Independencia de Catalunya
Revuelta catalana: ¿inyección de EPO o inyección letal?

La movilización catalana en esta fase reciente tiene más de canalización del malestar a través de los mecanismos políticos designados por este modelo que de desafío a ellos.

Personas en los balcones de Barcelona, en la huelga del 3 de octubre.
Dos personas se asoman al balcón durante la huelga del 3 de octubre en Barcelona. Ione Arzoz
Isidro López

Es miembro de la Fundación de los Comunes. 

17 oct 2017 16:29

Es una simple cuestión de principios, hay que estar contra la prisión provisional por motivos políticos siempre, y hay que estar contra la mera existencia de la Audiencia Nacional, un tribunal de excepción, siempre. A pesar del aspecto innegable que tienen las encarcelaciones del lunes 16 de octubre de movimientos pactados de piezas en un tablero reservado a los intereses de los actores institucionales de España y Catalunya, es inaceptable la prisión incondicional sin juicio de dos organizadores de manifestaciones pacíficas.

La lástima es que una negociación entre administraciones no va a devolvernos los montes gallegos y asturianos quemados. Galicia y el medio rural, el ciclo inmobiliario, el cambio climático y la ecología política vuelven al tercer plano que les corresponde en la jerarquía de temas políticos patrios. El comienzo de una movilización por el territorio en Galicia —esta sí, sin partidos encabezando ni instituciones tutelando— quedará confinada a lo estrictamente local. Cosa que, quizá, como ha sucedido en otros momentos históricos recientes en Galicia, dé como resultado unas expresiones políticas altamente originales, pero que no deja de ser sintomática de nuestra pasión por lo ya conocido, por lo trillado, por los temas españoles clásicos.

En el caso de la cultura nacional surgida del 78, el Estado español es el lugar central de la política, el que incluye en su interior a la derecha y a la izquierda

En su día se le dieron muchas vueltas al concepto de Cultura de la Transición (CT). Lo interesante siempre me pareció plantearlo como una "cultura nacional" y no tanto como unos contenidos, ni siquiera como una estructura de discurso. Una cultura nacional es una manera pautada de encajar los acontecimientos, de leer la historia, de manera que no haya discontinuidades ni sorpresas en las atribuciones de los poderes, ni en el juego de las escalas geográficas superpuestas, ni en la definición de los sujetos políticos legítimos. Esto, desde luego, no quiere decir que la cultura nacional suprima totalmente el conflicto sino que lo canaliza de forma productiva para los intereses del ordenamiento político a través de estos encajes.

En el caso de la cultura nacional surgida del 78: el Estado español es el lugar central de la política, el que incluye en su interior a la derecha y a la izquierda y, a través de ellas, interioriza también luchas de clases de la transición que son progresivamente arrinconadas y desactivadas. Y este lugar central esta flanqueado por dos sujetos políticos satélite, Euskadi y Catalunya, que se definen frente al Estado español tanto como el Estado español se define frente a ellos. Ambos ejes están organizados mediante la mediación de partidos-régimen, el eje izquierda-derecha mediado por el bipartidismo y el eje territorial mediado por los partidos propios de los dos sujetos satélites, surgidos de la matriz nacionalista burguesa del siglo XIX.

Quizá aquí convenga aclarar, antes de entrar en las habituales discusiones absurdas sobre el carácter burgués o no burgués del procés y su actual fase, que una cosa es la burguesía y otra la clase capitalista, una cosa es el crudo dominio del capital y otra un proyecto de dominación por una vía civilizatoria que vertebre la sociedad. En el Estado español solo ha existido burguesía en sentido estricto, el segundo, en Euskadi y en Catalunya. En el resto ha existido el crudo dominio del capital terrateniente y financiero. Así, para tener un cuadro general, es importante ver cómo en otros territorios los verdaderamente excluidos de este reparto de funciones, como la Asturias del desastre posindustrial, simplemente se les niega la condición de sujetos políticos centrales al no tener unos partidos propios capaces de mediar y recuperar en términos nacionales su tradición de luchas de clases.

