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Literatura
Danielle, la primera mujer negra, lesbiana, inmigrante y casada en España
La camerunesa Danielle Nicole Mboume huyó con 16 años de su país tras saber su familia que era lesbiana. En su camino hasta España, donde hoy vive con su mujer, hubo palizas y violaciones. Hoy es trabajadora de una ONG y acaba de presentar un libro en el que narra su periplo.
Camerunesa de 28 años, Danielle Nicole Mboume conoció a la que hoy es su mujer nada más abandonar su Camerún. Tenía 16 años y huía para salvar su vida. Hoy es agente social y también la primera mujer africana casada con otra mujer en España. Negra, mujer, migrante y lesbiana, no es de extrañar su inicial desconfianza ante la entrevista en la que habla de “La única esperanza”, el libro que acaba de presentar y en que cuenta el infierno que ha vivido antes de ser quien es ahora.
“Con una denuncia todo el mundo lo sabe y decide odiarte”, cuenta. A ella la denunció su expareja: usó esa denuncia en su contra como tabla de salvación. “Antes de llegar a la cárcel los grupos sociales se organizan para darte caza y aplicar su propia ley. Te pueden matar en la calle en cualquier momento. En mi caso además, mi familia me repudió y me retiró la herencia. Para ellos ya no valía nada”, cuenta a El Salto. En Camerún, la homosexualidad puede estar penada con entre tres a cinco años de cárcel, aunque la pena a nivel social es aún más larga.
En su huida recorrió el continente africano aceptando duros trabajos, sufrió palizas y fue violada y obligada por los traficantes de inmigrantes a acostarse con un número incontable de hombres.Intentó suicidarse, rechazó trabajar como prostituta en varios países europeos y superó poco a poco todos los estigmas que la acompañan. Una vez llegó a Ceuta en una patera y se le reconoció la condición de refugiada, comenzó los estudios que la llevaron a su puesto actual, como trabajadora de la Ong CEPAIM, donde es técnica de Acogida de Ayuda Humanitaria.
SER NIÑA, SER MERCANCÍA
Hija de una familia bien de la ciudad de Duala, la capital económica de Camerún, el padre de Danielle Nicole Mboume era diputado y murió tres meses antes de que ella naciera. Su familia paterna (su abuelo fue ministro) es dueña de casi toda la ciudad. Son miembros de la tribu sawa, contribuyeron a la expulsión de los alemanes y la independencia del país. Su madre en cambio viene de familia pobre de Nigeria, pero su pasión por el fútbol en los 70 le proporcionó los contactos adecuados para que su familia le consiguiera un buen matrimonio concertado.
“A los ricos en África les gusta casarse con mujeres pobres, porque están ciegas; son dóciles y obedientes. Una chica como yo no es tan abnegada. Y eso no les gusta”. Danielle completó en su tierra sus estudios de Bachillerato y hubiera querido llegar a ser arquitecta. Jamás tuvo que trabajar, ni siquiera para recoger la mesa.
Creció amparada por la riqueza de la familia paterna junto a una madre consecuente con las tradiciones y una hermana muy pocos meses mayor que ella, que también es lesbiana. Ninguna de las dos llegó a cumplir el destino para el que las habían educado.
“Mi matrimonio podría haber aportado a mi familia unos 3000 euros, pero con un doctorado o una licenciatura habría aumentado mucho”
“Las niñas en Camerún estudian,después de sus hermanos varones si hay dinero, y siempre a modo de apuesta o inversión; como mercancía para luego casarlas mejor o peor según su formación. Mi matrimonio podría haber aportado a mi familia unos 3000 euros, pero con un doctorado o una licenciatura habría aumentado mucho”, cuenta Danielle.
Entre las tareas que recaen sobre una mujer está el llamado “planchado”, la práctica de vendar los pechos a las niñas. Son también las mujeres las que ordenan y organizan la mutilación genital. Sin embargo, Danielle advierte sobre los prejuicios racistas: en África la ablación se realiza igualmente entre musulmanas y cristianas, que se haga o no depende de la cultura o tribu a la que pertenezcan.
la huída
La familia de Danielle no tuvo tiempo para concertarle boda alguna. Con 14 años fue consciente de su orientación sexual, y no la ocultó. Tras pasar por un internado que pretendía “curarla”, fue delatada. Con 16, aterrorizada, se ve obligada a salir del país. “Fue una decisión instintiva, durísima, difícil e impulsiva decisión. Yo no quería irme, pero no había otro remedio si quería salvar la vida. Me dolió muchísimo dejar sola a mi madre”.
Se dirigió al norte y cruzó la frontera del Congo.Como no tenía claro el destino, y su único camino era la supervivencia, recorrió el continente hasta Sudáfrica y luego volvió al norte, hasta Marruecos. “No sabía cómo se trabajaba en nada. Así que me adapté y aprendí labores del campo, a vender en la calle… hice cualquier trabajo que me ofrecían”, recuerda.
