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Psiquiatría
Frente a la psiquiatrización, Orgullo Loco
Psiquiatrización es violencia
Mientras escribo estas páginas hay decenas de personas atadas en las unidades de salud mental de todo el estado español, decenas de personas ingresadas involuntariamente, decenas de personas a las que están condenando a pasar por ello por un diagnóstico psiquiátrico. Funcionan plantas infanto-juveniles de salud mental en todo el estado donde se ata y se realizan coerciones a niños y niñas. Cientos de personas que llevan años institucionalizadas en centros de “larga estancia” y minirresidencias. Para muchas personas la reforma psiquiátrica solo sirvió para que cambiaran el nombre de la institución en la que están encerradas.El supuesto de que una persona pueda ser peligrosa para sí misma o para los demás funciona como excepción legal para las coerciones en psiquiatría. Lo paradójico es que esto no sucede con ninguna otra enfermedad (si es que lo consideramos enfermedad). Si mañana le diagnostican un cáncer, usted es libre de negarse a recibir tratamiento, en cambio si se le diagnostica un trastorno mental o si intenta suicidarse, usted puede ser ingresado involuntariamente.
Hace poco en nuestro colectivo Orgullo Loco Madrid hicimos una campaña de recogida de testimonios de violencias psiquiátricas de todo el estado, donde además de las violencias psiquiátricas, los abusos sexuales eran moneda común y la imposibilidad de denunciarlos, por la falta de legitimidad, la norma. Uno de los testimonios que leí que más me impresionó fue el de una persona que contaba que la tenían atada y a la que la enfermera le decía: “Espera un ratito, que terminamos de cenar y te desato”. Es esta cotidianidad de la tortura lo que más terror produce, todos esos profesionales para los que lo cotidiano es ejercer la tortura sin siquiera reconocerla; todas esas personas que la sufren y que encima las culpan de merecerlo. Es muy común también la frase: “Si te portas bien, te desatamos”, que indica claramente que consideran que te atan porque te estás portando mal. Ellos dicen “que te agitas”, pero, imagínese por un momento que está en una sala de hospital y cuatro hombres se abalanzan sobre usted para atarle ¿empieza a sentir cómo se agita?
Uno de los testimonios que más me impresionó fue el de una persona que contaba que la tenían atada y a la que la enfermera le decía: “espera un ratito, que terminamos de cenar y te desato”.
Las alternativas son varias, aunque poco conocidas en nuestro país. Como alternativas están las casas de crisis, el modelo del diálogo abierto, la esperanzadora recomendación belga de no seguir el DSM (Manual de Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales), los grupos de apoyo mutuo, el centro noruego sin medicamentos... Existen alternativas, lo que no existe es voluntad política. Si no necesitamos medicar ni encerrar, ¿para qué servirían los psiquiatras?
Así pues, en el sistema de salud mental se vulneran los derechos humanos, los derechos constitucionales y los derechos fundamentales, practicando ingresos involuntarios, atando a las personas a la cama, medicando forzosamente, realizando aislamientos y sobremedicando.
No es un desequilibrio químico. Modelo biomédico
Reflexionemos un poco sobre lo que se entiende por salud mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como: “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. En ese sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad”.
De esta definición podemos inferir varias ideas: la primera, que su principal intencionalidad es la de mantener la productividad de los individuos como principal valor en un sistema capitalista. La segunda que, si lo contrario a “salud” es “enfermedad”, entonces la enfermedad mental, definida como enfermedad cerebral, no parece ser el antónimo de esta definición de la OMS, ya que la definición de bienestar individual y funcionamiento no tienen por qué referirse a no estar enfermo. Y tercero, que una persona sea “capaz de hacer frente al estrés normal de la vida” depende sobre todo de sus condiciones materiales, que pueden ser de explotación y pobreza, además de sufrir otras opresiones como el machismo, el racismo o la transfobia.
El modelo biomédico presupone daños orgánicos (físicos) en el cerebro, sin pruebas científicas, pero condenando a las personas a la cronificación. Tal como afirma Joanna Moncrieff en Hablando Claro. Una introducción a los fármacos psiquiátricos: “Ningún trastorno psiquiátrico ha sido indiscutiblemente vinculado a una alteración bioquímica concreta”; “…incluso la teoría bioquímica más aceptada sobre los orígenes de los síntomas y trastornos psiquiátricos tiene, de hecho, escasa base científica en la que apoyarse”.
