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Especulación urbanística
Un fondo buitre anida en el centro de Vigo
El fondo norteamericano Autonomy Capital, del que es fundador el ex directivo de Lehman Brothers, Robert Gibbins, compró la deuda del proyecto del Barrio do Cura en 2018. Ahora los vecinos y vecinas piden no ser abandonados ante la especulación urbanística y quiere garantizar su derecho a la vivienda frente a una posible expropiación del gobierno local.
Era el año 2004. El ex jugador del Celta de Vigo Valery Karpin, el también futbolista Míchel Salgado (o más bien el ex presidente del Real Madrid Lorenzo Sanz y su sociedad mercantil SanSanz) y con la ayuda del político José Crespo (PPdeG) compraron la mayor parte de las parcelas del Barrio do Cura, pegado al Casco Viejo de la ciudad de Vigo. Presentaron un proyecto en sociedad con un presupuesto de 130 millones de euros al lado del arquitecto Alfonso Penela. La obra pretendía hacer una remodelación total para el barrio, transformando sus 350 viviendas en apartamentos de lujo, con peatonalizaciones, una plaza pública, zonas verdes e incluso una gran área comercial de 12.000 m2.
Por diferencias con el Ayuntamiento de Vigo sobre el porcentaje dedicada a la construcción de vivienda protegida, la obra quedó paralizada. En el 2007 la burbuja inmobiliaria explota originando la crisis financiera internacional en el sistema capitalista en 2008. Valery Karpin S.L & Asociados se vieron fuertemente golpeados por los desequilibrios de esta crisis. Habían pedido un préstamo de 15 millones de euros para afrontar la hipoteca de la zona al banco Santander y al BBVA. Su deuda se elevó a los 35 millones por los intereses bancarios.
Tras varios intentos de subastas judiciales de bienes a Karpin causados por los impagos acumulados, en el 2018 en fondo de inversiones de riesgo norteamericano Autonomy Capital Spain S.L, de la que es dueña Autonomy Global Opportunities (con sede en Luxemburgo), compró la deuda del proyecto del Barrio do Cura para hacerse con el 80% de la propiedad de la zona. Barrio do Cura Desarrollo S.L es la empresa que opera en esta área viguesa. Detrás de ella está como administrador el también fundador de Autonomy Capital (en 2003) y ex directivo de Lehman Brother Holdings Robert Gibbins, poseedor de activos inmobiliarios por valor de 5.000 millones de euros. Además también figura como administrador de ambas empresas el directivo vigués David Ventoso Rañón.
A través de la especulación y de la promotora madrileña Gestilar —creada en medio de la crisis en 2009 por Javier García Valcárcel y asociada al banco Morgan Stanley y con un activo de 3.000 millones de euros en 2018— intentan retomar el proyecto para los 23.564 m2 del barrio, de 55.780 m2 edificables para unas 405 viviendas y 300 de obra nueva en tres edificios.
A partir de esta compra aparece un personaje clave en el desarrollo especulativo del Barrio do Cura: el inversor Alfonso Ventoso Castro. Este ex gerente de promociones de la constructora Mario Puentes S.L, fue comprando los apartamentos y las diferentes parcelas colindantes a los vecinos de la zona. El precio inicial del metro cuadrado fue estipulado en 1.250 euros
La especulación a manos de Alfonso Ventoso, que operaba en nombre del fondo Autonomy Capital, provocó rivalidades y tensiones en el vecindario
Según fuentes consultadas, a los vecinos más mayores de la zona se les aseguró que si no vendían en ese momento serían expropiados, por lo que “malvendieron pisos con vistas únicas en la ciudad, donde puedes ver tanto las Islas Cíes como el Puente de Rande”, relata José Antonio Carrasco, propietario del Bar Casa Roucos, situado en la zona. Sin embargo otros vecinos aguantaron más. “A uno del tercero de mi edificio le dieron 140.000 euros por 80 m2. A otro, por 47m2, 130.000 euros hace pocos meses por un bajo, fue pura especulación”, censura Carrascos. Esto causo rivalidades y divisiones en el vecindario, provocando que las defensas —por lo general— fuesen más individuales que colectivas.
