Tipa hace malabares financieros para vestir
y alimentar su prole. Un laborioso Tipo
se endeuda y ambos afirman, hora a hora
y día a día, que los últimos 29 días del mes
son muy difíciles de sobrevivir. Pero hay tipejos
que no quieren devolver ni un duro,
aunque ingresen a sus desbordadas arcas
8.000.000.000 (léase ocho mil millones),
obtenidos sin mover uno solo de sus tersos
dedos, de cuidadas uñas, gracias
a la subida de otros tipos, para frenar
una inflación creada por ese Voldemort
aliado de los supermercados y otras lacras
que arruinan a las Tipas y los Tipos.
(Gracias al cielo olvidamos apetitos y tarifas
viendo las infantiles fotos de la infanta
o los recuperados vídeos del ex infante).
Pero lo prometido a mi jefe de redacción, hoy,
era un texto sobre las farmacéuticas, esa
industria que da talentosos y enclenques niños
(llegados de antiguas y persistentes miserias
y hambrientos de todo) hace hercúleos deportistas,
esos héroes que cada domingo nos regalan goles,
a cambio de aviones, cálidas barbies, superautos,
contratos compra-ventas récord. Y el que luego
evadan impuestos es porque son reyes y por ello
llevan sus dinares al paraíso más apropiado.
Pero no perdamos el objetivo de hoy, que es ayer
y será, mañana pues las farmacéuticas continúan
creando ansiolíticos, adelgazantes, vacunas
contra enfermedades que inventó o vende
remedios que no sanan ni matan pues,
si curasen, perderían clientela.
Ramón Haniotis