Cuando los psiquiatras diagnostican un trastorno psiquiátrico normalmente no realizan ningún tipo de prueba clínica. Diagnostican sin hacer un simple análisis de sangre que podría, además, descartar algún trastorno orgánico. No existe ninguna prueba objetiva porque no hay forma de detectar lo que no existe. Una vez diagnosticados, nos dicen continuamente que las enfermedades mentales son enfermedades del cerebro, que son hereditarias, que los enfermos tenemos que tomar la medicación o resultaremos peligrosos, que una enfermedad mental es igual que la diabetes y que los psicofármacos funcionan como la insulina. ¿Cómo han llegado a constituirse esta serie de afirmaciones en doctrina?
Si, como dicen, la cuarta ola será la de la salud mental, esto significa que el sufrimiento psíquico no se debe a problemas orgánicos en el cerebro, sino a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
De manera que el diagnóstico se basa en los criterios del DSM, que no está libre de ideología y de intereses económicos. Como nos explica Robert Whitaker en su libro Anatomía de una epidemia: “Durante los últimos veinticinco años, el orden establecido psiquiátrico nos ha contado una historia falsa. Nos dijo que la esquizofrenia, la depresión y la enfermedad bipolar se sabe que son enfermedades cerebrales, a pesar de que no puede indicar ningún estudio científico que documente esa pretensión. Nos contó que los medicamentos psiquiátricos corrigen desequilibrios químicos en el cerebro pese al hecho de que décadas de investigación no consiguieron demostrar que eso fuese así. Y lo más importante de todo, el orden establecido psiquiátrico no nos contó que los fármacos empeoran los resultados a largo plazo”.
Los diagnósticos que forman parte de la psiquiatrización son causa de alienación en las personas psiquiatrizadas; nos dicen, por ejemplo, que un síntoma del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) es un miedo a un abandono real o imaginario y podemos identificarnos en ese miedo como si fuese algo patológico e irracional, cuando la realidad es que todas las personas tememos perder a aquellos y aquellas que amamos; de hecho, ahí radica, en parte, el drama de la muerte.
La principal consecuencia del modelo biomédico ha sido y es una epidemia de enfermedad mental discapacitadora, de tipo iatrogénico, que afecta a millones de personas psiquiatrizadas y cronificadas convirtiéndolas en clientes de la industria farmacéutica además de en personas narcotizadas y sumisas.
Que existe el malestar y el dolor psíquico, claro que sí, pero, al igual que ahora entendemos que “género” y “sexo” no son algo natural, debemos entender que la construcción “enfermedad mental” tampoco lo es. No es enfermedad todo lo que consideramos anormal basándonos en una supuesta normalidad, ni lo son las consecuencias de un sistema capitalista ni la niñez ni la vejez ni las emociones.
Psiquiatría
Las sombras de la psiquiatría
Es un desequilibrio de poder. Las causas sociales
A raíz de la actual pandemia de Covid-19, se está hablando mucho de salud mental. Es curioso que mientras predomina el modelo biomédico, de repente, sean las causas externas, como el estar encerrados durante meses, el aumento del paro, el miedo a enfermar, las pérdidas de familiares y amigos, la crisis económica y la incertidumbre, las que estén provocando sufrimiento psíquico en la mayoría de la población. Si, como dicen, la cuarta ola será la de la salud mental, esto significa que el sufrimiento psíquico no se debe a problemas orgánicos en el cerebro, sino a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
La respuesta de la OMS es reivindicar más inversión en recursos de salud mental, esto es, más coerciones.
Lo que necesitamos no son solo más recursos, lo que exigimos es un cambio de paradigma en el que se contemple la locura de otra forma. Como dice Guillermo Rendueles en Las falsas promesas psiquiátricas: “El malestar no depende de la psique individual, sino que es consecuencia de las relaciones de explotación y sumisión que genera el capitalismo”.
Las causas del malestar psíquico pueden y deben atribuirse a las condiciones sociales, culturales y económicas. En este sentido hablamos de patologización. Se patologizan las condiciones sociales, por ejemplo, si una persona se suicida por un desahucio: será por la desesperación a la que le ha llevado un sistema injusto. No significa que tenga un problema en el cerebro que le haya llevado a matarse. De la misma forma, nos recomiendan ir a un psicólogo cuando tenemos estrés laboral en vez de animarnos a organizarnos en un sindicato para luchar por la mejora de las condiciones de trabajo.
