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Infancia
Nuestros hijos están condenados a permanecer bajo temperaturas extremas en los colegios y nadie hace nada
Sería maravilloso que esta columna fuese una opinión sobre un futuro posible. Pero la realidad es la que es y los datos son los datos. El año pasado, solo en nuestro colegio, el CEIP Lope de Vega de Madrid, se detectaron más de cincuenta casos de niñas y niños con síntomas producidos por efecto del calor extremo. Sangrados de nariz, dolores de cabeza y mareos fueron una constante durante los meses finales de curso. El personal del centro también está sufriendo las consecuencias de unas instalaciones inadecuadas, antiguas y desprotegidas ante temperaturas que han llegado hasta los 35º centígrados dentro de las aulas. Espacios en los que nuestros peques pasan muchas horas al día dentro de un edificio orientado de manera óptima para recibir el sol durante todo el día pero que permanece desprovisto de toldos o cualquier otra protección que impida su recalentamiento.
Esto somete a peques desde los tres a los 12 años a una situación de estrés térmico que ninguno de nosotros permitiría ni soportaría en su puesto de trabajo sin protestar de manera tajante. Las aulas son espacios pequeños para mínimo 26 personas (25 niños y la profesora) que no tienen refrigeración alguna durante las al menos, seis horas diarias durante las que se imparte clase.
Y nuestros peques no solo están en las aulas. También tienen que salir al patio y lo hacen a media mañana y después de comer en desiertos de hormigón donde la ausencia de arbolado suficiente o de toldos grandes supone que la sombra no cubra un mínimo de espacio que les permita jugar sin abrasarse. Si dentro de las aulas, se trabaja a 35ºC, fuera la temperatura directa al sol, durante los meses finales de curso escolar llega a los 45ºC, día sí y día también.
Cabría pensar que ante está realidad de emergencia postapocalíptica, las Juntas de Distrito y la Comunidad de Madrid para proteger a la infancia hubieran puesto este problema como prioridad fundamental de su agenda. Tristemente, ni es una prioridad ni han asumido un mínimo de la absoluta responsabilidad que ostentan en este asunto.
Nosotras, madres y padres del colegio Lope de Vega estamos tratando de arrancar compromisos al menos para nuestro colegio. Estamos pidiendo una reunión con la administración en la que podamos colaborar para buscar soluciones pero, hasta ahora, solo hemos tenido el silencio como respuesta.
Contamos con el apoyo de distintas organizaciones en esta tarea pero sobre todo contamos con la decisión de llevar esta lucha a donde sea preciso para proteger a nuestras hijas, a nuestras hijos y a las personas que les que con cariño les enseñan y cuidan.