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Política
Río revuelto a izquierda y derecha en la antesala de la investidura de Feijóo
Son días de agitación en el mundillo político. Los ánimos están crispados porque el poder está en disputa y el bando que parecía tenerlo todo atado finalmente se quedará con el mentón sobre la mesa esperando el plato sin servir, mientras que al que dieron por defenestrado está buscando todas las formas posibles con tal de seguir en Moncloa. Incluso animándose a lo que nunca se habían atrevido.
La semana que está muriendo fue testigo de chisporroteos al interior de PSOE, PP y Sumar, además del esgrima verbal entre Esquerra Republicana y Junts al cual ya nos tienen acostumbrados. La semana por venir constituirá otro hecho histórico para la democracia española.
Por primera vez desde la muerte de Franco habrá un candidato de las derechas mandatado por el Rey para ser investido y que no lo conseguirá, salvo que una traición de último momento haga que ocurra el milagro y con él, una bomba neutrónica sobre el sistema político. Solo Pedro Sánchez ostentaba hasta ahora el papel de candidato que no logró los votos (en el intento de investidura de 2016 que rechazó Podemos), pero Alberto Núñez Feijóo, el próximo viernes (día de la votación por mayoría simple, dos días después de la de mayoría absoluta) entrará en ese sitial.
Hace muchos días que Feijóo viene dando a entender en público que lo suyo no saldrá y no se le han escuchado ideas para desatascarlo
Lo que sí es un hito hasta ahora no ocurrido es que el candidato se dé por vencido antes y casi no haga intentos por sumar otras voluntades. Sánchez, un pitbull de la política que nunca se da por vencido, hasta último momento buscó en 2016, en 2019 y ahora en 2023 los apoyos necesarios. Ya hace muchos días que Feijóo viene dando a entender en público que lo suyo no saldrá y no se le han escuchado ideas para desatascarlo. Su reacción a los pedidos de amnistía fue cancelar el encuentro formal con Junts. Hacen gala de ser el gran partido conservador español: nada puede cambiar, menos los impuestos (y a la baja).
Opinión
Opinión Señoros S.A.
Espinas y amnistía
La rosa socialista parecía un muñeco vudú por los pinchazos. La vieja guardia felipista salió en tromba a cargar contra la estrategia de la Ejecutiva sanchista de pactar una amnistía con los dos partidos soberanistas catalanes a cambio de facilitar la investidura. González y Alfonso Guerra, expresidente y exvicepresidente del Gobierno en tiempos lejanos y muy distintos se olvidaron de sus negociaciones con ETA, de sus concesiones a Jordi Pujol y el PNV y, sobre todo, del buen gusto que tiene envejecer políticamente con gracia.
En el ocaso de su trayectoria, octogenarios ambos, se han prestado a ser fetiches de una de las derechas más rancias de Europa y hasta con la falta de decoro de frases machistas casposas contra la vicepresidenta Yolanda Díaz. Aunque no cuajen en la militancia socialista, el desgaste es evidente.
Felipe González y Alfonso Guerra se han prestado a ser fetiches de una de las derechas más rancias de Europa
Justo en la semana en que el bloque plurinacional (y si se quiere, progresista, aunque esté el PNV y Junts en la partida) ha tenido su segundo éxito con la aprobación del cambio de reglamento para incorporar la normalidad de las lenguas cooficiales en el Congreso. Es decir, lo que ya ocurría en el Senado y que a nadie le molestaba porque los votantes ignoran completamente la cámara alta.
En medio de esta ebullición, Génova dejó trascender que Feijóo llamó por teléfono al barón García-Page, opositor interno de Sánchez. El presidente de Castilla-La Mancha se ocupó de decir públicamente que no pierdan tiempo buscando en él un lobista para operar un tamayazo. “El que esté jugando a que la falta de votos del PP se lo compensen tránsfugas del PSOE, puede que los encuentren, pero desde luego no será porque yo los busque ni yo los ampare”, afirmó.
El martes comienza la sesión de investidura que acaba el viernes y todo el campo conservador español está activado para conseguir la proeza: siete abstenciones de socialistas para que gane Feijóo
Su “puede que los encuentren” ha retumbado en los medios con estruendo. El martes comienza la sesión de investidura que acaba el viernes y todo el campo conservador español está activado para conseguir la proeza: siete abstenciones de socialistas para que gane Feijóo. O si no, en octubre en el pleno de Sánchez, cinco que voten en contra o las abstenciones que hagan falta (allí depende de cómo vaya a votar Coalición Canaria, que ya anunció que votará a favor de Feijóo pero también podría hacerlo por Sánchez).
El eje del conflicto es la amnistía, aunque de trasfondo hay mucho más sin dudas. Pero al respecto, hay que entender que para el nacionalismo español (que no es solo de derechas) es una línea roja amnistiar a quienes intentaron una secesión, por más que no hubo violencia (por tanto, no hubo golpe de estado) según el propio tribunal que los juzgó al obviar el delito de rebelión (misma opinión de todos los tribunales europeos que negaron las extradiciones).
