Migrantes en Fuerteventura: “Queremos que nos traten como a personas”

Después de meses de bloqueo en Gran Canaria y Lanzarote, centenares de personas han sido trasladadas al campamento de El Matorral, en Fuerteventura. Denuncian las malas condiciones del campamento y reclaman que se autoricen traslados urgentes a la península para reunirse con sus familias.
Migrantes en Fuerteventura
Migrantes en el campamento El Matorral, en Fuerteventura.

“La comida no es buena y mucho menos los dormitorios. Nos tratan como a presos”, relata un grupo de migrantes desde el campamento de acogida El Matorral, en la isla de Fuerteventura. Después de permanecer bloqueados durante meses en las islas de Gran Canaria y Lanzarote, sin posibilidad de trasladarse a la península y con las solicitudes de asilo dilatadas hasta la saciedad, los migrantes denuncian estar “hartos” y reclaman que se habiliten los traslados para poder continuar su viaje y reunirse con sus familias y redes de apoyo, en la península.

“Nos avisaron con dos días de margen y nos transportaron a Fuerteventura, de donde no sabemos cuándo ni cómo vamos a salir”, reclaman algunas migrantes que habían sido acogidas en hoteles de Gran Canaria y Lanzarote, y que desde finales de febrero están siendo trasladadas a El Matorral, un antiguo campamento militar que durante años se utilizó como Centro de Internamiento de Extranjeros y donde actualmente se encuentran cerca de 400 personas.

Además de las malas condiciones de habitabilidad de los campos y las quejas constantes sobre la alimentación, existe un reclamo generalizado sobre los procedimientos de solicitud de asilo

Además de las malas condiciones de habitabilidad de los campos y las quejas constantes sobre la alimentación, la escasez de agua caliente en las duchas y la falta de mantas, existe un reclamo generalizado sobre los procedimientos de solicitud de asilo. “Estuvimos cuatro meses en Las Palmas, con apenas acceso a asesoramiento legal ni información sobre nuestro futuro”, explican en un comunicado. “Las pocas solicitudes de asilo que se han podido hacer desde aquí tardan mucho en ser seguidas; hasta seis e incluso ocho meses para tener estos papeles; es inadmisible”, denuncian. “Tampoco en los cuatro meses anteriores se nos permitió acceder a este derecho”, añaden.

La falta de información sobre derechos y trámites relacionados con el asilo, las dificultades para acceder a las citas, así como la dilatación de los procedimientos de solicitud, que se alargan durante meses, son algunos de los obstáculos que se suman a la incertidumbre y la desprotección de las instituciones hacia las personas migrantes en las islas. “El proceso de asilo es tan lento que muchos se han desanimado”, lamenta uno de los migrantes desde las carpas de El Matorral.

El lunes 15 de marzo, un grupo decidió manifestarse y recorrer las calles de la localidad majorera con reclamos de libertad y exigiendo el fin de las retenciones en la isla. “La esperanza se ha convertido en desesperación”, rezaba una de las pancartas, logrando condensar el sentimiento generalizado sobre las políticas de bloqueo que llevan sufriendo desde hace meses las personas migrantes en el archipiélago. Una política que también critican desde la Asamblea Popular de Fuerteventura: “Han convertido nuestra isla en una especie de cárcel donde sistemáticamente se vulneran los derechos de las personas migrantes”.

Dos opciones: el matorral o la calle

A raíz de los traslados a Fuerteventura, iniciados a finales de febrero, la Red Ciudadana de Solidaridad con las Personas Migrantes en Lanzarote señala que la comunicación del traslado ocurrió con solo dos días de antelación y que sólo les ofrecieron dos opciones: ser trasladadas a El Matorral o salir del programa de acogida, sin ninguna otra alternativa habitacional. “Vimos muchos chicos asustados y totalmente desamparados. No sabían qué decisión tomar en tan poco tiempo y con una situación administrativa tan compleja”, expresan.

Entre el miedo y la incertidumbre “ante una posible maniobra para deportarlos”, describe la Red, sumado al desconocimiento sobre las condiciones en El Matorral, “muchas decidieron quedarse en Lanzarote, aunque eso significase quedar en situación de calle”. Algunas permanecen todavía en Puerto del Carmen y otras en Arrecife, relata la plataforma, empezando para ellas una lucha constante para encontrar alimento, cobijo, aseo y seguridad.

En Fuerteventura, un grupo de al menos una decena de personas -dos de ellas menores de edad- permanecen también en situación de calle después de que se les prohibiera la entrada al campamento

En Fuerteventura, un grupo de al menos una decena de personas —dos de ellas menores de edad— permanecen también en situación de calle después de que el pasado martes se les prohibiera la entrada a las instalaciones del campamento. Según informa la Asociación Arenas - Marroquí en Canarias, la Cruz Roja, entidad que gestiona el centro, les habría prohibido la entrada al quejarse por las condiciones del centro, y en concreto por la atención médica “deficiente” que dos de ellos estaban recibiendo.

Personas migrantes en situación de vulnerabilidad, que se han visto arrastradas a la situación de calle, sin la protección de las administraciones, y que “se suman a las que  llevan meses aguantando condiciones de vida indignas y peligrosas”, reclaman desde esta red. Por estas razones, solicitan a la Cruz Roja, entidad que gestiona estos recursos tanto en Lanzarote como en Fuerteventura, que flexibilice sus protocolos y que contribuya a limitar las situaciones de calle en la isla, “en lugar de favorecerlas”. Insisten además en  exigir a la Secretaría de Estado de Migraciones “que facilite el tránsito migratorio de estas personas, porque el derecho a migrar es un derecho humano”.

Migración
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