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Vaya por delante esto: en la dicotomía entre abolicionistas y regulacionistas, yo me siento entre los primeros. Y, en lo que se refiere a la Ley Trans, comprendo que su actual redacción provoque el rechazo de muchas mujeres. Es decir, en los dos debates que desangran al feminismo, yo me encuentro más cercano a las posiciones que defienden las personas y colectivos críticas con el Ministerio de Igualdad. He leído y me he formado con muchos de sus referentes, participo de gran parte de sus argumentos, que he hecho míos, y pienso que sus posiciones filosóficas de fondo son sólidas y bien construidas.
Por eso mismo me produce tanto rechazo observar los comportamientos de gran parte de este sector en lo que se refiere al Ministerio de Igualdad y a su titular. Comportamientos que yo creo que hace tiempo que han traspasado cualquier línea de lo que es éticamente aceptable y han entrado ya en el terreno de la hybris, el resentimiento y la infamia.
A veces, parece que importa más desgastar y atacar al Ministerio de Igualdad que la propia atrocidad machista que se dice denunciar
La crítica al Ministerio de Igualdad es legítima, probablemente hay muchas y muy buenas razones para ejercerla, incluso con dureza. Pero aprovechar los asesinatos machistas para poco menos que culpar a Irene Montero de la barbarie patriarcal es una absoluta ruindad. Y cuando en las manifestaciones motivadas por el asesinato de dos niñas se comparece con carteles que piden su dimisión, o se fomentan campañas en las redes sociales con el mismo fin, explícitamente se la está haciendo de algún modo responsable directa de esos asesinatos. De esos, y de los anteriores, y de los que vendrán. Y la sensación que produce es que, a veces, parece que importa más desgastar y atacar al Ministerio de Igualdad que la propia atrocidad machista que se dice denunciar.
Muchas personas que tienen un gran peso y relevancia moral en este sector crítico llevan tiempo exhibiendo el peor de los rostros. Acusar a Irene Montero, por ejemplo, de impostar sus condolencias, de fingir pena por las muertes de mujeres y niñas, siendo ella misma madre de niños de edades parecidas, sobrepasa toda medida. Pensar que las mujeres que desempeñan su trabajo en el Ministerio de Igualdad no se sienten concernidas por los crímenes y la violencia contra la mujer porque están abducidas por el lobby LGTBI es ir demasiado lejos. Y esto hay que decirlo con todas sus letras: es una vileza. Una vileza que degrada y contamina los argumentos legítimos que se pretenden defender y que merecerían una mayor altura intelectual y moral.
Lo contrario equivale a creer que solo las personas abolicionistas, anti ley-trans, tienen derecho a sentir empatía con las víctimas, que son las únicas capaces de sentir horror, que tienen en exclusividad la capacidad de conmoverse y sufrir. Y si alguien piensa así, no solo se equivoca: también se define.
Desgraciadamente, los feminicidios y la violencia vicaria no nacieron en esta legislatura. Son estructurales de la sociedad patriarcal desde hace milenios, en todos los países y culturas del mundo. Es una barbarie que existía antes y existirá después del paso del grupo de mujeres que hoy trabaja en el Ministerio de Igualdad. Mujeres que, no olvidemos, tienen también muchas de ellas un acervo y una trayectoria indiscutible en el feminismo. La comprensión de la violencia como parte de una estructura de dominación, el patriarcado, es la piedra angular del pensamiento feminista. Comprender esa estructura es precisamente lo que nos convierte en feministas.
Hay consensos que no deben ser mancillados: nuestra posición frente a la muerte, el crimen, la barbarie, el horror
¿Cómo entonces puede pensarse que algo tan coyuntural como las políticas que pueda tratar de implementar un equipo ministerial en apenas unos meses de pandemia puede modificar de un modo relevante esta estructura secular? Sugerir esto es precisamente disfrazar la naturaleza del patriarcado y hacerle el juego a los que niegan su existencia. Al poner el foco en la presunta incapacidad de Irene Montero y su equipo para acabar con el patriarcado en siete días se banaliza este.
Sin embargo, personas a las que hasta ayer tenía en la más alta consideración parecen pensarlo así. Y no hablo de anónimos trols de las redes sociales, sino de algunas de las voces más prestigiosas. Valga como ejemplo Amelia Valcárcel, a quien se le ocurrió que el día siguiente de los asesinatos de las niñas era el momento adecuado para cuestionar al Ministerio de Igualdad, ese lugar que, a juicio de la catedrática, solo sirve para que la ministra “haga fiestuquis con las empleadas”. En estas horas de duelo que a todas nos interpelaban, conmovían y estremecían, desde su cátedra de Filosofía Moral Amelia Valcárcel clamaba contra los ágapes y los pinchos. Cabe preguntarse, ¿qué tiene esta mujer contra los canapés en el curro que hacen merecedora a esta práctica de compartir atención de igual a igual con el asesinato de dos niñas? ¿No tenía un día mejor para iniciar su cruzada contra los piscolabis? Por no hablar de que no parece tan mala cosa que trabajadoras y responsables de una institución puedan relacionarse también en espacios distendidos. ¿Es esto lo peor que se les puede objetar? ¿A estos argumentos hay que acudir?
