Filosofía
NosOtros… “a pesar de” el Capitalismo y la Pandemia

¿Es posible un NosOtros hoy, “a pesar de” la Pandemia? Si el NosOtros es el único sujeto revolucionario y no podemos “tocarnos” por miedo al contagio y por prohibición estatal, entonces no es posible emancipación alguna y estamos condenados de por vida a extraviarnos en el Laberinto.

Concentración en Vallecas en apoyo a la sanidad pública.
Concentración en Vallecas en apoyo a la sanidad pública. Dani Gago
Doctor en Filosofía por la UAM y Catedrático de Historia de la Filosofía Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
23 oct 2020 10:00

“NosOtros” es un concepto-experiencia que expresa en sí mismo un tejido socio-histórico material y virtual situado; por ejemplo, en Chile no es lo mismo ser del norte que del sur, ser de un pueblo rural que de una ciudad, ser del interior cordillerano que de la costa, ser de la capital que de regiones, ser de este barrio que del otro, ser hombre o mujer, ser heterosexual u homosexual, ser de derecha o de izquierda, ser rico o pobre, ser mapuche o ser “chileno”. Y lo mismo ocurre en todas partes, esto es, pan de cada día en España (de allí, por ejemplo, el “problema” vasco o catalán, o la hegemonía de Madrid y el resto de las autonomías, o la tensión entre república y monarquía).

Y, por lo mismo, en este concepto-experiencia en castellano, que en su “expresión” hace explícito al Otro (para que tanto en lo visual como en su prosodia literalmente se vea y exprese a ese Otro), se busca indicar cómo hoy debemos entender al humano, “en medio de” este Capitalismo hacendal y “a pesar de” la Pandemia de Covid-19, como posibilidad real de resistencia y, a la vez, transformación de esa misma ideología capitalista dominante, voraz, tóxica e infecciosa ―el verdadero virus que nos contagia―. Una ideología como es el Capitalismo, en el que vivimos y somos modelados a diario; y en todos los territorios posibles: empírico, virtual, inconsciente ―que debe ser el territorio fundamental a conquistar―.

Con este concepto-experiencia superamos la abstracción unilateral y vacía de entender al humano como de modo formal; esto es, como un “yo” demasiado filosófico y psicoanalítico, o como un neutral y huero “nosotros”, demasiado socialdemócrata. Ni qué decir de tantos conceptos o descripciones de los filósofos, como de las ciencias sociales o de nuestras creencias: existencia, conciencia, espíritu, creatura, animal simbólico, homo sapiens, homo oeconomicus, pueblo, multitud y tantos otros. Este concepto-vivo, que llamo a veces simbólicamente un “Centauro” para dar la idea e imagen que está vivo, que es monstruoso, que no se puede domar ni limitar, que se mueve por todas partes, que crea mitos, realiza revoluciones y que no depende de teoría alguna, está bien explicado en mi libro Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros (Libros Pascal, Santiago de Chile, 2018) y, en especial, en el libro NosOtros. Manual para disolver el Capitalismo (Morata, Madrid, 2019).

Hemos sido estructurados desde esa producción y distribución de capital que somos en tanto que “yo” o mero “nosotros”.

¿Es posible un NosOtros hoy, “a pesar de” la Pandemia? Si el NosOtros es el único sujeto revolucionario para estos tiempos y no podemos “tocarnos” los unos a los otros, por miedo al contagio y/o por prohibición estatal soberana sobre cada uno de NosOtros, entonces no es posible emancipación alguna y estamos condenados de por vida a extraviarnos en el Laberinto. Estamos en tiempos muy difíciles para millones de humanos en el planeta: la Pandemia de la Covid-19 ha llegado desde Oriente y, por lo que se ve, para quedarse un tiempo muy largo en Latinoamérica, Europa, etc. Además, ha llegado en tiempos del Capitalismo más global e imperialista que se recuerde en todo el planeta. El Imperio inglés de la Reina Victoria era minúsculo al lado de lo que hoy impera, pues en la actualidad el Capitalismo ya ha colonizado todo, en especial nuestro profundo y abismal inconsciente. Por lo mismo, no hay espacio territorial que se resista a su dominación soberana radicalmente voraz, sobre todo en relación al continente latinoamericano, pero también en relación a Europa. Todo se ha vuelto en un territorio que produce y distribuye capital: ¡Todo!... Todo territorio está en tensa disputa y se generan día a día batallas por conseguirlo (no hay ética alguna que opere en esas batallas). En especial, al territorio inconsciente, como dije, se le requiere radicalmente para ser “el” botín del soberano capitalista (Institución capitalista como el FMI, Empresa transnacional como Amazon, Gobierno imperial como USA, poderoso de turno como Trump, etc.), pues ganando esa “batalla” es más fácil poder ganar la “guerra” por el capital. Y, por eso, el lobby chino es fundamental para poder detener, en parte, el imperialismo “naturalizado” de USA. China vive y se desvive negociando y ofreciendo mercado global a buen precio y bastante eficaz.

