Palestina
“En Gaza aún organizamos actividades artísticas para que niñas y jóvenes puedan contar con un espacio seguro”

Activista social y defensora de los derechos culturales, la directora del Popular Art Centre (Ramallah, Palestina), Iman Hammouri, es también cofundadora de la Palestinian Performing Arts Network.
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Iman Hammouri en Barcelona.

Iman Hammouri (Palestina, 1969) es una activista social y defensora de los derechos culturales con una dilatada experiencia en diferentes proyectos culturales y sociales. Actualmente es directora del Popular Art Centre (Ramallah, Palestina) y cofundadora de la Palestinian Performing Arts Network. A lo largo de su carrera ha realizado ponencias a nivel internacional sobre el papel de la sociedad civil en el arte y la cultura; siendo elegida miembro de diferentes jurados para reconocer los logros artísticos y culturales.

Estos días, Iman ha visitado Barcelona invitada por la Associació Catalana per la Pau, en el marco del proyecto “Som Constructores”, para establecer puentes y colaboraciones entre las entidades culturales catalanas y palestinas. Pero este viaje no lo ha realizado sola, junto a ella también ha viajado el bailarín y coreógrafo, Sharaf Darzaid, que presentó su espectáculo “Love in Times of Apartheid” en la Fira Mediterránia de Manresa e impartió diferentes talleres y clases magistrales por todo el territorio.

Tanto Iman (directora) como Sharaf (bailarín y docente), forman parte del Popular Art Centre (PAC), una organización sin ánimo de lucro fundada en Palestina en 1987 con el objetivo de difundir las artes creativas y culturales en diversos sectores de la sociedad palestina con el fin de mantener y preservar la herencia cultural, proteger la identidad nacional y reivindicar esta identidad palestina como herramienta de resistencia contra la ocupación israelí.

Desde el 1993, siempre que el contexto lo ha permitido, ha organizado el Palestine International Festival for Dance and Music, donde han participado artistas reconocidos mundialmente como STOMP (Reino Unido), Gipsy Kings (Francia), Inti Illimani (Chile), Fire of Anatolia (Turquía), etc.

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Buenos días Iman. En primer lugar, cuéntanos un poco cómo comenzaste a interesarte en el mundo de la cultura y cómo llegaste a presidir el Popular Art Centre en Palestina.
En realidad desde pequeña he realizado actividades artísticas, comencé como bailarina en un grupo de danza y cuando estaba en la universidad hice voluntariado en el Palestinian International Festival que el Popular Art Centre solía organizar y donde traían a prestigiosos artistas de todo el mundo. Unos años después, cuando acabé mi máster, me llamaron y me preguntaron: ¿Te gustaría dirigir el centro? Entonces pensé, “me encanta el centro y no me gustaría verlo cerrado”. Así que dije: “Sí, aceptaré este desafío”.

Pero cuando comencé a dirigirlo estalló la Segunda Intifada. Así que fue un desafío doble, no sólo por la deuda financiera con la que tenía que lidiar, sino también por la situación política.

¿Cómo fue para ti ese comienzo?
Fue un período muy intenso. En ese momento empezamos a pensar en cómo debíamos adaptar nuestro trabajo y lanzamos un gran programa a nivel nacional dirigido a niños y jóvenes. Esto se hizo para mitigar el efecto psicológico que la ocupación israelí estaba causando en ellos, ya que había demoliciones de casas, toques de queda, muchos asesinatos, invasiones de campos de refugiados, ciudades, pueblos, etc.

Así que trabajamos con estos niños y las agencias comenzaron a confiar en nuestro trabajo y a financiar este proyecto. ¡Incluso publicamos un libro llamado Art during siege! Hacíamos talleres de teatro, danza, música, pintura… Solíamos ir a ciudades aisladas donde tardabas como cinco o seis horas en llegar por culpa de los checkpoints (puestos de control), solo para realizar un taller de dos horas… Pero pensábamos que era muy importante para la comunidad y, de hecho, se convirtió en un programa estratégico hasta el día de hoy.

Por supuesto, los israelíes siempre han visto el arte y la cultura palestina como una amenaza

¿Qué importancia crees que tiene para la resistencia palestina llevar el arte y la cultura a pequeñas aldeas y lugares aislados?
Te responderé con un ejemplo muy claro. Antes del genocidio organizamos un festival en una aldea que está rodeada por tres asentamientos ilegales. Fue una actuación al aire libre y los soldados israelíes se acercaron a la gente y les dijeron: “Oye, ya sabéis aquí tenemos algunos colonos peligrosos, así que tened cuidado”. En ese momento, les preguntamos a las vecinas si estaban seguras de querer hacer el espectáculo. Nosotros estábamos dispuestas a realizarlo y no teníamos problema, pero no queríamos poner en riesgo sus vidas.