En el mismo texto, que parece rezumar odio y, sobre todo, un talante despectivo, Amelia Valcárcel culpa en exclusiva a Irene Montero de que el Gobierno, dominado por sus antaño compañeros socialistas, no le haya concedido aún el indulto a Juana Rivas. Hay en esto como mínimo una evidente falta de ecuanimidad. Quizá, el día en que se impartían estos valores, la profesora de moral no asistió a sus propias clases. Son críticas estas que, ciertamente, sorprenden, no solo por su inconveniencia en días en que quizá fuese más sano ofrecerse consuelo mutuo, sino también por su superficialidad, su falta de enjundia y, por qué no decirlo, por su irreflexivo atolondramiento.
Me cuesta trabajo comprender que momentos tan espantosos puedan ser utilizados espuriamente en la batalla por otras reivindicaciones, por muy legítimas y fundadas que sean
En muchas comunidades autónomas hoy se están cerrando o asfixiando económicamente infinidad de instituciones de todo tipo implicadas en la lucha contra el machismo. Y mientras crecen las tribunas y ganan volumen los altavoces que legitiman la barbarie machista, entidades que hacían un trabajo valiosísimo se vacían o se pierden. “Chiringuitos” para que vivan del cuento unas ineptas y caraduras, a juicio de la ultraderecha. ¿En qué ayuda que desde el feminismo se escarnezca el trabajo de las propias instituciones —cuya existencia es un logro en sí mismo— para convertirlas en el espacio en que “unas majaderas” se van de francachela? Cuesta trabajo entender esto. ¿Piensa Amelia Valcárcel que allí están todo el día con el trap y el cubata? ¿Y si no lo piensa para qué lo dice? Son estas afirmaciones que hacen a la ultraderecha y la carcunda aplaudir de gozo con las orejas. ¡Si hasta las propias feministas abominan de sus organismos! ¡A qué esperamos para cerrarlos! ¿Y si, pongamos por caso, mañana Vox presenta una interpelación para acabar con el Ministerio de Igualdad o el Instituto de la Mujer amparándose en los juicios de Amelia Valcárcel y otras? ¿Qué cara se le quedaría?
Hay consensos que no deben ser mancillados: nuestra posición frente a la muerte, el crimen, la barbarie, el horror. Porque entre estos debates que asolan el seno del feminismo, sí hay una cosa que comparten todas las mujeres de un modo dramático: la posibilidad real y cierta de ser violentadas, de ser asesinadas. Este hecho terrible que atañe a todas, debería, por eso mismo, ser algo casi sagrado. Algo que se mantuviese impoluto.
Me cuesta trabajo comprender que momentos tan espantosos puedan ser utilizados espuriamente en la batalla por otras reivindicaciones, por muy legítimas y fundadas que sean. Y tampoco alcanzo a comprender cómo precisamente estas razones legítimas y fundadas necesitan de comportamientos y acusaciones que rayan en la abyección. Porque otro de los argumentos que se deslizan de un modo sibilino en toda esta crítica es que es, precisamente, la posición del Ministerio de Igualdad frente a Ley Trans y el llamado “borrado de las mujeres” la que favorece el aumento de los crímenes. De ahí que sean frecuentes referidas a Irene Montero las expresiones del tipo: “yo no la culpo a ella pero….” que, por cierto, se parecen demasiado a las que emplean precisamente los que legitiman y disculpan el maltrato. En todo caso, hay algo perverso en la insinuación de que estos dos asuntos tienen algún tipo de relación causa-efecto. Y hay algo profundamente equivocado y deshonesto en desviar la atención del verdadero mal para señalar, aún de un modo indirecto, a otras culpables entre nosotras.
Toda esta violencia verbal desatada, toda esta crudeza, sin embargo, sí debería llevar a algún tipo de reflexión en el Ministerio de Igualdad pues es evidente que hay un número importantísimo de mujeres que no se sienten representadas por él. Que se sienten solas. Este fenómeno, que es una evidencia palmaria, debería motivar algún tipo de cambio en su estrategia, al menos, comunicativa. Culpar de esa desafección únicamente a maniobras de sectores de la órbita del PSOE, presuntamente molestos por perder sus cotos, es, no solo una torpeza sino una trivialidad. Eso no lo explica todo. Algo mal, incluso diría que muy mal, se está haciendo en ese sentido.
