We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Arkaitz Rodríguez es el secretario general de Sortu, uno de los tres partidos que actualmente componen la coalición EH Bildu, junto con las formaciones Alternatiba y Eusko Alkartasuna. Hasta 2017 también formaba parte Aralar, partido político que nació en 2001 desestimando la vía armada como camino para conseguir la independencia. Aquella escisión supuso un cisma dentro de la izquierda abertzale. El 3 de abril de 2011 nació la coalición Bildu, que volvió a reformularse al año siguiente como EH Bildu. La historia reciente y el calendario de la izquierda abertzale, que ahora celebra su primera década, parecen complicadas. Sin embargo, salvaron aquel cisma mediante la coalición y, en 2017, Aralar se disolvió por unanimidad y los militantes que así lo desearon siguieron integrados en EH Bildu, como el diputado Jon Iñarritu.
Diez años después, caminan juntos más fuertes que nunca, sumando votos en cada cita electoral, algo que apabulla incluso al PNV. A Sortu se le considera la parte “dura” del proyecto, o como Rodríguez define “el carril lento” de esta coalición, por donde circula el objetivo final: independencia y república socialista.
Arkaitz Rodríguez ha pasado diez de sus 41 años en prisión por tres causas judiciales de las que ha sido absuelto. Cumplió diez meses en cárcel preventiva por el sumario 18/98, el ex juez Baltasar Garzón ordenó su detención; dos años y medio por el caso Haika (organización juvenil ilegalizada), y seis años y medio por el caso Bateragune, por el que él y Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Miren Zabaleta y Sonia Jacinto fueron condenados por pertenencia a banda armada al considerar la Audiencia Nacional que intentaban reconstruir Batasuna para intentar formar una “alianza independentista” siguiendo las órdenes de ETA. Ellos lo negaron y defendieron que trataron de llevar a cabo una estrategia hacia la no violencia. Su condena suscitó indignación incluso entre figuras internacionales. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos les absolvió en 2018 al considerar que no habían tenido un juicio justo.
Tres veces en prisión, tres veces absuelto, diez años encarcelado. ¿Tu caso es paradigmático en el Estado?
Creo que en cierta manera sí, pero en ningún caso es único. Los sumarios políticos en Euskal Herria son ingentes: por actividades políticas públicas, por ruedas de prensa, por escribir artículos hay gente que ha cumplido cárcel. No sé si alguien ha pasado tanto tiempo como yo, ya no de forma injusta, sino ilegal, lo que sí sé es que es una práctica recurrente del Estado español en Euskal Herria.
¿Crees que volverás a ser condenado por el caso Bateragune?
Pienso que si finalmente nos sentamos en la Audiencia Nacional de nuevo, que es lo que ha dictaminado el Tribunal Supremo, seremos condenados prácticamente con toda seguridad, porque en la base de esa decisión está la determinación de condenarnos y justificar a posteriori esos años de cárcel que hemos cumplido de forma indebida. La sentencia del Tribunal Supremo dice que el hecho de pasar tantos años en prisión sin que se sepa el porqué vulnera nuestros derechos y que, por tanto, la única manera de subsanarlo es volver a condenarnos, escribe casi literalalmente. Viene a señalar que el resultado debe ser sí o sí una condena. El juez Baltasar Garzón, alguien tan poco sospechoso de connivencia con la izquierda abertzale, y el cual nos detuvo, imputó y metió en la cárcel en otros casos, ha reiterado que le parece un escándalo que se repita el juicio. Considera que lo que procede ahora es que el Estado nos indemnice y trate de repararnos.
¿No le guardas rencor a Garzón?
Por eso decía que es una opinión cualitativa. Es un juez que en su carrera judicial se destacó como punta de lanza contra el independentismo. Ante él han pasado centenares de personas víctimas de torturas y prácticamente no ha incoado procesos. Por eso le cito a él ante este nivel de escándalo. También el propio presidente de entonces, Zapatero, no solo se ha pronunciado sobre la forma, sino también el fondo: estábamos haciendo todo lo contrario, impulsar una estrategia abertzale para abordar pacífica y democrática el proceso. Jesús Eguiguren [PSE] nos ha dicho declararía a nuestro favor. En la actualidad no puede haber duda, en el juicio dijimos la verdad y el Estado mintió y ahora es una realidad palmaria: ETA desapareció y, en cierta medida, es gracias al trabajo que hicimos y por el que nos encarcelaron, nada más y menos, que seis años y medio de prisión.
