Feminismos
Sabina Urraca y María Folguera: “La mala amiga somos todas”

Sabina Urraca y María Folguera se han fijado en mi pulsera de colores con tres letras: BFF. Es la pulsera que me recuerda a una de mis besties, la que se ha ido lejos, la que quizá por no estar o por ser ese tipo de bestie que es también comadre se ha convertido en “La Bestie”. Ellas dicen que una puede tener más de diez besties. Les digo que no lo comparto: máximo tres.
De amigas va esta conversación porque de eso va La amistad y sus derivas. En la última entrega de la serie en la que la editorial Continta Me Tienes pone a hablar a dos personas, las dos amigas hablan —y toman té y comen paella— de amistad y la problematizan. Asimetría en las relaciones de amistad, amistad de grupos, idealización del vínculo amistoso y duelo por la ruptura son algunos de los temas del libro-conversación entre estas dos creadoras. Sabina Urraca es autora de El celo (Alfaguara, 2024) o de Escribir antes (Comisura, 2025), además de editora y profesora de escritura. María Folguera es dramaturga y firma, entre otras cosas, la versión de Safo creada junto a Christina Rosenvinge y Marta Pazos o la adaptación de Fuenteovejuna dirigida por Rakel Camacho que está actualmente en el Teatro de la Comedia.
Cuando vamos a empezar la entrevista, me doy cuenta de que mis preguntas son muy tristes, muy oscuras (preguntas sobre la mala amiga, la anfitriona controladora, el duelo de amiga), cuando en realidad lo que quiero ahora es romantizar mis vínculos amistosos. Me doy cuenta de que lo que yo quiero, en realidad, es hablar de Tania. Pero no he venido a eso.
¿Pero en serio tenéis muchas besties?
Sabina Urraca: Muchas. Siempre digo la expresión “mi mejor amiga de Madrid” o “mi mejor amiga de Tenerife”. Y ahora digo “una de mis mejores amigas”. Son un gran grupo.
María Folguera: Es una categoría abierta. La línea está para mí en: “personas de las que te alegra recibir un audio de más de dos minutos”. Para mí, bestie.
Sabina: Y el tema de viajar. Yo he viajado con todas mis besties.
Entonces cuántas besties tenéis, ¿más de diez? Eso para mí es contradictorio.
María: Mínimo diez.
Sabina: Tenemos un corazón muy grande.
María: No es verdad.
Sabina: No es cuestión sólo de corazón, sino de intimidad… Tienes diferentes intimidades, compartes diferentes cosas que forman parte de ti. Yo no haría los mismos planes con todo el mundo, con todas estas personas tan favoritas.

Vosotras sois buenas amigas y mejores amigas. ¿De qué os conocéis?
Sabina: Hace muchos años, como 14, 13 años, no sé, conocí a María. Nos encontramos en varias fiestas de amigos...
María: Yo sé que una vez estuve poniendo música en una fiesta en Matadero y que tú estabas bailando a tope porque luego he visto las fotos y tú ganaste un premio.
Sabina: Yo, con una amiga mía, gané uno de los premios al mejor baile.
María: De mi pinchada.
Sabina: ¿Era tu pinchada?
María: Sí, lo pasamos genial. Con una amiga y con más gente porque hubo varias categorías. Nos regalaron chorizos.
Sabina: Claro. Esa pinchada fue increíble. Y después de eso yo invité a todo el mundo a mi casa, que me acababa de mudar y no tenía muebles. Con mi amigo Víctor nos mudamos a un piso en Embajadores y fuimos todo el mundo allí. De esa gente que conocí esa noche surgieron muchas amistades porque allí estaba gente que siguen siendo amigos míos a día de hoy. Y tú pinchabas ese día... ¿pero viniste a la fiesta de mi casa después?
María: No.