Ellas respondieron que no, que eso precisamente era parte de su resistencia y de su rebeldía frente a la ocupación. Así que hicimos todo el festival. Fue un desafío y forma parte de nuestra lucha. Sí, fue un reto.

En nuestro camino de regreso pusieron muchos controles, así que tuvimos que dar un rodeo de aproximadamente dos horas para salir de la aldea. Por supuesto, los israelíes siempre han visto el arte y la cultura palestina como una amenaza.

Has mencionado antes la importancia de la comunidad y sabemos que en Palestina, principalmente debido al aislamiento que impone el ejército israelí, las comunidades son muy diversas y cada una tiene sus peculiaridades ¿Cómo trabaja el Popular Art Centre con la idiosincrasia de cada pequeña comunidad?
Desde la época de la Segunda Intifada, pensamos que parte de nuestra misión era construir alianzas. No necesitamos establecer sucursales del Popular Art Centre en aldeas, ciudades o campos de refugiados, porque los socios que trabajan allí ya comparten nuestra visión y son quienes deben ser empoderados para trabajar con sus comunidades locales. Juntos construimos un núcleo cultural y social en diferentes partes de Palestina.

Nosotros sabemos que cada lugar al que vamos tiene sus propios problemas internos. Hay lugares que son un poco conservadores, pero sin embargo, todos saben que nosotros sólo hacemos actividades si el servicio se ofrece tanto a hombres como a mujeres.

¿Y cómo gestionáis esta situación desde el Popular Art Centre?
Cuando les resulta difícil mezclar a niños y niñas, les decimos: Está bien, les daremos actividades por separado… Hasta que las cosas maduren lo suficiente para que podamos tenerlos juntos y trabajar juntos. A veces, en el dabke (danza tradicional palestina), tomarse de las manos entre niños y niñas o mujeres y hombres no es fácil para ellos. Así que siempre acordamos con el centro local ir paso a paso.

Sabemos que podemos lograr el objetivo que queremos, pero lo que no puedes hacer es salir de la nada diciendo: “Ah, queremos que todos participéis y lo hagáis de esta forma”. No. Debemos trabajar con la comunidad, paso a paso. Y porque somos parte de ella, sabemos cómo deben hacerse las cosas y qué se necesita en cada momento.

Una vez construimos estas alianzas, trabajamos a través de ellas. Trabajamos juntos, planificamos actividades juntos… No es que les digamos qué hacer o qué no hacer, es un trabajo mutuo y hay un respeto mutuo por el trabajo de cada uno.

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Taller de Dabke realizado en verano por el Popular Arts Centre.

Con la situación actual ¿Cuál crees que es la principal tarea del Popular Art Centre ahora mismo?
Ahora, durante el genocidio, creemos que el arte y la cultura no están separados de nuestra situación política, ni de nuestra situación social y económica. Creemos que el arte y la cultura deben ser un reflejo de lo que estamos viviendo. Por ejemplo, deben reflejar nuestros miedos, esperanzas, aspiraciones y sufrimientos. Para nosotros el arte es una herramienta. No es un fin en sí mismo. No trabajamos arduamente por el mero hecho de ser artistas.

Durante el genocidio estamos trabajando especialmente en la salud psicológica y mental de los niños junto con nuestros socios en Gaza. Organizamos talleres de danza y teatro, para que al menos haya una salida segura para ellos.

Nuestros maestros, artistas y socios tienen una energía adicional, incluso bajo el fuego y las bombas. Ellos siempre están listos y nos dicen: por favor, queremos hacer algo. Así que simplemente nos indican lo que se necesita y dónde.

Últimamente nos piden que hagamos las actividades en el norte de la Franja de Gaza, ya que el ejército israelí quiere evacuar a la población de esa zona mediante bombardeos y asesinatos, para posteriormente ocuparla y anexionarla. Pero hay algunas personas que están resistiendo y se están quedando en sus casas, así que debemos hacerlo por ellos. Es una forma de no rendirse.

En este contexto donde la población no tiene acceso a las necesidades básicas en cuanto a salud, alimentación, seguridad, etc. ¿Cómo lográis concienciar a la población sobre la importancia de mantener la actividad artística y cultural?
Porque nosotros trabajamos en ambas cosas, creemos que no tiene sentido separar una cosa de la otra. Trabajamos tanto en ayuda humanitaria como en programas de salud psicológica y mental a través de talleres artísticos. Pero siempre siempre desde las prioridades de nuestros socios en terreno, así que si ellos no consideran necesaria una intervención, simplemente no la realizamos.