Para presionar a los propietarios los nuevos compradores no sellaron las puertas, por lo que entraron ocupas a las viviendas. Estos eran personas con problemas de drogodependencias y, en algunos casos, con procesos judiciales de por medio. Hubo quien se quedó solo en el edificio con los ocupas. “Pasé miedo en mi casa con un hijo”, se lamenta un vecino. “Ventoso nos decía que no le dejaban tapar las puertas, pero una vez vendidos todos los apartamentos, enladrilló las puertas con esta gente dentro. Hasta tuvo que venir la policía y los bomberos para sacarlos”, relata.
El que no quería vender su piso tenía la opción de permutar su vivienda, pero perdiendo el 20% de la superficie del original. “Nos llegaron a ofrecer pisos en barrios a quilómetros de este, no tiene sentido que te echen de tu casa por intereses económicos privados y quedes peor de lo que estabas”, critica Hugo Pérez, otro vecino afectado de la zona que todavía mantiene su vivienda.
Una vez construidos los casi 450 apartamentos de lujo —de 100 m2 de media—, Gestilar los vende, como mínimo, por 400.000 euros, “más de 4 veces el precio de compra”, afirma José Antonio. Además, otro de los puntos de obtención de grandes beneficios es la construcción de casi 1.400 plazas de garaje subterráneas en varias plantas: dos para los edificios de la zona, otra de uso público y otra para la nueva área comercial. Estas plaza no estaban en el proyecto inicial de Karpin y “a los vecinos y vecinas no nos ofrecieron ninguna”, reprueba Hugo Pérez.
Además, según las fuentes consultadas, el proyecto dedicará menos de un 10% de la obra a vivienda protegida, cuando lo prometido inicialmente era un 30%. Según la Marea de Vigo, “solo 36 residencias de las más de 400 se dedicarán a este tipo de vivienda”.
LOS INTERESES DEL ayuntamiento de vigo
La obra conectará, a través de un subterráneo, la rúa Torrecedeira con el Paseo de Alfonso XII, una pretensión histórica para las distintas corporaciones municipales de la ciudad. Pero teniendo en cuenta los proyectos urbanísticos “faraónicos” de Abel Caballero, el alcalde de la ciudad (PSdeG-PSOE), esta nueva calle va a unirse con el inicio del túnel de 400 metros —con una inversión pública de 18 millones de euros— que está construyendo por debajo del centro de la ciudad. Además, de los 130 millones de euros estimados de la inversión privada de la obra, 19 irían para la urbanización de las calles.
En el año 2008 se produjo la anulación de una modificación del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) que permitía demoler edificios históricos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) de la ciudad. Siguiendo la ley vigente, una vez anulado ese plan, estos edificios recuperaron su catalogación previa establecida en el PGOM de 1993. “El Ayuntamiento de Vigo quiere hacer una formulación contraria con una ley sin antecedentes y desprotegiendo estos edificios históricos”, señala Marta Mondéjar, abogada que llevó las alegaciones en defensa de los vecinos de un edificio contra el proyecto.
El gobierno vigués busca agilizar la construcción de la obra modificando el PGOM de 1993 y cambiando el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PERI) actual, descatalogando los edificios del Barrio do Cura como pertenecientes al Casco Viejo y, por lo tanto de BIC.
“Presentamos un recurso a urbanismo que sigue sin respuesta oficial, aunque pensamos que está estimado pero sin cambios en lo que van a hacer”, explica Hugo Pérez que, tras la demolición del 85% del barrio, es vecino de los 4 edificios de la zona que siguen en pie, representando el 17,58% de las viviendas habitadas en la actualidad. En este caso, los vecinos y vecinas sí que se unieron contra el fondo norteamericano y la promotora. “Los motivos por los que se quiere modificar el PERI no se sostienen, alegan suelo no consolidada cuando los edificios tienen mínimo 80 años”. La propia Xunta de Galicia indicó en mes de mayo de 2020 que la modificación puntual del PGOM está fuera del marco legal.
“Es muy probable que el Ayuntamiento de Vigo pueda expropiar nuestras viviendas argumentando el uso para el bien común”, explica Hugo Pérez, vecino de la zona.
El gobierno vigués quiere hacer una rotonda y prolongar las calles en la bajada de San Francisco. “A pesar de nuestras alegaciones es muy probable que el Ayuntamiento de Vigo pueda expropiar nuestras viviendas argumentando el uso para ‘bien común’, como ya hizo en otras ocasiones”, continúa Pérez. Ante esta situación les queda “ir al Juzgado y que se dictamine una salida”, pero Hugo Pérez subraya que “existe el riesgo de que nos paguen aún menos de lo que ofrecía la promotora en un principio”.
