La nueva obsesión de Trump: usar el ejército de EEUU contra los carteles de la droga en territorio extranjero

En un nuevo desplante, el presidente estadounidense amenaza a México, Venezuela y otros países latinoamericanos con desplegar tropas militares para enfrentar a los grupos narcodelictivos.
Marco Rubio Secretario de Estado de los Estados Unidos
Marco Rubio, Secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, designó como “organizaciones terroristas extranjeras” a diversos grupos delictivos de México, El Salvador y Venezuela, en cumplimiento de una orden ejecutiva de Trump.

El presidente Donald Trump avanza en su plan para que fuerzas militares de Estados Unidos se desplieguen en otros países y en aguas internacionales para combatir a los carteles de la droga latinoamericanos, clasificados como terroristas por su Gobierno.

Ante cada nueva medida de Washington, crece la incertidumbre sobre una eventual intervención estadounidense en territorio de México o de Venezuela, los dos países a los que la Casa Blanca responsabiliza por la epidemia de fentanilo y otras drogas que enfrentan los estadounidenses.

Marco Rubio designó como “organizaciones terroristas extranjeras” a diversos grupos delictivos de México, El Salvador y Venezuela, en cumplimiento a la orden ejecutiva que firmó Trump el pasado 20 de enero

En febrero pasado, el jefe del Departamento de Estado, Marco Rubio, designó como “organizaciones terroristas extranjeras” a diversos grupos delictivos de México, El Salvador y Venezuela, en cumplimiento a la orden ejecutiva que firmó Trump el 20 de enero, el día de la inauguración de su segundo mandato. El argumento de la Casa Blanca es que estas mafias y pandillas “amenazan la seguridad del pueblo estadounidense y la estabilidad del orden internacional en el hemisferio occidental”.

La orden ejecutiva 14157 incluye como terroristas extranjeros a los carteles de Sinaloa, al de Jalisco Nueva Generación, al del Noreste (antes los Zetas), del Golfo, la Nueva Familia Michoacana y el llamado 'Carteles Unidos', todos ellos de México. La lista incluye dos pandillas: el Tren de Aragua (Venezuela) y la Mara Salvatrucha (MS-13), de El Salvador.

Estados Unidos también incluyó en agosto al llamado cartel de los Soles, la organización en cuyo liderazgo coloca al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y a 14 altos cargos del gobierno y del ejército de ese país. Los acusa de traficar cocaína hacia Estados Unidos y blanquear dinero.

A la par, elevó a 50 millones de dólares la recompensa a quien aporte información que permita el arresto de Maduro —cifra que duplica la que en su momento ofreció por Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda—. “[Maduro] Es uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y una amenaza a nuestra seguridad nacional”, aseguró la fiscal general de EU, Pam Bondi, al hacer este anuncio.

La insólita ofensiva contra los líderes venezolanos se produce apenas unas semanas después de que se permitiera la liberación de 10 estadunidenses detenidos en el país suramericano, a cambio de la devolución de 252 migrantes venezolanos, y al que siguió el anuncio de un nuevo permiso para que la petrolera Chevron vuelva a extraer crudo venezolano.

Estas designaciones se basan en la ley de 1996, mediante la cual Estados Unidos creó la lista de organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés), hasta ahora 75, que incluyen a Al Qaeda y el Estado Islámico, a Hamás, a las FARC, el ELN de Colombia y a Sendero Luminoso, de Perú.

Entrega de capos

Como parte de esta decisión unilateral, con su agresiva retórica, Trump sostuvo que México está, en buena medida, “gobernado” por los carteles, para justificar sus medidas. En respuesta, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha pedido contínuamente a su equipo y a los mexicanos actuar con “cabeza fría” ante los embates de Trump, y ha sido enfática en que su Gobierno no defiende a ninguna organización criminal. También le ha propuesto a su vecino del norte profundizar en los “acuerdos de cooperación bilateral” en materia de seguridad, pero bajo la estricta norma del “respeto a la soberanía de los dos países”.

Ante la designación de los carteles mexicanos como organizaciones terroristas, Sheinbaum consideró oportuno que la medida incluya como colaboradoras del terrorismo a las empresas armamentísticas de Estados Unidos, cuyas armas acaban en manos de narcotraficantes mexicanos. Estados Unidos no atendió la sugerencia de la mandataria mexicana.

Especialistas mexicanos opinan que el sistema financiero de Estados Unidos también tendría que ser considerado colaboracionista de terrorismo, ya que ha sido utilizado por los carteles

Desde México, algunos especialistas opinan que el sistema financiero de Estados Unidos también tendría que ser considerado colaboracionista de terrorismo debido a que los propios tribunales estadounidenses han probado que, por años, ha sido utilizado por organizaciones como los carteles de Sinaloa o Jalisco Nueva Generación.