Sin embargo, lo que nos dicen ahora mismo desde Gaza es que es más importante que nunca continuar con nuestras actividades. Debemos persistir, debemos tener esperanza y seguir organizando actividades creativas que permitan a los niños y jóvenes mantener la esperanza y contar con salidas seguras; a ellos les encanta formar parte de estas actividades.

En Gaza hay artistas que han sido asesinados, algunos han sido encarcelados, otros han resultado heridos y algunos han tenido que abandonar el país para salvar sus vidas

En cuanto a los artistas ¿Cuáles son las principales dificultades que están enfrentando ahora mismo en Palestina?
La situación es más crítica que nunca. En Gaza hay artistas que han sido asesinados, algunos han sido encarcelados, otros han resultado heridos y algunos han tenido que abandonar el país para salvar sus vidas. Además, muchos artistas visuales que todavía están allí han visto como todas sus obras han sido destruidas. Así que todo su tesoro y su medio de vida ha sido aniquilado.

Pero no solo en Gaza; para nosotros, en Cisjordania, las cosas también se están volviendo muy difíciles. En el norte, especialmente en Jenin, Tulkarem, Nablus, etc., están invadiendo ciudades, aldeas y campos de refugiados todos los días. Y no solo eso, también están invadiendo centros artísticos y culturales. Por ejemplo, invadieron el teatro de uno de nuestros socios mientras los niños estaban allí, lo que les causó muchísimo miedo. Cada día hay miedo y siempre se presencia la invasión.

La restricción de movimiento también es uno de los principales problemas. No es seguro desplazarse. Nosotros trabajamos a nivel nacional y no queremos poner en peligro la vida de nadie. Estos meses hemos visto a colonos atacando casi a diario en las carreteras, agrediendo a palestinos mientras viajan, etc.

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¿Cómo se intentan mitigar, en la medida de lo posible, estas dificultades desde el sector artístico y cultural?
La verdad es que hemos creado una red de solidaridad muy importante. Respecto a lo que comentaba sobre los artistas visuales, desde el sector del arte ahora estamos tratando de ayudar a aquellos artistas que aún tienen algunas obras, para que puedan venderlas en el exterior y así obtener algo de dinero.

En cuanto a los artistas escénicos, ellos están creando producciones que reflejan todo lo que está sucediendo. Nosotros tomamos estas producciones y las acercamos a la gente, al público en general, además de apoyarles en su producción. Por otro lado, en Cisjordania también estamos realizando algunas presentaciones y espectáculos para recaudar fondos para la gente en Gaza.

¿Crees que la persecución del arte y la cultura palestina ha sido una de las prioridades de la ocupación israelí a lo largo de la historia?
No es que lo crea, es que es algo explícito. Cuando comenzamos en 1987, nuestra misión principal era preservar nuestra identidad palestina, no solo nuestra cultura y el patrimonio, porque en ese momento estaban prohibidos la danza, la música e incluso dibujar los colores de la bandera. Los artistas eran arrestados por ello. Querían robar nuestro patrimonio, y han estado haciéndolo hasta hoy.

Ellos quieren apropiarse de las costumbres palestinas, afirman que la comida tradicional palestina, o incluso la comida árabe, les pertenece. También dicen que la danza tradicional palestina es su danza… Esto tiene una explicación muy sencilla, el estado sionista quiere mostrar que la tierra que están ocupando es una tierra sin patrimonio. Por eso nunca se detendrán. Para ellos, que exista una herencia cultural es una amenaza y un obstáculo.

Cuando visitas los campos de refugiadas palestinas en el Líbano o en Jordania, en seguida te das cuenta de la importancia que tiene la cultura y el arte palestino en las vidas de las personas. ¿Por qué motivo crees que la herencia cultural Palestina es tan fuerte en aquellas personas que viven en la diáspora?
Creo que es algo particular de los palestinos. Ellos se aferran a su herencia cultural, ya que es de las pocas conexiones que tienen con su origen.

Como mencioné antes, también sienten la amenaza de la ocupación israelí que intenta robar su patrimonio. Por eso, la gente siente un gran orgullo, especialmente aquellos refugiados que fueron expulsados de Palestina y se encuentran en la diáspora.

Nosotros no queremos que el patrimonio quede solo en manos de los mayores, también queremos que los jóvenes tomen partido y lo transmitan a la siguiente generación

En tu opinión ¿Cuál es el futuro de esta herencia?
Nosotros no queremos que el patrimonio quede solo en manos de los mayores, también queremos que los jóvenes tomen partido y lo transmitan a la siguiente generación. Por eso, en el Popular Art Centre, tenemos alrededor de 400 niños y niñas matriculados en nuestra escuela de danza cada año.