Sabina: Bueno, nos encontramos varias veces. Y entonces un día, después de eso, pasó tiempo y yo me fui a vivir fuera. Y, cuando volví, necesitaba alquilar una casa para estar un mes en Madrid y ver cuál era mi próximo movimiento en la vida. Entonces, pregunté por redes sociales: ¿Alguien me alquila su casa? Y María no me la alquiló, sino que me dejó su casa sin casi conocerme. Y quedamos. Y encima estaba súper embarazada, María, que a mí me impresionó mucho que una persona con una necesidad, como de una quietud y una tranquilidad... debías estar de seis, siete meses. Me dejaste las llaves de su hogar a cambio de de cuidar a un erizo.
¿Lo del erizo es metafórico? [A Sabina Urraca la he escuchado decir que ficciona en sus diarios, en su Instagram, es decir, en su vida, y no me creo lo del erizo]
Sabina: No, no.
María: Era una mascota que tenía mi pareja de por aquel entonces. Y claro, es que a mí me gustaba mucho tu trabajo sobre la pornortografía [Sabina hizo en 2015 un fanzine con ese título].
Sabina: Bueno, qué vergüenza, esto que no salga, por favor, es algo de mi vida que quiero dejar atrás.
María: ¡No!
Sabina: Porque ahora soy absolutamente contraria. Era una broma que se fue de las manos y ahora soy contraria a ese nazismo de la ortografía.
María: Yo lo entendí así.
Sabina: Pero mucha gente no lo entendió así. Fue una cosa de mi pasado que no me gustó, como de intransigente, ¿sabes?
María: Pues le diste a la intransigencia una forma estupenda.
Sabina: Bueno, fue un fanzine que hice hace muchos años.
María: Y me encantó. Quizá yo te había entrevistado ya para lo de La Tribu. Yo hice un artículo con entrevista a ti y a Aixa de la Cruz porque cada una había elegido vivir aislada durante un tiempo para escribir.
Sabina: Cuando yo vivía en la Alpujarra me escribiste.
María: Yo sentía que a esta persona la conocía de alguna manera y por eso se lo propuse.
Sabina: Y yo quedé abrumada por tanta generosidad, porque yo creo que ahora no me parecería raro, pero en aquel momento yo quizás no era tan... no digo que ahora sea superamable y supercariñosa... pero creo que soy más amable y cariñosa de lo que era en esa época.
María: Yo prefiero que esté mi casa acogiendo a alguien a que esté vacía.
Sabina: Sí, a mí que esté la casa vacía me horroriza. Es algo que haría. Pero había algo en la generosidad de María y en el intento de acercamiento a mí que me fascinó porque iba con una franqueza. Como de: ¿Quieres ser mi amiga?
¿Te hizo esa pregunta?
Sabina: Casi. Yo tardé en pillarlo. Y luego tú viviste una semana en mi casa. ¿Te acuerdas?
María: Perfectamente.
María folguera: Había que elaborar muchas cosas, muchas dudas, Sobre todo en el caso de la amistad entre mujeres, porque apenas se ha visibilizado o protagonizado
Estamos hablando de amistad y desde luego es una conversación muy de nuestro tiempo. Pero también se escribe, se edita, hay una comunidad lectora que se interesa por el tema. ¿Por qué creéis que hay ganas de leer sobre el tema de la amistad?
María: Porque había que elaborar muchas cosas, muchas dudas, sobre todo en el caso de la amistad entre mujeres, porque apenas se ha visibilizado o protagonizado. Siempre ponemos el ejemplo de la saga de Elena Ferrante, que es muy tardía, 2011, y que creemos que impacta tanto porque dedica una atención exhaustiva durante muchos libros a un vínculo entre dos personas a lo largo de los años y ya desde el propio título [La amiga estupenda] tocó una fibra. Y luego hay otros libros, como el de Marina Garcés, que está deconstruyendo toda una tradición clásica de la amistad filosófica y masculina y privilegiada, o novelas sobre la ruptura…
Hablamos de los libros de Amiga mía Raquel Congosto o de La amiga que me dejó de Nuria Labari, ¿no? [Me acuerdo de que mi Amiga mía, firmado en rosa por su autora, está en California, con mi bestie...]