Mientras vivamos en un sistema capitalista, colonialista y patriarcal donde se sufre la explotación laboral, jornadas abusivas y mal pagadas, pobreza, sin que podamos cuidar a nuestros niños y mayores y además sufriendo racismo, machismo, transfobia y otras opresiones, el sufrimiento psíquico que tengamos no se va a solucionar ni con medicamentos ni con psicólogos, puesto que el problema de base es el sistema en el que vivimos.
Mientras vivamos en un sistema capitalista, colonialista y patriarcal donde se sufre la explotación laboral, sin que podamos cuidar a nuestros niños y mayores y además sufriendo racismo, machismo, transfobia y otras opresiones, el sufrimiento psíquico que tengamos no se va a solucionar ni con medicamentos ni con psicólogos.
Estas ideas no son nuevas. En el movimiento de antipsiquiatría ya Thomas Szasz, en El mito de la enfermedad mental, mencionaba que los “trastornos psiquiátricos no eran de tipo médico, sino más bien etiquetas aplicadas a gente que luchaba con sus problemas de vida o que sólo se comportaba de formas socialmente insólitas”.
En palabras de la psiquiatra Marta Carmona: “Qué es locura y qué es cordura, qué es sano y qué es enfermo, qué consideramos 'adaptado al medio' y qué 'desadaptaciones' son tolerables y cuáles no, son constructos arbitrarios y en continuo cambio con los que trabajamos cada día”.
Un ejemplo sencillo. Hace unos meses fue el cumpleaños de mi sobrina, cumplía cinco años. Fuimos a comer a un restaurante. Ella iba disfrazada de Frozen, lo que le valió la simpatía de la camarera y de las personas que nos saludaban. Si en vez de mi sobrina hubiese sido mi madre de casi 80 años, todo el mundo hubiese pensado que estaba demente, la hubiesen mirado con lástima e incluso temor; si lo hubiese hecho mi hermana de cuarenta y tantos, hubiese sido declarada loca. Si su comportamiento se hubiese salido mínimamente de la norma, podría haber acabado en psiquiatría.
Lucha loca. Orgullo Loco
La mayoría de personas psiquiatrizadas están sedadas en diferentes recursos asistenciales, otras muchas llevan una vida integrada en el sistema pero callan sobre los ingresos, etiquetas y medicación. A todas nos dicen que estamos enfermas, que si nos ingresan es por nuestro bien, que debemos tomar la medicación el resto de nuestra vida, que nos ha tocado ser enfermas y que no hay alternativa... Pero existe una grieta a ese discurso dominante, esa grieta es la configurada por el activismo loco y por voces en primera persona, esa grieta es la que permite que celebremos el Día del Orgullo Loco cada año, que hagamos política y que puedan leer lo que escribo.
“Somos ya muchas y cada día muchas más quienes encarnamos otras narrativas del enloquecer y el desenloquecer que ponen en cuestión demasiadas cosas y no precisamente el funcionamiento deficitario de nuestros neurotransmisores”. Lo dice la activista Patricia Rey.
Por tanto, queremos insistir en la importancia de narrarnos a nosotras mismas, de reescribir nuestras propias historias desde una perspectiva política, de analizar y de caer en la cuenta de que nos han vulnerado nuestros derechos y de que la palabra de los psiquiatras no es una verdad científica. Que nuestra lucha consiste en combatir todo tipo de psiquiatrización.
A este respecto, queremos recuperar lo que Elisabeth Packard, pionera del movimiento de las personas psiquiatrizadas, ya propuso en 1873 en su obra Modern Persecution or Insane Ashylums Unveiled como primera reforma: “Ninguna persona deberá ser considerada o tratada como Demente u Obsesiva por la mera expresión de sus ideas independientemente de lo absurdas que estas puedan parecer a los demás”.
Nosotras nos reapropiamos de la palabra loca, la resignificamos: una palabra con la que nos han intentado deslegitimar toda la vida, la hacemos nuestra y le damos el valor que queremos que tenga. Como dice Fernando Balius: “Si me dan a elegir entre un concepto más amplio de locura y uno cerrado de enfermedad cojo el de loco… Prefiero loco, un loco sobrevive, un loco se reinventa. Un enfermo crónico se desgasta hasta morir”. Por supuesto, también preferimos ser locas a ser enfermas, preferimos estar vivas, preferimos ser supervivientes.
