2 abr 2023 12:13

El más grande de los macro es un macrón,
a no ser que su origen sea “maquereau”,
es decir “macarra” o el rioplatense “macró”.
Es ese que con amenazas, bastonazos
y gas fuerza, comercia y entrega inocentes,
o débiles, al mejor postor. Vendiéndose.

–¡Hasta reventar! ¡Eso tienen que hacer!
¡Pagar para trabajar hasta reventar!
Es una forma de quedarnos con su premio.
Pueden beber agua y comer sobras al sol
imaginando gozar de sus ahorros.

(que nuestros bancos vierten en fondos)

– Hay una montaña de oro al final del arco iris
de esas vidas anónimas. Nos la apropiaremos,
como ya nos quedamos con su aliento de ajos,
ese que ellos creyeron vender y en realidad
les cambiamos por 15 días de vacaciones.

(que pagaron a nuestras agencias de viaje)

– Generamos desocupación juvenil y miseria,
caos, hambre, robos y eso es caldo de cultivo
para la revolución. Entonces llamamos esbirros,
pobres uniformados con la panza llena
a que repriman y maten si es necesario.

(con bastones gas y balas de nuestras fábricas)

– ¿Arriesgado? ¡Que va! Desde hace milenios
vendemos pan a los pordioseros, armas a reyes
y diputados. Pues hay dóciles escribas que lavan,
en público, lo que en secreto ensuciamos.
Y a los desesperados nuestro mesías damos.

(y si no lo votan lo imponemos con las botas)

Juan y María ya pagaron su techo, su cocido,
su vino, las guerras, la escuela de sus hijos
y hasta el sueldo del esbirro que les golpea.
Jean et Marie no se dejan estafar y ¡A la calle
que ya es hora que anunciemos algo nuevo!

Ramón Haniotis

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