Recientemente, México ha entregado 55 narcotraficantes de alto perfil a la justicia estadounidense (29 de ellos en febrero pasado, y este mes de agosto, 26 más), incluidos el histórico Rafael Caro Quintero, a quien Estados Unidos acusa de haber asesinado al agente de la DEA, Enrique 'Kiki' Camarena, en 1985.

Fentanilo: crisis y politización

El pasado mes de junio, el periodista  y corresponsal en Washington de la revista mexicana Proceso J. Jesús Esquivel publicó Los carteles gringos, donde agentes de la DEA revelan que en México operan carteles de la droga integrados exclusivamente por estadounidenses, que ya no solo compran o venden sustancias no legales, sino que dominan el territorio y lavan ingentes cantidades de dólares con la complicidad de los bancos. Durante la presentación del libro, el autor sostuvo que la mayoría de los arrestados vinculados al fentanilo en Estados Unidos son estadounidenses. Sin embargo, este es un tema ausente tanto en los discursos de Donald Trump como en los medios de comunicación del país.  

El gobierno de Trump, sin embargo, ha redoblado la presión contra México y Canadá, particularmente el primero, por la producción de fentanilo a manos de los carteles; y ha amenazado con la imposición de aranceles altos. 

Por su parte, en Canadá y durante los últimos años, se ha incrementado considerablemente la producción de fentanilo. El pasado mes de febrero, el periódico The New York Times publicó que durante 2024 se desmantelaron 47 laboratorios de producción de esta droga, incluido uno en Columbia Británica, considerado el más grande descubierto hasta el momento, que tenía precursores chinos y material para producir 96 millones de dosis de fentanilo. El origen de los precursores y materias primas para la producción de esta droga es principalmente China.

El fentanilo, una sustancia producida en laboratorio que se receta en la medicina legal y que en dosis no controladas es altamente adictiva, ha sido transformada por las organizaciones criminales para su explotación en el mercado ilegal de las drogas, por ser más económico y 50 veces más potente que la heroína; y 100 veces más que la morfina. En lo que va de esta década, su adicción ha provocado miles de muertes por sobredosis, siendo el pico en 2022, con 74.000 de las 120.000 que hubo en Estados Unidos por el uso de todas las drogas, de acuerdo a las estadísticas gubernamentales.

La crisis del fentanilo y los opioides tiene su origen en los años 90, cuando los médicos estadounidenses aumentaron la prescripción de opioides, muy adictivos, para paliar los dolores. Entre los principales estaba OxyContin, de la farmacéutica Purdue Pharma. 

Tras años de un multimillonario proceso legal con la justicia estadounidense, en enero pasado –tres días después de la inauguración del actual gobierno de Trump— Purdue Pharma y los miembros de la multimillonaria familia Sackler, propietarios de la compañía, acordaron pagar 7.400 millones de dólares a los miles de demandantes por el papel de OxyContin en la mortal epidemia de opiáceos en el país.

Las puertas del infierno

Desde su primer mandato, de 2017 a 2021, el presidente Trump defendió la posibilidad de recurrir a la fuerza militar para “acabar con los carteles” más allá de sus fronteras, por considerar que los carteles mexicanos son los responsables de “invadir” con fentanilo el mercado ilegal de drogas en su país. Ahora, con su retórica cargada de feroces ataques, muy escorada al autoritarismo, Trump ha amenazado a los carteles con “abrir las puertas del infierno” bajo el pretexto de garantizar la seguridad de la frontera con México. 

También Elon Musk escribió en su cuenta de X que Estados Unidos podrá “bombardear con drones a los carteles mexicanos”, una idea que muy extendida y popular entre la clase política republicana. Igualmente, Tom Homan, el llamado 'zar de la frontera', dijo el pasado mes de julio que “borrarán de la faz de la tierra a los carteles” mexicanos.

Ánimo belicista

Es en este contexto que el pasado 8 de agosto se publicó un artículo en el New York Times que tuvo una fuerte repercusión. En la primicia, el periódico aseguraba que el mandatario estadounidense había firmado en secreto una directiva para que el Pentágono diseñara una estrategia para actuar en el extranjero contra los carteles de la droga latinoamericanos.

Esta decisión de implicar directamente al ejército es el paso “más agresivo” dado hasta ahora en la campaña deTrump contra los carteles

Esta decisión de implicar directamente al ejército es el paso “más agresivo” dado hasta ahora en la campaña del gobierno Trump contra los carteles, señalaba el periódico, que también remarcaba la “voluntad continuada” de Trump de utilizar las fuerzas militares para llevar a cabo una tarea considerada, principalmente, una responsabilidad policial. La orden, supuestamente, pide a los funcionarios militares trabajar en opciones para la puesta en marcha de operaciones militares para la persecución de grupos de la delincuencia organizada en mar y suelo extranjero.