En el humano que hemos devenido y que somos (y “demasiado humano”), hemos sido estructurados desde esa producción y distribución de capital que somos nosotros en tanto que “yo” o mero “nosotros”. Ambos son caras de lo mismo y productos europeos dialécticos de la homogeneización ideológica. Es obvio que nos producimos y nos distribuimos a “nosotros” mismos como productos: nosotros los de “aquí”, nosotros los de “acá”, nosotros los de “allá”, nosotros los “buenos europeos”, nosotros los del centro político, nosotros los puros, nosotros los nacionalistas, nosotros los occidentales, nosotros que sabemos qué es lo bueno para todos, nosotros los que actuamos de buena fe, nosotros los racionales, etc. Nos volvemos en mera y nefasta mercancía y el mundo en mero y nefasto mercado; y la verdad en algo que a la Escuela de Frankfurt le fascina, a saber, en reconocimiento narciso que genera más valor agregado y, por ende, se acumula todos los días y sin parar. Y en esta acumulación, que se vuelve inalcanzable como el “infinito malo” de Hegel, cada humano se siente solamente su “yo” (el “invento” más grande y tóxico jamás creado y realizado por Europa); un yo que todo lo puede, y que anhela con ansias la infinitud y la lucha a muerte por ella; un yo que se “inventa”, ni más ni menos, que la Naturaleza para hacerla trabajar para sí, como la “hacienda” de Latinoamérica, como el mercado común europeo, como el “patio trasero” de USA, como la Commonwealth de UK, como el Asia Pacífico de China.

El yo moderno europeo, para dominar, necesita lo que es dominable; es la única forma de dominar que puede realizar (o su momento plural de “nosotros”). Y se domina a ese momento que está “delante” de nosotros (esto es, a NosOtros mismos en tanto Otro), a eso inmediato que está delante de cada uno de nosotros, como si fuera un otro a nosotros mismos: ha nacido la Naturaleza para los modernos europeos (que no tiene nada que ver con la naturaleza de los antiguos griegos o la naturaleza de los pueblos latinoamericanos, o la de los orientales). Y así se realiza un yo dominador en la hacienda natural ya no solamente latinoamericana, ni europea, sino global. Y en esa hacienda-naturaleza todo queda bien determinado. Todas las posiciones del tablero están como ontológicamente determinadas. En la hacienda no hay nada que no lo vea el patrón y que pase por su decisión. El gran señor, el nuevo dios en la tierra ha llegado como Armagedón. Y todo lo demás es servidumbre. Pensemos, por ejemplo, en Brasil, en Chile en USA, en Rusia, en China, en Alemania.

El Capitalismo, hoy por hoy, es un Laberinto: nunca podemos salir de él, y cuando creemos salir seguimos más radicalmente sumergidos en él.

La Pandemia ha develado varias cosas sobre el Estado-nación (la otra gran “invención” del europeo), a saber, que es el modo de organizarse que se ha dado el yo, el cual opera con sus instituciones, y que estaba totalmente capitalizado. Y, por ende, ese yo y sus instituciones estaban abandonadas y destruidas, y no solamente en Latinoamérica y en otras regiones del planeta, sino en el mismo G7: Francia, USA, UK, Italia. Los miles de muertos de cada uno de estos poderosos países capitalistas son realmente una vergüenza; es para que cada uno de estos gobiernos renunciara o el pueblo les pidiera la renuncia con protestas masivas en las calles: cada anciano de residencia debe ser vengado, como cada vagabundo. Y la Pandemia ha mostrado también que los humanos buscamos al Estado-nación para que nos salve de esa intemperie en la que consiste ser propiamente un humano, un mero humano; más, en especial, un humano de regiones con más pobreza, como la región latinoamericana, en donde nunca ha existido un Estado de bienestar europeo.