Según Danielle, una mujer que viaja sola sabe que cualquier hombre con autoridad puede obligarle a mantener sexo con él o con otros
En el camino conoció lo que llama “la ley del migrante”: “En dos años tuve que acostarme con infinidad de hombres; con jefes, con sus clientes, con mis compañeros… ellos mandan y tú tienes que obedecer para salir viva”. Según Danielle, una mujer que viaja sola sabe que cualquier hombre con autoridad puede obligarle a mantener sexo con él o con otros: “Tú no manejas tu viaje; las mafias te ordenan qué debes hacer”, dice.
Consiguió llegar a España en 2011, pero el viaje no había acabado del todo.Tras bajar de la patera en Ceuta, solicitó el asilo y le concedieron la condición de refugiada. Con solo 18 meses de plazo administrativo para regular su situación, le urgía un trabajo para quedarse sin riesgo a una expulsión. “Las mafias te ofrecen trabajo en otros países de Europa, te dicen que en España no lo hay. Engañada, fui a por un empleo seguro en Francia. Se trataba de un local de alterne”.
Con contactos y referencias recorrió 7 países europeos y en todos encontraba similar destino “laboral”. Espabilada y decepcionada volvió a Ceuta, donde más amigos y arraigo tenía, y donde le habían recibido bien. Tuvo el tiempo justo para formarse y comenzar a colaborar con una ONG. “Aquí me sentí querida. Este país me gusta”.
Divulgar para curarse
En Ceuta se casó en 2012 con su mujer, a quien había conocido en Congo, al poco de escapar de Camerún. “Hemos sufrido mucho, nos queremos y quisimos cumplir con el sueño de casarnos”. Según Danielle, ellas son las primeras y únicas africanas que lo han hecho.
Escribir ha sido para ella, explica, curativo y doloroso. Pero responde a una rabiosa necesidad de divulgar su experiencia. “Necesitaba contarlo para visibilizar a las mujeres y al colectivo LGTBI inmigrante”. Además, la mayor parte de las migrantes que llegan a Europa “siguen siendo esclavas y quiero ayudar a que se empoderen”, dice.
Ese deseo de transformación permea no solo su trabajo: Danielle también es fundadora de la Asociación Día-Día África Libertad para los Colectivos Marginados desde la que pretende también narrar su periplo: “Nuestras historias no se conocen. No nos preguntan. Llaman viaje a lo que es una huida desesperada. No se sabe qué necesitamos, qué podemos aportar, cuál ha sido nuestra historia y qué nos empujado a salir de nuestra tierra hacia un mundo desconocido”.
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Soy camerunés, también de Douala y gay. Primero me gustaría agradecer a este diario la entrevista, que visibiliza una realidad más, la de las homosexuales africanas; y segundo animarla por su valentía.
Dicho esto, hay varias cosas incorrectas en el texto y otras que me suenan algo exageradas, pero bueno. Acabo de estar en Camerún hace solo unas semanas y hay una grandísima comunidad lgbt. Cada vez más visible y tolerada por el Gobierno y la población. Es cierto que la discreción o la hipocresía es norma y táctica de supervivencia. Y que de vez en cuando el gobierno nos utiliza como monos de feria para distraer la atención. Y que las familias nos consideras demonios desalmados, pero la cosa está mejorando lentamente. Al menos ya no es un tabú total.
Me llama la atención que perteneciera a la élite Sawa, pueblo fundador y autóctono de Douala y no pudiera exiliarse en la lujosa discreción como hacen la mayoría en estas situaciones. Tener una vida liberada en París y otra aparente en Douala. En fin, tengo ganas de leer su libro.
"la primera mujer negra, lesbiana, inmigrante y casada en España". Me sorprende mucho el titular tratándose de Salto, la verdad. El dato no es cierto, además de altamente subjetivo. Estaría muy bien que los periodistas se informasen antes de escribir lo que el entrevistado / entrevistada quiera vender por interés propio.
El cuento de hadas sin conciencia de clase. Ya se encarga ella de contar que nunca tuvo que trabajar ni para poner la mesa (tendría sus sirvientas negras y pobres). Su triunfo es obtener el derecho civil de la burguesía: el contrato matrimonial. La historia que importa un bledo a las proletarias y a las que sueñan con abolir la sociedad burguesa. Y a la inmensa mayoría de las mujeres inmigrantes o en trance de migración, violación, embarazos, hijos que criar o con los que cruzar el mar.
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Al final todo sale bien, y sino es que no es el final. Bonita historia, ojalá el libro sirva para inspirar pero sobretodo para concienciar.