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El llamado caso de La Manada es, desde mi punto de vista, uno de los más importantes acontecimientos mediáticos de los últimos 100 años en Navarra e incluso, diría yo, en el estado, en cuanto demuestra como los procesos y sentencias judiciales pueden ser a su vez motores de cambio y controversia social. Creo que es un camino lleno de luces y sombras, y que, para quienes militamos en las ideas antipunitivistas, supone un punto de inflexión interna, pero también nos lleva a una visión crítica de lo ocurrido en el mundo social.
Con todo he de reconocer que me cuesta, como hombre, abordar una cuestión en la que el protagonismo debe de estar necesariamente en las mujeres. Me enfrento a la necesidad de mantenerme en la visión militante y profesional y no caer en cuestiones de masculinidad negativa. Solamente desde esa experiencia de años en la militancia antipunitivista y en el mundo de la justicia restaurativa me atrevo a escribir estas líneas, buscando construir y aportar a una cuestión no cerrada y aún sangrante.
Las mujeres hoy se mantienen subordinadas al varón en muchas de las construcciones políticas y sociales que hemos creado como sociedad. Una de ellas, la justicia penal, refleja especialmente el concepto de institución patriarcal. Es patriarcal porque se basa en el castigo, la fuerza y la violencia, en la imposición y en el miedo. Es patriarcal porque elimina el dialogo, la creatividad y la restitución, porque elimina las potencialidades feministas de la justicia. Pero también porque el sistema penal es la herramienta de control social del estado patriarcal. El castigo genera miedo, miedo que hace que la sociedad se someta a los criterios de quienes crean ese miedo, y de ese modo el patriarcado se mantiene y sustenta.
El caso de La Manada ha producido un clamor dentro de grupos feministas y mediáticos que no han reflexionado, creo yo, desde este punto de vista. Encontrarnos con imágenes de cabezas cortadas, cuerpos ahorcados, carteles con lemas como “muertos no violan”, peticiones de penas perpetuas, avisar en la calle de donde viven las familias de los condenados, hacer concentraciones en la puerta de quien les recoge en prisión, etc. Pedir más castigo, incluso castigo sin control, extender la sanción a familias y amigos, es sin duda promover lo punitivo, es alimentar al enorme sistema penal-patriarcal que ya tenemos.
Que estas peticiones nazcan de movimientos feministas me sorprende. El feminismo, que debe por naturaleza oponerse a un sistema penal como el nuestro, tiene dentro de sus filas a quien lo fomenta pretendiendo acabar con el patriarcado con más patriarcado.
Cuando en la portada del ABC aparece la foto de feministas bajo un titular que pretende crear la opinión de que la justicia en España protege a los agresores, tenemos que pararnos a pensar si estamos haciendo las cosas correctamente. El ABC tradicionalmente es una fuente de creación de opinión a favor de un código penal más duro, a favor siempre de más castigo, en la creencia de que ello favorece la defensa de quien tiene el poder y permitirle así controlar a la población critica. Por ello sus portadas a favor del código penal para los menores, de la cadena perpetua, de la aplicación general de la ley antiterrorista en el caso de Alsasua, y ahora, de endurecer las penas de los delitos contra la libertad sexual.
Estoy convencido de que nunca fue esta la intención de las mujeres que salen en esa portada, pero también es indudable que el punitivismo patriarcal las usa en cuanto cree que coinciden con sus fines. Además, dentro de este proceso de búsqueda de un mayor sistema de castigo, nos encontramos en este caso con una segunda vía, la petición de eliminar garantías dentro del proceso penal. Eliminar la presunción de inocencia, eliminar el interrogatorio de la acusación, no aplicar las normas de la prisión preventiva de manera limitada, etc... Esto es también punitivismo puro y duro, y también es patriarcado.
Cuando el sistema penal no puede hacer más duros los castigos, busca como hacer más vulnerable al ciudadano ante el código penal limitando sus derechos, quitándole garantías ( el caso Parot es un ejemplo de ello). Además nos engaña, nos hace creer que la pérdida de las garantías del inculpado es proporcional al aumento de los derechos de las víctimas, y ello es falso. Es perfectamente posible un sistema garantista y, a su vez, la existencia de procesos protectores para las víctimas. Los criterios de la justicia restaurativa se basan en este concepto, la figura de la mediación y los principios de la victimología, defienden la coexistencia de ambos valores jurídicos. Sin embargo parece que tenemos que quitar derechos a los imputados de La Manada para dárselo a su víctima. No tiene por qué ser así.
Es además muy peligroso, ya que la búsqueda de recortar garantías en un caso concreto no existe. Las garantías son comunes a todos los procesos penales. Si quitamos el principio de presunción de inocencia, por ejemplo, en los casos de agresiones sexuales, debemos estar dispuestos a que desaparezca en todos los procesos penales. Damos un arma de destrucción masiva al poder patriarcal que queremos combatir, abrimos la puerta a que todas algún día podamos ser personas sin derechos.
