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En un pueblo, junto a una garganta, en una olla de la falda sur de la sierra de Gredos, viven una, dos, tres, muchas familias. Unas aman sólo a su pueblo y a su familia; otras aman al mismo tiempo también a otros pueblos, otras familias, y aman la Naturaleza en la que habitan, en sus pueblos, con sus familias. Y quieren nutrirse de todo y con todo ello. Nutrirse y nutrir.
Infancia
Tribuna El sueño de Julia
Conozco a una familia de ese pueblo, de las del segundo tipo. Son pureza, amor, compromiso, coherencia, cooperación, generosidad, belleza, transparencia, curiosidad, ternura. Las veces que he estado con ellos me cuesta dejar de mirarles porque es difícil dejar de mirar la belleza, me cuesta dejar de escucharles porque es difícil dejar de escuchar la dulzura…
No conozco a ninguna de las familias de las del primer tipo, pero sí conozco algo que ha hecho algún miembro de ellas y me horroriza. La madrugada de las elecciones, vertieron una montaña de basura a la puerta de la casa de la familia de la ternura. Arrancaron dos carteles de una coalición política y los usaron de base para volcar encima de ellos una enorme montaña de basura.
La madrugada de las elecciones, vertieron una montaña de basura a la puerta de la casa de la familia de la ternura. Arrancaron dos carteles de una coalición política y los usaron de base para volcar encima de ellos una enorme montaña de basura
A la mañana siguiente, cuando la mamá saliese a coger el coche para ir a trabajar, o el papá a regar los frutales que tienen en el campo, o los peques a jugar a la plaza…. se iban a encontrar, a su puerta, con toda esa basura, con toda esa amenaza, con toda esa vileza. Los que la vertieron, pensaron que echando mierda se amedranta, se acalla y se vence.; pensaron que bloqueando las puertas con basura, la familia no querría pasar del umbral de su casa. Pero lo que no saben es que son ellos los que esta vez no pasarán. Aunque se disfracen, o salgan cuando nadie les ve, no pasarán desapercibidos ni impunes. Somos muchas las personas que queremos un mundo en el que quepamos todas las personas…. todas aquellas que quieran un mundo en el que quepan todas las personas.
Queremos habitar casas con puertas que den paso a mundos con montañas de hermosura, y de ternura, de cordura y de locura. Pero no con montañas de basura.
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Dice Bifo que a diferencia de los años 30 del XX, el nuevo movimiento reaccionario "no es ideológico sino cínico y en ciert modo suicida", una reacción emocional y psicótica a la humillación e impotencia... En los espacios rurales estos sentimientos de humillación e impotencia son más agudos y aflictivos, y así dónde más se sufre el cambio climático más se niega, dónde la violencia patriarcal ha sido más dura se oculta o justifica, dónde el lo multiétnico es obligado (ante el declive demográfico de la sociedad rural) prolifera el racismo y la xenofobia, ... Es como un grito desesperado del mundo rural que inevitablemente muere, un grito impotente y condenado pero que desgraciadamente puede hacer mucho daño todavía. Todo mi cariño solidario a las que ponen cuerpo y alma a un mundo rural más amable, inclusivo y armónico que está naciendo entre las ruinas y monstruos del viejo.
Muy bien explicado Elvira.
Ahora lo que se lleva como radical entre una parte de la juventud es el discurso fascista.
Cuanto más ignorante más reaccionario es un pueblo. Y en Extremadura estamos históricamente por debajo de la media en lectura y matemáticas.
Pues a mí, Ninon, me ha gustado bastante más lo que cuentas y explicas tú que es el texto de Elvira.
Una explicación bastante más compleja de lo que es la realidad de un pueblo pequeño que la dicotomía en blanco y negro que refleja el artículo publicado.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo
Hola, me encanta El Salto. Me han encantado las palabras de Elvira. Cuando esa noche fui a salir de casa, tuve que atravesar la montaña de basura. El corazón encogido, la vulnerabilidad atravesando todo, la amenaza, el señalamiento, la rabia, la trosteza... Era madrugada, tuve la suerte de encontrar a unos chavales, hablar con ellos, cerrar en algo una necesidad de contacto, de encuentro con los que agreden، romper el círculo de la vergüenza que sentía como víctima, tratar de aportar algo diferente a esoa chavales instalados en el círculo humillado-humillador, agresor-víctima...
Y tuve suerte de encontrarles. Tuvimos suerte de encontrarnos. Tuvieron suerte de encontrarnos.
Adolescentes de 15 años, sembrados de odio a lo diferente, sembrados de dinámicas de humillación y violencia, reprodujeron la idea de que la victoria de quien "gana" implica necesariamente la humillación de quien "pierde". El recuento de votos en el pueblo, ponía al partido fascista en tercera posición, por encima de la coalición de izquierdas, y por encima del doble de lo que sacaron en las municipales.
Estos chavales, en su ingenua y dolorosa expresión de la montaña de basura que dolorosamente llevan dentro, reprodujeron -quizá sin saberlo- el señalamiento persecutorio de lo peor del fascismo, del nazismo, o de la Inquisición...
Seguiremos, tal como dice Elvira, abriendo nuestras puertas y dejando paso a montañas de ternura. Su basura no pasará.