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Francia
El Frente Popular se pone en manos de la movilización y el miedo a la ultraderecha
“Tengo la impresión de que hemos traicionado nuestros valores, los más profundos. Pienso en mis abuelos y ellos no resistieron a los nazis para que ahora dejemos a sus herederos en el poder”. Agathe Mougel, de 27 años y que trabaja en el sector de la moda, lo tiene claro: en las elecciones legislativas anticipadas está en juego la identidad de Francia, amenazada por una posible llegada al poder de la ultraderecha de Marine Le Pen. “Estoy muy preocupada, sobre todo por mis padres que son de origen argelino. La Reagrupación Nacional (RN, extrema derecha) se opone a la doble nacionalidad y podría obligarlos a regresar a su país”, reconoce Anaïs Cheik, de 23 años, una estudiante universitaria en lenguas extranjeras.
Eran las siete de la tarde del sábado y testimonios como estos abundaban entre las decenas de miles de personas que llegaba a la Plaza de la Nación, en París. Entre 640.000 personas (según los sindicatos) y 250.000 (policía) se habían manifestado ese día en contra de la extrema derecha en el conjunto del territorio galo. Convocadas por los principales sindicatos —desde la moderada CFDT hasta la combativa CGT—, esas protestas, especialmente concurrida la de la capital francesa, representaron un buen pistoletazo de salida para la campaña del Frente Popular Ecológico y Social.
La Francia Insumisa conserva su rol de fuerza motriz (se presentará en 230 circunscripciones), pero gana peso el Partido Socialista (175) respecto a la coalición NUPES de 2022
La reanudación de una alianza unitaria de la izquierda ha sido el movimiento más destacado de unos últimos diez días de vértigo informativo en el país vecino. El Frente Popular ha arrancado la campaña como la principal alternativa a Le Pen. Según los últimos sondeos, que se deben coger con pinzas, esta coalición cuenta con una intención de voto de entre el 28,5% y el 25% y sigue de cerca a la ultraderecha (35-29,5%). Pese a tratarse de una alianza frágil y sin un liderazgo claro, el miedo a la ultraderecha y la voluntad unitaria del electorado progresista, así como los indicios de una mayor movilización de los jóvenes y las clases populares, nutren la esperanza de los partidarios del Frente Popular.
“Ha resultado posible por el miedo”
“Esta coalición ha resultado posible por el miedo. Si no había una unión de las izquierdas, podía darse por descontada una victoria de RN”, explica a El Salto el politólogo Christophe Bouillaud. Ante la amenaza real de que en julio haya un Ejecutivo de cohabitación con Jordan Bardella (mano derecha de Le Pen) como primer ministro, la Francia Insumisa (afines a Podemos o Sumar), el Partido Socialista, los verdes y los comunistas dejaron de lado sus divisiones y rencores.
Salvo casos puntuales, fruto de disidencias internas, en la gran mayoría de las 577 circunscripciones habrá un único candidato de la gauche. Evitar la dispersión del voto resulta clave en un sistema electoral a doble vuelta, aún más teniendo en cuenta la actual tripartición del paisaje político galo (derecha radical, izquierda y macronismo). La Francia Insumisa conserva su rol de fuerza motriz (se presentará en 230 circunscripciones), pero gana peso el Partido Socialista (175) respecto a la coalición NUPES de 2022. Para que viera la luz el Frente Popular, el insumiso Jean-Luc Mélenchon ha dado un paso al lado, aunque no renuncia a convertirse en primer ministro.
El rápido acuerdo de la izquierda ha desbaratado los planes de Emmanuel Macron. Ante el batacazo de su partido en las europeas —apenas el 14,6% de los votos, menos de la mitad que el lepenismo (31,4%)—, el presidente francés convocó esa misma noche estos comicios anticipados para el 30 de junio (primera vuelta) y el 7 de julio (segunda). Confiaba en aprovecharse de la fragmentación en el espacio progresista, que marcó la campaña en Francia para la Eurocámara. “La izquierda necesitará mucha suerte si quiere mantenerse unida”, dijo Macron el 9 de junio por la noche a sus asesores, según el semanario L’Express.
“Que Macron creyera que va a remontar en estos comicios es un pensamiento casi suicida, ya que los jóvenes y las categorías populares irán más a votar y esto probablemente le perjudique”, añade Boulliaud
Organizando los comicios en el plazo mínimo permitido por la ley, apenas tres semanas de campaña, el presidente confiaba con coger con el pie cambiado a sus adversarios. Pero, en realidad, ha creado una trampa a su propio partido. Con unas intenciones de voto del 19-18%, el macronismo ha quedado descolocado. Casi en fuera de juego. Hasta el punto de que algunos de sus dirigentes, como Aurélien Rousseau, que dimitió como ministro de Sanidad en diciembre a causa de una dura ley migratoria, formarán parte de las listas del Frente Popular.