Finalmente, nos torturan en un estado de derecho y sin orgullo loco sería imposible encontrarnos entre nosotras, verbalizar y denunciar esas torturas, para que sea imposible seguir legitimando como natural y necesaria la violencia psiquiátrica.
Nosotras luchamos porque las locas, las psiquiatrizadas, las supervivientes de la psiquiatría ahora podamos hablar y generar conocimiento sobre nosotras mismas.
Para poder diferenciar entre ciencia y poder.
Para ser sujetos políticos de nuestra propia lucha.
Para ser parte de la disidencia de este sistema.
Para poder celebrar la locura con orgullo.
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"El mito de la enfermedad mental" también la fabricación de la locura" muy interesante de Szasz. Hablar de este tema es muy delicado. Opino que la depresión no existe que son problemas sin resolver, lo mismo opino de otras situaciones ( no de todas) es lamentable la sustitucion de los curas por los/as psicólogos, lamentable, no hablo de psiquiatría, en parte cuestionable, sólo en parte
La moderación de los comentarios de este artículo, que he ido siguiendo (conviniendo que debe existir y dado que existe, en base a las claras premisas que podemos leer al comentar), da idea de la escasa o nula cultura loca general y de la incapacidad para detectar la violencia (especialmente contra el colectivo loco, la violencia cuerdista), que no sólo son insultos, o amenazas... De aquí a que la sociedad y la prensa, distingan y eviten la violencia cuerdista (de la que hay para dar y tomar entre el medio centenar de comentarios publicados), de la misma forma que detecta la homofobia o el racismo, queda rato. Mucho de lo que se da de paso para publicar, rebosa de ella... Pero no la ven, o la ven justificada y publicable. Es la segunda vez que lo señalo. A ver si en esta ocasión tiene a bien la moderación (que se ve que la crítica hacia su labor sí que la distingue bien y le pone remedio), publicar esta reflexión. Y "lee" mi comentario como exento de motivo para no hacerlo. Pues en el caso de la violencia contra el colectivo loco y las personas psiquiatrizadas, no afinan en el enfoque en absoluto. Sería deseable que El Salto no hiciera lo mismo que en las "mejores familias" y en la sociedad enloquecedora, que es censurar a quienes señalan la violencia cuerdista y realizar nula autocrítica sobre el ejercicio de la propia. Una cosa es moderar y otra censurar. Y otra distinta intentar moderar y convertir la moderación en el ejemplo palmario de que la violencia cuerdista, la sociedad no la ve. Salud!
Hola. Me extraña que ustedes que viven en la peninsula no hayan escuchado sobre neurogluten. Existen neurotoxicos, elementos capaces de dañar las neuronas y eso no está a discusión a estas alturas. El orgullo loco tiene un punto a su favor, el más importante: la convivencia. Si vives por años en un espacio que naturaliza la violencia, el abuso, la humillación pues es muy probable que colapses y tengas crisis nerviosas que se pueden volver crónicas pues vives en un espacio toxico, patriarcal, vertical, de abuso de poder del que sea. Ahora, también tenemos una fisiologia neuronal que tiene un metabolismo y procesos que requieren nutrientes específicos. Si te falta B12, que la quita el gluten además, cobalamina esencial para el mantenimiento de la vaina de mielina de las neuronas, pues puedes tener crisis de todo tipo, cognitivas, motrices, depresión etc. y muchos otros nutrientes esenciales como los aceites omega tres. Además por el intestino permeable llegan a la sangre elementos duros: aluminio, mercurio en pescados y utensilios de cocina; gluten, caseian, hordeina, cecalina, avenina en diversos productos comerciales masivos que incluso entregan en hospitales!! Una demanda urgente es eliminar neurotoxicos de los alimentos de los internados a fuerza, minimo, pero les dan pan y leche todo el día!! Pura iatrogenia, aparte de medicamentos dopantes y electroshock!! Mejoras la convivencia y la alimentación y nadie, pero nadie de ninguna parte hace ninguna crisis de nada.https://es.wikipedia.org/wiki/Trastornos_neurol%C3%B3gicos_relacionados_con_el_gluten
No se si este comentario sale arriba pero aviso : LA AUTORA ESTÁ LOCA, HABLA DESDE SU EXPERIENCIA Y TRABAJA EN GRUPOS DE ACTIVISTAS LOCOS
No estoy de acuerdo. La Verdad es La Verdad, y no hay nada más epistemológico que la mentira.
