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Poesía
La poesía crítica inunda el Valle del Jerte
Del 4 al 11 de noviembre se ha celebrado el encuentro poético Voces del Extremo, en su tercera edición en el Valle del Jerte. Con un cartel casi paritario, las y los poetas, provenientes de distintos puntos de la península, han alzado su voz por la ecología, el feminismo y una sociedad más justa.
Naturaleza y cambio social van de la palabra. El otoño mágico recibe con lluvia y colores ocres a las casas de piedra, así como las gentes de los pueblos del Valle reciben una tormenta de versos críticos con los brazos abiertos y el calor de sus lumbres.
Parece intrusivo circular con el coche por la carretera de Navaconcejo a El Torno. Las ramas de los castaños se asoman a la calzada y casi no se aprecian los surcos del asfalto en el paisaje. Aún así, todo invita a caminar en silencio, apreciando, (des)consumiendo el aire. Naturaleza y cambio social van de la mano, van de raíces.
Naturaleza y cambio social van de la mano, van de raíces
"Hay muchas cosas que tienen que arraigarse aquí. La cultura crítica tiene que estar arraigada en un tejido social que proponga sostenibilidad. (...) Los imaginarios rurales deben construirse más desde el mundo rural y no estar importados del mundo urbano, de economías más centrales.", reflexiona Ángel Calle, poeta y organizador del encuentro.
En respuesta al dónde: Esto tiene sentido aquí
Pero el entorno no es el único móvil. También es importante el "quién" en el porqué del Valle del Jerte. La colaboración es heterogénea en forma, edad, artes y oficios. El poema es lo más compartido entre los participantes de Voces del Extremo, el poema íntimo, el apelativo, el crudo y crítico, el irónico, el que observa un fragmento de la idiosincrasia natural y la idolatra o llora su pérdida o su rotura. Y los poetas vienen de Andalucía, de Madrid, de Valencia, de Galicia o son de la tierra.No obstante, no es solo escuchar una retahíla de versos. También se ha trabajado con asociaciones de mujeres y sus cantos populares, performance y creación experimental, teatro y jóvenes en los institutos, Tierra Sana y agricultura sostenible, danza y música. Y no solo se ha leído sino que se ha puesto en común, en conversación de "poeta que no es de aquí" a "persona que ha vivido todos sus años en el pueblo", la crítica al maltrato del medioambiente, al maltrato del trabajador, al de la mujer y al de los animales, entre otras protestas, y durante seis días y en seis municipios, este debate abierto ha generado una retroalimentación de enseñanzas.
Las poetas y sus voces: Medioambiente y acción
Voces del Extremo tiene historia y diferentes tierras. Empezó en 1999 en Moguer, cuna de Juan Ramón Jiménez, así como del anfitrión del encuentro actual, Antonio Orihuela. Y dice David Trashumante, presentador y poeta, host del micro abierto, entre orujo y carcajada, que ahora una ardilla puede recorrer todos los Voces del Extremo de punta a punta del país sin tocar el suelo. La Eco-poesía del Valle del Jerte ha vivido este año su tercera edición, con premios nacionales como Juan Carlos Mestre y escritoras con gran trayectoria como Inma Luna o Ana Pérez Cañamares.La Eco-poesía del Valle del Jerte ha vivido este año su tercera edición, con premios nacionales como Juan Carlos Mestre y escritoras con gran trayectoria como Inma Luna o Ana Pérez Cañamares
Ella ve así sus palabras: "Mi poesía se mueve entre dos fuerzas: el amor a la vida y la rabia por las veces que esta es agredida". La niebla se aposenta en la carretera de forma fantasmagórica y el río corre atropellándose, rebosando de agua. Estamos en Casas del Castañar. Ana Pérez Cañamares, filóloga, escritora y poeta, viene de Madrid para empaparse del agua del Jerte. Desprende presencia y al mismo tiempo humildad, fuerza con autocrítica. Conversamos sobre la acción y su compatibilidad con la palabra. ¿Es suficiente escribir desde el confortable salón de tu casa? ¿Tienen, los poetas de la conciencia, la conciencia tranquila?
"La acción y la reflexión que aporta la poesía es complementaria. Alguien que madruga para ir a parar un desahucio, su labor es bastante más importante que la mía. Yo tiendo a sentirme culpable porque no tengo un equilibrio, soy más de introversión, de análisis. Me parece que una cosa sin la otra se queda coja. No obstante, con la respuesta que he tenido en algunos recitales, la gente que actúa me da las gracias, gracias porque esto quede registrado en papel por alguien que lo apoya, lo siente y lo defiende como propio."
La intensidad de estos días, dice Ana Pérez Cañamares, el posible cansancio, se suple con la energía que se recibe de la mezcla en los auditorios. La comparación con la urbe es ineludible, el entorno rural es evocador. "Hemos tenido personas mayores, chavales, críos, eso no se vive en muchos sitios. En los recitales de las grandes ciudades el público es mucho más homogéneo y muchas veces pecamos de esta endogamia de ser poetas que recitan para poetas y aquí, tener la posibilidad de abrirlo y tener gente tan variada, atenta y generosa, es un privilegio."