Pero sus políticas, más o menos desacertadas o acertadas, no justifican de ningún modo bajezas e infundios como los que antes he aludido. Bajezas que no contribuyen a reafirmar argumentos que no las necesitan y que, además de regalarle gratis argumentos a los enemigos de la ultraderecha negacionista, socavan y cuestionan instituciones que deberían perdurar más que sus actuales moradoras. Porque, lamentablemente, cuando Irene Montero y su equipo hayan dejado paso a otras personas, las instituciones cuyo desempeño hoy se trata de denigrar tendrán que seguir batallando contra los mismos crímenes y las mismas violencias. Parte de nuestra responsabilidad es también conservar. No se puede ganar esta lucha en dos años. Pero en dos años sí se pueden retroceder décadas.
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Lo de Amelia Valcárcel viene desde hace tiempo dando vergüenza y esto último, es efectivamente una infamia.
Un articulo un poco farragoso (con todo respeto) el no aceptar la politica de la Ministra no da pie como sucede de tachar a nadie de trasfobia, de odio etc. Es inaceptable lo que esta sucediendo, es lamentable y doloroso. Una ministra deberia tener mucho cuidado en sus apariciones y sus declarariones, no da la talla (no soy del PSE) el neoliberalismo ha impregnado muchas esferas tambien el ministerio de igualdad, seria deseable una repensada.
Irene montero siempre lucha por los valores y los derechos de las mujeres eso si que es una tia con valores al contrario que los politicos cabrones y sin valores de derechas que consideran a la mujer un muñeco que con ella pueden hacer lo que quieran sin valor humano. Irene si que es una buena politica y tiene valores y corazon y por supuesto lucha dia a dia por los derechos de las chicas tranx. De los gays y de las mujeres cis. Viva irene montero y el. Feminismo
Ojala en este puto mundo. Hubiera mas feminismo. Y los derechos colectivos de las personas tranx estarian subiendo en valores. Que se vayan pp y vox a la mierda y ciudadanos detrás de ellos dos. Por si se pueden ir los tres a la mierda. Y que ojala viera la gente lo que valen los partidos de izquerdas, arriba podemos yo soy el fan numero 2 de irene montero. Arriba podemos. Que se vayan a la puta mierda la zorra de y puta de cayetana alvarez de toledo y detras de ella la inecta y la insulsa de isabel diaz ayuso.arriba irene montero. Arriba el feminismo y que que se vaya a la mierda vox y el machimo.arriba arrriba irene montero. Tu si que tienes valores y luchas por dar a los ciudadanos de este pais igualda y bien estar social
El Ministerio de la Igualdad funciona como los departamentos de Proteccion frente al Acoso en las Empresas,son floreros para el informe de fin de balance que dan un toque de modernidad a estructuras rancias .......
La igualdad real llegara el día en el que todos los casos sean condenados de la misma manera. En este medio no importo la vida de la pequeña Yaiza de 4 años que su madre ha reconocido que mato para hacer daño al padre, Silvia A.M. 53 puñaladas a su bebe, en Gerona una madre mata a su hija de 10 años…TODOS son asesinatos y sucedidos en estos dos últimos años aqui ni mu. Se tiene que condenar tanto lo de canarias como todos los demás porque luego vox así lo señala y evidencia lo que a todas luces es ideologico y solo se condena los asesinatos que apoyan la linea editorial. En fin, es muy triste que mueran niños a manos de sus progenitores sea el padre o la madre.
una política mediocre que jamás hubiera llegado a ministra de no ser pareja de... y lo sabéis
No tenía ni idea de todo lo que se cuenta en el artículo, pero no me sorprende nada. No porque me esperara lo que dicen las pretendidas dueñas del feminismo del conocido como partido socialista, sino porque viene del PSOE. Demasiados años de ejercer el poder en la manera de la que Carmen Calvo hace gala y el ridículo. Serán cultas e ilustradas, pero el autoritarismo que llevan en vena se manifiesta en esas declaraciones que las hace parecer como vulgares y elementales.
El nivel político de los que manejan y se mueven en las altas esferas del poder en España, llena de gente culta e ilustrada, es cutre.
Dimisión pero por colar a su compiyogui de Secretaria General...La podemos como agencia de colocación.