María: Es un tema del que, como ocurrió con la maternidad en su momento, hay mucho por hablar, hay mucha necesidad, ganas de regalar, ganas de comentar.
Sabina: Diría que es la nueva pareja y la nueva familia.
Esta conversación sobre la amistad tiene que ver con la desromantización del vínculo de pareja, con el cuestionamiento de las relaciones de familia.
Sabina: El peligro es el siguiente: vamos cayendo de un compartimento a otro. Renegamos del amor familiar y entonces caímos en el amor romántico. Renegamos del amor romántico y lo desromantizamos y entonces vamos al amor por el hijo, que también es algo que causará estragos. Yo calculo que en unos años muchísima gente estará escribiendo sobre estas nuevas maternidades y los desamores que puede causar. Y yo creo que con el tema de la amistad sucede esto. Veo las grandes frases de la amistad ahora y me da un poco de miedo: “Mis amigas son lo mejor”, “no necesito a nadie más que a mis amigas”, “¿para qué tener no sé qué, si tengo a mis amigas”. Y yo digo: “Creo que estás depositando un poquitito de demasiado peso en tus amigas y las vas a aplastar”.
Sabina Urraca: La opción de creer que la amistad es una salvación no es netamente buena, puede tener una parte mala. Cuando te falla eso, te derrumbas
¿No es eso algo que haces tú misma? En un par de ocasiones en el libro hablas de la “salvación” a través de la amistad.
Sabina: Absolutamente. La opción de creer que la amistad es una salvación no es netamente buena, puede tener una parte mala. Cuando te falla eso, te derrumbas, igual que sucedió con el amor romántico, igual que sucedió con el amor familiar. El tema es por qué, si ya hemos visto que esta fórmula de romantizar las relaciones no sale bien, estamos volviendo a hacer esto mismo con la amistad, cuando ya sabemos que la amistad no es infalible. No es que los demás no sean infalibles, es que nosotras mismas no somos infalibles y somos al mismo tiempo buenas y malas amigas. Igual que fuimos buenas y malas novias, buenas y malas hijas, buenas y malas madres.
María: Con el tema de la maternidad ya hubo este libro, Madres arrepentidas, que trajo palabras nuevas a la conversación. En la amistad lo de la ruptura, por ejemplo, es que no estaba hablado. La ruptura de las amistades, esas rupturas radicales en las que alguien corta la relación como es el libro de Nuria o el libro de Raquel. Había una necesidad de elaborar colectivamente. Cuando se produce una eclosión de cinco títulos en la misma temporada puede parecer un exceso, pero yo creo que responde a una necesidad muy sincera, y a una no sé si deuda pero sí a una ausencia, y son necesarias estas miradas poliédricas. Cada título va complementando, como pasa con la maternidad. Se habla de soledad, se habla de clase, raza, género, se habla del paso del tiempo, de la edad. También siento que esta romantización es más difícil de sostener a lo largo del tiempo y del paso del tiempo y con la edad. Creo que la juventud quizás a veces tiende a romantizar, porque tienes esa energía de vivencia de cosas por primera vez. Y por eso es verdad que las primeras rupturas amistosas son las que más duelen. Quizá con el tiempo también vas vas viviendo más distanciamientos, más pluralidad en las relaciones, y por eso se cambia tanto. Aquí quizá discrepamos, pero lo de la mejor amiga se practica muchísimo de forma casi como sobre todo entre entre niñas: “Esta es mi mejor amiga, esta es mi segunda mejor amiga”. Este juego de categorización. Y con el paso del tiempo, abres y no necesitas esa categorización tan estricta. Mi hija me dice: ¿Pero quién es tu mejor amiga?

¿Se corre el riesgo de sobrepensar la amistad, de convertir la amistad en una teoría?
