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Opinión socias
El abandono
Vivimos, o habitamos, un mundo supuestamente interconectado, al que los gurús del capitalismo salvaje en el que nos hayamos inmersos auguraban que nos llevaría a saber más y a tomar mejores decisiones. ¡Ja, ja, ja, ja…! Entonces cómo es posible que nos encontremos siempre sumergidos en una noticia preponderante, y que los medios de comunicación generalistas sean tan reacios a posar sus ojos en las realidades paralelas, oblicuas, tangentes, y perpendiculares. Y en cambio sean tan cansinos y extenuantes con aquello que necesitan que miremos mientras se perpetran miles de ataques a los derechos más fundamentales, en las esquinas ciegas del mundo. Será porque ideológicamente en los espacios del periodismo se van posicionando personas concretas que interesan, potenciadas por los poderes visibles e invisibles, o el motivo será que aunque comenzaron queriendo ser profesionales rigurosos se hayan visto arrastrados por los tsunamis sucesivos que se les van lanzando, y se les pierda la realidad entre el maremágnum, hasta encontrarse abrumados tanto que su único objetivo termine siendo mantenerse a flote.
Sea cual sea la manera, quien trepa, quien se coloca es dejado, aplaudido, ayudado, potenciado, y debe devolver el pago por su puesto. Pero es que ni siquiera a veces es tan observable, tan evidente para nuestras cabezas apegadas a esta costumbre, creemos como en otras muchas situaciones que es algo natural, y consustancial a nuestra forma de ser. Los que intentamos informarnos, haciendo el esfuerzo, nos vemos también salpicados por la idea de que en el mundo solamente ocurre una cosa hasta que la próxima arrastre a la que nos debe preocupar tanto, y así sucesivamente.
Son tantos los ahogos sucesivos por inmersión, que decidimos insensibilizarnos acudiendo una y otra vez a modos de evasión de diferente especie
Ese aturdimiento al que yo lo llamo abandono, por lo que se parece este estado social al de obnubilación personal, te lleva a rendirte y decirte que no hay solución, y que todos los políticos son iguales. Es el caldo de cultivo en el que se desarrolla el fascismo. Son tantos los ahogos sucesivos por inmersión, que decidimos insensibilizarnos acudiendo una y otra vez a modos de evasión de diferente especie. Los mismos medios proveen de esta necesidad, y que decir de las redes sociales, y toda esa parafernalia a la que mal se llama inteligencia artificial usada en la mayoría de ocasiones para naderías.
El capitalismo es la forma más refinada y subrepticia de esclavitud, y si no fuera por los intentos más o menos acertados y profundos de las políticas sociales que suavizan un mundo en el que los mismos esclavos se autoflagelan, y luchan entre ellos por los objetos que son obligados a poseer para sentirse realizados, la encarnizada y salvaje plutocracia ya habría llegado a comer carne humana y hacerse bolsos con la piel (puede parecer una exageración, pero hoy hacen cosas peores). Es una gran mentira muy bien construida con apenas resquicios. Han conseguido que apenas nos importen las millones de personas, la mayoría mujeres que con su “no-trabajo (así considera el capitalismo a los cuidados)”, o con trabajos precarios, que hacen que esta rueda ignominiosa se mantenga girando artificialmente y que mantenga a una pequeña parte de la población mundial viviendo un paraíso completamente virtual.
Siguiendo con el abandono, del que no soy inmune. Por mucho que cambie de canal hoy el protagonista exclusivo es el Papa, no consigo encontrar nada sobre el genocidio de Gaza, o la isla de plástico que como tres Españas gira en contra de las agujas del reloj en medio del océano Atlántico, la expulsión sin juicio de miles de personas en EEUU… No me creo nada eso que oigo repetido mil veces de que el Papa tiene mucho poder. La iglesia es la que lo ostenta, es una perogrullada, pero el Papa en sí es un mero calentador de un sillón, como persona puede ser más o menos aceptable pero no es capaz(tampoco creo que quiera) de capitanear hacia otro lugar ese trasatlántico misógino, rémora de la libertad de pensamiento, de los avances científicos y sociales, cómplice de los poderes reaccionarios, y que suele ocultar toda su trayectoria infame con cuatro liturgias rimbombantes, y como colofón estrambótico con un desfile de pasarela de cardenales compitiendo con su roquetes de lino y birretas de seda.
Que se hable del Papa antes, después y mientras, que ocupe tantas horas de informativos en un claro ejemplo del abandono. La mirada se dirige hacia donde interesa
Su camino hasta ese poder ha sido terrible, cualquiera que se informe un poco lo sabrá, si cambian en algo será siempre en su propio beneficio, porque les convenga, no deja de ser una de las empresas dueñas del capitalismo, y si han elegido últimamente a dos papas de los que llaman progresistas es porque a la iglesia le interesará caer bien mientras mantiene los mismos privilegios y sigue con sus mismas prácticas. Que se hable del Papa antes, después y mientras, que ocupe tantas horas de informativos en un claro ejemplo del abandono. La mirada se dirige hacia donde interesa.
Otro ejemplo clarísimo es Trump, que hace de este abandono un arte. Lanza y lanza noticias impactantes mientras ha perpetrado, perpetra y perpetrará infamias mucho más trágicas para las personas que las que está soltando por su boca, y amplifican los medios. Es un gran trilero que usa el capitalismo con gran maestría en su propio beneficio, sin importarle nadie ni nada.
Esta abulia es un enfermedad sistémica inoculada y perfeccionada desde los albores del capitalismo, allá por el siglo XV cuando el mundo comenzó a ser global, y que a golpe de cada avance en las comunicaciones, ha ido horadando, dando forma y sentido a la disciplina social, en la que cada cuerpo, siempre más el de la mujer, está a disposición del sistema productivo. una máquina, un engranaje que se mueve y repite el movimiento del engranaje anterior, con miedo a dar rienda suelta a su propia imaginación inventándose sus propias costumbres e ideas.
Por tanto el abandono, según mi opinión, es el eje sobre el que giramos, aquello que no vemos, que nos destruye, que nos pone la venda en los ojos, que adormece la conciencia, que nos deja existir sin vivir, siendo seres inertes que pueden hacer mucho ruido, pero que no quieren nueces.