Memoria histórica
Por la demolición del último Arco de la Victoria fascista en Europa

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Pues sí, al fin alguien, desde el Ayuntamiento de la Villa y Corte de este viejo y declinante reino, ha reparado en el monumento franquista de traza imperial que recibía a los viajeros que accedían a Madrid por carretera, cuando ese era el principal acceso a la ciudad. Me refiero, claro está, al Arco de la Victoria ubicado en la Ciudad Universitaria, ámbito de lucha enconada muy señalado de la Guerra de España entre las tropas republicanas y los militares facciosos.
El monumento celebra el triunfo de la versión fascista del franquismo y fue construido entre 1953 y 1956, cuando Europa llevaba ya algunos años disfrutando de la derrota del nazi-fascismo en la segunda Guerra Mundial, después de haber promovido la conflagración bélica más cruenta de la historia humana. Tal como recordó el Grupo Mixto del consistorio madrileño al proponer su demolición, el Arco de la Victoria está dedicado “al Generalísimo Franco y al Ejército victorioso de la Guerra Civil Española, que tuvo en este lugar sus últimas líneas de frente”.
El monumento fue proyectado cuando aún el viejo régimen mantenía su fe en los ejércitos nazis durante la Guerra Mundial, según consta en las hemerotecas. Corría el año 1942 y la Comisión Permanente de la Junta Rectora de la Ciudad Universitaria promovió la obra, cuya titularidad pertenece hoy en día al Consorcio Urbanístico de la Ciudad Universitaria, entidad que cedió el subsuelo del monumento franquista al Consorcio Regional de Transportes de Madrid para la construcción del intercambiador de transportes de Moncloa.
Aparte de constituir un anacronismo en la capital de un Estado democrático vinculado a la Unión Europea, que condenó hace años al régimen franquista, y representar una ofensa a las víctimas de la dictadura y una exaltación de ésta contraria a ley de Memoria Democrática, el Arco de la Victoria es utilizado en la actualidad como punto de encuentro y reclamo esporádico de grupúsculos fascistas que pretenden reavivar el odio, según su norma y bandera.
Hace demasiados años que, como el llamado Valle de los Caídos en la sierra de Guadarrama, el Arco de la Victoria de Madrid es un motivo monumental de vergüenza histórica para la dignidad y coherencia de la democracia española. Cabe suponer que bajo el actual gobierno municipal, especializado en demoler la memoria democrática, no haya expectativas de que esa demolición del último Arco de la Victoria del fascismo se produzca, por lo que el bochorno permanecerá entre nosotros.
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