El martes pasado, el líder de ERC, Oriol Junqueras, dijo frente al Congreso que la amnistía era un “acuerdo existente” con el PSOE. Se debe recordar que en su segundo comunicado de agosto, Esquerra Republicana borró la palabra amnistía al informar del pacto alcanzado para encumbrar a Francina Armengol en la cámara.
Referéndum del 1 de octubre
Referéndum del 1 de octubre Denunciar la represión, nexo de unión de un independentismo discorde
Fuentes de la cúpula de ERC explican ante la pregunta de El Salto que lo que está pactado es la resolución de desjudicializar el conflicto y resolver la situación de los casi dos mil encausados pendientes por el ‘procés’ y que ellos consideran que la amnistía es el sinónimo que engloba ese concepto. En Junts se limitaron a responder: “Los acuerdos de ERC los explica ERC. Nosotros nada que decir”.
En la cima de Ferraz, uno de los altos cargos que más sigue a sol y a sombra a Sánchez sigue en su modo escueto y responde a El Salto: “Discreción”. Ante la insistencia, solo señala que toda decisión será dentro del marco legal vigente y admiten que apretarán el acelerador de la negociación tras la investidura de Feijóo: “Tras la falta de respeto del líder del PP que hace perder el tiempo a todo un país, la aspiración es ir a una investidura de Sánchez en el menor tiempo posible”.
La convulsión también es compartida en el flanco de Sumar, en donde ha regresado el pulso con Podemos. Hay una diferencia gigante en el tono: los morados verbalizan públicamente las diferencias mientras que los ‘yolanders’ actúan callados. Un ejemplo es la decisión de no darle portavocía adjunta a los morados al definir el grupo parlamentario y al ubicar a los cinco legisladores de Podemos “en los peores despachos posibles de todo el Congreso”, según han dejado trascender por lo bajo.
La convulsión también es compartida en el flanco de Sumar, en donde ha regresado el pulso con Podemos
El juego con fuego a veces quema y ha empezado a hacerlo. Algunos diputados que tienen una relación cordial con Podemos (miembros de una de las tantas confluencias de Sumar) han expresado a la dirección del grupo parlamentario su malestar en la decisión de Ione Belarra de enviar sus propuestas propias al PSOE y su sugerencia de negociar con Sánchez en paralelo a lo que acuerde Díaz.
“Esto no puede ser así, somos un grupo y si empezamos así se pierde la noción de conjunto”, expresaba uno de los miembros del grupo a El Salto. De hecho hubo una queja a Marta Lois, la portavoz, y la respuesta fue quitarle el hierro y dejar saber que no habrá negociaciones paralelas. “Es esperable, es lo que tienen que hacer, se quieren diferenciar”, se la escuchó decir.
Lo de exigir que Irene Montero siga al frente de Igualdad podría tener otro subtexto. Subir el precio de la ministra en funciones para que cuando se reciba la negativa haya una compensación. Un axioma de la negociación política que ya usó Podemos con Sánchez: cuando el PSOE vetó a Pablo Iglesias la propia Montero dijo que si ellos tenían que ceder en entregar su principal activo exigían a cambio más carteras. No prosperó aquello y hubo repetición electoral.
Una de las ideas que circulan es hacer a Irene Montero candidata a eurodiputada en las elecciones europeas del año que viene
Fuentes conocedoras de los diálogos dentro de Podemos comentan que una de las ideas que circulan es hacer a Irene Montero candidata a eurodiputada en las elecciones europeas del año que viene, aprovechando el tirón de prestigio internacional que ha ganado la ministra por sacar adelante las leyes de mayor vanguardia progresista en materia de feminismo y derechos LGBTI. Además, el Parlamento Europeo es un buen refugio para barajar y dar de nuevo y una fuente de ingresos y facilidades de las cuales el partido, en su peor momento electoral desde su fundación, se podría beneficiar.
La exaltación también es interna
El Partido Popular, como cabeza visible de todo el entramado conservador que integra también Vox, los poderes fácticos y las terminales mediáticas, sigue impulsando la estrategia de exaltación y polarización. Este domingo de hecho hablará Isabel Díaz Ayuso en el acto convocado en la madrileña plaza de Felipe II, además de Aznar y Rajoy y se espera con ansias el acto de octubre en Barcelona.
Pero la segunda derrota parlamentaria en lo que va de la Legislatura y la falta de resultados parece tener nervioso a Génova. La reacción por la mención de tres frases en euskera de Borja Sémper durante su crítica a la reforma del reglamento ha sido sobredimensionada.
Preguntado el martes en el patio del Congreso por El Salto, Sémper dijo sin titubeos que Feijóo sabía que él utilizaría palabras en euskera y que estaba de acuerdo porque el objetivo era exhibir la contradicción a su entender en la que caían los reformistas: que las lenguas sí se pueden utilizar en tanto se traduzca uno mismo lo que dice.