Si tú te pones a pensar, te darás cuenta que en la vida no hay nada más natural que el "género" o el "sexo". Tu apreciación no es mala, pero ten en cuenta: el "postmodernismo" es una rama de la filosofía que no ha llegado a nada.
No se puede hablar del Orgullo Loco, si no se sabe en primera persona lo que es estar loco.
No. Estar loco no es una apreciación romántica de La Vida. Tampoco una manera de etiquetarse.
Estar loco, no se elige.
No se puede hablar de un Orgullo con fotos de personas riendo que resultan ser profesionales. El Orgullo es nuestro: de los usuarios. Los usuarios tenemos dignidad, y podemos luchar por nuestra cuenta. No queremos a nadie que nos represente, y, mucho menos, a los "tutores" de nuestra tutela ilegal.
En esa foto hay tutores.
No hay más. Solo un ligero espanto de una persona que no parece estar de acuerdo con lo que está pasando en la imagen.
¿Cuándo decís que es el "Orgullo Loco"?... Eso será en Madrid o en esos ambientes.
Eso no es el Orgullo Loco. El Orgullo Loco está por celebrar.
Os espero:
En El Orgullo Loco de Verdad. El 24 de Marzo.
Os espero en las tinieblas, pero también el La Luz, que es donde queremos llegar.
Muchos besos; nos vemos riéndo.
Cualquier persona con un poco de cabeza y un mínimo de curiosidad, al margen de tener conocimientos sobre ciencias, puede ver perfectamente una opinión bien relatada pero que no deja de ser un juicio de valor. Es interesante ver como se puede no decir nada con tantas palabras. La capacidad inmensa de fundamentar un relato con unas pocas citas y 3 o 4 frases de alguna personas que haya escrito un libro. La salud mental es revisable en métodos siempre, y como parte de las ciencias de la salud con el tiempo evoluciona, pero no existe ninguna evidencia científica que pueda avalar estas palabras; por más que se pretendan justificar con casos aislados. Animo a la gente que lee este articulo a que investigue y no se quede con esta gran cantidad de palabras vacías.
Yo te animo a ver los hechos en los hospitales, a probar los fármacos, a ver las condiciones de vida, a ver por ti mismo a quienes se recuperan sin uso de medicación o incluso ir a terapia. Hechos, no palabras ni sofismas ni evidencia supuestamente incuestionable pero que se cae a pedazos desde hace años.
Como la base biológica de los trastornos mentales. Esperamos esos famosos biomarcadores. Ahora dicen que la mitad del genoma forma parte de las causas pero siguen buscando algo concreto. El trauma y el abuso infantil, por ejemplo, legan a tener una correlación del 70%.
Son mecanismos naturales de reacción a traumas y eventos adversos. Poco adaptados a la sociedad y cronificados en su evolución y aprendizaje por la psiquiatrización.
A mi me encerraron involuntariamente. Me maltrataron en una unidad de Salud Mental de Granada y me trataron a gritos con violencia y fue espantoso. Debí de denunciar, pero no lo hice. Es totalmente cierto todo lo que decís. Si bien, cuando uno está tan sumamente mal, necesita apoyo, y las personas se asustan y no saben hacerlo, ni familiares ni profesionales. Es horrible. Deberían estar en la cárcel
Por Granada estaba la gente del local Hermanos Quero, que editaron en libro Uníos Hermanos Psiquiatrizadxs, de Psiquiatrizadxs en lucha. Tambien el coletivo Locomun
PARA ENTERDER A LA ENFERMEDAD MENTAL ES NECESARIO ESTUDIARLA Y CONVIVIR CON PACIENTES, ANTES SOLO PUEDES ELABORAS UN DISCURSOS SIN FUNDAMENTOS.
O sea, le estás diciendo eso a la autora que es loca y convive con locos a diario??? Tu no has visto un loco en tu vida y no sabes estar con uno en pleno brote. La mayor parte de la gente que está comentando, sólo tiene la capacidad, empatía e inteligencia para estar con un loco sobre medicado reducido a una baba cayendo de la boca. Ese es el lamentable nivel de la mayoría de la gente y por desgracia profesionales.
Justo lo que hace la autora que es loca y está en grupos de locos. La mayoría de familias y profesionales no saben cómo entender o ayudar a alguien loco salvo convirtiéndolo en alguien con obesidad por los fármacos, que duerme todo el día y que ni siquiera puede tener sexo.