”Nuestra demanda es no acabar peor de lo que estamos por culpa de un fondo buitre extranjero”, destaca José Antonio Carrasco, a quien le quieren demoler su bar Casa Roucos, punto de encuentro de la izquierda galeguista en la ciudad a finales del franquismo y durante la transición. De este modo, “frente al olvido del Ayuntamiento de sus vecinos, solo podemos seguir luchando, señala Hugo Pérez.
IGNORAN EL PATRIMONIO HISTÓRICO
La zona del Barrio do Cura está casi integrada en el Casco Viejo de la ciudad. Teniendo en cuenta que en el pasado fue una zona castrexa, “seguro que tiene restos arqueológicos de interés”, afirma María, una de las representantes de la asociación Vigo Histórico. De entrada, “ya había minas de agua y túneles antiguos”.
La alegación que se presentó por medio de la abogada Marta Mondejar —a las que se suman un total de 56 de todos los vecinos y vecinas— también contempla que de lo “poquísimo” que se protege en las obras por el Ayuntamiento es un callejón en Santa Marta, considerado el antiguo extramuros de la ciudad. En cambio, “en la construcción se proyecta una ampliación vial enorme para que pasen vehículos, destruyendo ese mismo patrimonio”, defiende Mondejar.
Siendo una zona BIC, siempre que los vecinos quisieron “mover una teja”, tuvieron “mil trabas” para hacerlo, por lo que desde Vigo Histórico se cuestionan “por qué si viene una empresa de fuera puede derrumbar los edificios, todavía con más facilidades, y sin respetar las normas vigentes”.La zona debería respetar una transición arquitectónica teniendo en cuenta que se pasa de una zona más nueva (Torrecedeira) al Casco Viejo. Pero, “para aprovechar al máximo la posibilidad de construcción de plantas, hacen edificios con tejado plano, en una zona en la que hay casas con tejados a dos aguas. No es un ensanche de la ciudad, sino la zona histórica”, defiende María.
En un barrio céntrico donde años atrás hubo huertos ecológicos, su deterioro y decadencia en los últimos 20 años es evidente. “No podemos ir en contra del progreso”, reconoce María, “pero las cosas se pueden hacer pensando en la sostenibilidad ecológica y con participación e implicación ciudadana. No todo vale”.
El área comercial que se quiere construir de 14.000 m2 (2.000 m2 más que el proyecto de Karpin) está hecha para “socializar a través del consumo”. Según el mismo documento de la obra “el terciario comercial servirá a la zona para fomentar la vida social durante el día”. Muchos vecinos la consideran innecesaria, ya que el Centro Comercial A Laxe se sitúa a menos de un kilómetro del Barrio do Cura. “Veremos si esta vez vuelven a enfocarlo a los turistas y a los pasajeros de los cruceros”, critica María que también subraya que “los vecinos del Casco Viejo no tenemos supermercados en la zona”.
“Las administraciones destruyeron con su gestión urbanística un patrimonio histórico de Vigo que ni se dio a conocer”, critica María de Vigo Histórico.
Un vecino de la zona, Pedro Román, apela a la responsabilidad de los arquitectos que “callan y hacen este estropicio urbanístico para no ver perjudicado su nombre delante de las administraciones públicas. En Vigo otra vez vemos como se acepta casi todo lo que se propone sin pensar en las consecuencias ni dialogando con la ciudadanía”.
”Estamos ante otro pelotazo urbanístico de la mano de las administraciones viguesas”, defiende María de Vigo Histórico subrayando que “destruyeron con su gestión urbanística un patrimonio histórico de Vigo que ni siquiera se dio a conocer”. Pedro Román se pregunta que si en teoría la obra es para aumentar el bienestar social, “si se marchan los vecinos de toda la vida obligados, ¿qué mejora hay?”. De todos modos habrá que seguir atentas, ya que en la actualidad, las obras están paradas y en el mes de marzo Autonomy Capital obtuvo un descenso en el valor total de sus inversiones de un 20%.
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Un artículo clarisimo que sólo destapa la punta del iceberg de los intereses del Concello en esta y otras macroobras.No se piensa y diseña pensando en los ciudadanos,su servicio y sus necesidades o consecuencias.En su lugar se encaja un proyecto,con calzador si es necesario,obviando ningún interés que no sea el del constructor/inversor con el Concello a su servicio.