Sabina: Se crearán muchas teorías. Es eso lo que decía María. Cada uno de estos libros cuenta una historia diferente y responde a inquietudes distintas. A mí me parece que se complementan. Y a mí me gusta cuando salen muchos libros. Eso que se considera malo en el mercado editorial y que la gente recibe con miedo. Incluso la propia autora, en plan pues no sé quién va a sacar también un libro del mismo tema. Yo he vivido ese miedo a sentir que todo el mundo está escribiendo lo mismo que tú. Pero ahora me parece algo bueno y toca con algo que me parece interesante y que tiene que ver con la amistad, que es el pertenecer a una generación y estar viviendo en tu época preocupándote de cosas que nos están tocando a todos en esta época. ¿Qué puede haber mejor para una hija única que ha vivido mucho la soledad que sentirse parte de una generación, un movimiento, con unas con unas inquietudes grupales? Para mí es gratificante.
Una responsabilidad compartida.
Sabina: Juntas, formamos como un corpus.
María: Un exocerebro.
Sabina: Sí, exacto. No. Y te ayuda y nos ayudamos a pensar unas a otras en determinadas cuestiones que igual yo no había pensado. Como en el olor de la mejor amiga de Nuria Labari, esto me inquietó mucho, que toca mucho con lo romántico.
María: También en el libro hablamos de pandillas. Había una urgencia por hablar de la ruptura entre dos y por la amistad como un vínculo muy íntimo entre dos personas y nosotras traemos en el libro la conversación sobre ser anfitrionas, sobre convocar a mucha gente, sobre el reparto de roles en las pandillas. Ahí entra también la vanidad o el deseo de control, el deseo de controlar a quien agasajas, ese peligro de que sea tu ego el que está operando cuando quieres agradar, cuando quieres corresponder a la alegría y la maravilla que trae una amiga a tu vida siendo excesivamente controladora en esas convocatorias. También hablamos del papel que juegan las asimetrías o las desigualdades de contexto o las condiciones materiales. Y hay momentos del libro donde tenía miedo de sonar frívola, por ejemplo cuando hablamos del cambio climático, pero es que es una conversación muy espontánea.
Sabina: Lo que recoge el libro no son cosas que hayamos escrito, sino cosas que hemos dicho. Y, cuando te pones a hablar, dejas de ser consciente en un momento dado que están grabando.
María: Son asociaciones muy libres que están haciendo nuestras cabezas mientras conversamos.
Cuando vimos la conversación escrita sentimos terror. Cuando no tienes el control sobre el texto, se despendola absolutamente lo que dices. Pero, como metodología para hablar de la amistad es absolutamente coherente
¿Qué pensasteis de la conversación cuando la visteis escrita?
Sabina: Pudor absoluto. Terror. Nos escribimos en plan: “¡Qué disparate!”. Hay un momento que llamamos el Sombrerero Loco, porque yo termino de hablar de algo sobre la amistad y María pregunta: “¿Queréis más té?”. Te das cuenta de que cuando no tienes el control sobre el texto, se despendola absolutamente lo que dices, eso para nosotras es algo terrible. Te percibes despendolada, que es todo lo contrario a un texto, porque hay textos que simulan ser despendolados pero en realidad están profundamente controlados, están editados.
María: Pero como metodología para hablar de la amistad es absolutamente coherente que esta sea la forma, que la forma sea una conversación abierta a ese famoso encuentro de interlocutores que diría Carmen Martín Gaite. Estamos abiertas a derivar que eso es lo que postulamos, cada una a su manera.
No quiero irme sin hablar de dos cosas. La primera es amistad y clase. ¿Es más fácil tener amigos cuando tienes un salón grande o una casa con piscina?
Sabina: No lo sé. Es que depende en qué contexto, depende a qué edad. Hay edades y momentos en los que solo te hace falta tener la calle y a tus amigos. Ya está.
María: Sí, pero ¿puedes estar en la calle?
Sabina: Puedes estar en la calle.