Una performance de poesía, canto, flauta y tambor artesano de piel, entre castañas, hojas secas y granadas, revoluciona la Casa de la Cultura.
Las poetas y sus voces: Feminismo y cante
"La poesía tiene capacidad de cambio, de que otras cosas sean posibles." Isabel Martín es una joven poeta y escritora onubense, de Punta del Moral. Escribe "de lo que más le duele", haciendo así una cura personal y un activismo colectivo al mismo tiempo, y como es una mujer, "pues empezamos por ahí".Isabel Martín experimenta con el género, llevando el acoso al poema, haciendo sentir al interlocutor víctima en esta violencia, incomodándolo
Contábamos juntas cuántas mujeres había en el cartel. "Si no hay una visibilización adrede de una cuestión de género, para mí siempre se queda corto. No es algo que se deba dar por supuesto, porque tenemos que compensar una discriminación de años, de siglos, de toda la etern... ¡de siempre!"
¿Cómo representar este dolor en la poesía? Isabel Martín experimenta con el género, llevando el acoso al poema, haciendo sentir al interlocutor víctima en esta violencia, incomodándolo, siendo invasivo, haciéndole ponerse en el lugar de la que recibe un "chss, chss, eh guapa", cerrando el poema con energía de rabia.
Isabel Martín también siente pertenencia a un entorno rural, a la conexión con las generaciones de mujeres que la preceden. Escribe, entonces, palabras para traer y compartir el sufrimiento de las mismas. "Esos suspiros de las abuelas, esto que escribo de A voces calladas por el bien de la familia. La figura de las abuelas y las madres como las que han sufrido la invisibilización de todos esos cuidados y las que se han tragado todas esas violencias normalizadas. Esos poemas, a mí me duelen cada vez que los leo."
El dolor también se reinventa y hoy, donde poesía y cambio social conectan, surgen nuevas formas de expresar y de afrontar el (des)amor de la mujer. Se trata incluso de una posición política, dice Isabel Martín: "nos quieren tristes y solas llorando por ellos en casa, y nos van a tener alegres y combativas". Los poemas de desamor de esta escritora son, precisamente, los más alegres, los que van además acompañados de fragmentos de cante flamenco, de retintín y energía positiva, "porque, aunque es menos mainstream porque el salseo romántico y, digamos, ñoño, vende más; a mí no me interesa", dice con seguridad. Ella es una mujer que toma la responsabilidad de que el dolor que tiene por su desamor es cultural, y lo enfrenta de otra manera.
Este año se han reunido más de 50 artistas y, a lo largo del festival, se ha llegado a alrededor de 500 personas
Así como sus versos se enfrentan con lo establecido. Según la experiencia de Isabel Martín, no es fácil escribir poesía feminista, "tiene un precio", como tiene un precio ser mujer en el patriarcado. "Para mí, es doloroso poner voz a la violencia que recibe la mujer, es un proceso duro. Yo encuentro gente que se me levanta de los recitales, hombres, pero, mientras nos sigan matando, y mientras sigan naciendo niñas, que seguirán naciendo, tenemos que seguir escribiendo". No es que no haya mujeres poetas, o haya menos, sino que están silenciadas por la historia. "Y yo estoy aquí también para que las niñas sepan que entre otra de las cosas que pueden ser, es ser poetas", concluye Isabel Martín.
"Voces del Extremo en el Valle del Jerte no solo tiene que seguir, sino que va a seguir", afirma Ángel Calle. "Las personas que nos damos cita cada año sabemos que es un encuentro que disfrutamos y que ofrecemos a la gente de estos pueblos donde tenemos muchísima acogida." Este año se han reunido más de 50 artistas y, a lo largo del festival, se ha llegado a alrededor de 500 personas con la cultura crítica.
Dice Isabel Martín que "si no podemos imaginar que otra cosa es posible, no podemos ir hacia ello, si no imaginamos que otras formas de amor son posibles, si no pensamos que otras maneras de consumo o desarrollo económico son posibles, no podemos deconstruir para volver a construirlas." Es cierto que el lenguaje poético puede encriptar el mensaje, pero también hay poetas como ella, como Eladio Orta, como Jorge Riechmann, que escriben meridianamente claro, porque lo que hay que decir es tan necesario que "no tiene que quedar ninguna duda de lo que queremos, y lo que queremos es vivir una vida digna en todas las capas."
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Fue una experiencia de descubrimiento e impulso en medio del Valle.
Cuantos poetas en nuestra tierra de una gran calidad tanto humana como artística que no se conocen, fundamental apoyar a estas personas
Muy interesante este encuentro que acabo de descubrir gracia a El Salto. Fundamental implementar la cultura crítica en nuestra tierra, tan dependiente de las ayudas y subvenciones institucionales