Todo ello no quiere decir que el sistema penal no necesita una urgente intervención de género, que exista un clamor sobre la necesidad de revisar desde los feminismos todo el conjunto del sistema penal, empezando por la promoción igualitaria de jueces y juezas y acabando por una formación de género a los profesionales para que se aplique a sentencias y procesos. Tal vez sea preciso aclarar el concepto de violación y el de abuso sexual dentro del código penal para adaptarlo al concepto social de violación. Simplemente creo en la necesidad de crear un nuevo modelo de justicia penal basado en lo restaurativo, garantista, protector para con la víctima y, por ello, feminista.
En palabras escritas no hace mucho por una sabia amiga, los militantes del ámbito antipunitivista “tenemos la responsabilidad histórica de criticar de manera frontal y desde la raíz el sistema penal imperante porque hay un peligro intrínseco de recurrir al Derecho penal por parte de quienes quieran cambiar la sociedad”.
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Que ningún hombre venga a darnos lecciones sobre como ser feministas. Solo demuestra su machismo y paternalismo. Apúntate un grupo de masculinidades y te lo curras!!!
Es loable el antipunitivismo de raiz feminista. Pero el sistema patriarcal ha instaurado una impunidad de facto para los delitos sexuales del macho sobre la mujer que cuestiona la aplicación de castigos antipunitivos en el caso de las violaciones grupales que se replican en España al calor de jueces exculpadores y de una cultura sexual que llega sin filtros a los más jovenes a través de videos pornográficos duros disponibles para todos los adolescentes en sus móviles.
En este sentido, urge una educación afectivo-sexual que contrarreste el repunte machista entre los más jovenes.
Muy interesante el artículo aunque me hubiera gustado que explique un poco más cómo funciona el antipunivismo.
Hace algunos años hubo un artículo en el Diagonal que hablaba sobre cómo en Chiapas solucionan el problema con las personas que se habían convertido en crimínales!!! Los arroparon más, hablan con ellos y buscan las razones por las que se habían convertido en crimínales para evitar futuros actos crimínales!!! Pero el artículo habló también de la necesidad de encerrar por ejemplo a asesinos!!!
Una amiga me decía hace poco teniendo una sociedad no patriarcal con una educación donde queda claro para todo el mundo que el comportamiento cómo el de la manada es abominable!!!
Sería interesante tener enlaces a este tipo de artículos o libros de referencias!!!
Un artículo bastante penoso. Rezuma corporativismo. Pide más juezas: feminismo burgués. como silas juezas y los mediadores y endiadoras no salieran seleccionados conforme a la ideología patriarcal. Pone en el mismo plano a los chicos de Altsasua y a la manada. Hasta el más oligofrénico se centraría en la diferencia de trato en la aplicación de la sentencia recurrida: la manada campando y violando si quiere, para terror de las mujeres y estímulo de violadores), mientras meten en prisión a los de AÑsasua. que estaban aún en condicional. Como si las pruebas grabadas en uno y otro caso se hubieran utilizado igual.
Ignoro si penas más largas servirían para evitar agresiones sexuales. lo dudo. Pero que se ejerza justicia a favor de las víctimas, sí. Que los violadores no se consideren a salvo porque están en su derecho, por supuesto. Que este escribidor no siente miedo de ser agredido sexualmente al ir por la calle o acudir a un festejo, queda claro.
Con toda garantía, encarcélese a los violadores.
Mmmm...o muy mal explicado o todo lo contrario. Un artículo muy chungo!!!
Creía que en esta era de posverdad en la que decir la verdad es lo de menos y lo único que importa es cómo vendas algo y lo que hagas creer a la gente ya lo había visto todo. Hasta hoy.
La ultraderecha es la gran experta en esto, dicen que los progresistas son ellos y que regresar a los años 30 del siglo pasado es moderno, la derecha diciendo que son ellos los que se preocupan por los trabajadores, que defender los dererechos LGTB es de totalitarios, los misoginos frustrados de las redes diciendo que denunciar el acoso y las violaciones es de puritanos y de católicos, etc. pero lo de decir que no hay que pedir que a la manada se les condene por violación y cumplan el castigo que les corresponde (no, nadie ha pedido que les apliquen la perpetua) porque es patriarcal es ya de alucine.
Posverdad es TODO el debate entre izquierda y derecha. Son el conjunto de mentiras que los medios y redes sociales difunden y en los que la gentese recrea. Muere la verdad, por lo tanto la posibilidad de un sentido crítico. Reina el fanatismo. El Estado se refuerza, el capitalismo continua imparable
250 obreros muertos en accidente laboral entre enero y mayo de 2018, el año pasado f
Me has perdido en antipunitivismo. Gracias por poner el palabro en el titular, El Salto.
No estoy de acuerdo en la interpretación de la respuesta feminista. Ha habido un par de episodios incorrectos. Nadie ha pedido más años cárcel sino el reconocimiento de lo que las mujeres viven cuando las violan. Los Hechos Probados dicen violación. La sentencia dice abuso
La verdad es que violaron, no sé de postverdad. Hay un voto parcial que revictimiza a la demandante
Hay mucho que decir, sin pedir que desaparezca la presunción de inocencia.
A veces parece que se inventan pretextos para que sigamos cómo siempre. Calladitas