Palestina
            
            
           
           
Francesca Albanese: “Los países que envían armas a Israel están contribuyendo a un apartheid”
           
        
         
“Anatomía de un genocidio” La claridad y contundencia de este título recoge la esencia del informe elaborado, el pasado mayo, por Francesca Albanese, la primera mujer en desempeñar la responsabilidad de la relatoría especial de Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos en los Territorios Palestinos Ocupados. Presentado en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en el documento se detallaba cómo “existen motivos razonables para considerar que se ha alcanzado el umbral que indica la comisión del delito de genocidio por Israel contra la población palestina en Gaza”.
La perspectiva crítica pero también de confianza en los lazos de la humanidad que tiene Albanese impregna su visión de la realidad a la hora de hablar de la efectividad del reconocimiento del Estado de Palestina, la adopción de medidas concretas por parte de la comunidad internacional para actuar de manera más firme contra el genocidio, la reivindicación del derecho a la autodeterminación del pueblo palestino o la convicción de que las personas son el motor de las transformaciones sociales.
  A finales de mayo España aprobó el reconocimiento oficial del  Estado de Palestina. ¿Cuál es su valoración sobre este  reconocimiento?
Es algo importante, por supuesto, pero tengo un comentario y una  advertencia al respecto. El primero es que se produce en un momento  relevante cuando se está cometiendo un genocidio. Incluso, aunque  las autoridades españolas no estén cómodas con el término  genocidio, este reconocimiento es algo considerable. Se debería  preguntar, eso sí, al Gobierno si esto es lo más significativo que  puede hacer para detener el genocidio y por qué se ha tomado la  decisión ahora.
El problema, de ahí la advertencia, es que resulta algo simbólico y no puede ser algo que se quede en lo meramente simbólico. Esto significa que Israel debe ser reconocido completamente como agresor y, por lo tanto, como la población palestina tiene derecho a la autodefensa y no solamente a la resistencia, se debe respetar y apoyar la elevación de Palestina a la categoría de Estado.
La gente me pregunta por qué soy tan dura con países como España o Irlanda. Son países donde existe una gran cantidad de habitantes que muestra una solidaridad firme con Palestina, por lo que las decisiones gubernamentales deberían tomarse de acuerdo con ello. Sin embargo, no se está respondiendo a las reivindicaciones de sus ciudadanos y ciudadanas llevando a cabo acciones más concretas.
  En septiembre de 2009, José Luis Rodríguez Zapatero,  presidente del Gobierno de España, pedía en Naciones Unidas el  reconocimiento de Palestina como elemento fundamental para la paz en  Oriente Medio. Esto se ha convertido en realidad quince años  después.
Un poco tarde.
La solución de los dos Estados es todavía una forma de apartheid para la población palestina porque es una manera de segregación
  El reconocimiento que ha realizado España se basa en las líneas  fronterizas de 1967. ¿Cree que este planteamiento es adecuado o deja  fuera a las personas palestinas que fueron expulsadas previamente del  territorio?
Personalmente, cuanto más estudio y trato de entender sobre esta  cuestión, más considero, a pesar del acuerdo de la comunidad  internacional, que la llamada solución de los dos Estados es  increíblemente problemática. En primer lugar, porque solamente  queda el 22% de la Palestina histórica y no el 46% establecido en el  plan de partición del territorio de 1947. Tampoco se explica cómo  va a ser posible.
Asumamos que los palestinos están de acuerdo con ello. Sin embargo, la solución de los dos Estados es todavía una forma de apartheid para la población palestina porque es una manera de segregación. La unidad de la gente, de la tierra y de la lucha es lo que más escucho en las generaciones más jóvenes de palestinos. Quieren vivir juntos.
Por lo tanto, no creo que nos corresponda decidir qué forma de Estado deben tener, sino que es algo que tienen que hacer los palestinos e israelíes. Lo que sí debemos asegurarnos es de que se respetan los derechos humanos. Esta es nuestra obligación porque Palestina es todavía una obligación internacional.
  Actualmente son 147 los países miembros de pleno derecho de  Naciones Unidas que reconocen a Palestina. ¿Qué importancia y  efectividad tiene esto?
Es relevante, pero no es efectivo porque, en cualquier caso, no  cambia nada sobre el terreno. No se trata de reconocer el Estado, ya  que el reconocimiento debe estar relacionado con otras dimensiones,  cómo es el Estado. El punto central es el bloqueo. La garantía de  los derechos y las libertades de las personas palestinas no se basa  en la falta de reconocimiento del Estado, sino en la ausencia del  reconocimiento del derecho a la autodeterminación de Palestina, lo  cual resulta paradójico porque es algo reconocido debido a la  cantidad de múltiples resoluciones que así consideran este derecho,  pero que son violadas en sus formas y contenidos.
En comparación con lo que dije en ese momento, España ha adoptado un embargo de armas (*el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, declaró que se habían congelado las exportaciones de armas a Israel desde el 7 de octubre, pero en noviembre y diciembre de 2023 se exportó material militar a Israel desde España por valor de más de un millón de euros, según la investigación realizada por el Centre Delàs*). Me alegra ver también que las autoridades españolas han intervenido incluso para denegar la escala a buques que transportaban armamento con destino a Israel.
