Especulación
Moratoria de los pisos turísticos en Madrid: ¿avance o medida cosmética?

El Ayuntamiento de Madrid seguirá los pasos de Barcelona para intentar hacer frente a las peores consecuencias de la turistificación. Según ha adelantado la Cadena Ser, el Gobierno municipal de Manuela Carmena aplicará una moratoria de un año, prorrogable a uno más, a nuevas licencias de pisos turísticos en el Distrito Centro. De esta forma, el Ayuntamiento gana tiempo mientras elabora y tramita el Plan Especial de Alojamientos Turísticos de la ciudad. Fue la estrategia del equipo de Ada Colau en Barcelona: congelar la creación de nuevos establecimientos mientras el Ayuntamiento desarrolla un plan que consiga ordenar los intereses hoteleros y la transformación de viviendas en pisos turísticos en sus diferentes formatos.
La moratoria afectará, según esta emisora, a todas las modalidades de hospedaje “que se implantan como usos compatibles en edificios existentes de uso residencial”. De fondo, la intención de que los pisos turísticos sean regulados como un negocio más, salvando el vacío legal existente.
La escalada de precios se ha dejado sentir en todo Madrid, con un crecimiento medio del 36% de los precios de alquiler entre 2014 y 2017, según el portal idealista.es. El aumento de alquileres ha sido especialmente grave en el Distrito Centro, con un incremento del 39,1%, y en Puente de Vallecas, donde alquilar hoy una vivienda es un 39,9% más caro que hace tres años.
En Madrid, según los datos del Ayuntamiento, hay actualmente 42.462 viviendas turísticas. De ellas, unas 23.400 están en el Distrito Centro.
El precedente de Barcelona
El caso de Barcelona sirve de faro. Sin ir más lejos, este 24 de enero ha sido incluida por la CNN en el top ten de lugares del mundo que convendría evitar, junto con Venecia, las Islas Galápagos o Machu Picchu, por el impacto de los visitantes en sus entornos. En el caso del ecosistema urbano de Barcelona, la CNN destaca que “el aumento de visitantes a la capital catalana en un 25% respecto al 2012 ha generado descontento entre los habitantes locales”. Y también un incremento medio de 100 euros en los alquileres.El consistorio de Ada Colau consiguió sacar adelante el 27 de enero de 2017 uno de sus principales proyectos, el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos, un marco normativo que regula los criterios urbanísticos y de gestión de los alojamientos turísticos de la ciudad de Barcelona. La norma, que incluye a hoteles, viviendas de uso turístico, apartamentos turísticos, albergues o residencias universitarias, debía aprobarse antes de que venciera la suspensión de licencias en Gràcia para evitar que se dispara una vez más el registro de nuevos pisos turísticas. El plan de Colau prevé zonas en las que se prohíbe nuevos establecimientos y otras de crecimiento limitado.
¿Una medida “cosmética”?
Para Carlos de la Calle, del colectivo Lavapiés ¿Dónde Vas? se trata de un “anuncio insólito” y que presenta contradicciones y múltiples interrogantes que no podrán resolverse hasta conocer el texto completo de la moratoria, una medida que este colectivo junto con otras organizaciones sociales y vecinales llevaban tiempo reclamando. “Anuncian una moratoria en la concesión de unas licencias que hasta ahora no existían y que las viviendas de uso turístico no han necesitado para funcionar. ¿Qué pasa con todas las que funcionan ahora, la inmensa mayoría sin licencia de ningún tipo? ¿Los van a cerrar? ¿Van a hacer las inspecciones que hasta ahora no han hecho?”, se pregunta.
Para este activista, el principal problema se deriva del desconocimiento del contexto: “La turistización es un fenómeno que va mucho mas allá y hay miles de plazas hoteleras ahora mismo en construcción. La moratoria tiene que ser para todo, parar viviendas de uso turístico y hoteles”.
Desde Lavapiés ¿Dónde Vas? identifican una voluntad de “no hacer nada diciendo que hace algo: no va a cerrar viviendas de uso turístico y poner a los pies de los caballos al resto de barrios”
De fondo, identifica una voluntad del Ayuntamiento de “no hacer nada diciendo que hace algo: no va a cerrar viviendas de uso turístico en el Centro y lo que va a hacer es cronificar el problema aquí y poner a los pies de los caballos al resto de barrios. Si la moratoria no se amplia mucho, a las zonas amenazadas, vamos a llegar tarde otra vez”.
La nueva normativa, critican desde Lavapiés ¿Dónde Vas?, “es para viviendas de uso turístico profesionales, y ahí no hay normativa que valga, lo que hay que hacer es prohibirlas, como ya se han dado cuenta en muchas ciudades”.
Para De la Calle, el problema de la turistificación no está vinculado “solo ni especialmente” con el alquiler temporal de viviendas habituales que se destinan a usos turísticos. Es mucho mayor, señala, el porcentaje de viviendas y edificios completos o casi completos que se destinan profesionalmente a la actividad turística, bien como viviendas de uso turístico “camufladas como P2P o economía colaborativa”, bien como apartamentos turísticos, bien como hostels, albergues u hoteles. “Y eso ya está regulado por el Plan General de Ordenación Urbana. Es decir, esa actividad ya precisaba de licencias y se está desarrollando sin ellas”, añade.
Este colectivo, opuesto a la gentrificación y la turistificación del centro de Madrid, pide que el Ayuntamiento no se limite a regular los nuevos usos, sino que “aplique la disciplina urbanística a los usos ilegítimos”.
Porque la regulación de nuevos usos, denuncian, “no puede servir para generalizar los usos ilegítimos”. Para De la Calle, “el primer paso es la moratoria, pero será una medida cosmética si no va acompañada de la elaboración participativa y democrática de planes concretos para cada barrio y para la ciudad en su conjunto, para contener el posible desplazamiento de los núcleos afectados y el contagio a los precios del alquiler en el conjunto de la ciudad”.
La turistificación, concluye De la Calle, “es un problema general, porque afecta al modelo de ciudad que quiere ser Madrid. Si el Ayuntamiento apuesta por que Madrid sea una ciudad subalterna y dependiente de la economía global de servicios de bajo rendimiento, estaremos en un problema de sostenibilidad a medio y largo plazo”.
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