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Memorias Comunes, un espacio para recordar
El verbo “recordar” murió, ya no sólo no oímos sino que dejamos de recordar para memorizar, ¡sólo repetir! En un mundo que ensordeció el sonido de los recuerdos y donde unos pocos sobreviven recordando —pensando desde su existencia— a pesar de que otros traten de silenciarles.

Todo pasa, todo cambia, nada queda. Excepto nuestros recuerdos,
lo que recordamos y no queremos olvidar.
De verbos y nombres hablan los recuerdos. Palabras que transitamos recordando. Ponemos voz a las palabras. Palabras a las acciones. ¡Se murió el verbo “oír”, que tenía mil años, la edad de este idioma, no nos vamos a morir nosotros! advertía Fernando Vallejo. Lo desbancó “escuchar” un verbo espurio, que el mismo detesta. En un mundo que ensordeció el ruido y donde nadie oye ahora todos dizque escuchan. Y el verbo “recordar”, murió, ya no sólo no oímos sino que dejamos de recordar para memorizar, ¡sólo repetir! En un mundo que ensordeció el sonido de los recuerdos y donde unos pocos sobreviven recordando —pensando desde su existencia— a pesar de que otros traten de silenciarles.
Recuerdo que en casa siempre estuvo colgado un retrato de mi bisabuelo José Martínez. Recuerdo las palabras oídas para referirse a sus acciones: republicano, ferroviario, anarquista, exiliado. Recuerdo cada palabra relatada sobre su lucha política. Pero lo que más recuerdo es su imagen, esa fotografía en tono sepia. Su barba. Su cazadora. Su porte.
La posibilidad de mirar ese retrato me fascinaba. Alguien que “ha sido” a partir de lo que “está siendo”. La vinculación del pasado y el recuerdo que puede suscitar el hecho de observarla en el presente. Significa por tanto la dimensión temporal de encontrarnos con nuestro pasado. Eso que aquí llaman “memoria histórica”.
Maurice Halbwachs planteaba que la memoria se construye en relación a los otros, en sociedad. Cuando recordamos, no hacemos sino construir versiones del pasado, reconstrucciones en base a nuestra realidad actual. Y son memorias puesto que son comunicadas. Las memorias se configuran socialmente, dependientes entre sí. Eso que él llama la “memoria colectiva”. Y en ella es en la que se inscriben los “puntos de vista”. Toda memoria es punto de vista. Y toda memoria dialoga con la colectividad.
Mi bisabuelo dicen que escapó de la cárcel, que trató de asesinar a un cacique de un pueblo cercano, que se salvó porqué sabía manejar la maquinaria de las minas en Francia y porque un joven de una de esas familias consideradas en aquella (y en esta) época de “bien” le ayudó a regresar a España. Su memoria la hemos ido reconstruyendo colectivamente. Relatos, archivos, averiguaciones, suposiciones, gestos... todo vale para que el relato sobreviva a su muerte.
Abordar su memoria involucra referirse a recuerdos y olvidos, narrativas y actos, silencios y gestos decía Elisabeth Jelin, todo un juego de saberes con emociones, huecos y fracturas.
Me reconozco orgullosa de este legado familiar que en el pasado también trajo miedos y vergüenzas. Reconstruir su memoria, llena de preguntas sin respuestas, es nuestra tarea. El eco de eso que llaman el “deber de la memoria”
Precisamente este deber instaura unos conceptos muy particulares sobre lo que se debe recordar. Cada contexto tiene su marco de interpretación que se impone, medios de comunicación que contaminan y memorias oficiales que nos enseñan, entre otras cosas como reclama Judith Butler, por quién llorar y qué sentir.
Memorias Comunes se presenta, como un nuevo blog de El Salto, que repasando las migraciones conceptuales sobre la Memoria, tratará de denunciar su mercantilización, analizando las relaciones de poder entre tendencias globales y procesos locales de recordar. Para así poder cuestionar los monopolios de la verdad y la memoria, así como la estandarización de eso que llamaba Alejandro Castillejo la “industria cultural y editorial del Nunca Jamás”. Una especie de geopolítica de la memoria que nos traslada con palabras e imágenes a recordar cómo la memoria a la que el estado liberal dio rienda suelta, olvida las formas específicas y diversas que tenemos de ocupar, de concebir y de patrimonializar nuestras vidas desde los territorios.
Ya sabemos que la memoria es un campo complejo en disputa. ¡Peleemos pues!
Para ello ponemos a vuestra disposición este espacio, recién inaugurado, que busca ser escrito y reescrito de manera colectiva desde los relatos vividos, desde los recuerdos. Desde esos Lugares Comunes de la poesía de Clemente Padin que nos recuerdan a nuestras Memorias Comunes:
El viento sopla
Los ríos corren
Las estrellas brillan
El mundo gira
El tiempo fluye
Las manos se tienden
El hambre mata
El trabajo falta
La vida continúa
Nada cambia.
Todo cambia
Ellos se aman
Yo soy
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