblos, ni se cerrarían fábricas ni se perderían trabajos, pero podría hundir en bolsa a una empresa que despuntó a golpe de anuncios y promesas de futuro.
Investigación
La pesadilla del sueño nuclear español
Energía nuclear
Un repaso al desastre perpetrado por Berkeley
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