Todo esto está muy bien y es cierto que hay mucho que revisar en salud mental. Pero imagínate que vas en autobús. Te bajas en tu parada. Detrás de ti baja un hombre que sin mediar palabra, te pega tales golpes en la cara, que te la desfigura. No lo conoces de nada, ni te has fijado en él durante tu trayecto. Pero te vas al hospital con lesiones y la cara del revés. Resulta que ese hombre tiene esquizofrenia paranoide y dice que le has insultado. Lo encierran en psiquiatría y lo atan. Hay que medicarlo porque mira lo que ha hecho. Le dejamos en su libre locura y que siga agrediendo y se ponga en peligro él mismo? Qué es lo correcto? No es tan fácil
A ver si entendemos de una vez que medicar y encerrar no es "hacer algo" y menos aún "solucionar". Barrer debajo de la alfombra es mentir y ser unos vagos.
Tengo una hija de 23 años que tiene esquizofrenia desde los 15.Si no hubiera sido por la dedicación, el cariño, la profesionalidad de todos los que nos han ayudado en estos años cuya dureza no puedo explicar con palabras, creo que la que se hubiera "dejado ir" habría sido yo, cuya lucidez puede resultar dudosa tras tanto sufrimiento. No sé pueden banalizar estas enfermedades tan duras. Los que las tenemos tan cerca, lo sabemos bien.
Que suerte. Entiendo que ha logrado prescindir de fármacos y ya está bien, tiene relaciones sociales y ha elegido la vida que quiere. Que bien. Por fin. Eso en España o has tenido que ir a algún país con más avances?
Las familias con la psiquiatría mejoran todas mucho, si, pq estando drogadas, maltratadas, y ultrasedadas las personas que sufren, así pueden dormir tranquilas ellas... Para esto de la locura ninguna va a Houston, ni hacen colectas... O buscan otras salidas... Ya se las drogan bien y las hacen zombies. Así mejora todo en casa... Eh... Si. Eso si, hay sitios en donde te atan y te drogan y le dan la razón a quien te este maltratando, (mucho más si es la sagrada família), pero poco hacen con mucho cariño, así la familia se queda todavía más "tranquila". Infalible. Eso si drogadas no cantan ni denuncian ni se pueden defender.. Incluso de sus maravillosas familias
Las familias no son conscientes del bien que haría que iniciaran su parte del trabajo terapéutico. Es lamentable ver como en lugar de trabajar con ellas, las de mayor capacidad de recuperar a la persona, se insiste en machacar y exigir a quien sufre el trastorno.
La autora no banaliza, ha pasado por la misma experiencia que su hija. Y sabe de lo que habla. Usted tiene su relato, habla de cariño, y dedicación, e incluso de si propia salud mental. Pero a mi me gustaría escucharla a ella, a ver qué opina y lo ve igual. Y ha sentido todo eso como cariño y dedicación... Es posible que a usted si que la haya ayudado que su hija este contenida, acarilada y sobremedicada, es lo que denota su comentario.
Cuando alguien padece delirios paranoides y ataca a los demás y comete delitos hay que obligarle a medicarse. En esas situaciones hace agua la tesis de este artículo, tan edulcorado.
El argumento de la violencia hace agua al ver las cifras que hasta las organizaciones de familaires más conservadoras admiten. Aquí se menciona de pasada: la violencia la sufre el colectivo loco, no la ejerce. https://www.elsaltodiario.com/salud-mental/esquizofrenico-mata-a
Efectivamente, y considerando las cifras reales: según agreden, delinquen en general, lesionan o asesinan, las personas "cuerdas", y también lo que se exponen al riesgo o se suicidan, todavía sale mucho más rentable no atar a la gente loca. Con el añadido de que cada vez que asesina o agrede una persona cuerda, inmediatamente se la califica de loca. Y no. La locura es precisamente producto de la violencia, y no de la loca, precisamente, sino de la cuerda. El ser humano sabe perfectamente como enloquecer a otro, bien lo saben en Guantánamo... Pero es que las locas tapan y es chivo expiatorio de toda la mierda social y siempre producto de la violencia en todas sus formas, la primera la que llevan encima es de quienes tienen más cerca que es la familia, luego las condiciones de vida, la cultura asquerosa desde el Colegio hasta la muerte y la psiquiatría, hacen el resto. Destruir a personas, pq son el síntoma y la denuncia. Mejor atadas y calladas.
