Opinión
Abrir brecha a la ola reaccionaria: una propuesta anticapitalista para la juventud

militante de Obrir Escletxa
militante de Abrir Brecha Aragón
La época actual viene marcada por el auge de la extrema derecha y las ideas reaccionarias. Proliferan por todas partes noticias que dan signo no solo de un crecimiento electoral de la derecha radical, sino también, y de forma seguramente más significativa, de un giro a la derecha generalizado. Sobran los ejemplos: la ofensiva racista de este verano en Torre Pacheco, la persecución policial sobre las personas racializadas, la represión para las trabajadoras que dan la batalla contra la patronal o casos como los jóvenes antifascistas de los 6 de Zaragoza, que siguen en prisión. Además, por supuesto, del ataque constante al colectivo LGTBIQA+, especialmente contra las personas trans. Y en el plano internacional encontramos la expresión más cruda de ello: el genocidio perpetrado por el Gobierno neofascista de Israel sobre el pueblo palestino, un exterminio que imbrica racismo, colonialismo y militarización, y que insufla fuerza a la extrema derecha global cada día que pasa sin que nuestros gobiernos hagan lo posible por detenerlo.
En este contexto, las élites de siempre, conservadoras o progresistas, no escapan al contagio reaccionario. Aunque a menudo digan oponerse al fascismo, responden ellas mismas a la crisis del sistema reforzando el autoritarismo: más fronteras, más militarización, más destrucción ecológica y menos derechos. La prueba más dramática de ello es su complicidad con Israel tras dos años de genocidio. Pero también lo vemos en los regalos a la industria armamentística mientras bosques y trabajadoras son devorados por el fuego, o en el apoyo a especuladores y rentistas mientras les jóvenes tenemos imposible acceder a una vivienda.
Aunque digan oponerse al fascismo, la élites responden (también las progresistas) a la crisis del sistema reforzando el autoritarismo: más fronteras, más militarización, más destrucción ecológica y menos derechos
Y este fenómeno no es casual, sino que tiene que ver con el panorama de época. El capitalismo atraviesa una crisis profunda, una crisis que no corresponde a una tendencia cíclica, sino que tiene un carácter permanente. La crisis económica se combina y retroalimenta con una crisis ecológica galopante que pone en juego no solo la máquina voraz del capitalismo, sino las condiciones de posibilidad de la civilización humana. Ante la incapacidad para sobrellevar esta situación dentro del marco de la democracia liberal tradicional, las clases dominantes y las viejas potencias imperialistas optan por regímenes cada vez más autoritarios y una política exterior más agresiva.
En otro plano, el rol de la izquierda parlamentaria estos años también ha contribuido indirectamente al auge reaccionario. El ocaso de los proyectos antineoliberales que la década pasada recorrieron Occidente ha desalojado del terreno de juego la posibilidad de un horizonte de ruptura con las instituciones capitalistas y sus regímenes. El caso del Estado español es claro: primero Podemos y luego Sumar optaron por la cogestión del capitalismo, renunciando a la construcción de organizaciones cimentadas en las clases populares.
Ante este panorama, la juventud trabajadora enfrentamos un panorama desolador. La imposibilidad de acceder a una vivienda y la permanente concatenación de trabajos precarios se combinan con un futuro que aparece marcado por los estragos cada vez más duros y evidentes del cambio climático (sequías, incendios, danas, inundaciones…). Por si fuera poco, para determinados sectores la presión es aún mayor, precisamente por ser el ojo de la diana de la extrema derecha: las personas racializadas y migrantes, las disidencias sexuales y de género, las mujeres o les militantes combatives. Y hay que ser claras: ante esta situación desalentadora no hay, hoy en día, una alternativa política coherente, clara y viable que ofrezca una salida en clave emancipatoria para la clase trabajadora y todes les oprimides por el sistema.
El ocaso de los proyectos antineoliberales que la década pasada recorrieron Occidente ha desalojado del terreno de juego la posibilidad de un horizonte de ruptura con las instituciones capitalistas y sus regímenes
Es por ello que en Abrir Brecha estamos convencidas que la tarea clave de nuestro momento es la construcción de esta alternativa, que desde nuestro punto de vista debe ser ecosocialista y transfeminista. Y creemos que, por suerte y a pesar de todo, no partimos de cero para ello. La participación activa de jóvenes en el feminismo, el sindicalismo de vivienda, el antirracismo, las luchas LGTBIQ+ y la solidaridad con Palestina es hoy una de las señales más esperanzadoras frente al avance reaccionario. Quizás el mejor ejemplo reciente que tenemos de ello son las acampadas estudiantiles por Palestina que tuvieron lugar en la primavera de 2024.
Y creemos que es justamente en estos enclaves donde puede afianzarse un proyecto anticapitalista amplio para la juventud. Entendemos que la politización de amplias capas de jóvenes no se dará por la mera propaganda de las ideas comunistas, sino en la lucha real concreta en los centros de estudio y de trabajo, en los barrios, pueblos y ciudades, frente a situaciones que afectan o impactan nuestro día a día. En este momento, son las experiencias amplias de movimiento de la clase trabajadora las que tienen el potencial de politizar rápidamente a muchas jóvenes en las ideas anticapitalistas.
Frente a las narrativas fatalistas que dan por hecho que nuestra generación ha quedado cooptada por la extrema derecha, debemos demostrar que hay partido. Es por ello que Abrir Brecha lanzamos una campaña contra la extrema derecha y las ideas reaccionarias, abierta a todes les jóvenes dispuestes a enfrentar a la extrema derecha. Jóvenes racializades y de origen migrante, les disidentes, jóvenes trabajadoras que en su barrio, instituto y universidad están cansadas de escuchar que no hay otro futuro que la resignación ante el racismo, la explotación y la destrucción del planeta. Y con ello animamos a la juventud a organizarse, empezando por la defensa de la resistencia del pueblo palestino frente al colonialismo, hasta pararle los pies a la extrema derecha y acabar con toda forma de opresión.
Los artículos de opinión no reflejan necesariamente la visión del medio.
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