Acabada la violencia de ETA no es posible que se pueda hablar de todo y puedan defenderse en igualdad de condiciones todas las posturas con la voluntad popular como único limite
¿Pisarás cárcel?
Nunca se sabe con la Justicia española, que de justa tiene bien poco para vascos, catalanes, gallegos y, en general, para cualquier disidente, porque tiene un importantísimo sesgo de clase colonial, patriarcal y clasista.
¿El precio de apoyar los Presupuestos Generales de 2021 fue que la maquinaria del Tribunal Supremo empezara a rodar o ese es el precio de tener grupo propio en el Congreso?
Ambos, diría, incluso más. La sentencia tiene poco ver con argumentos jurídicos y su trasfondo es político: tratar de criminalizar el soberanismo de izquierda, que fruto del trabajo se granjea apoyos más amplios no solo aquí. En segundo lugar, los guardianes del régimen del 78, que velan por su continuidad del anterior están muy nerviosos por la apuesta política de la soberanía de la izquierda, lo que estamos haciendo aquí y lo que estamos haciendo en Madrid, donde EH Bildu es determinante y estamos aprovechando esa nueva posición de relativo poder para incidir en la reversión de las políticas neoliberales que tanto daño han hecho a las clases populares, lo que tiene que ver por la democratización del Estado —nosotros somos independentistas, pero en tanto en cuanto conseguimos Estado propio nos afecta lo que se decida en Madrid—, y por último estamos intentando incidir en normalizar la política penitenciaria, que vulnera derechos de los presos y sus propios familiares, y en una solución integral no solo al conflicto armado, sino al conflicto como tal, el derecho autoderminación. En esa dirección venimos trabajando para hacer valer nuestros votos, y eso esta poniendo muy nerviosos a aquellos que velan por régimen que dejó Franco atado y bien atado.
Tras diez años de coalición, ¿sois el nuevo PNV?
Que no se equivoquen, hay una diferencia sustancial, ellos van a Madrid a negociar el Tren de Alta Velocidad y exenciones fiscales para grandes empresas, nosotros para arrancar derechos sociales y laborales. Mientras ellos han sostenido ese régimen en beneficio de unos pocos suyos, nosotros vamos a tumbarlo en beneficio de muchos. Nos asombró que esto asombrara. Somos independentistas, pero también somos de izquierdas, nos consideramos socialistas, aspiramos a una república y que sea avanzada, que mire por el bien de las mayorías, las clases trabajadoras y populares del Estado y esos pueblos no van a ver garantizados sus derechos si no se supera ese régimen del 78, que fue concebido como una cárcel de pueblos y una herramienta de explotación de esa élite oligárquica.
El PNV va a Madrid a negociar el Tren de Alta Velocidad y exenciones fiscales para grandes empresas, nosotros para arrancar derechos sociales y laborales
¿Hasta qué punto hoy en día la política de Euskal Herria se juega en las arenas del Congreso de los Diputados y la tertulia de La Sexta?
En tanto en cuanto permanezcamos en ese Estado y que las decisiones de Euskal Herria se tomen ahí, pensamos que estamos obligados a participar. En su día, Marx expuso en una carta a los trabajadores holandeses que le cuestionaban participar en las elecciones al considerarlas burguesas: su respuesta fue que basta que solo haya una sola trabajadora holandesa en la que sus intereses estén en ese marco para que los comunistas deban estar en él. Pensamos como él.
Me da un poco la sensación de que Sortu ha pasado del municipalismo a la tele y de la calle, a Twitter.
Tenemos muy clara una cosa: la clave del proceso soberanista no está ni en Madrid ni en Paris, que son los dos Estados que oprimen nuestro pueblo, está en Euskal Herria, por ello denominamos un proceso de transformación autocentrado: articular fuerzas que aspiran a status quo mediante proyectos de colaboración que nos permitan hacer pueblo para el avance del proceso de independencia. Solo articulando fuerzas con todas las personas que compartan que somos una comunidad políticamente institucionalizada y que somos un pueblo que nos corresponde decidir vamos a poder superar el bloqueo del Estado y tumbar al régimen 78.
