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Ley Trans
Madres de niños y niñas trans en huelga de hambre: “No nos interesa buscar responsables sino soluciones”
María José Rodríguez Garrido es de Ourense pero desde el miércoles 10 de marzo está en Madrid. Es una de las personas que ese día inició una huelga de hambre para pedir al Gobierno que lleve al Consejo de Ministros el anteproyecto de la Ley trans, una ley atravesada por el derecho a la autodeterminación de género que los colectivos de personas trans y sus familias califican de irrenunciable. Rodríguez es madre de un niño de 7 años. Su hijo la llama para preguntarle si se marea y si hay ambulancias para atender las incidencias que puedan surgir en la huelga de hambre que hoy es ya de 48 horas.
Rodríguez Garrido es una de las 70 personas que iniciaron el miércoles una huelga de hambre. La Federación Plataforma Trans anunciaba que se mantendría hasta conseguir desbloquear la tramitación de la ley. El Ministerio de Igualdad anunció a comienzos de enero su intención de que el anteproyecto llegara al Consejo de Ministros en febrero, pero el desacuerdo del PSOE con algunos aspectos ha hecho imposible mantener esta fecha. De ahí que los colectivos exploren alternativas y hayan llegado a un acuerdo con varios partidos para registrarla como propuesta de ley si el lunes no hay avances en el Gobierno.
“Cuando mi hijo me lo dijo pensé en Carla Antonelli, Bibi Andersen, La Veneno, ¡era lo que veía en la tele! Yo creía que una persona transexual lo decidía cuando era mayor, no sabía que existía la infancia trans”
A Rodríguez, su hijo le dijo que era un niño recién cumplidos los 5 años. “Siempre noté que algo pasaba; a veces hablaba en masculino o decía que era un niño si le preguntaban en el parque; un día me dijo ‘mami, soy un niño y me tienes que tratar como un niño’”. Sus padres decidieron tomar las riendas y solicitar el cambio de nombre en el DNI, algo preceptivo para hacerlo luego en la tarjeta sanitaria. Se negaron a llevarle a un psicólogo, pero el niño tuvo que responder a las preguntas de una jueza y un fiscal. En una breve entrevista le preguntaron, entre otras cosas, que si jugaba con coches. “Mira tú qué tontería, ¡yo jugaba con coches!”, lamenta esta madre
Una ley trans estatal, argumenta, eliminaría desigualdades entre comunidades que sí cuentan ya con leyes que recogen derechos para personas trans y otras donde esto no ocurre. También contribuiría a que su hijo, y ella misma, tuvieran más referentes: “Cuando mi hijo me lo dijo pensé en Carla Antonelli, Bibi Andersen, La Veneno, ¡era lo que veía en la tele! Yo creía que una persona transexual lo decidía cuando era mayor, no sabía que existía la infancia trans”.
“Mi hija tiene derechos aquí que no tiene en Castilla-La Mancha, por poner un ejemplo”, dice Saida García Caruso. Es madre de un chico y una chica. Esta segunda, le hizo ver en la adolescencia quién era de verdad. De eso hace años, pero su DNI sigue errado en la letra que marca el sexo, ya que ella “ha decidido que no va a pasar por un proceso patologizador y que no se va a plegar a ese procedimiento”. García Caruso espera una ley trans estatal que contribuya a que su hija no quede excluida del temario de biología o no se vea obligada a dar explicaciones si no lo desea.
Pese a la situación de bloqueo que ha llevado a las familias a esta huelga de hambre, García Caruso cree que ahora no es momento de señalar: “En lugar de buscar responsables, preferimos buscar soluciones”. “Las personas que están en el Congreso y han recibido el respaldo de la ciudadanía debían estar haciendo su trabajo y cumplir con un pacto que el presidente nombró en su discurso de investidura”, lamenta. Mientras no vean pasos al frente, seguirán en huelga y dispuestas a “llegar tan lejos como haga falta”. “No hay que teorizar sobre el sexo de los ángeles, las personas trans están ahí, reivindican sus identidades y lo que corresponde es respetarlas y parar la violencia institucional”.
Natalia Aventín Ballarín, presidenta de Euforia, explica que las personas en huelga de hambre están sufriendo diferentes síntomas, pero el estar en grupo les hace sentirse arropadas y teme más por quienes están llevando a cabo la huelga solas en sus casas, en otros lugares. Aventín es presidenta de Euforia y madre de un chico ya adulto que tuvo que pasar por un proceso judicial de seis años para ajustar sus documentos a su identidad.
Pese a que su hijo ha solucionado ya el capítulo burocrático que vendría a facilitar estar ley con el reconocimiento a la autodeterminación de género, Aventín explica que se suma a la huelga de hambre por justicia social. “No podemos permanecer impasibles ante la discriminación a este colectivo y no me gustaría que ninguna familia tenga que estar seis años para poder cambiar los datos del Registro Civil”.
“¡Nosotras no hemos sido capaces de transexualizar a nadie en la vida! Si nos cuesta que se pongan la camiseta y hagan los deberes, ¿te imaginas que vas a cambiarles la identidad? No, es imposible”.
“Es importante por el reconocimiento de la identidad, pero la ley abarca otros ámbitos como la violencia que se sufre en el sistema sanitario o el ámbito educativo, donde no hay una realidad reconocida, o el desempleo impresionante que sufren”, explica. Porque, simplemente, “a las personas trans no se las espera”.
Sobre quienes argumentan que la Ley trans va a empujar a niños y niñas a reconocerse como trans cuando no lo son, Aventín responde con contundencia: “¡Nosotras no hemos sido capaces de transexualizar a nadie en la vida! Si nos cuesta que se pongan la camiseta y hagan los deberes, ¿te imaginas que vas a cambiarles la identidad? No, es imposible”.
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Como siempre, madres. ¿Es que los hombres no van a asumir ninguna responsabilidad por su paternidad?
No dudo de la buena intención de tu comentario, pero no tienes ni la más remotísima de cómo vive y se vive una niña o un niño trans. Evidentemente, porque no has tenido ningún caso cerca. Conocerlos desde la proximidad es una suerte, porque si los/las escuchas descubres una realidad nueva, y tu misma/o te conviertes en una persona nueva, más rica, Y entonces no entiendes que alguien que no lo ha vivido desde cerca y con respeto absoluto, pretenda hablar por boca de ellas y ellos pero despreciando lo que manifiestan.
Los niños no han madurado ni sexualmente ni mentalmente, por definición. Ni saben lo que es el género. No darle tanta importancia a cómo se autodenominen, cómo juegen y cómo se ven a sí mismos y darles la oportunidad de ir creciendo, experimentar y relacionarse, aprender de sus cuerpos. No les creáis sus fantasías ni les encasilléis en ellas, y no tendrán que sufrir porque es tan importante para vosotros que todo esté correcto y definitivo definitivamente. No les hormonéis, no les operéis, eso es castración y se pueden arrepentir. El género es un constructo, ellos se identifican con un género porque todos piensan que hay que tener uno y desde dentro no se ven así. Es normal. Dejad que los niños sean niños.
El problema son los adultos razonando como niños e imponiendo sus tonterias