1 ago 2021 14:27

Agosto

Mirar con cariño como crece la planta,
el mismo que se siente por el perro
que corre tras los niños. Cultivar
el vergel que sin pedir alimenta,
este huerto prestado que gira loco
por el cosmos. Cuidarlo con manos
de hortelano sabio de lentitud,
conocedor de vientos, malezas,
riegos y hierbas, buenas y bellas.

No vamos a rescatar el planeta
cultivando dos coles, cinco ajos,
siete cebollas y tres pepinos,
pero ayuda. Y que rica sabrá
la ensalada y que alegría infantil
reirá en los ojos de los amigos
al saber que tú y yo, como ellos,
cosechamos en cada rincón
donde dé el sol.

No vamos a salvar el universo
con tres pimientos en el balcón,
pero ayuda. Y no olvidemos que
ajíes, papas, maíz y tomates son,
como mis vecinos, inmigrantes.
Y al final del día largo y caluroso
degustar de las últimas cerezas,
en el Valle del Jerte quizá tomadas
más o menos prestadas.

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