5 mar 2024
12:43
El gran sueño empresarial era y es que:
el planeta esté surcado por amplias carreteras,
infinitas vías férreas y gigantescos campos
plantados de maíz y soja de laboratorio
para engordar cerdos, peces, vacas y pollos
que sólo verán luz artificial, nunca el Sol.
El simple sueño del mundo y sus habitantes
es y será: plantar sin envenenar las incontables
huertas, labradas en conjunto por gente libre,
libres de usureros e intermediarios, pues ellos
irán al mercado con sus animales y hortalizas
sanas como niños cortando el aire al correr.
El sueño de las abejas, los colibríes y el viento
es y será: volar y alimentarse en el juego
de mantener el frágil equilibrio de este Edén
que nos ha creado junto al arroz, la mariposa
y el trigo sin modificar para no exterminar todos
los bellos insectos por combatir uno molesto
El sueño de vida sana y justa es la pesadilla
que pinta la fachada de Bayer-Monsanto,
del banco y de Cargill. Es un grito que sacude
los museos donde acuden turistas montados
en chorros de gases tóxicos. Es decir: manchar
un muro es crimen, destruir un planeta no lo es.
En los sueños la diferencia está en el tono del verde:
unos lo quieren natural y otros como el criminal billete.
Ramón Haniotis
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