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La opresión, la agresión y la violencia son prácticas que afectan a la salud mental de las personas que las sufren y es un hecho que se dan en todas las manifestaciones del racismo, tanto institucional como social, potenciando el maltrato, el aislamiento y el malestar personal. De manera particular se manifiesta en las personas racializadas y/o migrantes, quienes son especialmente vulnerables ante los problemas de salud mental.
El odio social establecido como racismo crea trauma, debilidad, ansiedad, culpa, lo que resulta en un mayor número de ingresos en hospitales psiquiátricos. La falta de redes de apoyo, la extrañeza en un país occidental hostil y las dificultades para vivir hacen más propensos a ingresar en hospitales psiquiátricos a los emigrantes que a los autóctonos, en lo que a proporción de población se refiere.
La construcción “enfermedad mental”, que varía según el contexto histórico, social, político y cultural, ha tenido como consecuencia la creación de técnicas psiquiátricas que se han convertido en instrumentos de control social. Pero además, desde sus inicios, la psiquiatría ha sido también una cómoda herramienta para disfrazar el racismo de ciencia.
En el libro del colectivo XarxaGam Otra Mirada al Sistema de Salud Mental figura una conexión reveladora entre psiquiatría y racismo: “Ya en el siglo XIX, el científico Samuel A. Cartwright, en Estados Unidos, se inventó dos “enfermedades” mentales relacionadas con el racismo establecido de la época. Una era la “drapetomanía” que se basaba en la supuesta “enfermedad” mental que padecían las esclavas negras que tenían el deseo y ansias de libertad, traducidos en intentos de huida o sentimientos en contra de la esclavitud. La otra “enfermedad” que se inventó era la “dysaesthesiaaethiopica” que establecía un trastorno de pereza entre las esclavas para realizar el trabajo. La cura a ambas enfermedades eran los latigazos.
Un médico se inventó en el siglo XIX una enfermedad que establecía un trastorno de pereza entre las esclavas para realizar el trabajo y, en los años 50, un experto de la OMS afirmaba que las personas africanas padecían “pereza frontal”
El doctor Carothers, experto de la Organización Mundial de la Salud en los años 50 afirmaba que “el africano utiliza muy poco sus lóbulos frontales. Todas las particularidades de la psiquiatría africana pueden atribuirse a una pereza frontal”. Así, sentenciaba que “el africano normal es un europeo lobotomizado”.
En el contexto de la lucha por la independencia argelina Frantz Fanon en Los condenados de la tierra, frente a las declaraciones de los psiquiatras de que “la reticencia del colonizador para confiar una responsabilidad al indígena no es racismo ni paternalismo, sino simplemente una apreciación científica de las posibilidades biológicamente limitadas del colonizado”, afirma que “la criminalidad del argelino, su impulsividad, la violencia de sus asesinatos no son, pues, la consecuencia de una organización del sistema nervioso ni de una originalidad de carácter, sino el producto directo de la situación colonial”.
Racismo
Camila contra la Comunidad de Madrid: primer juicio contra el racismo en un colegio
Una niña afrodescediente que llevaba sufriendo acoso escolar por su color de piel desde los tres años consigue sentar a la administración en el banquillo para denunciar las negligencias sucedidas durante los protocolos de acoso abiertos en el CEIP Cardenal Herrera Oria de Madrid.
Está claro, por tanto, que históricamente la relación entre psiquiatría y racismo se dio desde muy pronto. Es más, a día de hoy, como consecuencia de un sistema colonial, las instituciones más represivas como los psiquiátricos, los CIEs, los centros de menores y las cárceles, instituciones todas en las que se vulneran los Derechos Humanos, se llenan de personas racializadas y migrantes.
Como conclusión afirmamos que la lucha por la salud mental no puede existir sin la lucha antirracista porque como hemos visto, las personas racializadas y migrantes tenemos más posibilidades de ser víctimas de la psiquiatrización y de todas las instituciones coercitivas del Estado.
La lucha por la salud mental no puede existir sin la lucha antirracista porque las personas racializadas y migrantes tenemos más posibilidades de ser víctimas de la psiquiatrización
En este marco te invitamos a participar en la manifestación que va a tener lugar el próximo 17 de noviembre contra el racismo. Ya son tres años los que llevamos movilizándonos para demostrar que somos muchas las personas que queremos construir una sociedad para todas, que el poder migrante y antirracista no se va a quedar parado frente a aquellas fuerzas políticas que buscan enfrentarnos entre los de abajo, no lo vamos a permitir, nos vemos el 17 de noviembre.
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... pero el subtítulo y las primeras frases resultan escandalosamente contradictorias con lo que imagino pretende denunciar razón... "las personas racializadas son especialmente vulnerables a..." no, caramba, no es que "sean", no es su condición... es la situación. Hay que ponder el foco en la situación, no en la condición. Están en una situación de vulnerabilidad porque en esa situación hay una relación de poder injusta, porque el poder está injustamente distribuido y produce opresión y sufrimiento psicosocial. El problema no es que seamos, no es nuestro ser, el origen del problema, lo problemático, está en la situación, determinada por una relación de poder de dominación que causa el dolor, el ataque a la dignidad humana. El origen de lo problemático no es nuestro ser, es la situación de poder en la que se encuentran. Por tanto, lo que hay que cambiar no es el "ser", es la relación de poder... Quienes están en posición de ventaja en esa relación de poder, y con sus dispositivos sostienen y alimentan esas relaciones de poder que dañan a las personas, son quienes más tendrián que cambiar, donde habría que actuar con mayor énfasis... Eso no quita que miremos también en nuestro interioridad, en nuestro ser y estar, que ahí es donde sentimos. Y quienes sufren, sufrimos además, tienen, tenemos capacidad de hacer, agencia, fuerza, y cuando y como mejor sabemos, también luchamos para cambiar esa situación. Ahí radicamos la esperanza, en lo que hagamos en común. Por eso y otras cuantas razones más, hablamos de politizar el sufrimiento.
Os habéis apropiado ilegalmente de estas imágenes. Vaya vergüenza de profesionales