En 1994, nuestro grupo de danza fue a grabar una canción tradicional que solíamos tocar en las bodas palestinas, pero descubrimos que el creador de esa canción había fallecido. Así que surgió la idea de que teníamos que preservar esa música y transmitirla a las generaciones más jóvenes. Ahora tenemos un archivo con más de 200 horas de grabaciones de música tradicional.

Además, en el año 2020, durante la pandemia, fuimos a grabar canciones tradicionales con mujeres y hombres para realmente expandir nuestra colección y aumentar la riqueza de nuestro archivo audiovisual.

Esta semana has estado en Barcelona invitada por la Associació Catalana per la Pau y has podido reunirte con instituciones, entidades culturales y organizaciones diversas ¿Cómo de importante crees que es este intercambio cultural?
Algunas personas suelen preguntarme: ¿Vale la pena viajar al extranjero en estos momentos? ¿Acaso mejorará nuestra situación? Para mí, es más importante que nunca.

Al final, lo que pretende la ocupación israelí es que nos quedemos aislados, no quieren que otras culturas se introduzcan en la cultura palestina, ni que nosotros seamos introducidos en otras culturas. Desde el origen del Popular Art Centre, cuando lanzamos el Palestinian International Festival, una de nuestras misiones principales ha sido construir puentes y mostrar estos puntos en común con otras culturas, como en este caso con la catalana.

Por tanto, ha sido una visita muy gratificante; tanto por ver el apoyo de la sociedad a la causa palestina como por las futuras colaboraciones que puedan surgir a partir de ahora.

El pasado fin de semana habéis estado en la Fira Mediterránia de Manresa donde el bailarín y coreógrafo del Popular Art Centre, Sharaf Darzaid, realizó dos funciones de su espectáculo “Love in Times of Apartheid”. ¿Cómo viviste esa experiencia?
Para nosotros, este intercambio y colaboración es muy importante. A través de la pieza de danza “Love in Times of the Apartheid”, Sharaf muestra el sufrimiento y las dificultades de amar bajo la ocupación israelí. Esto permite que mucha gente se aproxime a la causa palestina a través del arte. De hecho, al final del espectáculo muchas personas se aproximaron y nos dijeron que se sintieron conmovidas. Fue muy emocionante.

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Sharaf Darzaid representando su obra “Love in the Time of Apartheid” en la Fira Mediterránia de Manresa.

Entre todo tu trabajo como activista por los derechos culturales, también eres presidenta de la Palestinian Performing Arts Network. Explícanos un poco en qué ámbitos trabajáis en esta entidad.
Sí, soy la presidenta de la Palestinian Performing Arts Network, que reúne a 13 organizaciones de artes escénicas, cada una enfocada en diferentes disciplinas como danza, música, circo y teatro. Nos unimos para multiplicar nuestro impacto y también para alzar nuestra voz en la defensa de los derechos culturales de nuestros artistas palestinos.

Por un lado, se trata de construir puentes con otras culturas, elevar nuestra voz y desempeñar nuestro papel en la confrontación de la ocupación israelí. Pero, por otro lado, también es importante hacer lobby y abogar por nuestras cuestiones internas.

Esto implica presionar al gobierno palestino y al Ministerio de Cultura para que apoyen a los artistas palestinos, reduzcan los impuestos sobre ellos y les proporcionen más espacios, entre otras cosas. Es fundamental hacer lobby por nuestros derechos y encontrar apoyo financiero para las actividades artísticas.

Palestina
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Ya nos ha quedado claro que tanto el Popular Art Centre como tú personalmente sois incansables y no pararéis de realizar vuestros proyectos. ¿Cuándo os volveremos a ver por aquí y qué planes tenéis en el futuro con la Associació Catalana per la Pau?
Sí, te puedo avanzar que con la Associació Catalana per la Pau tenemos un proyecto entre manos para los próximos meses llamado “Som Constructores”.

El pasado jueves, mi compañero Sharaf dio una clase magistral de danza en Granollers (Barcelona). A partir de esta clase, seleccionará un grupo de bailarines y estos trabajarán en un espectáculo conjunto con otros bailarines palestinos del Popular Art Centre. Por supuesto, vendremos en diciembre para continuar con esta creación y se harán funciones en Cataluña. Inicialmente, la idea del proyecto también era hacer otra representación con el mismo grupo en Palestina, pero será difícil… Si la situación lo permite, nos encantaría hacerlo allí.

Ojalá.
Inshallah.

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