Somos unos animales muy raros, que al ser libres ya no sabemos qué hacer y sentimos pánico de nuestra propia estructura material abierta. El Estado-nación se vuelve más poderoso que nunca y aprovecha la Pandemia para cancelar por decreto cualquier rebelión dentro del sistema, como se ha podido ver en Chile, Ecuador, Colombia, Cataluña, Francia o Hong Kong. Y el Estado por excelencia, es decir, el soberano radical, hoy es el Capitalismo, esto es, la Banca, el FMI, el Banco Mundial, Davos, las empresas internacionales, los países imperiales empresariales como USA, China. Ellos buscan día a día devorar nuestras tierras y a cada uno de NosOtros. Estos elementos capitalistas totalitarios hacen todo lo posible para que su soberanía quede más fortalecida con la Pandemia y se esconden, usando el Temor, en el significante “democracia”, “salud”, “seguridad”. El verdadero Estado es el Estado capitalista soberano trans-estado-nación; y ese Estado nos ideologiza todos los días y nos subjetiva como capitalistas. Ese soberano hacendal capitalista manda sobre los soberanos estatales y manda, finalmente, sobre todos NosOtros; y busca con la violencia y la fuerza volvernos en un mero “nosotros” esclavo y cómplice silencioso del Capitalismo. El Capitalismo, hoy por hoy, es un Laberinto: es el Laberinto del Capitalismo. Pues nunca podemos salir de él, sino que siempre estamos en él, y cuando creemos salir seguimos más radicalmente sumergidos en él. Incluso ayudamos para que esta “abstracción” sea totalmente “permanente”.

El Estado-nación europeo llegó para quedarse mucho más que la Pandemia de Covid-19. El “Laberinto de Ariadna”, que no es fácil disolver en uno de sus pliegues y que, además, tiene como uno de sus pliegues fundamentales el de la violencia institucional, que garantiza que el Laberinto permanezca. El Estado-nación es como los muros del Laberinto, su densidad, su estructura, su laberintidad misma que nos pierde, nos agota, nos cansa, nos hace trabajar y perder todo sentido de lo que hacemos. Ese Estado-nación opera en cada uno de “nosotros”: ¡Somos ese Estado-nación! Nietzsche no pudo contra el Laberinto ―tampoco Deleuze―, pero mostró varios caminos posibles para disolverlo; caminos que también nos enseñaron Hegel, Marx, Lenin, en otra Europa que luchaba y se resistía. Ahora, en Latinoamérica, tenemos desde los tiempos de Mariátegui a Ellacuría, y los actuales de Dussel, Segato y tantos otros pensadores dando de sí otros conceptos para estos tiempos difíciles. Y en esto el feminismo se ha levantado como una brillante cantera de conceptos-experiencias nuevos.

Entonces tenemos que vivir con ese Estado y en Pandemia “a pesar de” (trotzdem)… Sin embargo, requerimos un Estado ―no nación ni forjado en la fragua europea―, pero uno que pase necesariamente por NosOtros, en el co-diseño, por nuestros cuerpos, es decir, por instituciones que estén a la altura del acontecimiento del humano hoy. A la altura de los tejidos socio-históricos materiales y virtuales de las regiones de este pequeño planeta. Un Estado en y por los “espíritus libres” que puedan vivir en la diferencia y desde allí oxigenar el pesado y asfixiante “Leviatán” europeo. Y así, a lo mejor, podremos “disolver” esa bestia que nos envenena y despotencia entre todos NosOtros.

Ricardo Espinoza Lolas (Valparaíso, 1967) es un académico, escritor, teórico crítico y filósofo chileno. Doctor en Filosofía por la UAM y Catedrático de Historia de la Filosofía Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Entre los libros que ha escrito o coeditado destacan: Realidad y tiempo en Zubiri (Granada, Comares, 2006), Zubiri ante Heidegger (Barcelona, Herder, 2008), Realidad y ser en Zubiri (Granada, Comares, 2013), El cuerpo y sus expresiones (coord., Universidad de Granada, 2014), Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado (Madrid, Akal, 2016; 2.ª ed. 2017), Capitalismo y empresa. Hacia una revolución del NosOtros (Chile, Libros Pascal, 2018), Žižek reloaded. Políticas de lo radical (Madrid, Akal, 2018; 2.ª ed. 2019), Aporías de la democracia (Barcelona, Terra Ignota, 2019), NosOtros: manual para disolver el Capitalismo (Madrid, Morata, 2019), El espacio público de la migración (Barcelona, Terra Ignota, 2019), Conceptos para disolver la educación capitalista (Barcelona, Terra Ignota, 2020) y ¡Hegel Hoy! (Barcelona, Herder, 2020).

Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
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