María: Hay un privilegio ahí.
Sabina: Sí, ya sea porque eres de un país determinado en el que se puede estar en la calle, o la época… Porque en nuestra época se podía y ahora es diferente.
María: O porque tu disponibilidad de tiempo te permite estar muchas horas en la calle. Es que depende. Lo que me parece interesante es prestar atención a qué ejes están atravesando las posibilidades de la amistad. En el libro, como es una conversación abierta, decimos la palabra “burgués”, y hablamos de la piscina, pero no queremos cerrarlo o yo por lo menos no quiero cerrarlo solo a eso.
Sabina: Hablamos de migración también, que para mí es un tema muy importante y que además es algo que cada vez más está atravesando nuestras amistades, porque cada vez tenemos las dos más amigos que nos encontramos aquí o que conocemos en general aquí, algunas veces en otros sitios, pero que es gente que ha migrado. La situación emocional es diferente. Algunas veces también la situación económica es distinta y creo que es muy fácil manejarse en esas amistades desde la inconsciencia, cuando hay que ser profundamente consciente de que esa persona que ha migrado y escuchar mucho la historia de esa persona, no presuponer ciertas cosas, no ser paternalista.
MARÍA FOLGUERA: se trata de salir de la idea monolítica de amistad como un ideal que funciona y PENSAR QUE todos tenemos que estar a la altura de ese ideal
El tema de la clase me parece que está en dos sentidos. El primero, el que resumiría en la idea de la piscina. Luego también hasta qué punto estamos dispuestas a relacionarnos con personas que no sean muy lejanas a nosotras económicamente también. Creo que la amistad en ese sentido no es muy abierta, que no estamos dispuestas a relacionarnos con gente que esté muy lejos de nosotras en ese sentido. [Digo esto y me entra miedo: ¿querrá Tania seguir siendo mi amiga ahora que gana mucho más que yo?]
María: Es una conversación pertinente siempre, porque se trata precisamente de salir de la idea monolítica de amistad, como de que la amistad es un ideal que funciona, y todos tenemos que estar a la altura de ese ideal. La amistad está atravesada por la ciudad cotidiana, por las posibilidades que tenemos. No es imprescindible ni una piscina ni un banco en el parque. Y podemos estar muy liados o ser personas que no podemos sentarnos a hablar en un banco un rato y mantener una amistad. En cualquier caso, lo interesante es no olvidarlo. Y, cuando uno mantiene esos vínculos con los demás, poder hablarlo, o sea, no caer en esa amistad normativa.
¿La conversación sobre la amistad es una conversación feminista?
María: Lo está siendo. Lo está siendo porque, precisamente, esa atención a los condicionantes, a las circunstancias y al contexto, viene de un análisis, de un análisis con perspectiva y de un desromantizar y de tomar conciencia de la fuerte invisibilización que hemos vivido culturalmente de la amistad entre mujeres. Todo esto tiene que ver con el feminismo.
Sabina: Para mí también tiene mucho que ver con el feminismo el hecho de que hay una grandísima profundidad en esas amistades entre mujeres que no se ha mostrado durante muchísimo tiempo. A mí me pasa mucho en los talleres que casi todos son mujeres. Y, de pronto llega un hombre, o dos o tres, que pueden ser buenos escritores, pero se ven como desalentados, sienten que no controlan ese terreno. Siempre hay una especie de facilidad inicial que se da en las escritoras mujeres a la hora de escribir en general sobre cosas que tienen que ver con la realidad y con sus vidas y con emociones. Y yo siempre digo, y lo he hablado con alguno de estos hombres con el que ya iba cogiendo confianza, a ver, es normal. Mientras vosotros, en general, estabais jugando a fútbol, nosotras estábamos sentadas hablando todo el rato. Lo siento, pero somos unas grandes narradoras. ¿Cómo puede ser, históricamente, que haya tantos escritores hombres, cuando los hombres siempre han hablado mucho menos? Para mí, la literatura parte de la vida, de la observación del mundo y de la oralidad, ahí nace, antes de saber escribir. A mí me interesaba la literatura porque ya me interesaba lo que me contaban y me interesaba volverlo a contar. Entonces siento que eso es una cuestión profundísima, feminista. Nosotras estábamos hablando de nuestras preocupaciones como mujeres a los ocho, nueve, diez años.
