Incendios
Las protestas por la gestión de los incendios en León arrastran las llamas hasta la Junta

Las caras en llamas de Quiñones y Arranz destacan en los muros de León desde la estación hasta el centro de la ciudad. Este viernes, sus habitantes han llevado el fuego hasta la puerta de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León. Es la segunda jornada de manifestaciones en una de las provincias más azotadas por la ola de incendios que ha recorrido la comunidad este agosto. Piden responsabilidades políticas y un cambio hacia un modelo de gestión de los montes enteramente público.
Dos de los cientos de bomberos y bomberas forestales que han llenado hoy León de humo arrastran un muñeco. Al igual que ellos, viste con un EPI amarillo. Bajo el casco puede distinguirse la cara impresa en blanco y negro de Suárez-Quiñones, el actual Consejero de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León. “Iniciamos esta protesta hace tres años y no ha cambiado prácticamente nada”, afirma José Luis García, miembro de la Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales (ATIFCyL), “era cuestión de tiempo que pasara esto”.
Dos de los cientos de bomberos y bomberas forestales que han llenado hoy León de humo arrastran un muñeco. Además, los profesionales arrastran, según los sindicatos, jornadas de más de 12 horas, falta de avituallamiento, ausencia de coordinación y compañeros fallecidos en el fuego
Los dos bomberos levantan el muñeco para encabezar el desfile de bomberos y bomberas forestales, que caminan entre los miles de habitantes que se han acercado hoy a la capital. Mientras la cara de Quiñones se cae hacia todos los lados, los bomberos levantan la mirada hacia a los aplausos agradecidos de quienes se acercado a manifestarse. Además del muñeco, arrastran, según los sindicatos, jornadas de más de 12 horas, falta de avituallamiento, ausencia de coordinación y compañeros fallecidos en el fuego. “Necesitamos un operativo público en su totalidad, profesionalidad, formación, estabilidad y mejores condiciones para que esto no se repita”, continúa José Luis García, “y una apuesta real por el mundo rural”.
León, una de las provincias más castigadas por las llamas
Inma Ares Senador se acercó a echar agua a sus colmenas la noche antes del incendio en Castrocalbón. Se sintió tonta, el fuego estaba kilómetros más allá y era muy improbable que llegara hasta allí. Pero hay que ser precavida. Al día siguiente, su pueblo fue una de las treinta y ocho localidades desalojadas en la provincia de León. Hoy se ha acercado hasta la capital a pedir responsabilidades políticas por la mala gestión de los incendios por parte de la Junta de Castilla y León. “El monte estaba muy dejado desde que nuestros abuelos lo dejaron de cultivar, era un combustible fácil”, declara Inma Ares a El Salto, “pero allí no había nadie, tuvieron que parar el fuego los vecinos”.
El incendio de Zamora-León supera las 40.000 hectáreas quemadas en apenas tres días y apunta a ser de los mayores en la historia reciente
Las cifras del Ministerio de Transición Ecológica señalan que este 2025 ha sido la peor temporada de fuegos desde 1994. León concentra, junto con Zamora y Ourense, tres de cada cuatro hectáreas calcinadas en España en 2025. El incendio de Zamora-León supera las 40.000 hectáreas quemadas en apenas tres días y apunta a ser de los mayores en la historia reciente, según la última estimación del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). Al menos tres incendios siguen activos en la provincia de León, el último de ellos originado la noche anterior.
Inma Ares Senador tenía una explotación de 280 colmenas que hoy da por perdida. También recuerda la granja de perdices de su vecino, quemada a la mitad, y otra de cerdos. En el pueblo de al lado, dos voluntarios fallecieron tratando de frenar las llamas. El despilfarro denunciado por las personas manifestantes en la extinción de los incendios también incluye los medios de supervivencia perdidos en el medio rural. “He venido porque no me puedo quedar en casa”, afirma Inma Ares, “esto ha ocurrido por dejadez, por negligencias y por incompetencia”.
El negocio de la extinción de los incendios
“León se quema, la Junta nos abrasa”, “más recursos y menos discursos” y “nuestros muertos son sus beneficios” son alguna de las proclamas que se han escuchado la mañana de este viernes en las calles de León. A mitad del recorrido, los dos bomberos forestales tiran el muñeco de Suárez-Quiñones al suelo. Coreados por sus compañeros, le prenden fuego. Uno a uno, los profesionales de extinción arrojan su placa identificativa a las llamas.
Según datos de los sindicatos, el 40% de los bomberos y bomberas forestales de Castilla y León trabaja para empresas privadas. Solo un 20% depende del Gobierno de la Junta, mientras el 40% restante son empleados de Tragsa. Las licitaciones se reparten entre una veintena de empresas con contratos vigentes con la Conserjería de Medio Ambiente, según refleja la página de la Plataforma de Contratación del Estado. El Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco ha pagado, en los dos últimos años, 108,91 millones de euros a estas empresas, entre cuadrillas terrestres, nocturnas y ELIF (Especialistas en la Lucha contra Incendios Forestales). Para proveerse de medios aéreos, entre aviones y helicópteros, Castilla y León paga 45,43 millones de euros.
“Afirmamos sin miedo a equivocarnos que si esto sigue en las mismas manos volverá a pasar lo mismo, porque esta lucha no es solo nuestra, es vuestra”
La manifestación llevó las llamas hasta la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León. Allí, solo el Centro Provincial de Mando podía escuchar las protestas desde la quinta planta, donde desarrollan guardias de 24 horas, especialmente en momentos de riesgo de incendio grave como este. “El 70% de los bomberos forestales trabajamos para empresas privadas que buscan beneficios a costa de nuestra precariedad”, gritaba entre las llamas un bombero forestal en la lectura del manifiesto. “Nosotros y nosotras, que habitamos el medio rural, decimos basta al despilfarro que hacen con este sistema de extinción”, continuaba el comunicado.
La prevención de un fuego se calcula en 2.000 euros por hectárea. Extinguirlo, en aproximadamente 20.000 euros. “No podemos olvidar que Arranz gestiona a capricho el medio ambiente en Castilla y León”, denunciaba el portavoz frente a la Delegación Territorial de la Junta, en referencia al Director General de Patrimonio Natural y Política Forestal, “con su silencio demuestra desfachatez y un operativo que solo beneficia a grandes empresas privadas”. La Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales (ATIFCyL) exige un servicio cien por cien público, mayor inversión en prevención y el reconocimiento de sus profesionales como bomberos forestales.
Mientras el portavoz lee el comunicado, varios bomberos se acercan a la hoguera para lanzar los carteles con la cara en llamas de Quiñones y Arranz. Los mismos que se repiten a lo largo de toda la ciudad. Las personas manifestantes aplauden y piden la dimisión de quienes señalan como responsables directos de la pésima gestión de los incendios que han recorrido la provincia este verano. “Afirmamos sin miedo a equivocarnos que si esto sigue en las mismas manos volverá a pasar lo mismo”, afirma el portavoz, “porque esta lucha no es solo nuestra, es vuestra”.
Incendios Forestales
Una vida apagando fuegos en Castilla y León
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