Se podría entrar en una cronología mucho más detallada y analizar, por ejemplo, los motivos por los que Euskadi y Catalunya cambian roles a partir de la primera década de este siglo, motivos que van bastante más allá del dato evidente de la existencia de la lucha armada. En Euskadi el cierre muy tardío de la Transición genera una situación abierta hasta mediados de los 80 y una evolución propia de la lucha de clases, que se desarrolla en sus propios términos por debajo del progresivo cierre en clave de tensión territorial, y que termina por generar un contexto económico ganador en la globalización.

Catalunya va perdiendo posiciones en la jerarquía de regiones globales y desarrollando una fuerte crisis de representación, que anticipa la del resto del Estado

Mientras, casi en paralelo, Catalunya va perdiendo posiciones en la jerarquía de regiones globales y desarrollando una fuerte crisis de representación, que anticipa la del resto del Estado hasta que, a principios de esta década, el procés y la oposición al procés generan un nuevo sistema de representación encajado en los moldes ideológicos del 78 que no revierte la crisis larga de la economía catalana sino que la remite al consabido modelo inmobiliario-turístico de las economías litorales españolas.

El territorio en este contexto siempre es una variable administrativa, una escala de gobierno y una dependencia del Estado. Nunca es un territorio material, con límites y no reproducible, que nutre a (y que se nutre de) unos procesos sociales propios. Siempre bajo la forma de externalidades generadas por los dos sujetos políticos satélite del modelo, Euskadi y Catalunya, el territorio del 78 es un espacio liso que hay que llenar con parlamentos regionales, redes clientelares propias y competencia por la atracción de flujos de capital. Y, en lo que estos llegan, de recursos que reparte el Estado, árbitro en primera instancia del reparto.

Esta concepción de partida fue fundamental para que los territorios del 78 se convirtieran, a partir de los años noventa, en una red de promotores inmobiliarios y agentes de crédito hipotecario a grandísima escala. Algunos además de promoción inmobiliaria y concesión de créditos hipotecarios hicieron promoción turística, caso de Catalunya, pero todos mercantilizaron hasta el extremo tanto el territorio material como los procesos sociales a los que nutre y de los que se nutre. Este modelo fue un elefante en la sala que pasó desapercibido hasta que se desplomó, por sorpresa para muchos analistas, no pocos de izquierda, que estaban demasiado ocupados discutiendo con la mayor gravedad sobre la reforma del Estatut y el 'plan Ibarretxe' como para darse cuenta de que estaban subidos a una masa de crédito impagable y a un bloque gigantesco de cemento.

No es casualidad que el único amago de reordenación por arriba de los roles asignados en el 78 fueran las ahora olvidadas guerras del agua, que enfrentaron a los territorios turísticos litorales (Murcia y Valencia) con, fundamentalmente, Aragón por el control del agua, entendida como simple mercancía para producir mercancías. En su momento se acuñó el afortunado término "nacionalismo hidraúlico" para definir el bloque histórico hegemónico del PP en Murcia articulado sobre la demanda de agua al Estado.

Europa existe en este modelo como contenido aspiracional hasta el 86 como el validador último de este modelo de organización, y a partir de ahí como la esfera neutra de la economía o de una política, a lo sumo, de "valores". Ambas cosas son excluidas intencionalmente de la discusión política al ser sacadas de la órbita del Estado para poder cumplir el papel de mitos fundadores, el mismo que les quiere atribuir hoy la inmensa mayoría del independentismo catalán que quiere un estado "normal" dentro de la UE. ¿Quién querría no ser próspero como un danés, libre como un holandés, rubio y alto como un sueco?

