We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Pensamiento
Michael Hardt: “La respuesta a Trump no debe ser volver a la normalidad”

Desde finales de los años noventa, Michael Hardt (Bethesda, Maryland, 1960) ha sido una voz capaz de combinar academia, radicalismo, militancia y perspectiva. Junto con Toni Negri ha escrito importantes libros —uno de los más conocidos es Imperio (Paidós, 2000)— y acompañado luchas sociales en todo el mundo. En esta entrevista hablamos con él sobre un tema que ha desarrollado a lo largo de los años, el del común, a raíz de la elección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional de utilizar este concepto para nombrar la nueva etapa de organización y propuesta política del movimiento revolucionario. El común zapatista no tiene nada que ver con la teoría de la academia y es una dimensión práctica de vivir y estructurar el territorio autónomo. Ciertamente tiene una referencia en el debate que se ha desarrollado a lo largo de los años, principalmente el rechazo a la idea de propiedad.
El debate teórico sobre la cuestión de el común viene de lejos, usted lo desarrolló en los libros con Toni Negri, Imperio, Común, Multitud y Asamblea. En su opinión ¿cuáles son los puntos más interesantes de ese debate hoy?
Una de las cosas esenciales, a subrayar, es que el común es un efecto, un resultado, un producto social. Hay un aspecto de el común que es natural y obvio. Todos sabemos que el agua, la tierra, los bosques, son comunes, pero es algo que se explota y genera gran riqueza. Hay un común que es el producto de la cooperación social: en vocabulario zapatista esto sería el poder de la comunidad. Decimos que esto común que producimos, que compartimos, es explotado por el capital. Hay una posibilidad de recuperarlo, de administrarlo autónomamente.
¿Cómo?
Quizá una forma de empezar a pensar en este aspecto del común es pensar ya en la cooperación como una forma de producción capitalista. La cooperación en la fábrica, por ejemplo, está regulada por el capital y crea obviamente más beneficios para los capitalistas. Al mismo tiempo, la cooperación en la fábrica alude a una potencial autonomía social. Pensando hoy más allá de los muros de la fábrica, el común se ve en la creación de comunidad, en la creación social. Tal vez ésta sea una de las partes más importantes, y no sólo para el propio común.
El común debe ser algo que no es ni propiedad privada, ni propiedad pública del Estado, sino riqueza gestionada democráticamente por nosotros
Hay una dimensión claramente teórica del común pero también es una cosa que se da. Desde tu experiencia, ¿cuáles son algunas experiencias del común que destacas?
Para mí, fue muy bonita la experiencia boliviana de principios de siglo con el tema del agua. Insistieron en que el agua debía ser algo común y no privatizado. Señalo esas luchas porque iban expresamente en esa dirección y abarcaban distintas expresiones antineoliberales de la misma época, luchas que insistían en contra la privatización de la riqueza, que insistían en mantener su autonomía. Esto significa crear sistemas democráticos para su gestión. Ahí, esa experiencia boliviana me parece un hermoso ejemplo de lucha por el común.
Tanto en su debate como en su dimensión práctica, el común es un término que se ha definido como una especie de tercera vía propietaria con el lema “ni público, ni privado, común”. En su opinión, ¿puede haber un común compatible con el capital, o es una idea intrínsecamente anticapitalista?
Respondiendo a tu pregunta afirmo que el común es anticapitalista en sí mismo, pero quizás también sea útil insistir en que el capital siempre necesita de el común. El capital especula con los bienes comunes, es decir, con la tierra, los minerales, el agua, pero también con la cooperación social. Así que en sí mismo el capital no puede existir sin el común. Lo conceptualmente fundamental, para mí, es que el común es “no-propiedad”. Es decir, no se trata de una nueva forma de propiedad que sería compatible con la propiedad capitalista. El común debe ser algo que no es ni propiedad privada, ni propiedad pública del Estado, sino riqueza gestionada democráticamente por nosotros. Ahí reside el núcleo de la incompatibilidad de el común con el capital.