Análisis
Francia Una reforma migratoria a la medida de la extrema derecha
La coalición presidencial, según los sondeos, quedará tercera en muchas de las circunscripciones y no se clasificaría para la segunda vuelta en muchas de ellas. En las legislativas, hace falta un apoyo mínimo del 12,5% de los inscritos en las listas electorales de la respectiva circunscripción para acceder al escrutinio final. Aunque Macron esperaba beneficiarse de las tensiones internas en Los Republicanos (LR, afines al PP), el pacto secreto y unilateral del presidente de esa formación con la ultraderecha, contestado por la mayoría de los barones conservadores, ha abocado la decadente derecha republicana a una escisión, cuyas consecuencias son imprevisibles.
El presidente “ha impulsado unas elecciones anticipadas en un momento en que las intenciones de voto de su partido son extremamente bajas. Esto debería haber evitado que se lanzara a una aventura de este estilo”, sostiene Bouillaud. “Que Macron creyera que va a remontar en estos comicios es un pensamiento casi suicida, ya que los jóvenes y las categorías populares irán más a votar y esto probablemente le perjudique”, añade este profesor en Sciences Po Grenoble respecto a unas categorías hostiles al macronismo, debido a sus reformas neoliberales (en el caso de los obreros), así como sus medidas de corte claramente conservador, como la dura ley migratoria o la obligatoriedad de una especie de ‘mili’ (en el caso de los jóvenes).
La irrupción de Mbappé, Thuram y los influencers
“He venido para representar a una juventud movilizada”, afirmaba Iléa, de 17 años, durante la protesta del sábado. “Los medios son mucho más críticos con la izquierda que con la ultraderecha”, lamentaba su compañero de instituto Clovis, de 18 años, también presente en esa manifestación parisina, que destacó por la gran presencia de jóvenes. Uno de los cánticos más repetidos fue “la juventud enmierda al Frente Nacional (histórico nombre del partido de los Le Pen)”. A diferencia del tópico repetido por los medios mainstream, los jóvenes franceses no se decantan por el ultranacionalismo y la xenofobia, sino por las ideas progresistas.
El 31% de los menores de 24 años votaron a la Francia Insumisa en las europeas, es decir, más del triple que la media nacional (10%). En el caso de RN, recibió el 25% de los apoyos de esa categoría, seis puntos menos que en el conjunto de las edades (31,4%). La movilización en las urnas resultará clave para que las fuerzas progresistas impidan una mayoría absoluta de Le Pen. De momento, los estudios de opinión apuntan a una participación del 62%, 15 puntos superior a las legislativas de 2022.
Colectivos como Attac o Extinction Rebellion han abandonado su clásica posición apartidista y han pedido el voto para el Frente Popular
Desde el 9 de junio, han proliferado los influencers, como Squeezie (con 18 millones de seguidores en YouTube), que piden votar contra el lepenismo. Ha crecido la audiencia de los streamers políticos de izquierdas, como Jean Massiet o Usul. A eso se le han sumado las llamadas a frenar la extrema derecha de las estrellas francesas de los Bleus, como Ousmane Dembélé, Marcus Thuram o Kylian Mbappé. “Como ciudadanos, tenemos que luchar para que no gane RN”, dijo el sábado Thuram, hijo del mítico Lilian, campeón del mundo en 1998 y conocido por su compromiso antirracista. “Comparto los mismos valores que Marcus”, como “la tolerancia, el respeto y la diversidad”, insistió el domingo el nuevo jugador del Real Madrid.
Además de una mayor movilización de los jóvenes, la gauche cuenta con una mayor implicación del tejido sindical y asociativo en esta campaña. Colectivos como Attac o Extinction Rebellion han abandonado su clásica posición apartidista y han pedido el voto para el Frente Popular. La CGT, segundo sindicato con un mayor número de afiliados, decidirá hoy martes si da una consigna electoral parecida, rompiendo así su costumbre en las últimas décadas de no posicionarse entre los distintos partidos.
Una alianza frágil y sin un líder claro
El nombre de Frente Popular evoca al Gobierno de izquierdas entre 1936 y 1938, liderado inicialmente por el socialista Léon Blum. Entonces, las huelgas multitudinarias resultaron clave para conseguir grandes avances sociales, como las vacaciones pagadas o las 40 horas de trabajo semanal, en un periodo marcado, asimismo, por el auge del fascismo en Europa. “El Frente Popular no somos nosotros (los políticos), sino la gente que trabaja y pide justicia social”, dijo François Ruffin, un mediático diputado y electrón libre de la Francia Insumisa que ha tenido un rol clave en la irrupción de la coalición unitaria, así como en las tensiones internas.
Hasta el viernes por la noche todo había ido sobre ruedas para las formaciones progresistas. Mientras el macronismo seguía atónito por la decisión (¿suicida?) del presidente de organizar los comicios y la derecha republicana inmersa en un patético culebrón, la gauche había actuado con pragmatismo. No solo se había puesto de acuerdo con las circunscripciones, sino también en un ambicioso programa socio-ecológico y de ruptura con el neoliberalismo. Para los primeros 100 días, propone aumentar el salario mínimo hasta 1.600 euros netos (actualmente es de casi 1.400), bloquear los precios de la energía y los productos de primera necesidad y derogar la impopular reforma de las pensiones.