¿Hasta qué punto la izquierda abertzale debe reivindicar su legado anterior, feminista, ecologista y de clase, o hablar de pasado es entrar terreno pantanoso?
Nosotros reivindicamos nuestro pasado, no abjuramos de él ni lo haremos jamás. Hay a quien le gustaría que lo hiciéramos porque lo que busca es neutralizar una lucha inédita y ciertamente exitosa, en la medida que ha mantenido vivas las aspiraciones de democracia, libertad y justicia en un contexto histórico de ofensiva neoliberal, que desestructura la diversidad nacional y cultural. Constituimos una cierta excepción. La izquierda abertzale contribuimos a una sociedad más crítica, más organizada, más progresista, ecologista y feminista. Una sociedad más politizada y pensamos que, en gran medida, se debe a la experiencia de lucha, que se debe proceso liberación nacional. La izquierda abertzale jamás renunciará a esa mochila, porque hay errores pero también aciertos. Hay mucho sufrimiento propio y ajeno, pero también sacrificio, generosidad y amor para el conjunto de este pueblo. La mochila la llevamos desde la lucha antinuclear, la insumisión, el feminismo, la euskaldunización, la lucha obrera, la batalla del Euskalduna.
El problema no es Eukal Herria, ni Catalunya, el problema es España, que no ha sabido romper con el franquismo
¿Después de la violencia se puede hablar de todo?
Eso nos repetían insistentemente los valedores del régimen 78. Pienso que no es así y es bastante evidente. Aún a día de hoy seguimos siendo objeto de la violencia del Estado español. Aquí se habla mucho de ETA y las víctimas de ETA, pero poco de las víctimas del Estado y, mientras que ETA ha desaparecido y ha reconocido el daño causado, la violencia del Estado continúa estando presente y el Estado sigue sin hacerse cargo de esa violencia. No reconoce las víctimas que ha generado y sigue generando, que es un matiz no menor. Que el Estado opte por encarar la resolución del conflicto en términos del primero de octubre en Catalunya es el caso más gráfico, por el simple hecho de querer votar. Fue el elemento cualitativo que colmó el vaso de una posible ignorancia o ingenuidad a ese respecto. Acabada la violencia de ETA no es posible que se pueda hablar de todo y puedan defenderse en igualdad de condiciones con el único limite de la voluntad popular. Ello viene a demostrar que, en contra de lo que decían, no era la violencia de ETA lo que imposibilitaba las palabras, sino un Estado profundamente antidemocrático incapaz de reconocer su plurinacionalidad con pleno derecho a decidir. El problema no es Eukal Herria, ni Catalunya, el problema es España, que no ha sabido romper con el franquismo.
EH Bildu denota una clara intención de apoyar al Gobierno español hasta el final de la legislatura. ¿Hasta qué punto el auge de la extrema derecha obliga a la izquierda abertzale a realizar un ejercicio de responsabilidad?
Hasta un punto importante, en el que esa derecha y extrema derecha son un auténtico peligro para la democracia y las mayorías. Nosotras nos comprometimos con el pueblo vasco y nuestras electoras a parar el trifachito y ese compromiso es el que anteponemos. Nuestra acción política en Madrid responde a esa consideración.
¿Mejor tragar sapos que a Vox?
Entre lo malo y lo peor, lo malo, porque cuanto peor, siempre es peor. Eso de que cuanto peor, mejor [en referencia a un discurso de Mariano Rajoy], la experiencia dice que casi nunca es así. Por lo que pensamos que, paradójicamente, el proceso de liberación de Euskal Herria y la construcción de la república pasa por lo que estamos haciendo en estos momentos en Madrid.
El proceso de liberación nacional necesita dos carriles y si falla uno de los dos, uno puede acabar en el posibilismo más delimitador y otro, en el idealismo
¿El horizonte de Sortu es su disolución para incorporarse en EH Bildu y que la coalición camine hacia un partido único?
No, en nuestra opinión tanto Sortu como EH Bildu son necesarias. Manejamos la reflexión de que el proceso de transformación social y construcción de liberación nacional puede ser concebido en dos carriles: la política inmediata, electoral, que por definición es conservadora en la medida que debe circunscribirse en lo que puede conseguirse y un segundo carril por el que transita la batalla cultural. Ese proceso necesita dos carriles y si falla uno de los dos, uno puede acabar en el posibilismo más delimitador y otro, en el idealismo. Pero difícilmente un único sujeto puede conseguirlo con éxito. En el primer carril ubicamos a EH Bildu, en la batalla mediática y electoral, y situamos a Sortu fundamentalmente en ese segundo carril, para dotar al proceso de liberación social y nacional.