Por desgracia, hasta ahora no hemos logrado hacer germinar una resistencia radical que sea visible y masiva, una resistencia que no esté orientada hacia la “normalidad”
Esa idea supone un cambio, no sólo intelectual sino también práctico, ya que significa pasar de la idea de propiedad a la idea de responsabilidad. Decir no-propiedad no significa que estemos hablando de algo donde nadie decide, sino que se cambia el espacio de la toma de decisiones.
Sí, estoy completamente de acuerdo. Se puede decir que no hay común sin democracia. Una nueva forma de democracia. Y estoy completamente de acuerdo en que el común debe ser gestionado, pero gestionado por todas las personas de forma democrática. No digo democrática en el sentido liberal, sino otra forma democrática en la que exista una responsabilidad para que todos participemos juntos.
Pensamiento
Jason W. Moore: “El sucio secreto de la acumulacion infinita por parte del capitalismo es que no paga sus facturas”
¿Cómo se puede conjugar esta idea con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos?
Creo que el común es muy útil para orientarnos, para crear una alternativa. Hoy en EE UU, por parte de la izquierda oficial, la resistencia a Trump se está desarrollando en la forma de 'hay que volver a la normalidad'. No queremos volver a la normalidad, y por eso tenemos que crear una alternativa que no pueda ser una vuelta a la normalidad. Me parece, por lo tanto, que el común es una base, tanto teórica como práctica, para esta construcción de una sociedad alternativa. Esto me parece, hoy en día, cada vez más necesario: por un lado debido a la ferocidad del ataque de Trump contra diversas poblaciones en el país y en todo el mundo. Por otro, porque lo que hoy se declina como resistencia a Trump no crea alternativa, no plantea alternativa, es sólo, como dije, un retorno ideal a lo que existía antes. Así que me parece que el común sienta unas bases sobre lo que podemos construir como alternativo.
Cuando dice que la resistencia a Trump hoy, en EEUU, es “volver a la normalidad” me viene a la memoria el periodo covid cuando el lema “no queremos volver a la normalidad porque la normalidad es el problema”. ¿No ha habido avances?
Tienes razón, hay una resonancia en las respuestas contra el covid. También tienes razón en que la “normalidad” es (aparte de Trump) un problema. Pero debo hacer una puntualización: la resistencia a Trump que se desarrolla en “volver a la normalidad” no representa todas la resistencias. Es, sin embargo, en general, la resistencia más visible y es de la izquierda oficial. Por desgracia, hasta ahora no hemos logrado hacer germinar una resistencia radical que sea visible y masiva, una resistencia que no esté orientada hacia la “normalidad”.
El común nos da una imagen, aunque incompleta del comunismo. Una base sobre la que podemos construir la idea de comunismo de hoy
Un amigo me señalaba que en español común es una palabra maravillosa porque mantiene las primeras letras de la palabra comunismo pero elimina “ismo”, y los ismos, como sabemos, se han convertido en un problema.
Absolutamente. Por un lado, siempre es necesario replantearse qué es el comunismo, hoy y en cada época. No es que podamos seguir con la idea de comunismo que tenían los grandes militantes como Lenin o Mao. Tenemos que inventarlo hoy, y también mañana. Y como decía antes, pensar en el común como base conceptual para desarrollar una nueva imagen del comunismo me parece una forma excelente, que supera la dicotomía público/privado. Y también capital o Estado, o capital contra el Estado. El común nos da una imagen, aunque incompleta del comunismo. Una base sobre la que podemos construir la idea de comunismo de hoy. Así que el juego de léxico y de palabras me parece una muy buena alusión respecto a lo que podemos hacer.
¿Cómo crear una base conceptual sobre la que desarrollar una idea nueva y más amplia de democracia?
Para mí, cuando se habla de el común es importante pensar en cómo se gestionará. Hay que inventar sistemas democráticos para compartir la riqueza natural y social de forma justa y sostenible. Así que, sí, una nueva democracia debe acompañarse a el común: son dos caras de la misma moneda.
Pensamiento
Toni Negri: “No hacen falta héroes, ni vanguardias”
Filósofo, profesor, referencia del comunismo autónomo, Negri vino a Madrid a presentar una autobiografía, Historia de un comunista.