Soy hijo de padre diagnosticado con Trastorno delirante durante casi 50 años. Siento compartirlo con vosotros, pero hemos sufrido junto a parte de mi familia sus delirios, todavía tenemos secuelas de todo tipo. Os aseguro que no fueron momentos localizables en los mundos de yupi ni en películas de Walt Disney. No puedo fribolizar con esas situaciones que pasamos, ni se los deseo a nadie.
Siento bastante más compasión por el delirante..... .. Me va usted a perdonar. Tiene la mala suerte de no haber contado con otras personas
Hice el comentario anterior y se que no lo vais a publicar solo quiero añadir que se dice y es sabido que el que se mete a psicólogo o psiquiatra es para curarse a él o ella primero y añadiría que además para alternar y torturar a los que no están a su nivel o escala de locura.
Es un clásico y tiene bastante de cierto. Un estudio en una universidad recogió que psicología y filosofía eran las carreras con mayor presencia de trastornos. Sospecho que no incluyeron en la muestra las carreras de artes.
En este mundillo se dice que no están todos los que son ni son todos los que están. Habría que hacer test que no supieran las respuestas a los profesionales de salud mental porque precisamente en esa profesión se esconden y tratan a quien no lo es de lo que son ellos.
Lo digo por experiencia.
Espero que se haga justicia y que los culpables de volver loca a la gente que es lo que suele pasar en muchos ámbitos de la vida lo paguen así como los que justifican a los maltratadores en la sociedad castigando a los inocentes que acaban de atar después de tantos abusos.
A ver, me parece muy lógico todo lo que dices. Yo he sufrido ingresos involuntarios, medicación continua y culpabilizacion por parte de los psicólogos de la SS, diciendo que si no me pongo bien es porque no me esfuerzo lo suficiente. Pero, cuál es el remedio? Cual es la alternativa? Cada día me quiero morir porque odio mi vida y como me siento. Como salgo de eso? Sola, en paro, con agorafobia, depresión y ansiedad desde hace más de 20 años. Que solución hay?
Pues durante años se habló de las casas de familias de acogida en Suecia, el Diálogo abierto en Finlandia, las casas Soteria, las terapias familiares y sistémicas, etc
Existen en España, pero se invisibilizan por muy distintos y diversos intereses
Aparte, si dices que sufres por lo que expones, no seria ninguna "alternativa", es que no se puede tratar sufrimiento con maltrato. Personas como tu, efectivamente, no están al alcance los medios, pero existen, y con muy buenas cifras en otros países...mejor reclamarlos que cuestionarlos..
Lamentable artículo de quien no conoce el sufrimiento y el estigma que acarrea la enfermedad mental. Claro que no todo es enfermedad pero banalizar la esquizofrenia que gracias a la farmacología permite vivir una vida digna o el tratamiento precoz de la depresión evitar el suicidio.
Uno como tu, que no falte... Si queréis un ejemplo de lo que enloquece, este comentario es de los que hace la gente cuerda que no está "enferma". Es mierda violenta que enloquece, aquí y en Pekín. Animo a la autora..... QUE YA SABEMOS...
La autora tiene un diagnóstico y ha estado en grupos de apoyo mutuo con otras personas con trastorno mental y trabaja habitualmente en el activismo junto a otras personas con trastorno mental como ella.
Hola, me ha emocionado saber que existis. He tenido la experiencia en mi infancia de ver como la psiquiatría acababa con mi madre por un puñado de denarios cuando el verdadero problema eran los maltratos constantes por parte de mi padre, aún más loco. Él mismo me llevó a un psiquiatra con 12 años el cual terminó recetandole calmantes después de aclararle que su hijo era normal y que si no sacaba buenas notas no era por deficiente mental sino por el mal ambiente familiar. En fin luego he visto un par de casos mas en los que los pacientes habían quedado o mal o directamente destruidos. Creo que en la época de la neurociencia con herramientas como el escaner, la tomografía computerizada, etc. el enfoque de la psiquiatría es comparable al de la alquimia medieval frente a la química. Un abrazo en tiempos inciertos.