Esa rápida transición de dos años en la que se pasó de hablar del pago de la deuda a hablar de corrupción, y de fijarnos en Grecia y Alemania a hacerlo en Catalunya y en España, marcan ese cierre de fase

Tan solo en el periodo 2010-2015 cayó este velo de la CT y se vio a Europa como un actor político central plagado de intereses de clase, como el sostenedor último del resto de ficciones nacionales y como el sostenedor de las élites que representan a todos los ungidos con la condición de sujetos políticos en el 78. Cuando se cerró esta brecha, no sin esfuerzo, comenzó la restauración de la cultura nacional y del régimen del 78. Esa rápida transición de dos años en la que se pasó de hablar del pago de la deuda a hablar de corrupción, y de fijarnos en Grecia y Alemania a hacerlo en Catalunya y en España, marcan ese cierre de fase.

La movilización catalana en esta fase reciente tiene más de canalización del malestar a través de los mecanismos políticos designados por este modelo que de desafío a ellos. Estamos ante una normalidad hipertrofiada, una cultura nacional con esteroides, a la manera del doping, que se ha cambiado la sangre enferma por la sana de la revuelta de 2009-2015 para que siga haciendo funcionar un organismo enfermo. Si a esto le añadimos la respiración artificial que le proporciona el Banco Central Europeo tenemos algo así como un enfermo en estado de hiperexcitación ante tanta transfusión. Por supuesto, todos sabemos que, por mucho que se cambie la sangre, un organismo enfermo termina muriendo. Si nos quedamos sin David Bowie nos quedaremos sin régimen del 78 y sin CT. Pero, dado que el uno usaba su tiempo extra en hacernos la vida más llevadera y el otro en jodérnosla un poco más, sería bueno pensar en cómo se le administra cianuro en lugar de sangre fresca.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Justicia
Reportaje El imperio de los jueces-soldado
La justicia española ha entrado en un callejón peligroso. Desde hace años, el Poder Judicial se ha mostrado escorado a la derecha y más como un problema para la resolución de cuestiones cruciales para el Estado.
Análisis
Análisis El independentismo en la Cataluña posprocés
El entierro del procés ha tenido muy pocas plañideras. Si algo evidenciará la próxima Diada será el fantasma de la división, la fragmentación y las peleas internas dentro del independentismo.
#1231
18/10/2017 21:07

hablar tan oportunamente de como la tierra, el agua y la vida ha sido llevadas a sus últimos límites en la península ahora resulta que es equidistancia. ¿Habéis pensado que eso que llamáis régimen es la modernidad misma y por el momento no tiene un exterior al que huir, ni la patria, ni otra política?

1
0
Arnau Montserrat
18/10/2017 11:35

El artículo me ha parecido una manera sofisticada de colar la inacción y la equidistancia. Un análisis des de la izquierda? La izquierda para mi tiene mucho mas que ver con pensar y actuar para la unidad de acción. En este caso, el potencial disruptivo del independentismo -aún estando PdCat mezclado- es notable y tangible, y debería conjugarse en alianza con la lucha contra la especulación de la tierra en Galicia o las mareas. A veces se le exige al independentismo una pureza izquierdista (imposible por su carácter transversal, que es precisamente lo que le da eficacia) olvidando que en toda Europa los movimientos que recogen el malestar ciudadano son de extrema derecha, mientras que en Catalunya la misma gente que llena el Palau Sant Jordi gritando "volem acollir els refugiats" es la que reclama soberanía, libertad para los presos políticos y referendum, sea unilateral o sea pactado. Que enorme oportunidad perdida compañeros..

8
10
#1183
18/10/2017 9:18

"Dos mujeres se asoman al balcón", dos.
¿Dos?,...aquí un ejercicio de agudeza visual.

1
0
Pablo Elorduy
18/10/2017 18:27

corregido. Gracias!

0
0
#1170
18/10/2017 0:24

Se echaba en falta un análisis serio que trate el tema catalán desde la izquierda, enhorabuena por el artículo.

3
3
#1165
17/10/2017 22:52

¡ Vaya pedazo de artículo ! De lo mejorcito que he leido ultimamente. Enhorabuena

5
4
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.