¡Ea ! ,ya está aquí de nuevo Jorge Armesto el que fuera guionista de la serie de televisión " La Casa de la pradera " .😖🇪🇸🤣
Me ha gustado el contenido del artículo y su redacción, pero tendrá que estar de acuerdo el articulista que si un Ministerio no tiene a bien sentar a la mesa a todos los sectores más comprometidos de la sociedad, en especial a los elementos más críticos con sus quehaceres y solo dialoga con sus amigues; pues las demás organizaciones feministas nos tendremos que apañar y en este caso, en cada ocasión en la que podamos tener un altavoz político, alzar nuestras voces como y donde podamos. Y sobra decir que igual de peripatético resulta que nosotras pidamos la dimisión de una ministra, sorda al resto de colectivos de mujeres que somos críticas en algunos puntos de su política, no en su totalidad; y que como funcionario público que es, tendría que estar al servicio del conjunto de los ciudadanos, no solo a su amigues, como que a nosotras se nos insulte y difame diariamente y no se nos tenga en cuenta, siendo una parte muy importante disidente la que está fuera diariamente con argumentario y no troleando e insultado cuando expresas tu disconformidad. Así que sintiéndolo mucho, el #irenemonterodimisión siguen siendo más necesario que nunca, sobre todo cuando un político decide a motu propio ignorarnos completamente.
Claro que Irene se ha reunido con las críticas de la autodeterminación, ahí estaba Carmen Calvo (que pidió cambiar el nombre por --- libre determinación de género ---, para evitar el simil con el independentismo). Se ha de destacar que primero vió el estudio de Derecho Comparado sobre Leyes Trans en otros paises, y después comprendió la necesidad de la despatologización que promueve la OMS con su CIE-11. Y OBVIAMENTE NO SE VA A REUNIR CON CONSPIRANOICAS DE "CONTRA EL BORRADO DE LAS MUJERES".
Lo que a las transfobas os ha gusta de este artículo es el comienzo donde evidencia que sigue a mucha gente transfoba en Twitter, que ahora le están criticando por no someterse del todo al argumentario rojipardo-transfobo sobre que Irene Montero es la catástrofe por la que se explicará todo el declive de la izquierda.
Quienes se obsesionan y solo dedican tiempo a difamar contra la Ley Trans, pretenden decir que Irene solo se dedica a esto jajaja para nada, eso sois vosotres. La gente critica al resto lo que les molesta de si mismes. Quienes os obsesionais y solo os dedicais al mono-tema trans (creyendo que vais a conseguir algo), sois como el banquero que piensa que todes son de su condición (porque sustituir el refrán aporofóbico-clasista).
Irene se está demorando mucho, y conforme va pasando el tiempo, la gente trans vemos que Más Pais se implica más en defender los derechos trans y sobre todo, apoyando a la Plataforma Trans, ignorada completamente por Irene Montero, que prefiere solo atender a algunas trans de asociaciones LGTBIQ+ que hablan en nombre de todo el colectivo trans. Por eso va a salir una mala ley, que deberá reformarse de nuevo (con otra vez la polémica) dentro de un lustro o década, cuando el resto de paises nos hayan adelantado en la defensa de los Derechos Humanos, de los Derechos Trans.
Recomiendo leer este artículo de El Salto:
Diez años de Ley Trans: “En 2031 hemos entendido que la identidad que la persona manifiesta es inviolable”
Aspectos del texto olvidados como la inserción laboral, en un contexto en el que el desempleo sigue lastrando al colectivo.
https://www.elsaltodiario.com/derechos-humanos/diez-anos-de-ley-trans-en-2031-hemos-entendido-que-la-identidad-que-la-persona-manifiesta-es-inviolable
Y muchas, cuando leemos lo que en la Ley Trans pone que la Seguridad Social cubrirá, nos sorprendemos de que no apareca el LASER en la BARBA, que es MÁS IMPORTANTE para evitar la TRANSFOBIA LABORAL, a diferencia de la Vaginoplastia, que no se nota.
Recomiendo leer también este otro artículo de El Salto, donde se menciona el LASER:
La conspiración del “borrado de las mujeres” (cis)
"Yo recibí acoso en redes cuando me presenté como Rosa llevando barba; hoy llevo más de un año en tratamiento hormonal y unas cuantas sesiones de láser para deshacerme del vello facial."
https://www.elsaltodiario.com/opinion/conspiracion-borrado-mujeres-(cis)-
LO QUE HAY ES UN BORRADO DE TODO INDICIO DE BARBA DE LAS QUE SOMOS MUJERES TRANS
PARA CONSEGUIR UN EMPLEO, PARA QUE NO NOS HAGAN BULLYING EN LA UNIVERSIDAD
PORQUE LOS PUNTITOS NEGROS TRAS EL AFEITADO, CON PINTALABIOS, LE GENERA RECHAZO A ESTA SOCIEDAD TRANSFOBA Y SUPERFICIAL.