Cuánto aprendo con el artículo y con tu activismo Fátima, adelante, es una importantísima causa
Estoy de acuerdo en denunciar la violencia y prácticas abusivas en los centros de salud mental pero no estoy nada de acuerdo y no tiene sentido normalizar las enfermedades mentales o trastornos, ni en echar por tierra el dsm cuando una persona sufre debe saber lo que le pasa y como se llama para no sentirse perdido ni pensar que es el único que lo sufre y si hay algo que mejore los sintomas tener el derecho y posibilidad de recibirlo si lo desea, soy afectado por un trastorno de ansiedad del que se habla muy poco porque no somos un riesgo para los demas se llama trastorno de ansiedad social antes más conocido por fobia social, bien yo no sabia lo que tenia y pensaba que estaba mal y que solo me pasaba mi y muy perdido hasta que lo descubri por internet y asi pude buscar ayuda, es un trastorni que causa muchas limitaciones, sufrimiento y rechazo, en mi caso cuando hago algo delante de la gente tengo pavor a que me vean temblar cosa que me sucede cuando hago algo delante de la gente, me es imposible desde llevar un cafe a trabajar de atención al público, lo que necesitamos no es la no etiquetación necesitamos mas ayuda por los servicios sociales no nos dan ni el reconocimiento de discapacidad al no ser añgo fisico ni visible pero esto no significa que no estemos enfermos, para que sirve tener unas manos socialmente si te tiemblan tanto que no puedes hacer nada, necesitamos mas comprension y más inversión en investigación, que no hayan dado con algo curativo porque no existe pildora milagrosa no significa que no alivuien los sintomas, y existen estudios por tomografias que si demuestran que ciertos neurotrasmisores estan desequilibrados no se como algún cientifico puede decir lo contrario, veo con asombro ahora con la pandemia en telediarios que ahora parece que mucha gente parece que sufre de algun trastorno cuando no es asi pasar un mala racha o un bache en la vida no es sinonimo de sufrir algun trastorno y esto me preocupa porque esa normalización puede hacer que no se ayude o se minimize a las personas que de verdad tienen un trastorno, en fin aconsejo el dsm como manual para el diagnostico lo contrario es volver a hace mas de 50 años atras y eso es una grandisima estupidez. Saludos.
El Orgullo Loco, por mal que suene, es la única salida que deja este sistema que machaca a las personas con sufrimiento psíquico.
La Unión entre todas las personas afectadas por la trituradora de anormalidades es la salida lógica en un país que vive a espaldas de quienes son expulsados o se salen del sistema.
¡Yo estoy loco! ¿Y qué?
Gracias, Fátima, por este artículo fundamental para sobrevivir a las etiquetas criminalizadoras y no terminar abocados al suicidio.
Gracias
No estoy de acuerdo con casi nada, hay enfermedades mentales y enfermedades mentales , pero por experiencia cuando una persona odia a sus padres hasta querer e intentarles matar, ve personas y cosas donde no hay....y muchísimas cosas más que no terminaría de escribir en horas y horas, no se puede decir que esta cuerda y que no necesita medicación y psiquiatría.
En mi opinión el que escribió el artículo no tiene ni la más remota idea de lo que es tener un pariente cercano con trastorno psiquiátrico porque de seguro no le ha tocado vivir en carne propia tal situación pues yo estoy de acuerdo con que se diagnóstique su patología y reciban tratamiento como cualquier otra enfermedad porque son de lo más estresante para el que está a su alrededor porque la mayoría o no son conscientes de su situación o no toman consciencia y cuando alguien no es capaz de reconocer un problema el más afectado es quien tiene que buscar solución
Hubo un ingreso que yo misma pedía qué me ataran y la primera vez que lo hicieron, reflexiones reflexione que el gobierno gobierno no dieran ni un duro para esas camas.En Japón y Corea del Norte ha abolido la palabra esquizofrenia por desorden cognitivo conductual.No estoy Loca.lorespeto pero no lo compartp
Hay en Valladolid un movimiento llamado la otra Psiquiatria que coincide mucho con Uds, a cargo del profesor José María Álvarez,están libres sus conferencias en YouTube
Que pereza tener que señalar que la gente lea mejor los textos. La autora es una persona con diagnostico que trata, trabaja y convive con otras personas con trastorno mental. Al igual que la personalidad no define las conductas, el diagnóstico está muy lejos de determinar los síntomas y cuando o como aparecen. Los diagnósticos están siendo tan cuestionados y se demuestran tan problemáticos que ya hay varias propuestas alternativas y complementarias para evitar que sigan haciendo más daño.