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Opinión
Más allá del mal menor
Ya solo quedan unos días para las elecciones del 28M y, lamentablemente, hemos visto cómo durante toda la campaña el marco político ha quedado muy desplazado hacia la derecha. Ante una derecha rancia y trumpista, y una (centro)izquierda moderada, aquellos sectores que aspiramos a algún cambio profundo parecemos condenados a la falsa disyuntiva de votar al mal menor o callar para siempre. Así, cómo va a sorprendernos que haya un sentimiento de desafección hacia este 28M, especialmente entre la juventud.
Y es que hemos pasado en unos años del cuestionamiento a un régimen monárquico y para ricos que se abría por las costuras y de llenar las plazas con asambleas y movilizaciones, al mandato de que limitemos nuestra agencia política a ir a votar una vez cada cuatro años a la opción “menos mala” para que hagan una gestión “lo menos mala” posible de este capitalismo. Así, del “no es un fallo, es el sistema”, a tratar de colarnos aceptar la ley mordaza para proteger a este sistema de cualquier cuestionamiento; de cantar “PSOE y PP la misma mierda es” a que nos repitan que la única alternativa es un gobierno progresista con el imperialista PSOE.
Y puedo entender que frente a esta derecha rancia, racista, machista, LGTBIfóbica y depredadora de lo público, esta derecha neoliberal de toros, caza y barra libre para especuladores y capitalistas, haya quienes digan que, a pesar de todo y sin ilusión, hay que votar al mal menor. Pero creo que nos merecemos un debate honesto y abierto para no volver al punto de salida de este ciclo que nos lleva de la movilización, al progresismo y el mal menor, de ahí al desencanto y de nuevo al refuerzo de la derecha y del régimen.
Porque no perdamos de vista que lo que proponen las alternativas del mal menor se reduce a reeditar coaliciones locales con el PSOE, una pata básica del régimen, monárquica, imperialista y del Ibex, que, de hecho, ha sido la responsable de los mayores ataques a la clase trabajadora en este país. ¿Recordáis aquella frase de Thatcher cuando dijo que su mayor triunfo había sido el nuevo laborismo de Tony Blair? Nuestras derechas podrían decir lo mismo de un gobierno autodenominado progresista que sube los presupuestos militares sin precedentes, es responsable de asesinatos a migrantes en la frontera, o de la represión a la huelga de Cádiz.
¿Qué es esa idea del “mal menor”? Una lógica totalmente perversa, porque siempre va a haber un mal mayor al que adaptarse, y si no que se lo digan a nuestros vecinos franceses, que tuvieron que escuchar el cuento de que el “mal menor” era Macron contra Le Pen. Esa derecha de Macron que hoy aprueba la reforma de las pensiones a base de decretazo y represión. Y no nos queda tan lejano, en las elecciones anteriores aquí tuvimos a Iñigo Errejón ofreciendo sus escaños al PSOE y Ciudadanos para que no saliera el PP.
Merecemos y necesitamos una alternativa que ponga en el centro la movilización, la autoorganización y la lucha de clases como nos han mostrado estos meses en Francia
Y eso es lo que ponen en el centro las opciones que hoy se llaman “alternativa” en la capital, Podemos y Más Madrid: “votadnos para echar al PP”, dicen. ¿Y luego qué? Gobernar con el PSOE, como lleva toda la legislatura haciendo Unidas Podemos, tragando sapo tras sapo. O continuar el legado de Carmena, como repite Rita Maestre en cada debate, la del pelotazo urbanístico de Chamartín y el autoritarismo interno. Políticas con las que no se frena a la derecha, se le abre la puerta. Cada gobierno que se presenta como alternativa progresista moderada y decepciona, es seguido de un auge de la derecha, y ejemplos patrios e internacionales tenemos unos cuantos.
Pero además, esta lógica malmenorista lleva a un conformismo totalmente inmovilizador: nos repiten que este capitalismo es lo único posible y que nuestro papel es votar cada cuatro años a la opción menos mala. Su proyecto pasa por vaciar las calles, como algunas veces se han atrevido a expresar abiertamente, para llenar las urnas con sus votos, su apuesta estratégica pasa por “domesticar el conflicto” en lugar de desarrollarlo, como muestran cuando gobiernan, mano a mano con la burocracia sindical apaciguando las calles.
Contra el mal menor: seamos peligrosas
Contra esta derecha que nos quiere despojar de todo, para la que los beneficios de unos pocos capitalistas valen más que la salud y la vida de millones, y esta extrema derecha que quiere poner en la diana a las mujeres, migrantes y la clase trabajadora más precaria, necesitamos algo muy distinto que poner en las instituciones a partidos “progres” que han mantenido la ley de extranjería y han abierto un CIE nuevo, algo diferente a quienes han seguido persiguiendo a los manteros en las calles y no han prohibido los desahucios.
Merecemos y necesitamos una alternativa que ponga en el centro la movilización, la autoorganización y la lucha de clases como nos han mostrado estos meses en Francia, y que también se proponga intervenir en las elecciones, pero con una política independiente de todos los capitalistas, para denunciar el papel de las instituciones y recordarnos que este sistema no es el único posible. Y para ello, las distintas organizaciones de la izquierda anticapitalista, los sindicatos combativos, los movimientos sociales, los medios alternativos nos debemos un debate profundo que permita salir de este bucle de resignación.
Francia
Francia Un Primero de Mayo unitario da continuidad a las doce huelgas generales contra Macron
Este 28M no dejemos que nos atrapen otra vez en los estrechos marcos de su política, que quiere hacernos creer que lo único posible es ir a votar al mal menor con la nariz tapada. Necesitamos sentar las bases para construir una alternativa independiente. Algunas de nosotras lo hacemos, y por eso en estas elecciones votaremos nulo o abstención, mientras seguimos luchando por construir una izquierda revolucionaria, un socialismo desde abajo, donde la clase trabajadora, las mujeres, migrantes y jóvenes tomemos de una vez la política en nuestras manos y volvamos a imaginar otros horizontes, más allá del capitalismo depredador. Eso es lo que nos hace verdaderamente peligrosas.
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Los cambios se hace en la calle. No en las urnas y en las instituciones. Todo el que ha metido el pie ahí para cambiar algo, ha acabado corrompido, traicionando, sin poder hacer nada,etc. Esta vez, tampoco sera distinto. Ni: "a mi no me va a pasar"," yo haré",... Siempre la misma cantinela y el concepto de superhumano que tienen los que así piensan y se meten allí. No se si me dan mas miedo esos que los que van sin tapujos porque se les ve venir. A los sibilinos y traperos...no. En fin, tomemos el control desde FUERA.
Lamentablemente, tiene usted toda la razón. Por experiencia familiar muy cercana sé que las personas honestas tienen un futuro negro si osan entrar en política. Hablo de un municipio muy pequeñito que maneja presupuestos "ridículos", así que imagino la mierda que se mueve en las grandes plazas del país.