El embargo de armas a Israel no es solamente importante desde un punto de vista ético, sino que es una responsabilidad crucial. España, como todos los Estados miembros, tiene una obligación en la no transferencia de armas. De lo contrario, se puede ser considerado como cómplice según la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio o como cómplice por la comisión de crímenes atroces. Por lo tanto, los Estados miembros tienen que dejar de comerciar y de enviar armas a Israel porque están contribuyendo con ello a un apartheid.
La Comisión de Investigación sobre los Territorios Palestinos Ocupados ha presentado recientemente un informe concluyendo que Israel ha cometido crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, así que considero que es algo suficiente para que se le fuerce seriamente a asumir su responsabilidad.
¿Puede existir un Estado de Palestina con soberanía en la  situación actual?
Es complicado porque para ello es necesaria una retirada de las bases  militares israelíes, pero, sin embargo, su presencia continúa de la  mano de la presencia de colonos, especialmente los que están  armados. Por lo tanto, es algo muy duro. Aunque la comunidad  internacional mostrase su preocupación y planteara una suspensión  de las relaciones políticas, financieras y diplomáticas con Israel,  continuaría la ocupación y la opresión al pueblo palestino.
  ¿Se debe continuar con el planteamiento de los dos Estados o se  debe optar por que el enfoque sea el de la autodeterminación del  pueblo palestino?
Antes de nada, lo que se debe señalar es que el debate planteado  nunca debería haberse llevado a cabo a expensas del derecho a la  autodeterminación, que es en realidad lo que ocurrió. Esta es la  razón por la que me convertí en relatora especial, ya que me sentí  obligada a hablar sobre el derecho a la autodeterminación, que es el  derecho a existir y poder tener determinación propia de manera  política, económica, cultural y territorial.
A pesar de este derecho, el debate instalado ha dejado en suspenso lo anterior mediante la idea de que los palestinos disfrutarán de su soberanía cuando tengan un Estado. Como no tienen un Estado, no pueden tener soberanía, lo cual no es algo solamente irracional, sino ilegal e inmoral.
Lo importante es el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, lo cual también se aplica a los dos millones de personas palestinas con ciudadanía israelí. Sin embargo, no son tratadas de la misma forma que los judíos, ya que no pueden tener un derecho pleno a la autodeterminación porque deben contar con la protección de ser consideradas como una minoría por la discriminación que sufren. Por lo tanto, el derecho a la autodeterminación de Palestina debe ser aplicado de manera íntegra.
En  su informe Anatomía de un genocidio concluye  que Israel está cometiendo el crimen de genocidio contra la  población palestina en Gaza por “asesinar a miembros del grupo,  causar graves daños físicos o mentales e infligir deliberadamente  al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción  física total o parcial”. ¿Qué impacto tuvo su publicación ante  unas afirmaciones tan claras donde señalaba a la comunidad  internacional por ignorar esto?
La  repercusión del informe se dejó sentir de dos maneras. En primer  lugar, fue ampliamente recogido por los medios de comunicación  llegando incluso a salir 24 horas antes de la presentación del  mismo. Por otra parte, hubo diferentes sensibilidades al respecto.  Pude sentir los nervios en personas de Naciones Unidas por el  informe, su título y el hecho de que sea bastante duro, pero es la  cruda realidad y lo respetaron.
Se respetó el hecho de que el informe procediera de una experta independiente y los medios respondieron con curiosidad e interés. Algunos Estados miembros del sur global abrazaron sus hallazgos y conclusiones y el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas incluso aprobó una resolución pocos días después aceptando mi recomendación de poder influir en la aplicación de un embargo de armas. Sin embargo, varios Estados occidentales siguen negándolo.
¿Cómo  se siente al respecto?
Bien,  entiendo que es muy difícil ver una revolución como la que  necesitamos actualmente promovida por los responsables políticos.  Ojalá hubiera responsables políticos adelantados a su tiempo, pero  esta no es la época de ello, sino en general de una especie de  políticos inseguros, egoístas y encerrados en sí mismos, la  mayoría con una fragilidad del ego masculino, lo cual ha dejado un  gran espacio a la derecha para levantarse de nuevo. No creo que esta  élite política pueda cambiar algo, pero la gente sí que puede y  debería hacerlo.
Percibo que se está produciendo una creciente recriminación contra los judíos por lo que hace Israel y sigo diciendo que esto es erróneo incluso aunque haya personas judías que defiendan a Israel
Su  voz ha supuesto una crítica firme a la limpieza étnica llevada a  cabo por Israel. Por ello ha sido acusada de antisemita y las  autoridades israelíes no le han permitido visitar los Territorios  Palestinos Ocupados para hacer su trabajo desde su nombramiento. ¿De  qué forma le ha afectado esto?
