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Memoria histórica
Los dos sables de Rafael del Riego, en el bicentenario de su sublevación
Uno está en el Congreso y el otro lo entregó un cura al Ayuntamiento de Oviedo. La viuda del general dejó escrito en su testamento que no se entregara a la nación española hasta que estuviera dignamente representada.
Nos enteramos por el diario la Voz de Asturias (G. Guiter) de que del general Rafael del Riego Flórez (1784-1823), de cuyo levantamiento contra el absolutismo de Fernando VII se cumplen dos siglos este año, hay dos sables que se disputan su empuñadura: el donado al Ayuntamiento de Oviedo hace una década por un sacerdote y el expuesto en el Congreso de los Diputados.
Para conmemorar el bicentenario de aquel levantamiento en defensa de la Constitución liberal de 1812, será el primero el que presida los actos de homenaje que el próximo 5 de agosto se celebrarán en Tuña (Asturias), localidad natal del militar. Al parecer fue Fernando Rubio, cura de la iglesia ovetense de San Juan, en Oviedo, el que en 2010 regaló al Ayuntamiento de esa ciudad el arma con su vaina que le había entregado cuarenta años antes un familiar de Riego, sin que constara acreditación alguna.
El otro sable, tal como figura en la historia del Congreso, se le entregó al general con la siguiente inscripción: «Año de 1822: las Cortes al General R. Riego para que lo use durante su vida», tal como, efectivamente, se ve en el que está expuesto en la casa de los Diputados de Madrid. Riego había sido elegido diputado por Asturias en la elecciones de 1822. Durante su mandato como Presidente de las Cortes, entre el 25 de febrero y el 31 de marzo de 1822, tuvo lugar la vista del batallón de Asturias y la entrega del sable con el que proclamó la Constitución de 1812. Los pormenores de este acontecimiento se recogen en el Diario de Sesiones de los días 15, 16 y 17 de marzo de 1822.
Un año después, como es bien sabido, Rafael del Riego es ejecutado en la Plaza de la Cebada de Madrid, el 7 de noviembre de 1823, y María Teresa del Riego, esposa del militar, dispondrá a su muerte, en su testamento, que el sable le fuese entregado a la nación española cuando se encontrara dignamente representada.
En la historia del Congreso -según leemos en el citado periódico- se dice que el sable se extravió posteriormente, hasta que fue adquirido en el Rastro de Madrid por un tal Pío Valdivieso que lo legó en su testamento a las primeras Cortes republicanas. Esto ocurrió el 31 de marzo de 1932, fecha en la que la viuda e hijo de Valdivieso, acompañados por el comité nacional para el homenaje a los mártires de la libertad, hace entrega del mismo a Julián Besteiro, presidente de las Cortes Constituyentes. Del episodio quedó constancia en las hemerotecas, fechada el primero de abril de ese año, con lo que se podría pensar que la autenticidad del sable queda avalada por ese acto de entrega.
El evento a celebrar en la pequeña localidad Tuña, en el concejo de Tineo, conmemorativo del bicentenario de aquella sublevación contra la monarquía absoluta que dio pasó al llamado trienio liberal -muy otra podría haber sido la historia de España si ese periodo no fuera erradicado por los Cien Mil hijos de San Luis-, no contará con el que se da por auténtico sable del general que la capitaneó, restaurando con ella la monarquía constitucional. Al menos si se da credibilidad a la documentación que consta en el Congreso de los Diputados. También cabría pensar que el militar liberal podría haber tenido dos sables y los dos tuvieran la autenticidad de haber sido empuñados por su mano, sin que se pueda probar la del entregado al Ayuntamiento ovetense.
Con todo, bien merecería ser investigada la historia del cura de la iglesia de San Juan, así como la tardanza de ese supuesto pariente de Rafael del Riego en entregar a Fernando Rubio ese supuesto segundo sable del general. ¿Por qué, en este caso, ese pariente de Riego hizo la entrega en privado a un sacerdote y este no regaló el arma al Ayuntamiento de Oviedo hasta 2010?
PS. Curiosamente, los actos de homenaje en Tuña al general liberal asturiano casi han coincidido con la visita a la región de los reyes de España, sin que ningún tipo de conmemoración estatal del bicentenario de la monarquía constitucional haya tenido lugar hasta ahora.