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Educación
Transformar el mundo desde la economía y la trans-formación personal
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El objetivo de transformación social está en las entrañas del movimiento de Economía Solidaria. Este modelo, con enfoque crítico de la economía convencional, busca generar nuevos marcos económicos para satisfacer de manera justa y sostenible las necesidades sociales. Entender la economía como un medio y no como un fin rompe con el esquema clásico de pensamiento y funcionamiento del actual sistema capitalista, un sistema “nosólo económico, sino sociopolítico y cultural”.
Esta ruptura precisa del cultivo de pensamiento crítico “de educar, fomentando el conocimiento, el desarrollo de actitudes y la elaboración de un repertorio de prácticas personales y colectivas que transformen nuestra relación con la economía”, como establecía en su introducción el manual de REAS Euskadi, Economía solidaria: transformar la economía para transformar nuestro mundo. Para ello, es clave la formación, tanto en Economía Solidaria (como es el objeto de este manual), como en general en aquellos saberes y habilidades que les son necesarias a las personas y organizaciones de la ESS en el desempeño de sus funciones.
La educación y la formación están en el ADN de la ESS, siendo por ejemplo uno de los principios rectores del cooperativismo. Estos procesos formativos bajo los valores de la ESS, se encuentran además, como defienden Luis Guridi y Juan Carlos P. de Mendiguren, alineados con el enfoque de capacidades para el desarrollo humano de Sen y Nussbaum. Se cuestiona así, el sentido del enfoque de las competencias clásico de la educación, para centrarse en el desarrollo de capacidades bajo una mirada humanista y alternativa. Como defienden Guridi y Mendiguren, “La educación cooperativa tiene como objetivo formar a las personas en competencias para el buen manejo en la gestión organizativa interna, en las finanzas y en planificación y dirección económica, pero también en las capacidades que permitan formar a mejores personas en cuanto a sus relaciones humanas, personales y sociales”.
Formación para emprender en colectivo
Este enfoque diferencial de la ESS en los procesos formativos es aplicable a los procesos de emprendimiento, donde los valores de la ESS imprimen otras formas también de emprender . “El campo semántico alrededor del emprendimiento sitúa como elemento central al emprendedor, es decir, el individuo aislado que se hace responsable último de su capacidad de innovación y producción. Esta idea, se aleja claramente de una de las bases del cooperativismo y la Economía Social y Solidaria (ESS) que sitúa “lo colectivo” como centro y que concibe el emprendimiento como un ejercicio incluyente, solidario y comprometido, que promueve la democracia económica, la igualdad de oportunidades y la diversidad, en el marco de la defensa del medio ambiente y la promoción personal y profesional de las personas y de sus comunidades”.
El emprendimiento bajo lógicas sociales y solidarias requiere por ello otras formas de formación como defienden los C2C, encuentros de emprendimiento y Economía solidaria, en los que “la forma de enfocar la educación emprendedora forma parte de una práctica de reflexión-acción, que trata de sistematizar y transmitir a las personas que participan en los procesos de formación-aprendizaje”. Por ello, más que de “emprendimiento”, en la ESS se prefiere hablar de “emprendizaje”, subrayando así el componente de aprendizaje que hay en cada nuevo proyecto emprendedor, lo que pone el acento en lo común y colectivos de estos procesos frente al imaginario individualista generalizado.
Este cambio de perspectiva es la razón de ser de programas como “Juntas emprendemos”, programa de formación y acompañamiento para mujeres que busca romper con el imaginario colectivo de lo que significa emprender, y que utiliza la economía y los proyectos empresariales como estrategia de transformación social y económica.
Formación ante las brechas de género
La búsqueda de un “espacio propio” como el que defiende Juntas emprendemos o la Escuela Juana Millan que surge de este programa, nos revela la necesidad de incorporar la perspectiva de género también en los procesos formativos. La economía feminista ha puesto sobre la mesa los mecanismos de discriminación en el mercado laboral, “dando cuenta de los determinantes de la menor y peor participación laboral de las mujeres, de la existencia de brechas de género en los ingresos la-orales, de procesos de segregación de género horizontal (por rama de actividad) y vertical (por jerarquía de las ocupaciones), de concentración de las mujeres en diferentes espacios de precariedad laboral y desprotección social”, como establece la investigadora argentina Carolina Rodríguez.
Esto lo tiene muy presente la Economía Solidaria, no sólo por el largo proceso de confluencia con la Economía Feminista, sino porque en sus propios objetivos está la promoción de procesos de democratización, participación y autonomía económica, algo que es naturalmente extensible a las mujeres. La propia OIT se pronuncia en estos términos cuando afirma que las organizaciones de ESS también contribuyen a visibilizar el potencial de las mujeres en el ámbito organizacional, como recoge CIRIEC en una de sus últims públicaciones sobre los puntos de encuentro entre la ESS y la Economía feminsitas. La gobernanza democrática y participativa de las entidades de la ESS, establecen Saioa Arando Lasagabaster, Eunate Elio Cemborain y Carmen Marcuello Servós en dicha publicación, “ofrece un contexto para el empoderamiento de las mujeres, donde ellas pueden aportar su visión, ser escuchadas y participar en la toma de decisiones de la organización”. En estos mismos términos se manifestaba Zaloa Pérez, consejera de feminismos de REAS RdR en Idearia cuando afirmaba que “la ESS ofrece un espacio de práctica económica alternativa, un laboratorio donde experimentar nuevas formas de hacer y que tiene un enorme potencial para favorecer el acceso de las mujeres a trabajos remunerados dignos, formas de organización menos jerárquicas y más flexibilidad en la organización del trabajo.
Este diagnóstico es el origen del estudio de REAS sobre perfil competencial de las mujeres de la ESS, que buscaba determinar qué competencias específicas necesitaban las mujeres para incrementar y visibilizar su liderazgo. Como establecía este estudio, “es importante el apoyo social y la formación integral para la creación de una cultura que promueva y visibilice el papel de la mujer emprendedora, promoviendo acciones formativas globales e innovadoras dirigidas a incrementar las competencias de gestión de las mujeres (competencias duras), así como a potenciar y poner en valor un estilo de competencias blandas cada vez más demandado y valorado en el mercado laboral”. La Economía Solidaria, como recogía este estudio, es un marco ideal para este tipo de enfoques que se encuentran en consonancia con una forma más social y sostenible de entender la economía y la empresa.
Formación para la transformación social
Destacamos, en definitiva, la formación como elemento crucial para la economía solidaria porque más allá del impacto directo en la propia persona y en su formación, esta mejora de competencias y habilidades contribuye a desatar un proceso virtuoso que promueve, además, la democracia económica, la igualdad de oportunidades y la defensa del medio ambiente.
Ya lo decían Luis Guridi y Juan Carlos P. de Mendiguren: “no sólo es necesario el aprendizaje de herramientas, técnicas, normas o leyes, sino que debe primar sobre éstas la necesidad de tomar conciencia de que lo que se administra se gestiona es una empresa cooperativa, entendiéndola no como un simple instrumento para vender servicios, generar ingresos y conseguir utilidades.
Si no queremos reproducir los modelos de hacer del sistema capitalista es importante encontrar otros circuitos formativos que fortalezcan otros valores y otras formas de hacer. Los itinerarios formativos en la Economía Solidaria no sólo son una herramienta esencial para el desarrollo de capacidades y habilidades necesarias en este mundo capitalista, sino que pueden ofrecernos visiones y saberes transformadores que nos abran la puerta de otros mundos posibles.