Pues el resultado fue desastroso porque muchos diputados y dirigentes del PP, quizás algunos enfadados por el rol preponderante que ya tiene el donostiarra a pesar de ser muy novato en Madrid, salieron el mismo martes al mediodía a filtrar sin piedad su disgusto con el discurso de Sémper, quien se vanaglorió de llevar una vida bilingüe con sus hijos en Gipuzkoa. Rápido siempre de reflejos, Gabriel Rufián, con quien mantiene una relación personal de amistad, lanzó el dardo envenenado en el hemiciclo: “Ojalá la derecha española se pareciera más a usted que a Ayuso”.
Esa diferenciación puede ser parte del problema. Hay caos estratégico desde hace varios meses en Génova. La tropa de Feijóo es heterogénea e ideológicamente difusa: el número tres del partido, Elías Bendodo, por ejemplo, fue un exdirigente cercano a Soraya Sáenz de Santamaría, quien representaba un ala de radicalismo neoliberal en lo económico pero centrismo político muy distinto al thatcherismo trumpista de Ayuso. Hoy día es un representante del poderoso presidente andaluz en la cúpula del PP nacional, cuyo estilo difiere del PP madrileño y valenciano, los otros dos grandes polos de poder.
En el medio está Feijóo, cuya oriunda Galicia es sede de otro estilo de PP, más caciquil pero sin banderas rojigualdas. El problema del expresidente de la Xunta es que está atrapado entre la espada y la pared, es decir, entre el sistema electoral español y el trumpismo. Las dudas y los pasos erráticos exhiben la inseguridad de dar un golpe de timón en favor de un lado u otro porque ambos pueden traerle problemas.
Si Feijóo acelera en el trumpismo como hace Ayuso y se acerca a postulados de Vox puede perder votos en algunas circunscripciones donde el PP ha recuperado terreno. Tres ejemplos: el PP absorbió votos en Illes Balears del espectro conservador y dejó al Pi (una especie de PNV mallorquin) sin representación en el parlamento autonómico. También recuperó votos en Euskadi y se llevó dos escaños en vez de uno como en 2019, arrebatándole al PNV uno (los ‘jeltzales’ tuvieron seis en 2019 y ahora cinco). En Asturies, aunque Foro Asturias no se presentó a las generales, también hay un voto de derechas más identitario. Allí el PP subió otro escaño.
Unos pocos miles de votos de diferencia en algunas circunscripciones pueden llevar a perder unos pocos escaños que cobran mucha importancia en la situación de empate de bloques que hay. Escorarse al ayusismo le podría costar caro en una repetición electoral a Feijóo, justo ahora que se estaba beneficiando de la desaparición de Ciudadanos.
No es la única derecha que se estremece. Si bien al sur del Ebro no tuvo mucha repercusión, esta semana ocurrió un hecho que muestra el cambio del termómetro político en Catalunya: las elecciones para la Cambra de Comerç de Barcelona, la entidad más importante que aglutina a la burguesía y el empresariado catalán, fueron ganadas por liberales no independentistas, que habían arrasado en los comicios de hace cuatro años. Otro símbolo, junto con el ascenso del PSC, que muestra el declive soberanista.
El partido de Carles Puigdemont, con muchos integrantes vinculados a la élite industrial y comercial catalana, seguramente toma nota de estos cambios que vienen dándose. Quizás por eso es que ahora sí están negociando y ya han acompañado al PSOE en dos votaciones. Otra buena noticia en el camino de Sánchez hacia su tercer investidura.
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Los “chisporroteos al interior del PSOE”:
-Del discurso podemita de Sánchez para ganar las primarias a Susana Díaz al discurso ultraconservador y antifeminista del felipismo y el guerrismo pasando por la camarilla de Moncloa (Oscar López, Hernando, etc.) cuya deriva conservadora hace del PSOE “ser la misma mierda que el PP”. Qué oportunidad ha perdido la izquierda para ampliar el espacio político teniendo en cuenta que con ese objetivo se confió en Yolanda.
-La progresía mediática está dividida sobre la cuestión de la amnistía. Un bocado demasiado grande para el timorato PXXE. Ojalá no se atragante.
Los “chisporroteos al interior de Sumar”:
-Más que chisporroteos se trata de un cortocircuito. Sumar, como plataforma electoral, está en pleno proceso de descomposición por los muchos y graves errores de su líder y sus asesores.
-Sumar ha perdido votos y diputados, y las encuestas no son nada favorables.
Los “chisporroteos al interior del PP”:
-Más que chisporroteos es un chernobil que la mediática sicaria te presentará como una parada técnica.
-La corrupción, la mentira y el navajazo son su señas de identidad.
El PP sigue demostrando su ultranacionalismo cerrado y reaccionario, al atacar a sus propios miembros por usar el plurilingüismo.
Por otro lado, nose que espera el PSOE para echar a patadas a los viejos derechistas como Felipe y Guerra, que bastante daño hicieron al PSOE y la democracia en su época.
En cuanto a Sumar, espero que la propuesta de IU se transformar la alianza centralista en un frente federal de izquierdas, se haga posible.