María: Y luego el feminismo, claro, requiere de autocrítica. Y por eso también en el libro hablamos de una deconstrucción de la palabra “sororidad”. Bueno, una abolición, propongo yo. Porque es esa idealización de nuevo, el pensar que solo por pertenecer a un club todo va a ir como la seda, va a ser mágico y nos va a conmover siempre la interacción y nunca nos va a fallar ese vínculo.
Sabina: Es demasiado naíf ese punto de vista. Y de hecho, yo diría que es demasiado infantil. Es pueril. Las mujeres somos personas, somos complejas, somos oscuras, podemos ser malvadas, y todo eso entra en la ecuación de la amistad. La mala amiga somos todas.
¿Qué estáis haciendo ahora y qué tiene que ver con la amistad?
Sabina: Estoy escribiendo un libro en el que por primera vez la figura de la amiga no aparece físicamente, sino que está presente a través de WhatsApp. Varios personajes están presentes a través de WhatsApp. Para mí es como una nueva dimensión, como una especie de personaje virtual que está muy presente en la novela. También te digo que igual aparece de pronto en un momento, porque nunca puedes asegurar que la protagonista no necesite que aparezca derrapando la amiga en su coche para ayudarla. No es una amistad ideal, es una amistad, de hecho, asimétrica. El libro no va de eso, pero sí ocurre esto en paralelo, que se da entre ellas una relación que siempre ha sido asimétrica y de pronto han cambiado las tornas.
María: Yo estoy escribiendo un libro sobre un vínculo entre varias personas dentro de una familia, y donde dos de ellas se podrían considerar amigas-hermanas. Es sobre la familia de Zenobia Camprubí, no es ficción, está entre el ensayo y la novela. Y es sobre la familia puertorriqueña de ella, en la que estaba muy presente la esclavitud. Entonces ese vínculo desigual y asimétrico entre personas que vienen de ser esclavas. Porque claro, en un momento en que se abolió la esclavitud, entonces había familias donde algunos son expropietarios y otros son exesclavos. ¿Cómo se constituye esa relación desigual e íntima? ¿Podemos llamar a eso amistad cuando tiene ese peso del esclavismo?
SABINA URRACA: me da miedo la dulcificación artificial de la amistad, el exigirle tanto a una amiga
Mi sensación es que estamos llamando amistad a relaciones que son muy diferentes. En el libro de hecho pasa que habláis de amigas-hermanas o de amigas-crush o de amigas “del mundillo”. Y las estamos metiendo en el mismo lugar, quizá porque no tenemos esa teoría de la amistad. Pero no sé si al final acabaremos dando demasiadas vueltas. Le resta cierto salvajismo, decís en la conversación...
Sabina: A mí me parece que hay que darle vueltas, lo que me da miedo es la dulcificación artificial de la amistad, el exigirle tanto a una amiga. No digo que no haya que exigir cosas a nuestras relaciones personales, hay que exigirles cosas, pero las relaciones humanas son salvajes de por sí. Hay fluctuaciones y uno hace daño sin querer. Es muy fácil hacer daño, es muy fácil que te hagan daño. Hemos venido como a jugar, ¿no? Y ver qué va sucediendo.
María: Incluso reflexionando, cuidando, siendo una anfitriona estupenda, una puede ser mala amiga.
Sabina: Vas a meter la pata mil veces. Todas somos la mala amiga de alguien y todas tenemos también una mala amiga o varias.
[No puede ser, no con ella, no con Tania. Quiero decirlo pero no he venido a eso. Tengo hambre y pulso Stop]
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