Opinión
El manifiesto comunista ha muerto, ¡que viva el manifiesto comunista!

No todo en la obra de 'El Manifiesto Comunista' esta desfasado, hay algo que aún podemos recuperar: la intencionalidad de la obra y el análisis.
Partido Comunista Portugués Sede
Una mujer pasea frente a la sede del Partido Comunista Portugués en Oporto. No CC. Álvaro Minguito
2 oct 2021 06:00

Debido a que Yolanda Díaz ha escrito el prólogo de una nueva edición de El Manifiesto Comunista, no he podido resistirme a hablar yo también sobre el libro. Mientras que ella habla sobre “el poder transformador de un texto fraternal, apasionado en su defensa de la democracia y la libertad”, yo quiero echar un jarro de agua fría sobre nuestras cabezas ardientes de actuación y romanticismo, para ponernos los pies en el suelo y exigir que reflexionemos sobre este tema. Que nos paremos a pensar y digamos: ¿En el año 2021 sigue teniendo vigencia El Manifiesto Comunista?

En primer lugar, deberíamos ser conscientes de que vamos a tratar con un libro que cumplirá 173 años este mismo año. Aunque este hecho parezca una obviedad, parece ser que un sector de la sociedad trata al libro como un documento sagrado al cual habría que dedicarle años de hermenéutica, y tratar como dogma todo lo que escriben Marx y Engels. 

Somos marxistas porque tomamos como punto de referencia a Marx, no porque Marx sea marxista

El Manifiesto Comunista es un libro desfasado en nuestros tiempos por una sencilla razón: es un libro antiguo. Es antiguo debido a que el contenido y el objeto del libro se hizo por unas razones y en un contexto muy exactos, da igual el soporte; del mismo modo que una canción de los años cincuenta que hable sobre las cualidades de una buena esposa es una canción antigua, aunque se encuentre en Spotify. El documento no es más que un panfleto de fácil digestión y comprensión, hecho para que los obreros industriales lo leyeran durante sus descansos. El texto fue concebido así debido a las tasas de alfabetización entre la población obrera de la época, siendo el público objetivo la clase obrera industrial ya que aquella era el grueso de la población. Sin embargo, querer divulgar el texto de Marx y Engels entre los obreros de hoy y esperar la unión de todos tendría el mismo efecto que enseñarle a los patos física cuántica y esperar que fueran los siguientes Einstein. 

Según la teoría clásica marxista, la clase trabajadora (el público objetivo de El Manifiesto Comunista): a) Constituye el grueso de la sociedad; b) produce la riqueza de la sociedad; c) la forman los miembros explotados de la sociedad y d) son los miembros necesitados de la sociedad, por lo que la clase obrera no tiene nada que perder con la revolución, pero la dura realidad es que la clase trabajadora actual no cumple con ninguna de las características anteriormente enumeradas, aun cuando alguna característica se aplique a cierto grupo social. 

Las condiciones materiales de la clase trabajadora de entonces con la actual no son parecidas, del mismo modo que las realidades ideológicas de ambas épocas se diferencian. Partiendo de la misma base del argumento anterior, la ideología de hace 173 años no se parece a la actual, y querer aplicar los mismos remedios a diferentes enfermedades jamás va a lograr buenos resultados. El Manifiesto Comunista se publicó por primera vez en 1848, en pleno auge de la Primavera de los Pueblos, siendo un llamamiento a la clase obrera para que se uniera internacionalmente para superar la lucha de clases y lograr la dictadura del proletariado. Ya sabemos cómo ha terminado todo. 

Ideológicamente, el comunismo no ha sabido refundarse sin caer en los dogmas de la vieja guardia, en un revisionismo socialdemócrata o en un deconstructivismo infantiloide que rechaza toda construcción de proyecto serio

Lo que antes fue un proyecto serio de emancipación del género humano, ahora no es más que una sombra de lo que fue. Un fantasma recorre Europa, pero no es más que el fantasma de la muerte del comunismo. Ideológicamente, el comunismo no ha sabido refundarse sin caer en los dogmas de la vieja guardia, en un revisionismo socialdemócrata o en un deconstructivismo infantiloide que rechaza toda construcción de proyecto serio. Entonces, ¿cómo salvaguardamos la distancia ideológica entre ambas épocas?  La solución parece ser la vieja lección de Lenin de “aprender, aprender, aprender”, mientras que como dice Pascal: “Si quieres ser creyente, arrodíllate y reza, y la creencia vendrá por sí misma.”

Finalmente, no todo en la obra de El Manifiesto Comunista esta desfasado, hay algo que aún podemos recuperar: la intencionalidad de la obra y el análisis. 

Entendemos que se realiza un análisis bastante actual sobre cómo actúa ideológica-materialmente la clase burguesa —y por ende el capitalismo— sobre la constante revolución de los antiguos ídolos para alzar otros, para que luego estos últimos se conviertan en estatuas de barro ad infinitum. Entendemos también que la intencionalidad de la obra es la misma, tanto para la clase obrera de entonces como para la clase obrera actual. Las condiciones materiales son distintas, tal y como hemos visto, mas la esencia de elevar el género humano por encima de un sistema de explotación capitalista sigue siendo la misma que al comienzo. 

Así, ¿cómo logramos que Marx viva en nuestros tiempos? Refundando a Marx. Somos marxistas porque tomamos como punto de referencia a Marx, no porque Marx sea marxista. De este modo, lo que debemos hacer para ser fieles a Marx es repetir su gesto fundacional de manera nueva y mientras tanto, “aprender, aprender, aprender”. 

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