Se dice, se comenta que eres el nuevo Arnaldo Otegi.
Soy Arkaitz Rodrigez, alguien que ha tenido la suerte de contar con un compañero como Arnaldo Otegi, al cual le tengo no solo como buen compañero, sino mentor político. Evidentemente, la cárcel no es lugar agradable pero dentro de lo malo, tiene también cosas buenas y si tuviera que rescatar alguna es que fue un lujo y honor haberla compartido con uno de los principales referentes históricos del movimiento independentista, con muchas largas conversaciones de patio. Nosotros nos debemos a la militancia, a las bases y siempre estaremos donde estas decidan.
Combinamos horizontalidad y verticalidad, es necesaria una dimensión horizontal muy potente que posibilita el debate
En el País Vasco, tanto si eres PNV como izquierda abertzale o cualquier otro partido, es de vital importancia movilizar a las bases para llevarse el gato al agua el día de elecciones.
Siempre hemos conferido una importancia vital a unas bases movilizadas. El único que puede dar soluciones a problemas es el pueblo. Es fundamental. Cuando salimos de la cárcel, sí que comentábamos que el país había perdido cierto punch, y pensábamos que la razón era la resaca de un cambio estratégico importante. No hay un movimiento que haya desarrollado y abordado un cambio tan grande de esta manera tan exitosa, sin una ruptura o escisión o haber acabado en la marginalidad política. Ahora somos segunda fuerza del país. De un tiempo a esta parte se ha recuperado el tono y cuando la izquierda abertzale recupera el tono, el país también lo hace. Combinamos horizontalidad y verticalidad, es necesaria una dimensión horizontal muy potente que posibilita el debate. Como decimos, somos un sujeto político con forma de coalición, estructuras de partido y vocación de movimiento
¿Cuáles son tus secretos de belleza?
¿En serio?
A tus compañeras de coalición las ponen de vuelta en vuelta en algunos medios de comunicación. ¿El mejor secreto de belleza es ser un señor?
Ah, sí. Conste que de mi pelo también dijeron no sé qué y mi peluquera se ofendió.
¿Qué opinas del nuevo permiso de paternidad de 16 semanas? [Rodríguez se encuentra disfrutando de este permiso; esta entrevista se realizó antes del nacimiento de su segunda hija]
Pienso que ya era hora y que es bien necesario. Es una medida que permitirá avanzar en conciliación laboral y familiar y, por tanto, avanzar en igualdad, porque cuando hablamos de las tareas para el sostenimiento de la vida se debe empezar por lo más cercano, con tu propia casa.
Y sin embargo es un derecho que los hombres habéis conseguido sin una sola manifestación.
Esta conquista también se la debemos al movimiento feminista.
Relacionadas
Opinión
14 - D 14D: Por el derecho a la vivienda y contra la mercantilización de nuestras vidas
Euskal Herria
Transición ecosocial Toxic Tour: resistencias a los megaproyectos en Euskal Herria
Iritzia
14-D Etxebizitza duin baten aldeko oihua
Un País que lleva a la Audiencia Nazional a los "mediadores" internacionales, atizan unos 7 años de cárcel por ayudar al fin de una de las violencias armadas, usan y abusan de los medios "cloaqueros-fácticos" para repetir en cada espacio el nombre de ETA, (una de ellas) ya que la otra ETA la desactivaron y metieron a sus gentes en sus partidos.
Los demócratas deseamos saber, donde han dejado las armas estos grupos armados: "BVE GAL, GANE, Triple A, Guerrilleros de Cristo Rey, Incontrolados, F/N y algunos "mercenarios" con sueldo de los "Fondos Reservados". Gracias Otegi y adelante Euskal Herria Bildu.
Muy buena definición de las cúpulas de la justicia española (las cúpulas por definición entiendo que tratan los temas "sensibles" del Estado no otros delitos "menores" en que está demostrado que es muy garantista). Colonial, Clasista, y patriarcal.