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Ramallah, 11 de abril de 2019. El día 9 de abril, como todas las elecciones en Israel, fue también un día para hacer seguimiento por parte de la población palestina, tanto la que vive en Israel como la del Territorio Ocupado. La educación, cesta de la compra, la sanidad, el agua que comprar, los negocios que realizar dependen mucho de lo que el Gobierno o el Parlamento israelí decidan. Con el 98% de los votos escrutados y una participación del 67% de la población con derecho a voto (excluidos las palestinas y palestinos residentes en Jerusalén), es prácticamente seguro que Likud, el partido de Netanhayu gobernará con el apoyo, eso sí, de partidos de ultraderecha. El resultado no ha sorprendido a nadie, las opciones eran elegir entre lo malo y lo peor.
La población israelí ha elegido lo peor, que es lo que preocupa: un giro a la extrema derecha que, en lo que concierne a la población palestina, supone aún más medidas represoras por parte de Israel.
También destacan las organizaciones de DDHH palestinas la alta abstención por parte de la población palestina en Israel, que ha llegado hasta el 20%, mayor que en otras ocasiones. Signo de la no integración en el sistema social israelí, la frustración por la situación con respecto a las opciones de izquierda israelíes o la lista árabe conjunta (que pasará de tener 13 asientos en el parlamento en la última legislatura a 4 en la próxima), la frustración con la situación en Oriente Medio en general y también como consecuencia de la campaña de boicot a las elecciones israelíes partiendo de considerar a Israel como un estado colonial y de apartheid donde la población palestina no quiere participar.
Pero este 2019, tras 71 años de ocupación israelí, de nuevo el 15 de mayo está marcado en el calendario por otra razón más allá de la de conmemorar la Nakba, desastre en árabe, cuando miles de familias palestinas fueron expulsadas de sus lugares de origen por las fuerzas militares sionistas y se proclamó la creación del Estado de Israel. Con elegida puesta en escena, la administración Trump ha avanzado desde la toma de posesión del Presidente de Estados Unidos, en medidas de apoyo “ciego” como lo califica la Organización para la Liberación de Palestina, a Israel, sus ojos en Oriente Medio. El 15 de mayo de 2018, EEUU movió la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, un hecho con el que reconocía a la ciudad como capital de Israel, contraviniendo el estatus internacional de la misma.
El 15 de mayo de 2019, EE UU anunciará el llamado “acuerdo del siglo” que, vendría, según Trump, a “salvar” a Oriente Medio de todos sus problemasy con un futuro Presidente, Netanyahu que supone según Trump, "una oportunidad para la paz". ¿Hasta qué punto el “acuerdo del siglo” no se está implementando ya? Es lo que opinan organizaciones de la sociedad civil palestina que no esperan nada novedoso ni mejor de las políticas de colonización y apartheid que Israel está implementando. Y mucho menos ahora que la sociedad israelí parece haberle dicho a sus políticos y al propio EE UU: adelante con “El Plan” tras 70 años de políticas de hechos consumados hoy refrendadas sin veto ni observación alguna por parte de EEUU: anexión de Jerusalén Este de manera unilateral por Israel contestada por el reconocimiento oficial de EE UU de la soberanía de Israel sobre esta parte de la ciudad también; la población refugiada en la diáspora no debe estar en la mesa negociaciones del proceso de paz contestada con los recortes a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA); y la ocupación de los Altos del Golán sirios contestada por un reconocimiento también a la soberanía del estado, oficialmente declarado judío, sobre estos territorios. Los planes de EE UU sobre la cuestión palestina son claros según las organizaciones con las que trabaja Paz con Dignidad: se quiere acabar con la cuestión palestina, dándole a Israel el máximo de tierra con el mínimo de gente palestina reduciendo su presencia a Gaza y a las principales ciudades como Ramallah, Belén o Nablus pero sin discutir la cuestión de la población refugiada o Jerusalén frente a lo que defiende una mayoría palestina, siguiendo las resoluciones de Naciones Unidas sobre estos temas.
No sabemos si este “acuerdo del siglo” incumbirá sólo a Palestina o a toda la región de Oriente Medio donde también la estrategia de EE UU es clara desde hace años, si bien ahora Trump la ha verbalizado de una manera totalmente abierta frente a la ausencia de declaraciones públicas en favor de Israel en años pasados. La principal premisa es la de defender los intereses propios que son también los de Israel. Así, la estrategia del dividir y separar que está aplicando en Irak desde que fuese invadida, en Siria o Yemen. Además, junto con Siria, Irán y Líbano (con Hezbolá) lideran una fuerte oposición a las políticas estadounidenses, cuya último “regalo” tal y como lo ha calificado la prensa local, a Israel ha sido la declaración de la Guardia Revolucionaria iraní como grupo terrorista. Se trata de un cuerpo creado en 1979 que hoy es una importante fuerza militar, política y económica de Irán, clave para la estabilidad de la región en tanto que apoyo con dinero, armas, tecnología, formación y asesoramiento a gobiernos aliados. Irán ya ha anunciado medidas recíprocas con respecto al cuerpo militar estadounidense.
Ante este panorama, no es fácil encontrar bastante pesadumbre entre la sociedad civil palestina, así como entre profesionales del sector de la cooperación internacional. Predicen una continuación con los planes de anexión de mayor territorio en Cisjordania por parte de Israel. La política de hechos sobre el terreno volverá a aplicarse, en este caso quizás de manera gradual a territorios de área C1 o en zonas donde ya existen grandes asentamientos israelíes ilegales como Maale Adumin y Gust Etzion cerca de Jerusalén. Unas anexiones que se realizarían sin grandes anuncios como el que protagonizó Netanyahu en campaña electoral, sino con un bajo perfil para no suscitar las protestas y condenas de la comunidad internacional.Y entonces, ¿qué hará EEUU? ¿Reconocerá la soberanía de Israel sobre estos territorios como ha hecho con los Altos del Golán? ¿Es esto lo que entiende Trump por traer paz a la zona?Desde Palestina, están convencidas de que este apoyo a Israel y sus políticas y movimientos está blindado. Pero también que la población palestina resistirá y se opondrá a cualquier intento de traer la paz a la zona a través de planes que violentan las cuestiones más básicas de la lucha por su autodeterminación y gobierno. Una paz por la fuerza, no puede considerarse paz.
Una paz que no respeta la legislación internacional como el Derecho Internacional Humanitario, el de los Derechos Humanos, la Convención de los Derechos de la Infancia, no puede considerarse paz
Y es ahí donde los gobiernos europeos, también el del Estado Español, deben comenzar a mostrar firmeza en su responsabilidad para que Israel al menos, cumpla la legalidad. La respuesta fuera de estos términos no puede calificarse de menos que de dejación de funciones y dar la espalda a la justicia y reparación de un pueblo castigado ya durante 70 años consecutivos.
1Los Acuerdos de Oslo dividieron el territorio palestino ocupado en tres zonas con soberanías, en teoría diferentes: A bajo control militar y civil palestino; B, bajo control militar israelí y civil palestino y zona C, bajo control total por parte de Israel.
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Puede ser un blog pero es la verdad ... Mira los periodicos o canales de noticias ... Mira you tube...
Creí que leía un artículo de un periódico serio, pero me di cuenta que sólo es un blog de OPINIÓN
Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina. 1 Tesalonicenses 5:3
asi es, ya se esta configurando el panorama para el cumplimiento de esa profecia final
Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina. 1 Tesalonicenses 5:3