En el artículo, el diario plantea la dimensión jurídica  de dicha decisión, en caso de que se llevase a cabo. Y, aunque en la Casa Blanca no desmintió ni a The New York Times ni a The Wall Streel Journal, que también publicó información al respecto, el propio Trump dijo en un acto público que “Latinoamérica tiene muchos carteles, tienen mucho tráfico de drogas, así que, ya saben, queremos proteger nuestro país”, y añadió, que [Estados Unidos] está jugando un “juego muy duro” y pronto tendría “más” que anunciar al respecto de este tema.

Sheinbaum: “No habrá invasión”

Después de la publicación del Times, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo que fue informada desde Washington acerca de la orden ejecutiva y que “no tenía que ver con la participación de ningún militar o ninguna institución en nuestro territorio”, dijo en su conferencia matutina. “Estados Unidos no va a venir a México con los militares, no va a haber invasión, eso está descartado absolutamente”, señaló.

Eso sí, reconoció que la posibilidad de una intervención estadounidense ha sido planteada en conversaciones con Washington, pero aseguró que su Gobierno ha sido enfático en rechazar esa opción. A cambio, ha ofrecido profundizar en la colaboración entre las instituciones de seguridad de ambos Ejecutivos. “Cooperamos, colaboramos, pero no va a haber invasión, eso está descartado, absolutamente descartado”, insistió.

En este sentido, el secretario de Seguridad Ciudadana de México, Omar García Harfuch, informó el pasado 13 de agosto sobre los sobrevuelos en el Estado de México de aviones no tripulados de la Oficina de Aduanas Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), a petición de México y en apoyo a una investigación sobre delincuencia organizada que está llevando a cabo el gabinete de seguridad mexicano.

Venezuela en el punto de mira

Desde 2020, la justicia de Estados Unidos ha señalado sistemáticamente al régimen venezolano de patrocinar a lo que denomina como “el cartel de los Soles” –en referencia a las insignias de los militares de ese país—. Sin embargo, en días recientes el Gobierno estadounidense duplicó la recompensa por arrestar al presidente Nicolás Maduro y elevó a nivel de organización terrorista extranjero a la referida organización.

El canciller venezolano Yván Gil consideró una “cortina de humo” el anuncio estadounidense y aseguró que se trata de un distractor para otros asuntos, en especial los supuestos vínculos de Trump con el fallecido delincuente sexual, Jeffrey Epstein, polémica que tanto ha molestado al presidente estadounidense.

Cartel recompensa Maduro
Cartel de recompensa por la captura del presidente de Venezuela, Nicolas Maduro.


El pasado 14 de agosto, la fiscal Pam Bondi dijo, durante una entrevista, que el Gobierno de Trump había confiscado más de 700 millones de dólares en activos al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro; entre ellos dos aviones, varias viviendas, entre ellas una mansión en República Dominicana y otra en Miami, una granja de caballos, además de joyas y dinero en efectivo. “Esto es crimen organizado, no es diferente a la mafia. Los activos vinculados a Maduro superan los 700 millones de dólares, que ya hemos confiscado, pero su régimen de terror continúa”, dijo en la cadena Fox News.

La directiva de Trump para el Pentágono abre las puertas a una actuación en los dos países, particularmente en Venezuela. "Se advierte una estrategia de aislar más al régimen de Maduro. Quieren ir a por él”, advierte Samuel González Ruiz, especialista en temas de seguridad y delincuencia organizada

Samuel González Ruiz, especialista en temas de seguridad y delincuencia organizada, explica a El Salto que la directiva de Trump para el Pentágono abre las puertas a una actuación en los dos países, particularmente en Venezuela. "Se advierte una estrategia de aislar más al régimen de Maduro. Quieren ir a por él”.

El ex titular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO) de la Procuraduría de México y ex asesor de la Oficina de Naciones Unidas para el Combate a las Drogas y la Corrupción (ONUDC) asegura que “Trump abrió la puerta al Ejército estadounidense a la posibilidad de un ataque, como lo hizo con Osama bin Laden, o como se ha hecho en Afganistán o en Irak”.

En entrevista telefónica, sostiene que el Ejército norteamericano solo puede actuar bajo las órdenes directas del presidente; y bajo órdenes ejecutivas que no contradigan a las directivas de las leyes, como sucede cuando ocurre un ataque terrorista, “por eso vemos que [el secretario de Estado] Marco Rubio no habla de un esquema de seguridad pública, sino de la seguridad nacional de Estados Unidos”.

González Ruiz explica que una “operación de extracción” de cualquier miembro señalado como terrorista por Estados Unidos, “se puede producir en territorio venezolano, mexicano o colombiano“, aunque él considera que ”todo este tinglado está hecho para el tema de Maduro”. Advierte, además, que la ofensiva contra el presidente venezolano se produce poco después de que en junio se declarara culpable en un juicio el general Hugo Carvajal, ex jefe de inteligencia de Venezuela, extraditado por España a Estados Unidos. “Si antes no tenían una declaración y una prueba directa contra el cartel de los Soles, ya tienen seguramente la declaración del Pollo Carvajal, que conoce todo el entramado criminal que, presuntamente, existe en esa organización criminal”, concluye.

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