Ana Pinto: “Aquí somos todas iguales”

Nos acercamos a Ana Pinto y la lucha feminista de Jornaleras de Huelva, otra de las protagonistas del Congreso de Economía Feminista.
Ana Pinto (Autoría: Marina Reig)
Ana Pinto (Autoría: Marina Reig)
Miembra de la Comissió d’Economies Feministes de la XES
4 dic 2025 06:44

Ana Pinto es portavoz de Jornaleras de Huelva en Lucha y cofundadora del Sindical Obrera Andaluza. Desde su propia experiencia como jornalera durante 16 años, relata la lucha por los derechos laborales en el campo, la resistencia al discurso de odio y la defensa del territorio ante la crisis ambiental.

Ana, ¿cómo surgió Jornaleras de Huelva en Lucha?

Empecé a protestar en los lugares donde trabajaba desde joven y comenzaron a cerrarme las puertas. Eran represalias, y al final me quedé sin trabajo. Como lo perdí todo, decidí organizarme junto a otras compañeras para luchar por nuestros derechos. El impulso nos vino a raíz de la denuncia de las compañeras marroquíes en 2018, que denunciaron abusos laborales y sexuales. Eso nos hizo decir: “Si ellas lo han hecho, nosotras también”.

¿Y cómo os organizáis, teniendo en cuenta el miedo que tiene la gente a denunciar?

Actualmente, yo soy la cara visible porque ya perdí mi trabajo en el campo, pero tenemos una red amplia de gente que no da la cara pero nos pasa toda la información para poder denunciar. Es nuestra forma de funcionar. Muchas veces, por la situación de la gente —con contrato en origen, sin papeles—, estamos obligadas a actuar así. Aquí, si denuncias, te echan a la calle directamente. Despedir sale muy barato.

Era necesaria la autoorganización, no que viniera alguien de fuera a decirnos cómo debemos organizarnos.

¿Por qué fue necesario crear un sindicato específicamente feminista?

Porque se trata de un sector en el que el 80% siempre hemos sido mujeres —según la patronal, porque tenemos las manos más delicadas para recoger una fruta tan delicada—. Pero si miras lo que hay detrás, buscan perfiles totalmente vulnerables para explotarlos al máximo. Por eso era necesario un sindicato no solo feminista, sino de jornaleras, con las compañeras que han sufrido los abusos, que saben lo que es eso. Era necesaria la autoorganización, no que viniera alguien de fuera a decirnos cómo debemos organizarnos.

Uno de los grandes retos que mencionas es el discurso de odio que intenta enfrentar a trabajadoras autóctonas y migrantes.

Es uno de los temas que más me preocupa. Es muy difícil combatir esos discursos de odio. El empresario le dice a la gente de aquí que no quiere españoles, que no quiere andaluces... Y luego esas mismas personas llegan a casa y reciben mensajes diciendo que los inmigrantes vienen a quitarnos el trabajo. A la gente de aquí le cala muy fácilmente ese discurso. Yo paso muchas horas en las redes sociales debatiendo con personas que sé que son trabajadoras del campo. Hago pedagogía, doy datos. Se escuchan auténticas barbaridades en los pueblos.

No queremos que nos tengan que traer el agua en camiones, no queremos que destruyan nuestros espacios.

También sois muy activas en la denuncia de la crisis ambiental en Huelva.

En la zona del Parque Natural de Doñana se han arrancado montes de pinos y se ha transformado una tierra forestal en uso agrícola, sabiendo que tenemos una gran cantidad de pozos ilegales extrayendo agua. La zona del Polo Químico huele de una forma insoportable; prácticamente están masticando cáncer. Doñana ahora mismo es un secarral. Nos va la vida en esto: no queremos que nos tengan que traer el agua en camiones, no queremos que destruyan nuestros espacios, que forman parte de nuestra identidad.

¿Cuáles son vuestras principales demandas sindicales?

Mientras no haya otra cosa, necesitamos derechos laborales y un convenio en condiciones. Que Comisiones Obreras deje de firmar convenios basura que recortan derechos. Y tenemos clarísima la necesidad de la regularización de los compañeros migrantes. Mientras haya trabajadores de primera y de segunda, en condiciones de desigualdad, eso afecta a toda la clase trabajadora. Debería ser una demanda de toda la clase trabajadora.

Estáis a punto de afrontar un juicio importante con las trabajadoras marroquíes.

Sí. Para nosotras es un día importantísimo. Dependiendo de lo que ocurra, puede cambiarlo todo. Puede abrirse una posibilidad para que las compañeras en Marruecos puedan denunciar cada vez que las despiden. La patronal siempre dice: “Si hay tantos problemas, ¿por qué no denuncian?”. Pues porque no pueden. Básicamente, esas mujeres no pueden denunciar desde allí, es imposible. Si ahora logramos abrir esa puerta, puede ser un punto de inflexión. Yo diría incluso que pase lo que pase en el juicio la vía ya está abierta para que más compañeras de Marruecos puedan denunciar la vulneración de sus derechos.

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