‘Millennium: Lo que no te mata te hace más fuerte’

[Crítica] Claire Foy, en racha, acapara otra adaptación de la saga literaria creada por Stieg Larsson.

Lo que no te mata te hace más fuerte - 01
Claire Foy, en ‘Lo que no te mata te hace más fuerte’. © Sony Pictures
@Cabornero_
9 nov 2018 06:00

Claire Foy está en racha y puede salvar cualquier cosa; casi cualquier cosa. Y es que Lo que no te mata te hace más fuerte (2018) se asoma al precipicio. La actriz inglesa sí destaca en la maraña trivial que es el guion de esta película, adaptación de la cuarta entrega de la saga literaria Millennium. Su autor, David Lagercrantz, continuó la obra original de Stieg Larsson y la etiqueta de 'best seller' estaba de antemano asegurada para el libro; lo del filme ya es otro cantar, pese al nuevo rostro de Lisbeth Salander.

La justiciera nocturna más famosa de Suecia ahora tiene ojazos y un mentón menos acentuado. Pero Foy es loba con piel de cordero y eso añade valor a su personaje, que antes había sido encarnado por actrices de apariencia más tosca. La sueca Noomi Rapace, primera del listado y la más prolífica, se abrió paso en lengua vernácula y cedió el testigo a Rooney Mara, que sedujo a Hollywood con su nominación al Oscar en 2012.

Idas y venidas de un personaje de culto entre páginas, aunque con futuro incierto en su retorno a la gran pantalla. Bajo la dirección del uruguayo Fede Álvarez, con guiño incluido a Peñarol, Lo que no te mata se enreda ella solita. Cierto que afronta la exigencia hollywoodiense que no tuvo la trilogía original, pero la ausencia en este proyecto de David Fincher y del guionista Steven Zaillian es una losa muy pesada.

Al menos ahí está Foy, ganadora de un Globo de Oro en 2017 y de un Emmy en 2018 por su papel protagonista en la serie The Crown. Habiendo estrenado este año Perturbada y First Man, junto a las nuevas aventuras de Lisbeth Salander, es una actriz en pleno ascenso. Y en esta peli transmite sobriedad e inquietud a partes iguales, ambas con acierto, pero su personaje carece de contraparte hasta bien entrados en materia.

Lisbeth está asumiendo riesgos que habitualmente evitaría. Mientras tanto, la revista Millennium ha cambiado de propietarios y Mikael Blomkvist ya no es su redactor estrella. Interpretado por Sverrir Gudnason, este Blomkvist resulta intrascendente... y eso tiene delito, pues recibe la llamada de un tal profesor Frans Balder (Stephen Merchant) y todo ello acelera la trama. Balder es experto en inteligencia artificial y afirma poseer una herramienta clave para los servicios de espionaje de medio mundo.

Una historia a tres bandas cuando involucran a Lisbeth, quien tiene sus planes al margen de la revista y del contraespionaje gubernamental. Algunos enemigos vienen del pasado, lo que hace añorar una secuela más pulida que esta obra de Fede Álvarez. El cineasta uruguayo ofrece un par de secuencias llamativas, con encuadres ladeados, que sin embargo poco brillan entre tanto diálogo insulso. Hasta el agente yanqui es un cliché con patas; nadie recordará por qué o para qué se entrometía en las escenas de Claire Foy.

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