Francia
Francia Seis lecciones del semestre de intensa contestación contra la reforma de las pensiones de Macron
En lugar de hablar de estas propuestas, sin embargo, la actualidad del Frente Popular ha estado marcada desde el sábado por sus tensiones internas. La Francia Insumisa ha decidido apartar a cuatro diputados disidentes que presionan desde 2022 para que Mélenchon abandone el liderazgo del espacio en beneficio de otros perfiles, como Ruffin o Clementine Autain, ambos muy cercanos a esos disidentes y al ala izquierda del PS.
También ha suscitado polémica la candidatura, finalmente abortada, de Adrien Quatennens, un diputado insumiso muy cercano a Mélenchon y condenado en el otoño de 2022 a una pena de cuatro meses de prisión condicional por haber maltratado a su mujer. Por no hablar de François Hollande. Sin haber informado al secretario general del PS, Olivier Faure, el expresidente se presentará en su histórica circunscripción de Corrèze (centro de Francia). Y lo hará bajo la etiqueta del Frente Popular, es decir, defendiendo un programa a las antípodas de las medidas neoliberales aplicadas durante su mandato.
Todas estas controversias han evidenciado las costuras de una frágil coalición. “Cuando crearon la NUPES, pensábamos que resultaría un éxito, pero fuimos demasiado utopistas y esa alianza terminó estallando. Sin embargo, ahora debe ganar la izquierda, no nos queda otra opción”, afirma Mougel, quien dice no ser “para nada radical”. Desde los socialdemócratas moderados hasta los militantes antifascistas más combativos, afrontan los comicios de este verano con un único objetivo: evitar una mayoría absoluta de Le Pen.
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Un Frente Popular se construye cuando hay voluntad de renunciar en lo personal y y dar prioridad a lo colectivo y vulnerable
Más bien se puede decir que la "izquierda" reacciona por el empuje mediático de las oligarquías reaccionarias. Toda acción genera una "reacción! En este supuesto país, las revoluciones son "golpistas" militares que en unión al fascismo y nazismo, implantaron una dictadura ¡Dura! Que eliminaron durante cuarenta años y otros cuarenta de propina, la ¡Memoria! Nos educaron con el "nacionalcatolicismo" y nos trajeron una monarquia (sin monárquicos), golpes como el 23 F, que todavía estamos esperando al ¡Elefante blanco!
El "bipartidismo" de cloacas, el "turnismo" entre la derecha (lease UCD, F/N, AP, PP, C´S VOX y ese supuesto P$0E) Han ignorado todo codigo ético y han entrado a obedecer a los grupos de presión social, contra esa mayoría. . . ¡Que debe de reaccionar Ya!
Podemos, fue la herramienta que ha hecho valer algún cambio y ha sido combatido ¡Hasta por sus amigos! Con procesos judiciales inventados y el silencio de cualquier medio para lograr callar silenciando sus mensajes.
Puestos de nuevo en pie, esperemos que en la "casa común" de Europa, NO nos importa si Melenchón riñó a su mujer, sino que partidos que se las dan de izquierda y que están en el actual Gobierno, han hecho cosas peores en política. . . ¡Romper la herramienta popular! Alinearse con los "verdes" prosionistas, como NO encabezar ningún movimiento Pro República.
Ahí, es donde tenemos que fijarnos los que votamos, si cumplen aquello que dijeron que iban a realizar.
Por lo tanto, hay que hacer un seguimiento y votar siempre. . . ¡¡En defensa propia!!
El primer paso debe de ser el derrotar a la extrema derecha. Pero el Frente Popular no se debe de quedar hay y tiene que aplicar su profundo programa de intervención económica: Aumento de salario mínimo, impuesto por contaminación, justicia fiscal, vacunas y sistema farmacéutico público, participación obrera en las empresas, reindustrialización...
Cierto, el Frente Popular no se debe quedar ahí, debe realizar cambios en todo lo que pueda y lanzar el mensaje de que merece la pena ir a votarles.
Veáse más abajo como nuestros forofos peninsulares de la nanoizquierda del capital aprovechan las noticias de Francia para seguir con sus vendettas. En vez de aprender algo. Así somos y así nos va
Es lamentable. Este artículo va de Francia y del compromiso revolucionario que ha tomado la izquierda. También es cierto que la posición ideológica del partido socialista francés es claramente socialdemócrata, no como la de nuestro PSOE.
Impresionante, ahora resulta que el deterioro continuado elección tras elección de UP fue por la colaboración fundamental de los ministros de Consumo y Universidades.
Recuerdas alguna medida o política digna de mención de esos ministerios? pareciera más bien que solo buscaban sillón, como ver al de universidades haciendo campaña por Illa, y a Garzón queriendo coger puerta giratoria.
De esa peña que se llama de izquierda pero no toma medidas de izquierda, ni hacia el pueblo, y atacan a los que si las toman, dejandoles en evidencia el nulo trabajo que han hecho en 40 años.
De esos polvos, estos lodos.
Programa, programa, progama... Aquí teniamos unidas podemos que funcionaba y consiguio cambiar leyes y politicas, y se decidio acabar con ellos, con la colaboración de los partidos de los ministros mas inutiles que hubo en ese periodo, consumo y universidades.