Nada  de esto es nuevo en el sentido de que la acusación de antisemitismo  es algo común para quienes tratan de examinar las prácticas de  Israel y los derechos humanos. Esto menosprecia la gravedad y la  repugnante realidad del antisemitismo, que todavía existe. Es algo  que veo con mis propios ojos y que existe, sobre todo, en Occidente,  aunque también está presente en otros lugares.
Percibo que se está produciendo una creciente recriminación contra los judíos por lo que hace Israel y sigo diciendo que esto es erróneo incluso aunque haya personas judías que amen y defiendan a Israel. La responsabilidad es, una vez más, con los gobernantes.
Por lo tanto, ¿me afecta la acusación de antisemitismo? Sí en la parte de que es algo doloroso, pero realmente no porque sé que no está dirigida a mí por lo que hago y digo. De hecho, muchos supervivientes del Holocausto y judíos de diferentes países me han escrito para mostrar su apoyo y defensa.
Una de las cosas más conmovedoras que me han pasado es el conjunto de encuentros que he podido tener con personas judías en todo el mundo que me dicen quiénes son y hablan desde un sentimiento natural de reconocimiento sobre la descolonización y liberación de Palestina, así como también del cambio de la naturaleza de Israel para que no solamente sea el país de los judíos.
¿Cómo  valora la denuncia por genocidio en Gaza que presentó Sudáfrica  contra Israel en la Corte Internacional de Justicia y el hecho de que  España se haya unido al procedimiento?
Al  principio no estaba muy convencida estratégicamente porque tenía  miedo de que creara confusión con otros procedimientos, pero cuando  se presentó, con 12.000 personas asesinadas en ese momento, pensé  que era algo revolucionario y entendí la increíble misión en la  que Sudáfrica se había embarcado.
Esto lo hicieron en solitario y de manera valiente honrando a su país, su historia y al compromiso con la justicia. Un país, que ha sobrevivido a 300 años de colonialismo con casi los últimos 50 de ellos en régimen de apartheid, ha llevado a cabo esta acción tan realmente poderosa. Creo que es algo muy significativo porque por primera vez un régimen colonial ha sido llevado a un tribunal internacional.
Es algo positivo que España se haya unido a los procedimientos, pero, por supuesto, debe contribuir activamente a ello. Confío en que hagan lo correcto desde el Gobierno porque la gente así lo está pidiendo en el país.
Hay un récord de 75 años de impunidad que los Estados miembros de Naciones Unidas no han mostrado interés en solucionar
La  Comisión Internacional de Investigación del Consejo de Derechos  Humanos de Naciones Unidas ha concluido recientemente en su informe  que las autoridades israelíes son responsables de crímenes de  guerra, crímenes de lesa humanidad y que han violado el derecho  internacional humanitario. ¿En qué acciones se va a traducir?
Los  resultados del trabajo durante los últimos meses de la Comisión  Internacional de Investigación del Consejo de Derechos Humanos de  Naciones Unidas son muy detallados y han aportado pruebas  constituyentes de delitos. Esto debería llevar a procedimientos  penales, lo cual significa adoptar medidas por parte del Tribunal  Penal Internacional, que tiene un memorándum de entendimiento con la  Comisión de Investigación.
También deberían tener lugar estos procedimientos penales a nivel de los propios Estados por los tribunales nacionales teniendo en cuenta la jurisdicción universal. Esto es lo que se puede hacer contra quienes han perpetrado todos los crímenes cometidos en el caso de Israel y Palestina.
  ¿Cuáles son los pasos que se deben dar desde Naciones Unidas  para alcanzar una paz que ponga fin al genocidio del pueblo  palestino, el incumplimiento de resoluciones internacionales por  parte de Israel, la ocupación de los territorios palestinos y que  haya una garantía de las condiciones de vida y derechos humanos?
Para  saber qué pasos debe seguir, Naciones Unidas debe tener la voluntad  de buscar todo esto y no es algo que considere que colectivamente  exista. Estados Unidos, principalmente, no solo no reconoce que Israel  está cometiendo un genocidio, sino que lo apoya de manera activa,  por lo que podría enfrentarse a cargos en relación con ello. Por  otra parte, el incumplimiento por parte de Israel de las resoluciones  de Naciones Unidas tiene tanto tiempo como el propio Israel.
Por lo tanto, hay un récord de 75 años de impunidad que los Estados miembros de Naciones Unidas no han mostrado interés en solucionar. La ocupación es ilegal, todo el mundo lo sabe. Al mismo tiempo, esto se ha permitido y se ha dejado que creciera, así que no creo que la ONU vaya a resolver esta situación y liberar a la población palestina.
Pero, de nuevo, creo en las personas porque he visto que la gente es la que hace las revoluciones y la que quiere la paz más que cualquier otra cosa. Es la gente común la que paga la marca de las injusticias, no la mayoría de representantes políticos. Por eso debemos reconectarnos los unos con los otros. De eso trata la humanidad. Esta es una oportunidad de hacer justicia y de reconectarnos como seres humanos porque se está perdiendo mucho en este sentido.
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